Sweater Weather
»Capítulo demasiado largo, a mi parecer (4,000 palabras en un solo capítulo, me la bañé 🤔). Escuché está canción de uno de mis grupos favoritos, The Neighbourhood, y en lo único que pude pensar fue en Carl y Ron, no sé por qué 😳💓 Les sugiero que la escuchen, está en la multimedia o pueden buscarla [Sweater Weather - The Neighbourhood]. Éste capítulo está echo con mucho amor de Rarl y mío💙 Los amuh💕 Si les aburre, me avisan, ¿sí? Jajaja 😂 ¡Acción! 🎬«
-Vamos, Ron. ¡Más rápido! -le grite al rubio que se encontraba frente a mí.
Él se limitó a seguir corriendo.
Acabábamos de escapar de Alexandria, y de presenciar la muerte de Sam y de Jessie. Los caminantes lograron entrar e invadieron todo lo que conocíamos como "hogar". Antes de salir corriendo con Ron pisándome los talones, tomé una mochila que alguien había tirado en el camino. Ahora me encontraba solo, con Ron, escapando por el bosque. Todo nuestro grupo se había separado completamente. Debo admitir que me sentía muy asustado. Sentía miedo de llegar a pensar que no todos sobrevivieron. Decidimos detenernos a recuperar el aire. Todo había sido tan rápido.
-¿Por qué-é? -sollozó Ron en el suelo, quitándose la manta llena de sangre que nos cubría para pasar desapercibidos por los caminantes.
Me quite mi manta y la lance lejos. En seguida, lo miré en el suelo y sentí pena por él. Primero, mi papá mata a su padre. Luego, ve morir a su hermano menor, y por último, mira cómo se comen a su mamá. Eso ha de ser horrible, aunque yo solo haya presenciado la muerte de mi madre, lo entiendo. Sigo sin entender cómo es que tengo tanta paciencia con él y a pesar de todo lo trato bien. Me acerqué a él lentamente con la intención de reconfortarlo y hacerlo sentir menos peor.
Al parecer, no le gustó mi cercanía, ya que me fulminó con la mirada. Entendí en seguida que quería que me mantuviera alejado. Él se encontraba recargado a un tronco y yo a unos metros de la misma forma. Me propuse a mirar lo que teníamos en la mochila para dejar de preocuparme por aquel chico. Abrí la mochila y me encontré con unas barras de fresa, latas de frijoles, sopa... ¿Acaso era un milagro haber encontrado esto? Al final, me encontré con un beanie azul marino, junto con un suéter doblado algo simpático, del mismo color que la gorra y con rayas grises. Pensé en el beanie que Ron solía usar. Sin duda, este es el estilo de Ron.
No está mal. Podremos sobrevivir nosotros solos por un tiempo. En ese momento, volví a guardar todo y desvíe mi mirada a Ronald. No podía evitar mirarlo de vez en cuando, me sentía algo extraño. Su mirada estaba perdida y su ceño fruncido. Tenía que hablar con él, se está muriendo lentamente en sus pensamientos.
-Ron... -lo llamé y me levanté del suelo.
-¿Qué quieres? -respondió fríamente sin verme a los ojos.
-Tenemos que encontrar a los demás. -mencioné parado frente a él.
El rubio hizo una mueca de sufrimiento y desagrado. En serio, se veía terrible. Pero, ¿quién no lo estaría después de todo lo que pasó? Lo entiendo perfectamente, y tiene su derecho a enojarse, tal ves hasta a desahogarse, sin embargo, espero que no sea conmigo.
-¿A quién? Yo ya no tengo a nadie. ¡Y todo es por ustedes! -el chico alto se levantó del suelo y quedó frente a frente de mi casi escupiéndome en la cara.
Debo ser sincero, me sentí como un hobbit frente a él. Algunas veces, me intimidaba un poco su altura. ¿Por qué tuve que ser chaparro? Aunque me gané solamente por unos centímetros, no sé si él se paraba de puntas o qué, pero me hacía sentir pequeño.
-Tranquilo, no grites... Nos escucharan los caminantes. -murmuré mientras veía como los walkers se paseaban a lo lejos.
-Me importa una mierda que me escuchen. -me empujó con rabia aún en voz alta.
-¡Basta! -grité en un susurro, si es que eso es posible.
