《05》

La luz brillaba de una forma segadora a sus ojos. No podía ver quién estaba al frente suyo pero lo escuchaba replicar con su bolígrafo en el papel del cuaderno cuando escribía algo.

- ¿Estas lista para la operación, Kath? – Conocía esa voz...

Pero ¿Quién era?

- Tengo miedo – Habló Kath.

Katherine podía sentir su voz temblorosa. Hacía mucho frío en el lugar.

- No debes de tener miedo. Todo irá bien.

- Quiero irme. No me gusta este hospital. Quiero irme. Deja que me valla – Sollozo.

- No puedo permitir eso. Eres nuestro mejor ejemplar.

- ¡No soy un puto ratón de laboratorios! – Clamó colérica.

Intento escapar pero descubrió que le era imposible. Tenía las manos atadas en las muñecas contra la camilla. Los pies se encontraban de la misma forma. Y podía sentir a las personas con trajes de operación caminar de un lado a otro hasta rodearla.

Katherine estaba temblando y no sabía si era de pánico o de frío. Traía puesta una bata de hospital blanca que había sido cortada en la parte de su pecho. Iban a operar su corazón. La chica sabía a la perfección que existía una gran posibilidad de que no sobreviviría a esta operación.

- Serás la primera en probar este poder, deberías estar orgullosa de ese privilegio.

- ¡Cambiemos de lugar a ver a qué te sabe este jodido privilegio!

- Cedenla. Es hora de empezar la operación.

- ¡No! ¡no! ¡no!

Demasiado tarde. Todo de volvió escuro.

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.
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Despertó de golpe. Su respiración estaba agitada. Había sudor bajando por su frente. Acarició una de sus muñecas con su otra mano. Por un momento volvió a sentir el ardor en su muñeca. Podía sentir ese sueño totalmente... Real.

Se levantó de la cama y miró la habitación. Era un cuarto mediano. Le recordaba a su habitación en casa de sus padres. Alejó esos pensamientos rápidamente cuando se comenzó a sentir melancólica.
Era una habitación celeste. Había una pequeña mesita con un computador en una esquina. El closet estaba a un lado. También había una cama tamaño personal y al lado una mesita de dormir con una lamparita y un jarrón con flores.

Simplemente era sencilla y bonita.

Entró al cuarto de baño para asearse, se colocó una ropa que había tenido dentro de su mochila por si acaso. Hoy era ese "acaso".
Terminando se miró al espejo. Su cabello castaño lo peinó en una trenza que dejaba al descubierto bien sus facciones.

La verdad es que Katherine era una chica muy normal. Tenía los ojos marrones, las mejillas gorditas y la tez clara. No había nada que la hacía resaltar entre las chicas antes del fin del mundo.

Siempre había sido llamada negativamente por la chica callada, tímida e sensible. Como si esos rasgos fueran un defecto de la personalidad.

¿Por qué las personas eran tan superficiales? No entendía como las personas veían a los introvertidos como si fueran los raros del aula. Todo el mundo no puede ser extrovertido.

Ahora que sólo quedaban ellos y ella ¿Cómo serían los humanos?

La loca idea de que era la única chica de temprana edad cruzó su mente. Sus mejillas ardieron imaginándose entre todos esos chicos cercanos a su edad ¿Ella tendría que ser la responsable de procrear, no?

Se dio pequeñas cachetadas para olvidar eso. Los acababa de conocer ¿Cómo podía pensar eso?

Tal vez era porque que estaba solamente ella entre tantos chicos guapos. Pero no quería volverse a enamorar tan rápido. La última relación que tuvo fue un completo desastre.

La puerta de su habitación se abrió y uno de los chicos apareció enfrente de ella.

- ¿Cómo has despertado, turroncito? – Inquirió con voz melosa.

- Genial. Hacía tiempo que no dormía tan bien.

- Me alegra escucharlo – Sonrió mientras se acercaba a ella – ¿Qué hacías?

- Esperaba a que se acordarán de mí. No sé cómo salir de aquí. Este submarino es como un jodido laberinto ¿Cómo es tan fácil para ustedes?

- Nos adaptamos. Al principio también nos perdíamos – Contestó con tono de obviedad – ¿Estas lista?

- Sí, pero, ¿para qué?

- Pues para describir la verdad, turroncito.

Kath se sintió impaciente recorriendo el camino. Con cada paso que daba se ponía más ansiosa. Las manos le sudaban y la necesidad de describir todo lo que la había llegado a creer ser la última humana la carcomía por dentro. Reconoció el camino que había recorrido hasta el comedor. Y cuando llegó, encontró una gran mesa formada con la unión de las cuatro mesas.

Los asientos estaban ocupados casi en su totalidad. La tal Celine estaba sentada junto al que vestía como chef. Soobin al lado de Taehyun. Kai junto a dos pequeños cercanos a los ocho años de edad. Una niña y un niño. Eran notablemente parecidos entre sí, podrían ser...¿mellizos?
Sobraban cuatro asientos, la castaña intuyó que se sentara donde se sentara Yeonjun iba a estar a su lado.

Todos ladearon la cabeza para mirarla mientras cruzaba por la puerta. Era el chisme de todo el mundo, literalmente. Kath se sintió un poco avergonzada con las miradas de todos. Nunca fue tan excéntrica y jamás tuvo tanta atención como ahora. 

Se sentó en donde Yeonjun le había indicado con un movimiento de su palma.

- Buenos días – La saludaron Kai y Soobin con amabilidad y una sonrisa.

Ella hizo una pequeña inclinación con la cabeza a ambos chicos en respuesta.

- No te pongas nerviosa – Le susurró el que la trajo desde su lado.

