1. reúnan a los asesinos
Desde ahí tiene una maravillosa vista de la gran ciudad. Desde la comodidad de su balcón, puede observarlo todo. Todo lo que es suyo, todo lo que le pertenece. Cada vida humana pasando justo delante de su gran fortaleza de la época victoriana, cada nocturno recién convertido que buscaba complacerle con sus actos para así recibir a cambio su tan anhelado anillo de luz de día. Cada jodido aliento de esas intrépidas y descaradas brujas, cada latido de los corazones de las bestias aisladas en los bosques. Todo le pertenecía a él. Él controlaba la ciudad a su antojo, era el ser sobrenatural más temido de todo Seúl desde que el gran Park Jimin había desaparecido repentinamente. Y ahora, se podría decir, que él se había convertido en el rey. El rey de esa ciudad con encanto desenfadado y vida nocturna llena de música y luces.
— Lamento decirte esto, amigo... —a su lado, Namjoon habló. Su rostro inexpresivo mientras llena la copa de Jungkook hasta el borde y luego la extiende hacia él —. Hoy lo que traigo no son buenas noticias. — los carnosos labios de Jungkook se curvaron en una sonrisa ladina. Aceptó la copa gustoso.
— La ciudad está en caos, Kim. — ni siquiera volteó a verle —. No tengo que ser adivino para saber, que si estás aquí no es por una buena razón. — se carcajeó, demasiado divertido como para ser una buena señal —. Dime, querido amigo ¿qué mierda hiciste con mi jodida ciudad en mi ausencia? — su simpática sonrisa juguetona junto a ese amable y sereno tono de voz, causaba una inquietante calma en el ambiente.
— Jungkook... todo pasó tan rápido.
— ¡Claro, por supuesto que si! oye lo entiendo, amigo. Todo pasó tan rápido. — su pesada mano se posó sobre el hombro de Namjoon, apretando con fuerza ahí. Lentamente, sus ojos se movieron directo a los contrarios —. ¿Me puedes explicar, por qué mierda la entrada de mi casa está destruida? ¡Dímelo ahora o mataré a tu madre, a tu hermano menor y todos hijos! ¡Mataré a todos y cada uno de ellos! incluso a tu puta mascota, Kim Namjoon.
— El mundo sobrenatural se ha revelado durante tu ausencia, Jungkook. Y no te gustará nada lo que te voy a decir. — tragó saliva con fuerza, pensando cuidadosamente sus palabras. Pero al final es un tonto impulsivo —. Pero vas a tener que tranquilizarte y bajarle un poco a tu maldito tono de voz, porque mientras tú estabas de vacaciones disfrutando de la soleada florida... yo estaba aquí cuidando la maldita ciudad sin descansar.
— ¡Por dios, Kim! ¿cuidando la ciudad? pues no te ha salido muy bien, no estoy contento con el resultado. — se carcajea sin humor —. ¿No viste como ha quedado la entrada de mi hogar? ¿No viste cómo está mi ciudad? ¡hay fuego y sangre por todos lados, y sólo me fui por unos meses! y yo no estaba tomando unas relajantes vacaciones, estaba en una importante misión. Y si no sabes sobre ella, es porque no confío lo suficiente en ti. Y no me equivoqué en no confiar, porque te he dejado al mando y todo se salió de control ¡¿no ves cómo está la maldita ciudad?! los lobos y las brujas están descontrolados, ¡se comportan como salvajes y me desafían! ¡rompen mis reglas!
— ¡Que ya no les importa más tus malditas reglas de mierda, joder! — explotó Namjoon —. Si me dejas hablar, entenderás a lo que me refiero. Vamos a sentarnos y hablar, Jeon.
— Bien. — con impotencia, empujó a Namjoon lejos haciéndolo trastabillar —. Habla ahora o calla para siempre, nocturno.
— ¿Qué? — los ojos de Namjoon se ampliaron con sorpresa.
— Como lo escuchaste, amigo. Volverás a ser un miserable nocturno, una pobre rata de alcantarilla. Ahora mismo me darás tu anillo de luz de día, y ya no podrás pasearte bajo la luz del sol hasta que te lo ganes otra vez. Y dime si no estás de acuerdo, para sacarte el corazón y acabar con esto ya. — sonriendo burlón, extendió una mano hacia Namjoon. Este asintió en silencio, sacándose el anillo y estirándolo hacia Jeon quién se burló entre risas y lo tomó, guardándolo en su bolsillo —. Ahora puedes hablar, nocturno.
— Surgió una nueva pandilla desde uno de los barrios más marginados de todo Seúl, se hacen llamar the rebels. — comenzó a contar, haciendo que la mirada de Jeon se volviera más sombría —. Para nadie es sorpresa que ningún sobrenatural ha estado de acuerdo con tus leyes, ni con tu manera de liderar esta ciudad. Y siempre han salido uno que otro grupo de tontos buscando pelea, queriendo dejarte fuera de la ciudad o acabar contigo. Siempre hemos exterminado a esos inútiles, pero esta vez es algo más grande. Esta vez es diferente.