Ron se dio media vuelta, dejándome hablando con su espalda, y levantó la mirada al cielo, viendo a la luna llena.
-Eres la última persona con la que yo quisiera estar en estos momentos. -rió irónicamente.-Miento, serías la penúltima. Tu papá es aún peor. -continuó.
-Ron, no creas que yo estoy muy contento de estar contigo, y de todo lo que sucedió hace unos instantes. -apliqué mientras caminaba hacia él y terminaba a un lado suyo.
Aunque de algo si estaba seguro, por alguna razón, me sentía demasiado feliz de que no haya muerto y de que estuviera conmigo ahora. Con vida. Lo miré y me percaté de que había bajado su mirada, viendo un punto in específico.
-Hey. -murmuré para conseguir una señal de vida en él.
Parecía estar congelado. Sus ojos estaban idos, como si fuera un caminante, pero inofensivo, o al menos un poco inofensivo. Me pregunto qué estará pasando por su mente. El viento empezó a embargarnos con sus ventiscas frías. Pronto hará mucho frío. Tenemos que movernos. Encontrar a los demás o un refugio.
-¿Estás ahí? -me acerqué un poco, y coloqué mi mano en su hombro.
Ron movió su hombro rechazando mi mano, y se alejó aún mirando al piso.
-No quiero tu ayuda. -el rubio bufó y se fue alejando a paso lento.
-Ni yo, pero nos necesitamos él uno al otro. -vi como caminaba por la oscuridad.
¿Por qué se aleja? Noté que Ron volteó a ver a la mochila en el suelo, como si fuera lo más interesante.
-Yo no te necesito a ti. -Ron habló y en seguida accionó tomando la mochila, y saliendo corriendo por la oscuridad del bosque.
¿Acaso me robó?
-¡RON! -grité y corrí a perseguirlo.
En seguida, lo perseguí, pero Ron era demasiado rápido. En segundos, lo perdí de mi vista. ¡JODER! Caminé lentamente tratando de escuchar alguna señal de Ron o de algún caminante. Hacía demasiado frío, y empecé a temblar y titubear. Parecía que la temperatura había bajado de la nada. Sabía que esos ventarrones de hace rato no eran buena señal. Mierda Ron, ¿dónde te metiste?
Después de unos minutos de buscar a Ron, seguía sin señal alguna. Al exhalar con la boca, salió vapor de esta. Las piernas me dolían y me cruce de brazos para recuperar algo de calor. Era inútil, en estos momentos, me congelaba. Caí al piso y me dolieron las piernas más de lo normal. Mi sombrero de sheriff salió volando con el aire y mi cabello ahora se movía de un lado a otro. Me hice bolita en el piso lentamente. Mis labios estaban morados y mi piel más pálida de lo normal. Estoy solo y moriré de frío o un caminante yeti me comerá antes de que me haga paleta. No sé cuál es peor.
Mis ojos se fueron entre cerrando. Recordé lo que me decía mi madre cuando salía de pequeño a jugar sin chaqueta y hacía frío: ¡Carl! Tápate, te puede dar una pulmonía. Un dejo de tristeza apareció. Como la extraño. Titubeé más rápido y un ventarrón chocó contra mi camisa de cuadros azul, levantándola un poco. Todo mi cuerpo temblaba en estos instantes.
Escuché un crujido en las hojas y vi unos pasos torpes acercarse a mí. Eran varios pasos. Varios caminantes. Intenté levantarme, pero fue en vano. Estaba congelado. Ese maldito gruñido en mi oreja. Sentí como una mano me tomó por la espalda. ¿Es mi fin? Levanté la vista, y me encontré con Ron, quién se encontraba disparando a los caminantes de una forma inexperta. Alcancé a distinguir que tenía el suéter azul marino con rayas y el beanie del mismo color puesto, y a parte, una bufanda negra. No sé por qué, se me hacía atractivo en estos momentos.
Le disparó al caminante más cercano de nosotros en la cabeza y este se cayó. El sonido de los disparos me aturdía. Jamás me había sentido tan feliz de verlo. Mi vista estaba borrosa, pero podía ver la cara de miedo que traía.
-R-Ro-Ron... -titubeé su nombre con dificultad.
-Cállate. -alcancé a escuchar su voz distorsionada mientras él intentaba levantarme del suelo.
