03. Peligros
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Apenas entrara el hombre, nos encargaríamos de atraparlo a la fuerza para hacerlo hablar. Así quizás conseguiríamos información alguna sobre la ubicación de Kiara. Ese era el plan. Aunque cuando lo llevamos acabo, no nos fue tan bien.
Sarah acerco una botella de salsa al cuello del hombre amenazantemente.
— Habla — exigio la rubia cuando Jimmy se nego a decirnos cualquier cosa —. ¿Quién la secuestro? ¿Fue Ward?
— ¿Quién es Ward? — el hombre rio —. Chicos, no entienden con quien se estan metiendo — lo ignoramos y esta vez amenazamos con llamar a la policía —. Adelante, llamen, vean si eso les sirve. El tipo controla la policía, tiene a todos en la isla buscándolos. A todos. Es un pez gordo, el rey pez.
— ¿El rey pez? — murmuro JJ.
— ¿Este tipo esta drogado o algo asi? — me acerque a Cleo para preguntar.
— Solo es un imbecil — me respondio sin darle mucha importancia.
Pope se acerco con un sobre de papel y se lo enseño al hombre, quien pronto se desespero y le pidió que lo dejara. El moreno lo ignoro y al abrir el pedazo de papel se encontro con una cantidad de dinero.
— ¿Qué es, Jimmy? ¿Es tu paga? ¿Es la paga por Kiara, Jimmy? — JJ levanto la voz, apretando mas fuerte al tipo contra la mesa —. ¿Lo es?
Un sello en el sobre llamo mi atención y se lo señale a Pope. El rápidamente se lo cuestiono a Jimmy. Su obvia respuesta nos dio a entender que ahí era donde estaba Kiara.
"Vaux Hall", era donde debiamos ir.
Salimos corriendo de la casa sin quedarnos a escuchar las advertencias de Jimmy sobre aquel lugar. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos y dejamos de observar casas y edificios nos detuvimos. Ahora solo nos rodeaban arboles, arbustos y una carretera vacía.
— Tengan esto. Debemos cambiarnos — John B nos entrego la ropa que le robo a Jimmy para poder cambiarnos. Al final se acerco a mi y dejo en mis manos varias prendas —. Sobre todo tu.
Mire mi vestimenta actual con duda. Tenia una remera hecha a base de retazos de tela vieja y un short bastante roto que llegó a la isla días antes de la aparición de los chicos.
— ¿Tan mal estoy? — quise saber, pero nadie respondió, ya que se habían distanciado para vestirse.
— Te ves bien, mas que bien diria yo — JJ aparecio a mi lado, ya con su nueva vestimenta y una sonrisa. Pero luego de hablar formó una mueca y se aclaró la garganta con nervios. Decidí no decir nada al respecto —. Pero esto es un disfraz temporal — señalo la ropa en mis manos.
Asentí con una pequeña sonrisa y me aleje para cambiarme. Me abotone una camisa color rosa claro con un bordado de olas en blanco y me quite el short para reemplazarlo por una bermuda de lino color azul. Todo me quedaba extremadamente grande, pero era bastante comodo.
Cuando estuvimos todos listos, comenzamos a caminar en dirección al lugar que indicaba el sobre.
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Media hora despues, ni siquiera veíamos alguna casa cerca. Todos estabamos estresados porque aun no llegábamos, incluyéndome. Sumándole a eso el dolor en mi pierna, que cada vez se volvia peor. Sinceramente deseaba detenerme, pero encontrar a Kie era la prioridad.
Pope y JJ no tardaron en comenzar a discutir, como les era costumbre. Rodee los ojos.
— Pope, ¿seguro es la dirección correcta?
— No creo que me preguntes a mi si tengo la dirección correcta.
— Te preguntó exactamente eso — aseguró JJ.
— Mira, el lugar decía Vaux Hall. Esta en el mapa —señaló el mapa que estaba en el camino.
— Si pero no sabemos cuán lejos queda eso.
— Está en los alrededores — se alteró Pope, intentando explicárselo.
— ¿Porque no le preguntamos a alguien? — ofreció Cleo, siendo la más sensata. Giramos a ver a un hombre que se acercó con un vehículo extraño. Parecía estar trabajando —. Disculpe, ¿sabe donde queda Vaux Hall?
— ¿Es broma? — soltó con voz grave —. Todo lo que ven, todo lo que los rodea es Vaux Hall.