Ella suspiró profundamente, levantó la cabeza y miró la pareja enfrente de ella, estaban asombrados, incluso los niños la veían con la boca abierta de par en par.

- ¿Dónde está el líder? – Inquirió Yeonjun junto con un bufido.

- Debe estar por llegar – Contestó él que si mal no olvidaba se llamaba ¿Jin? desde su lugar. Le dio una rápida mirada a Katherine para terminar sonriéndole.

- ¿Quién es-?

- Estoy aquí.

La cabeza de Kath se ladeó para ver la procedencia de esa voz tan aguda. De hecho, todos la ladearon.

Un hombre con traje de marina se apareció en la sala. En el traje blanco detallaban unas cuantas insignias cerca del pecho. La mirada del mayor se fue directamente hasta la femenina. La castaña se volvió pequeñita en su lugar. Ese par de ojos azulados la miraban con tanta intensidad que la intimidaban. El hombre se sacó la gorra que combinaba con el traje y la dejó sobre la mesa, justo en el medio de la mesa que era aparentemente su lugar. El cabello lo tenía más canoso que castaño. Y en el rostro le resaltaban las arrugas que venían apareciendo con los años y la edad.

- Estamos aquí reunidos para discutir sobre la presencia de la nueva integrante – Habla de pie, con la mano alzada apuntando a Katherine quién quería salir corriendo – Me ha informado él que te encontró en el bosque.

¿Yeonjun o Taehyun?

- Sí, señor – Responde tímidamente.

- No era una pregunta – Le susurra el chico de su lado.

La castaña forma una línea con los labios haciéndosele divertida esa acción a Yeonjun. Kath vuelve a mirar al hombre que proseguía hablando.

- Es muy inusual que puedas respirar el asfixiante, ¿lo sabes?

Katherine seguía sin entender eso del “asfixiante”.  Su cabeza formuló una serie de cuestionarios iguales que los plasmados en su libro. Y ninguno que conociera la respuesta.

- Kath no tiene idea de lo que es, padre – Le comunica Soobin.

¿Padre? ¡¿Padre?! La castaña mira a Soobin casi de inmediato.

El hombre ignora el comentario de su hijo, lo aniquila con la mirada por la interrupción y continúa:

- Sin embargo, no puedo decidir yo solo que te quedes, Katherine. Estamos aquí para hacer una votación.

- ¡¿De verdad?! – Yeonjun se para dando un golpe en la mesa – ¡Harás esa mierda de votación!

Katherine observaba asombrada la acción del pelinegro y la mirada odiosa del mayor hacia él.

- Los que estén a favor por qué se valla que levanten las manos.

¿Ignoro a Yeonjun? Una vena se sobresaltó en el cuello del boy revelando su cólera.

- Vete a la mierda. Yo estoy del lado de Katherine – La nombra por primera vez por su nombre y no por “turroncito”.

Silencio...

El hombre de traje fue el primero en levantar la mano. Nadie más lo hizo y al cabo de unos segundos el hombre tenía una cara de culo inmensa. Al parecer a Yeonjun eso le divirtió demasiado porque carcajeó limpiamente.

- Todos quieren que se quede, Tom – Reafirmó el pelinegro sonriéndole con total descaro – Lo que hay que decidir en dónde la pondremos.

- Puede ayudarnos en la cocina – Opinó Celine sonriéndole a la femenina.

- Soy el único en tecnología. Me vendría de mucha ayuda otra persona conmigo – Habló Kai.

- Puede salir sin necesidad de un traje espacial, la quiero con los expedicionarios – Exige Taehyun.

- Nos vendría genial sus conocimientos de navegación. La quiero con nosotros al igual que mi compañero Taehyun. En los expedicionarios reluciría sus habilidades – Suelta él otro que la halló en el bosque.

- No – La voz gruesa vuelve a relucir – Puede respirar el asfixiante... Quiero que este con mi hijo en la enfermería.

Yeonjun hace una mueca odiosa a los ojos de Tom.

- Claro, padre. Ayer me contó que había estudiado medicina para cuidar de ella misma estos años. Será genial – Confirmó Soobin.

- No quiero que trabaje contigo. Quiero que trabajes en ella.

- ¿Qué?

La pregunta de Soobin y la afirmación de su progenitor era el nuevo centro de atención de todas las miradas.

- Tienes el deber de descubrir cómo puede respirar en la superficie. Y hacer que nosotros también podamos.

- Padre, no puedo. No tengo suficiente tiempo, Beomgyu...

- Es una orden, Soobin.
       
- ¡Es tú hijo también, joder! ¿¡Qué mierda de padre eres?! – Clamó.

El hombre hace una mueca ante el clamado colérico de Yeonjun.

- Está muerto-

- ¡No está muerto! – Tae se levanta a la par de Yeonjun.

- ¡Beomgyu está muerto! ¡Tienen que aceptarlo! – Rebate el canoso.

- ¡No lo está! – Gritan Jin y Kai a la par mientras se ponen de pie.

Los niños y Celine se levantan para apoyar a los otros. Kath quedó únicamente sentada y mirando todo con ojos entrometidos.

El hombre suelta un bufido. Los mira a todos y detiene la mirada en Taehyun que apretaba los puños contra la mesa como si la fuera a demoler. El chico le sostiene la mirada con sus ojos estallando en furia. El peligris estaba respirando tan agitado que incluso a Katherine le asustó la forma en que los hombros de este subían y bajaban con tanta violencia.

- ¿Qué opinas, Soo? – Inquiere su padre.

- Despertar a mi hermano es mi primera prioridad.

- Entonces que mi hijo trabajé en revivir a Beomgyu por la mañana y en estudiar a la iniciativa en la noche ¿Contestos?

Silencio nuevamente... Eso era como un sí.

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