Ahí fue donde mi vista se fue yendo más y más. Veía todo opaco.
-Ro-o-oh-on. -volví a titubear.
Sentí sus brazos calientes pasar por mis piernas y por mi espalda. Ahí fue donde de la nada, sentí como me levantaba en los aires. Mi vista volvió poco a poco. ¿Estaba volando? Levanté la mirada otra vez, y vi la cara de Ron.
-¿Estoy-y vo-o-volando? -pregunté mientras veía como nos alejábamos rápidamente de los caminantes.
-Te estoy cargando, idiota. -escuche su voz algo ronca bajo la bufanda que traía.
Entonces noté que me encontraba en sus brazos. Sentí como mis mejillas se calentaban, a pesar de tener tanto frío. Su cuerpo era tan cálido y era inevitable no pegar mi cabeza a su pecho para recuperar algo de calor. Lo hice y pude notar que se puso rojo como tomate.
Ahí fue donde, a pesar de saber que Ron me había robado y era malo disparando, me sentía protegido. Supe que en realidad hay esperanza, y había llegado a salvarme por algo... ¿Pero qué será ese algo? Después de todo, eso era lo que él quería e intentaba tantas veces. Verme muerto. Tal vez, reaccionó por arte de magia.
Entonces mis ojos se encontraron con los suyos y lo atrapé viéndome. En seguida, desvió la mirada al frente. ¿Qué le ocurre? ¿Qué me ocurre? ¿Qué nos ocurre?
-Creo que aquí es un buen lugar. -Ron me dejó caer suavemente en el pasto recargado a un tronco.
Por un momento, él se quedó alerta vigilando por si venían más caminantes. Al ver que no había señal de ellos, se calmó un poco. Ya nos habíamos alejado demasiado de los caminantes, y Ron sí que era rápido.
-Me imagino-o que e-eras el más rápido de tu clase. -murmuré con mi voz más ronca de lo que esperaba.
Ron se inclinó hasta quedar a mi altura en el suelo y tenía sus mejillas en alto, diciéndome que estaba sonriendo. Solo podía ver sus ojos verdes, que eran color esmeralda y me transmitían confianza junto con algo más que no podía descifrar aún. Dejando al descubierto su sonrisa ya esperada, se quitó la bufanda del cuello, y la pasó por el mío. ¡Oh, mi dios! Había dejado la bufanda ardiendo, y al pasarla por mi cuello helado... Era algo simplemente placentero.
-Y tú el más pesado. -soltó una risotada.
-Per-erdon. -dibujé una pequeña sonrisa ladeada.
Ron tomó algo que estaba en el suelo y me lo colocó en la cabeza. Subí la mirada. Lo había olvidado, el gorro de sheriff.
-Tienes suerte que lo encontré tirado en el camino. -el rubio soltó una risita corta.
Sonreí y sentí que empecé a temblar un poco. ¿Era por el frío o por su cercanía? Él lo notó y presionó sus labios como pensando en algo.
-Tiene que haber otro suéter por aquí. -Ron buscó en la mochila como loco.
Supe que era el momento adecuado para preguntarle.
-¿Por qué lo hiciste? -pregunté muriéndome de la curiosidad.
Ron levantó la mirada y se encontró con la mía. En seguida, la desvío a la mochila y siguió buscando en ella.
-¿Hacer qué?
-Salvarme, cargarme, taparme, preocuparte por mí. -en liste las cosas y después tosí.
El rubio se quedó pensativo por unos segundos. En estos instantes, hubiera querido saber qué estaba pasando por su mente tan complicada.
-Sentí que tenía que hacerlo. -murmuró tan bajo que muy a penas lo escuché.
-Gracias. -volví a toser un poco.
Al verme toser, se quitó el suéter y se quedó solamente con su camisa de manga larga café beige. Se acercó a mí quedando a un lado mío y me colocó el suéter. Éste estaba sumamente calientito. Sentí como mi ser revivía rápidamente. Pero después de unos segundos, me alarmé al ver a Ron temblando.
-Tú úsalo. -estaba por quitármelo de nuevo, pero Ron me detuvo.
Se podía sentir la tensión entre nosotros. Era extraño, pero sentía las típicas "mariposas", que en este caso yo llamaría "caminantes". Siento caminantes en mi estomago. Era demasiado raro sentir esto con Ron, pero lo sentía.