— ¿Que? — musité, viendo a donde señalaba el hombre.
— ¿Que quiere decir? — inquirió JJ.
— Todo esto, todo — repitió.
— ¿Y sabe quien vive ahí? — Pope señaló un muro gigantesco.
El mayor asintió.
— Carlos Singh. Al otro lado de ese muro. Pero escúchenme, no querrán conocerlo — nos advirtió antes de arrancar el vehículo y seguir su camino.
Dude un segundo antes de seguir a los chicos en dirección a aquel muro, suponía que detrás habría una mansión o algo parecido. ¿Sería peligroso?
Tardamos bastante en llegar, y aún más en atravesar el muro. Para los demás fue difícil, pero yo estaba acostumbrada por la isla, así que cruce primero y ayude a los demás a bajar.
JJ me indicó que me tirara al suelo, y lo hice sin discutir, al igual que todos.
— Hay torres, vigilancia, cámaras, tal vez francotiradores — JJ enumeró las cosas y aunque no sabia lo que eran la mitad de ellas, supe que tenía razón al pensar que era peligroso.
— No podremos atravesar eso — opinó Sarah, mirando el panorama.
— No pero tenemos que ayudarla — Cleo se negó a quedarse de brazos cruzados —. Podemos acercarnos por los árboles — se levantó y empezó a correr.
No pudimos detenerla, así que la perseguimos. Corrimos hasta escondernos detrás de unos arbustos, quedando a pocos metros de unos hombres que sostenían grandes perros por sus correas. Abrí los ojos asombrada, esos animales eran realmente hermosos.
— Mierda — masculló JJ después de espiar por sobre los arbustos. John b le pregunto que veía y el rubio empezó a hacer señas para nada entendibles.
— Di algo, habla — le exigió el pecoso.
— Están ahí — señaló.
— Entonces dilo — se quejó Pope.
— Mierda — volvió a maldecir —. Retrocedan, ¿si? Es imposible.
— Hay un espacio por ese lado. Cuando los guardias se volteen, pasaremos por detrás — Cleo se puso de pie sin esperar una afirmación de ninguno, actuando impulsivamente de nuevo.
— ¡Es una locura! — grite en un susurro, asustada, pero de igual manera no tuve más opción que seguirla.
— Esperen, ¿saben que deberíamos hacer? Bajar, ir por las alcantarillas y... — JJ comenzó a delirar.
— ¿Que alcantarillas? — Sarah lo reprochó, sarcástica.
— ¡Ir por las alcantarillas!
— Es un pastizal. No hay alcantarillas — Pope hizo que se olvide de esa idea haciendo uso de su inteligencia. Al fin el contrario se rindió y siguió caminando.
Un ruido extraño que luego titiló constantemente nos puso alerta a todos. Nos movimos intentando buscar de donde provenía. Señale algo que llamo mi atención entre las plantas y JJ lo sostuvo entre sus manos.
— Es una cámara — descifró Pope.
Desesperados intentaron pisar el aparato para romperlo, pero luego sólo le quitaron las baterías, logrando que dejara de titilar.
Hubo un segundo de pura tensión mientras esperábamos lo que podría suceder. Solo se escuchaba el leve silbido del viento junto a los insectos.
— ¿Creen que lo hicimos a tiempo? — Sarah preguntó lo que todos necesitábamos saber.
Se oyeron ladridos.
— ¡Perros! ¡Corran! ¡Corran! — insistió John B.
Volvimos a correr, pero esta vez desesperadamente. Habían más vehículos de los que podía contar con los dedos de una mano persiguiéndonos, y pronto también liberaron a los perros, para que fueran tras nosotros.
Me ardía el pecho del cansancio y mi pierna herida no ayudaba en nada. Pero la adrenalina era mayor, lo que me impulsó a subir el muro velozmente apenas lo alcanzamos. Desde arriba ayude a los demás como pude y saltamos al otro lado.
Me senté en el césped de golpe con una mano en el pecho, intentando tranquilizar mi respiración.
— ¿Que haremos con Kiara? — cuestionó Sarah.
— Pensaremos algo, no la dejaremos ahí — JJ se alejó del muro —. Vamos.
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— Podemos escondernos ahí — Cleo señaló un edificio destruido —. No es el Taj Mahal, pero...
— Servirá — asintió John B.
