Paternidad a la carrera

Dedicado a MelanieC2

Eva se sentó agotada en el sofá. Realmente hacer las compras en ese estado cansaba lo suyo, pero valía la pena por lo que estaba por venir. Miró hacia abajo, a su estomago grande y redondo como una pelota de playa, que a ella le parecía suave como la seda y que brillaba con una luz llena de vida. Eva sonrió mientras acariciaba su vientre, imaginando el aspecto del niño cuando naciera ¿Se parecería más a ella o a Adán? Daba igual, de todas maneras sería un niño precioso y gentil. Habían comprado todo lo necesario para el momento que llegara, que por las fechas debería de ser uno de los siguientes días. Eva casi no podía aguantar la emoción.

- ¿Te sienta bien descansar?- Preguntó una mujer a su lado que vaciaba las bolsas.

- Sí, gracias Brunhilde. Sin ti y tus hermanas me habría muerto solo para llegar al coche.- Dijo Eva con una sonrisa.

- No es nada. Es lo mínimo que puedo hacer después de que me nombraras madrina.- Dijo la joven mientras se recogía el pelo negro en una coleta para que no molestara.

- Te ayudaré con las bolsas.- Dijo Eva haciendo ademán de levantarse.

- ¡NO, nonononono! Tu descansa y no te fuerces.- Brunhilde se apresuró a obligarla a sentarse de nuevo.

- Puedo ayudar con eso, no necesitas hacerlo todo.- Eva habló con voz preocupada.

Brunhilde negó la cabeza y la hizo volver a recostarse. Eva se sentía mal por dejarles casi todo el trabajo a ellas, pero ellas tampoco querían que ella hiciera casi nada. Ni siquiera Adán la mimaba tanto, y eso empezaba a molestarla. En ese momento, la vibración del móvil se notó en su bolsillo. Eva sacó y reconoció enseguida el número que aparecía en pantalla.

- ¡Hola cielo! ¿Cómo está mi princesa?- Sonó una voz masculina y juvenil .

- Algo cansada ¿Cómo os ha ido a ti y a los chicos? En serio no tenías que irte a otra ciudad solo por un antojo mio, Adán.-

- Tranquila, de todas maneras me quedaba cerca al estar ayudando en el establo. He podido verlos de nuevo y también he podido comprar esas manzanas que me gustan. Y no te preocupes por tus antojos, complacerlos no es problema ¿Necesita un marido una razón para querer mimar un poco a su esposa y futura madre de su hijo?-

- Hay que ver, tu y tus frases. Tened cuidado con la carretera al volver. Te quiero.- Dijo Eva antes de colgar.

Eva echó la cabeza hacia atrás con una sonrisa ¿Qué había hecho para merecer a un marido tan esplendido? Aún recordaba como se conocieron en aquel parque, justo al lado de la universidad. Ella se había sentado en lo alto de un árbol para poder pintar en paz, solo para bajar y caer con las botas en el estomago descubierto del chico que se había quedado dormido debajo. Se estuvo disculpando durante una semana, a pesar de que Adán nunca le guardó rencor o siquiera le importó. Desde ese día se juntaron hasta el día en el que Adán le puso el anillo en el dedo. Nunca se habían separado desde ese día durante demasiado tiempo, y esperaba que estuviera allí cuando llegara el fruto de su amor.

~0~

Adán soltó el último saco de forraje en el cobertizo y cerró la puerta con llave. Había sido un largo y agotador día de trabajo, ayudando con los caballos y preparándolo todo para la gran competición, pero no podía dejar en la estacada a un amigo. Además, los demás habían venido también, por lo que el grupo de los "guerreros" estaba reunido de nuevo. "Los Guerreros" era como llamaban a su grupo de amigos en la universidad cuando eran jóvenes y revoltosos: Lu Bu, Raiden, Sasaki y él, siempre saltándose las normas, metiéndose en peleas cuando se metían con su amigo Jack y desobedeciendo al director Odín y los profesores. Realmente eran unos gamberros en esos años, pero ahora habían cambiado mucho. Lu Bu se había casado con Randgriz y había montado ese establo de caballos de competición. Raiden se había vuelto campeón mundial de sumo y se había ido a vivir junto con su novia, la campeona de levantamiento de peso Prour. Sasaki había heredado el dojo de su tío y lo llevaba junto con su novia Hirst, y él pronto sería padre. Siempre se sintió el más responsable del grupo, pero parecer un padre y ser un padre eran cosas completamente distintas.

- Es lo último, Adán. Con esto hemos terminado.- Dijo Lu Bu apareciendo por detrás.

- Me alegro, la espalda me está matando.- Dijo Adán gruñendo de dolor mientras se estiraba.

- Siento haberos llamado a todos, y sobre todo a ti con un niño en camino, pero no tenía a nadie más a quien llamar. Randgriz está ayudando a sus hermanas con Eva, y mi sobrino Cheng está con los exámenes de la universidad.-

- No tienes que disculparte, siempre es bueno ayudar.- Dijo Adán con una sonrisa.

- Gracias, ya está todo listo para la carrera de este fin de semana. Red Hare y yo vamos a machacarlos.- Lu Bu sonrió mostrando sus dientes.

- Sí. Aunque también deberías pensar en tu vida marital, que Randgriz tiene escrito en los ojos que quiere niños.- Dijo Adán recibiendo un simple bufido sonrojado de Lu Bu.