-No, Carl, tú lo necesitas más que y-yo. -titubeó esto último.-Lo-o mereces más que yo. -repuso.
-Pero...
-Nada de "peros". -me calló y vi cómo sus labios se ponían morados y su piel pálida, como yo hace unas horas.
Una idea brillante pasó por mi mente. Podíamos usarlo los dos, después de todo está grande.
-Ven, podemos usarlo ambos. -sonreí y, entonces, supe que la idea iba a ser estúpida para él.
-¿U-u-usarlo? ¿Nosotros dos? Eso sería muy... -respondió con preguntas y calló en seco.
-Muy... -seguí esperando a que continuará.
-Hay una tensión muy grande entre nosotros, y no creo ser el único en sentirlo. -musitó sin pena alguna.
Rodé los ojos.
-No sé de lo que hablas. -me hice el tonto a pesar de saber perfectamente a qué se refería.-Lo que sí sé es que te estás congelando, así que ven para acá. -ordené mientras me sacaba uno de mis brazos de la manga derecha del suéter, donde se supone Ron sacara su brazo.
Ron se acercó con timidez hasta quedar sentado a un lado mío aún titubeando. Sin previo aviso, metí su cabeza dentro del suéter.
-Argh... -gruñó Ron por mi brusquedad mientras yo intentaba pasar su cabeza al cuello del suéter.
Fue el momento más incómodo de mi vida. Sentí como sus cabellos rubios y suaves pasaron por mi cuello hasta que él pudo sacar su cabeza e incorporar su brazo en la manga derecha que había dejado libre para él. Ahora ambos portábamos el suéter. Podía sentir su hombro y su pierna pegados a mi cuerpo. Más cerca no podíamos estar.
Una de nuestras manos, la izquierda de Ron y mi derecha, estaban dentro del suéter rozando. Un silencio demasiado incómodo se formó enseguida. Desvíe la mirada para no verlo directamente a los ojos... Sabía que me pondría nervioso. Entonces, su mano, la que esta dentro del suéter, volvió a rozar con la mía y noté que ésta estaba fría.
-Tu mano está helada. -comenté y la toqué un poco.
Vi como sus ojos se abrieron al sentir mi tacto y en seguida la alejó.
-¿Y-y...? -preguntó con una voz nerviosa.
Se veía muy tierno, debo admitirlo. Okay Carl, ¿qué carajos estas pensando? Nuestros cuerpos estaban tibios y a una temperatura estable.
-Dámela. -ordené una vez más.
Ron me vio a los ojos tímidamente y yo le dediqué una mirada intimidamente. En seguida, el rubio me tendió su mano. Amaba como siempre me hacia caso. Tomé su mano y fui frotándola poco a poco. Él fue cediendo calor mío. Era algo demasiado extraño lo que ocurría entre nosotros dos. Hace un momento nos peleábamos y él me había robado... Ahora, me encontraba compartiendo un suéter con él y calentándolo, literalmente. Ese pensamiento hizo que la temperatura en mis mejillas aumentará drásticamente. Ron lo notó.
-Entiendo que soy muy sexy y todo, pero tampoco te pongas tan rojo. -el rubio rió mientras me veía mis mejillas.
Sentí como más calor emergía de éstas después de su comentario.
-Cállate. -bufé mientras soltaba su mano.
Sentí mucha pena y sentí ganas de alejarme, pero obviamente no pude hacerlo. Estaba dentro del mismo suéter.
-Lo sé, soy demasiado ardiente. -Ron sonrió pícaramente.
-Eres ardiente gracias a mi, yo soy quién te está calentando. -musité algo molesto por su modo de diva.
Entonces, ambos abrimos los ojos como platos. Eso sonó mal.
-Quiero decir, yo-o te estoy... Te estoy... Frotando las manos. -recalqué nervioso.
Ron asintió con la cabeza. Desvió la mirada una vez más, y se quedó pensativo. Otra vez el silencio hizo su oportuna y desagradable aparición. El viento soplaba y ya no me molestaba en lo absoluto. Los walkers parecían haber desaparecido y ahora en este momento lo que más me importaba era él.
-Carl... -el rubio habló con su típica voz ronca.
-¿Hum...? -murmuré para que hablara.
-Crees que yo-... -comenzó y se detuvo en seco.