— ¿Me estás diciendo que, no pudieron acabar con un par de tontos que tienen el nombre de pandilla más ridículo y absurdo, de todos?
— Jeon... me gustaría que no me interrumpieras.
— Bien. — se quejó, asintiendo de mala gana.
— Comenzó siendo un pequeño grupo, unos siete chicos planeando un ataque contra ti que seguramente los llevaría a la muerte. Terminó convirtiéndose en algo gigante, porque ahora todos los habitantes sobrenaturales de Seúl se han unido a ellos, y cada uno cumple con una parte de un plan hecho a la perfección para eliminarte. Brujas y lobos trabajando juntos, incluso algunos vampiros te han traicionado y se han ido con ellos. Quieren una guerra, son muchos. Piden que abandones la ciudad para mañana, o que pelees contra ellos. — al ver que Jungkook había quedado sin habla, sonrió —. Lo más interesante de todo esto es que... existe una razón para que los rebeldes se hayan hecho tan populares y todos se hayan querido unir a ellos para sacarte del trono.
— ¿Cual es esta razón?
— Tienen un interesante y poderoso aliado. Un calculador y frío vampiro con el que no podrás competir, es de los vampiros más viejos del mundo. De los primeros en nuestra especie. El primero de todo un linaje, de hecho. Un progenitor. Ya te haces una idea, ¿no es así?
— Un vampiro original. — su voz salió débil. Namjoon se rió.
— Lo adivinaste, todopoderoso rey. Se corrió el rumor de que un original se uniría a esta guerra, pues hizo una aparición en una de las reuniones que hizo the rebels en una plaza. Dio un discurso conmovedor, sobre lo muy sano que sería para esta ciudad que tú estuvieras fuera. Y sabiendo que contarían con el apoyo de este ser indestructible, todos se animaron a unirse a este movimiento.
— Sólo dime, Namjoon... — cerró sus ojos —. Este original, ¿cuál es su nombre?
— Es ese hombre de cabellos castaños que viste siempre de Gucci y lleva prendas brillantes colgando de su cuello. Park Taehyung.
— Oh, mierda... — suspiró aliviado al saber que no se trataba de su ex-novio, sino de su antiguo cuñado. Park Taehyung, un original al igual que su hermano Jimin. El progenitor de todo un linaje de vampiros, convertido en vampiro mediante un hechizo de magia negra.
— Y se dice que muy pronto convocará a sus hermanos, para que se unan a esta guerra también. Absolutamente todos. — torció una sonrisa —. Incluso el despiadado y sanguinario Park Jimin.
— Dieu nous aide... — susurró Jungkook, en su rostro gobernaba el temor. Namjoon rió divertido.
— Hay algo más que debo decirte, Jungkook. Ni Dios nos ayudará.
— ¿A qué te refieres? — confundido, frunció el ceño.
— También estaré en esta guerra, amigo. — mirándolo burlón, sacó un objeto filoso de su bolsillo. Una brillante daga. Jungkook no tuvo tiempo de nada, sus ojos se abrieron en una sorpresa exagerada —. Sólo que no pelearé a tu lado, sino contra ti. — y sosteniendo la daga en sus dos manos, apuntando con la punta de esta a su propio pecho... la clavó directo a su corazón. Kim Namjoon se suicidó.
— ¡Namjoon! — gritó, mirando escandalizado la sonrisa del vampiro mientras hundía cada vez más la daga más profundo en su pecho y su piel iba perdiendo el color despacio. Se tornó gris y sus labios azules, cayó al suelo. Y Jungkook le había mentido en sus últimos momentos de vida, porque siempre había confiado en él como en nadie más.
Y a una larga distancia de ahí, en Busan. Se encuentra Park Jimin matando el tiempo con un poco de diversión. La mesa está servida, ricos cubiertos y vajilla, jarrones de oro y candelabros. Alguna melodía de Beethoven sonando por todo el lugar. Él está sonriendo atrevidamente sensual, llevándose a la boca un corazón que le ha sacado a algún brujo que le hizo enojar y mordiéndolo. Hay un rastro de sangre en su mentón, y todo su rostro y cabellos rubios están manchados con este color vino. Junto a su mesa, una mujer herida y desangrándose cuelga del techo. Ella está sollozando asustada, cada gota de sangre que cae suena cuando llega al suelo y se une a la melodía del piano. Dos cuerdas alrededor de cada una de sus muñecas con dientes de hierro que se encrustran en su piel y la lastiman, ella escucha y siente la sangre deslizarse por todo su brazo. Sus brazos extendidos hacia arriba, como si estuviese siendo crucificada. La risa de Jimin se repite en su cabeza una y otra vez.