Adán lo miró feliz por su entusiasmo. Se reunieron con los otros chicos y se subieron a la camioneta de Raiden para volver. De camino hablaron del niño, de como lo llamarían y de quien sería el padrino y el tío favorito, pero cuando no habían pasado ni diez minutos encontraron un atasco.

- Genial. Mejor llama a Eva y avisa. Prour siempre me insiste que lo haga si pasa algo así.- Dijo Raiden.

- Tienes razón.- Adán tomó el teléfono y marcó. No tardaron en responder.- Hola Eva. Estamos en un atasco, así que llegaremos un poco tar- Oh hola Brunhilde. Para, para, habla más despacio.-

Un silencio precedió a la apertura total de sus ojos y el grito que soltó.

- ¡¿CÓMO QUE HA ROTO AGUAS?!-

~0~

El coche corría por la carretera rumbo al hospital como si le persiguieran los diablos, mientras el interior era una tormenta de gritos de dolor y nervios a flor de piel. Brunhilde conducía a gran velocidad mientras Hirst se encargaba de indicarle el camino al hospital más cercano. Randgriz se quedaba atrás intentando apoyar a Eva, que gritaba como un alma en pena por culpa del dolor y las contracciones. Todo había sido muy rápido. En un momento estaban reunidas hablando mientras esperaban a Adán, cuando de repente Eva sintió un dolor como había sentido otras veces, pero esa idea se fue al garete cuando sintió que su pantalón se mojaba. Lo siguiente que recordaba era estar corriendo hacia el coche ayudando a Eva.

Llegaron al Hospital y rápidamente trasladaron a Eva a una habitación de emergencia. No dejaron pasar a las demás, pero tras un rato un médico salió para hablar con ellas.

-  Hola ¿Son parientes suyas?-

- No, somos sus amigas ¿Estará bien?-

- Seguramente, pero puede que haya complicaciones. No estoy seguro, pero algo no concuerda con los informes.- Dijo el doctor antes de ser llamado de vuelta adentro.

- Eso no ha sonado bien.- Dijo Randgriz

- ¿Se puede saber donde está Adán?- Dijo Hirst molesta.

- Dijo que estaba en un atasco, pero espero que llegue a tiempo.-

~0~

- ¡Adán, colega, cálmate!- intentó desesperadamente Kojiro relajar a su amigo.

- ¡¿QUÉ ME CALME?! ¡MI ESPOSA ESTÁ DANDO A LUZ Y YO NO ESTOY ALLÍ PARA ELLA, PORQUE ESTE JODIDO TRÁFICO NO AVANZA!- Adán gritaba y despotricaba mientras daba vueltas en circulo fuera del coche.

- ¡No te preocupes, Lu Bu ha ido a buscar ayuda!- Dijo Raiden.

Adán no escuchaba. Su mente se llenaba de angustia, miedo y nerviosismo ¿Qué pasaría si se complicaba el parto y él no estaba para apoyarla? ¿Y si algo malo de verdad le pasaba a ella o al bebé? La angustia le hacía querer vomitar y hacía que su cuerpo temblara, justo cuando una mano agarró el cuello de su camisa y lo alzó por los aires. Cuando se dio cuenta, estaba agarrado al estomago de Lu Bu para no caerse de la grupa de Red Hare.

- ¡¿LU BU?!- Preguntó con incredulidad.

- ¡Esta es la manera más rápida de llegar! ¡Trata de no desnucarte!-

- ¡Pero dijiste que Red Hare necesitaba estar fresco para la competición!-

- ¡Y tu necesitas estar con tu esposa!-

Ambos cabalgaron por el lado de la carretera, incluso yendo a campo traviesa, llegando a las puertas del hospital con el corazón en un puño. Adán bajó como pudo del enorme caballo y salió corriendo hacia la recepción del edificio, preguntó la habitación donde estaba su esposa y tan pronto como la tuvo, recorrió los pasillos a la velocidad del rayo. Abrió la puerta de golpe y miró dentro, y la visión lo hizo caer de rodillas y derramar lágrimas.

Eva, su Eva, su esposa, se encontraba tumbada en la cama, sonriendo mientras sostenía a dos pequeños bebes dormidos sobre su pecho. Sus hijos, sus primeros hijos.

- Te has perdido la mejor parte.- Bromeó Brunhilde.

- Ven, seguro que quieres cogerlos.- Dijo Hirst mientras le ayudaba a levantarse.

Adán se acercó lentamente a Eva, quien lo recibió con una sonrisa amable y algo cansada. Tomó a los dos pequeños en sus brazos, temeroso de que se le cayeran como las lágrimas de alegría caían por sus mejillas.

- Al parecer hubo un error, no esperabais un bebe, sino gemelos.-

- ¿Cómo quieres llamarlos?- Preguntó Adán.

- Ahora podemos ponerles los nombres que cada uno quería.- Dijo Eva.

-Sí. Caín y Abel.- Dijo Adán.

Volvió a dejar los bebes en los brazos de Eva antes de arrodillarse junto a la cama, tomar la mano de su esposa y besar su frente antes de volver a llorar. Realmente era el hombre más feliz del mundo.


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Aquí está el siguiente one shot. Debo decir que este era uno de los que más quería hacer, por lo que gracias por pedírmelo. Espero que os guste.

Dedicado a MelanieC2


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