Lo miré sin entender el por qué se había detenido, y noté que levantó la cabeza levemente. Cerró los ojos un poco, abrió la boca inhalando aire repetidamente y...
-¡Achiuw! -Ron soltó un estornudo de gato demasiado tierno y por consiguiente cerró los ojos con fuerza.
Se veía simplemente adorable. Dejó sus párpados a la mitad y pasó un dedo índice por debajo de su nariz rápidamente. Sus ojos se posaron en los míos y arqueó una de sus cejas.
-¿Qué? -me miró confundido.
-Eres demasiado tierno. -las palabras fluyeron y mi mente habló.
-Eso sonó demasiado gay. -me miró tratando no reír.
-Tú eres demasiado gay. Mira ese cabello rubio tan despeinado que tienes, es más gay que el arco iris. -me defendí y solté una risotada.
-Claro, lo dice quién tiene el cabello de Blanca Nieves y se pone rojo con solo verme. -el rubio puso los ojos en blanco y sonrió.
-A ti también te pasa. -le dediqué "la mirada" (😏).-¿O no? -continúe.
Noté como tragó saliva y su manzana de Adán se movió de arriba a abajo. Sus mejillas respondieron mi pregunta tornándose de un color carmesí.
-¡Jajajaja! -me carcajeé como nunca antes lo había hecho.
-¿Por qué, Carl? -me preguntó de la nada.
-¿Por qué qué? -dejé de reír e intenté no seguir riendo.
-¿Por qué siento que no pertenezco aquí?
-No digas eso, tú sí perteneces aquí, con nosotros. -sonreí de lado.
-Siento que me estoy volviendo loc-... -se detuvo, otra vez.-¡Achiuw! -volvió a estornudar de esa forma tan tierna.
-Deja de pensar en tonterías. -le di un golpe suave en su hombro.-Mejor dime dónde tienes frío. -dije mientras le tocaba su nariz.
-En el cuello.
Tomé la bufanda de mi cuello y la pasé por el suyo también. Ahora ambos portábamos la bufanda.
-¿Mejor? -sonreí cálidamente.
Ron asintió mientras se acomodaba su beanie.
-¿Por qué eres amable conmigo después de todo lo que he hecho? -me preguntó con curiosidad sin mirarme a los ojos.
-Porque tú no eres malo. -busqué su mirada.-Simplemente eres alguien con problemas y algo complicado. -repliqué.
-Yo te odiaba. -murmuró levemente.-O creía hacerlo... -continuó bajando cada vez más su voz.
-Yo jamás lo hice. -contesté mientras le tocaba su nariz.
-Eso también fue demasiado gay-y-... -paró.-¡Achiuw! -por tercera vez, estornudó.
No me cansaba de verlo hacer eso.
-¿Dónde más tienes frío o qué? -pregunté riendo mientras empezaba a tocarle su nariz, una vez más.
-Si te lo dijera, no podrías hacer nada para calentarme. -respondió riendo.
-Solo dime, anda. -le dediqué "la mirada".
-¿Por qué siempre pones esa estúpida mirada? -preguntó mientras intentaba no comenzar a reír y se ponía algo rojo.
-Porque con esta "mirada", siempre me dices que sí u obedeces. -sonreí aún con aquella mirada.-¿Entonces...? -pregunté.
-En... Los-os labios. -el rubio respondió bajando la mirada.
Abrí los ojos como platos, y desvíe la mirada. Pensé en darle un beso, sentía tantas ganas de probar sus suaves y carnosos labios. Poder saber lo qué se siente su boca con la mía. Un fuerte sentimiento salió de la nada. Ahora en este momento me sentía muy gay. Tal ves, Ron tenga razón, pero inevitable. Él me traía loco y me atraía peor que a un imán. Sus ojos se posaron en los míos. Dios, es demasiado hermoso.
-No pienso besarte, si es lo que querías lograr. -presioné mis labios para contener mis ganas de hacerlo.
-Ew. Yo jamás te besaría, idiota. -respondió ruborizado y con asco en su cara.-Creí que me dejarías la bufanda para mí solo y así yo podría utilizarla para-... -se detuvo, y no fue precisamente por un estornudo.