— Jóvenes, viejas, muertas o vivas... — miró hacia donde yacía la joven mujer, sonriendo juguetón con la sangre escurriéndose de sus gruesos y apetecibles labios —. Las brujas son molestas.
— ¡Maldito monstruo, por favor para! ¡Joder, no puedo soportarlo más! — devastada, lloró ahogándose con su propia saliva y los rotos sollozos. — ¡Park Jimin! ¡Por favor, Jimin! ¡Por favor, ya no más! n-no, por favor...
— ¡Estás asustada! tú lo sabes, yo lo sé. Y odias que lo sepa. — tomando una servilleta de la mesa, la llevó a su boca para limpiarse de manera elegante la sangre —. Ya maté a toda tu familia y tú sigues luchando. Mala decisión, amor. Es mejor que me digas todo lo que sabes antes de que las cosas se pongan... un poco más feas. Si me dices tendré misericordia. Soy, si lo piensas, muy compasivo. — rió.
— ¡NO TENGO NADA QUE DECIRTE! ¡DEJAME IR! ¡DEJAME IR O MATAME! ¡DEJAME, POR FAVOR!
— Hmmm. Eso no fue muy amable de tu parte, ¿o sí? — poniéndose de píe, peinó sus cabellos hacia atrás. Sus ojos color miel mirando fijamente los de su presa todo el tiempo, intimidándola —. Parece que tú no me conoces, o de lo contrario no te atreverías a hablarme así.
— ¡Yo sé lo que eres! mitad vampiro, mitad bestia. Eres el híbrido, eres Jimin.
— Exacto. Te has sacado un veinte, cachorrita. — se carcajeó —. Ahora dime, ¿qué hacías haciendo tus cánticos de bruja dentro de mi propiedad? ¿qué hechizo querías hacer y por qué lo hacías en mi jardín, justo frente a mi ventana?
— J-Joder...
— ¿Querías matarme, pequeño parásito? — se burla —. ¡¿Acaso no sabes que no puedo morir?!
— P-Perdón, J-Jimin.... — las lágrimas se deslizaron por su rostro. Ella se volvía más débil cada segundo que pasaba —. Puedes resolver tus problemas de ira conmigo si lo deseas, pero no puedo hablar.
— ¡Maldita sea! ¿Quién cojones eres tú? — alzó la voz, asustando más a la bruja —. ¿Por qué viniste a mi casa? si me lo dices, para unos segundos después estarás en mis brazos y te daré de mi sangre. Sanarás. Todo estará bien, y serás libre. Te irás sana y salva, pero sólo si haces lo que quiero.
— H-Hay una bruja... en Seúl...
— ¿Seúl?
— U-Una bruja llamada Kim Nahyun. Ella trama algo contra ti, y-yo tenía que ayudarla a llevarte devuelta a Seúl... — su voz se hacía más débil y ligera —. El hechizo que hacía te pondría en un profundo sueño, yo te metería en un ataúd y te llevaría a la capital. Pero me pillaste.
— Así que es eso... — su ceño se frunce —. No conozco a ninguna Kim Nahyun.
— Si me dejas vivir, te ayudaré a buscarla. — lo miró suplicante desde arriba —. Lo que ella tiene para decirte te sacudirá profundamente y torturar personas por diversión te parecerá poca cosa, Jimin.
— ¿Qué es lo que quiere esta bruja de mí? — preguntó curioso.
— Tu muerte.
Ella lo susurró, como si no quisiera que en realidad él escuchara. Jimin sonrió ampliamente.
— ¿Y tú me ibas a llevar hasta ella, sabiendo eso? — se rió —. ¿Y así piensas que te voy a perdonar la vida, bacteria?
— ¡Jimin! ¡No, Jimin! — sus sollozos comenzaron otra vez — ¡Tan sólo escuchame, Jimin! ¡Tengo un plan, mi idea era salvarte!
— Mentiras, mentiras y más mentiras. Hoy te vas a morir, mi pobre amiga. — se ríe —. ¿Tu bruja ya sabe que soy inmortal, verdad?
— ¡Estoy enamorada de ti, Jimin! ¡Te miro desde lejos siempre que sales a caminar por el parque! — cerró sus ojos con fuerza, llorando —. Son esos pequeños m-momentos, cuando sonríes al ver una mariposa volar... que eres más humano que nadie. Me gustas, híbrido ¡te juro que no quería lastimarte!
— ¿Crees que me importa, tontita? — riéndose, mostró sus grandes colmillos. Sus venas salieron a la luz debajo de sus ojos, los cuales se tornaron de un intenso y aterrador amarillo. Y después sólo se escucharon gritos desgarradores de dolor.
Volveré a Seúl, decidió Jimin.
(1/2)
💕
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top