Presioné mis labios contra lo suyos, callando lo. Decía demasiadas palabras, era inevitable no querer besarlo, demonios. Él abrió los ojos como platos y yo simplemente los cerré. Nuestro beso fue demasiado incómodo, ya que había sido mi primer beso. Sus labios eran lo más suave que había sentido. Entonces, sentí como se apartaron de mi boca y eso me hizo sentir muy mal... ¿Me rechazó?
-¿¡Pero qué carajos!? -exclamó Ron más que no enojado.
Ahora sí la cagué. Soy un gay asqueroso. Ron estaba demasiado molesto, me odia.
-Ro-on, lo siento, yo-o... -dije nervioso.-Necesitaba...
-No sabes besar a alguien, imbécil. -musitó y con eso volvió a sellar mi boca con la suya.
Volví a cerrar mis ojos y Ron hizo lo mismo. Este beso fue mucho más intenso que el mío. Podía sentir como sus suaves labios se movían a un ritmo mucho más apasionado y rápido. No podía seguirlo aún. Sentí sus dos manos tomar mis mejillas y acercarme cada vez más a él. Demonios, besaba como todo un experto. Empecé a seguir su ritmo un poco. Entonces, mordió mi labio inferior.
-¡Agh! ¡Hey! -gruñí, me toqué mi labio y recuperé el aire.
-De eso se trata, se nota que eres nuevo en esto. -Ron rió y estaba sonrojado a morir.
Volvió a besarme y era una sensación de correspondencia, amor puro, y de felicidad. Todo eso explotaba dentro de mi. Mi sombrero de Sheriff se cayó, y el beanie de Ron también. De la misma forma apasionada, me besó y me tumbó al piso, quedando sobre mí, dentro del suéter. Mordió mi labio inferior, otra vez, y abrí mi boca sin querer. Sentí como su lengua entró sin aviso alguno y yo solté un gruñido que hizo que Ron dibujara una sonrisa traviesa. Empezó a explorar toda mi boca con su lengua. Cada rincón. Todo era tan nuevo y placentero. Enredé mis dedos en su cabello rubio despeinado y él tomó mi cuello. Entonces, nos separamos por aire. Nuestras respiraciones combinadas. Y nuestros aún cerrados.
-Mierda... -murmuré mientras sonreía como idiota.
-Eso fue... -Ron empezó.
-¿Grandioso? -terminé.
-Sí... -asintió con una sonrisa.
-Al menos, ya no tienes frío. -reí abiertamente.
Sentía una felicidad gigantesca al estar con él, sentía como todo lo malo se esfumaba. A pesar de ser el chico con el cual me peleaba, me di cuenta que con el tiempo me fui enamorando cada vez más de él. Todo este tiempo, el sentimiento que sentía en mi pecho no era rencor, confusión o enojo... Era amor.
-Oye, Carl...
-Dime. -contesté.
-Lo hice porque me importas. -respondió mientras veía las estrellas.
-¿Qué cosa? -lo miré de lado sin entender.
-Salvarte. -murmuró.
-Gracias, Ron. Tú también me importas mucho. -sonreí cálidamente.
-Créeme que todo este tiempo estuve equivocado. -explicó.-En realidad, lo que sentía por ti no era odio, sino amor. -sonrió para él mismo.
Lo miré a sus ojos verdes y él a mis ojos azules. Ambos nos acostamos en el suelo, aún con el suéter. Mirábamos las estrellas en un silencio que ya no era incomodo. Habíamos roto la tensión. Nos reconfortaba estar él uno al lado del otro. Era algo simplemente hermoso. Sentía como me enamoraba de él y él de mí. ¿Cómo pasó todo esto? Lo único que sé es que lo quiero demasiado, y espero que las cosas se arreglen para poder ayudarlo y quererlo tanto. Quiero encontrar a los demás. Espero podamos estar juntos, así, siempre.
Escuchamos un balazo y en seguida volvimos a la realidad. Juntos, con el suéter, nos levantamos del suelo y tomamos la mochila. Sentí como Ron tomó mi mano. Me sentía completo. Yo lo imité y lo acerqué a mí para protegerlo. Saqué mi pistola y busqué de dónde provenía ese balazo. Caminamos un poco y pude divisar a Daryl, Morgan y a Carol, quienes habían matado a un caminante cerca de los muros de Alexandria.
-Lo hemos logrado. -le sonreí y Ron me sonrió de vuelta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top