— ¿Que es el Taj Mahal? — no pude evitar preguntar.
— Algo que definitivamente no es eso — Cleo soltó una risa —. Vamos, quiero el cuarto más grande.
No habíamos ido muy lejos, y nos dimos cuenta de eso cuando apenas subir el edificio, pasaron por la calle varios vehículos, buscándonos. Subimos más arriba para ocultarnos, cuando oímos un "despejado" y esas personas se fueron, continuamos subiendo.
Arriba de todo permanecían unas sillas acomodadas en un gran espacio que no parecía tan destruído, excepto porque no tenía pared alguna, solo unos umbrales muy bonitos.
— Podemos quedarnos aquí, es un viejo hotel. Terrance y yo ya lo usamos — Cleo nos informó mientras nos adentrábamos.
— Cinco estrellas — murmuró JJ.
Sarah camino sin fijarse lo que pisaba y coloque una mano frente a ella para que se detuviera antes de caer por un gran agujero en el suelo.
— Tengan cuidado. Enorme agujero — advirtió la morena. Un poco tarde.
Los chicos revisaron los alrededores, fijándose si estaba liberado, cuando estuvimos seguros de que únicamente estábamos nosotros en ese lugar me permití relajarme, sentándome contra un umbral.
— Tenemos que rescatar a Kiara. ¿Alguien tiene un plan? — quiso saber JJ.
— No podemos entrar ahí. Ni llamar a la policía. No podemos negociar, no sabemos qué quieren. Debe ser por la cruz o por el oro — Pope trato de sacar conclusiones.
— Con tipos como Singh, siempre es por dinero — opinó Cleo. No eran palabras alentadoras, porque que yo supiera, no teníamos dinero.
Sin saber que hacer, nos sentamos un rato a pensar. Aunque mi mente se nublara por el dolor, no soportaba más mi pierna. Susurre una maldición bajando la vista, una gota de sangre se deslizaba hasta mi pantorrilla. La bermuda estaba teñida de rojo en el lado izquierdo, la alce hasta la mitad del muslo y una mancha enorme de sangre me tomó por sorpresa.
— Eh, ¿chicos? — los llame, voltearon a verme al instante. Señale mi pierna —. Tengo un problema aquí.
— ¿Desde cuando tienes la pierna así? — JJ quiso saber, acercándose a mi, al igual que los demás.
— Desde que se hundió el avión — mire a John B —. Cuando me ayudaste a salir, ¿recuerdas? Mi pierna quedó atorada con algo.
El pecoso asintió, recordando.
— Vas a necesitar una venda — Pope miro de cerca la herida —. Tienes suerte de que no sea una herida profunda.
— Lo se. Tranquilos, esto me pasaba seguido en la isla, cuando trepaba árboles buscando frutos, o tenía que subir los acantilados — tome una esquina de mi camisa y rompí la tela, consiguiendo una venda improvisada —. Voy a atar esto y resistirá hasta que encuentre una venda de verdad.
Hice un torniquete no tan ajustado, ya que Pope tenía razón, no era una herida profunda y con eso bastaba.
Volvieron a tranquilizarse y se sentaron en sus respectivos lugares, excepto por JJ, que optó por quedarse a mi lado en el umbral.
— ¿Te duele demasiado? — miro mi pierna cubierta de sangre, algo asustado.
— Es soportable — respondí vagamente, creyó mis palabras, aún un poco dudoso —. Vi a los perros — comente distraídamente, distrayendo su atención de mi herida.
— ¿Los que casi nos devoran? Si, yo también los vi — coincidió sarcástico.
— Me gustaría ver a uno en otra circunstancia — admití —. Quisiera tener una mascota. Mi hermana mencionó que teníamos un gato, en realidad que alimentábamos a un gato que vivía en la calle. Y que aunque varias veces intento que entrara a la casa a dormir, jamás quería quedarse — solté una leve risa, encogiéndome de hombros.
— Hay muchas cosas que tienes que ver — giro su rostro para verme, y al estar sentados hombro contra hombro, quedamos más cerca de lo que esperábamos. Note que soltaba un suspiro, mientras nuestras miradas se mezclaban —. Cuando regresemos a casa podrás hacerlo. Te las enseñaré.
Cuando regresemos a casa. Sonreí.
— ¿Lo prometes?
— Te lo prometo — acepto.
Asentí con la cabeza, satisfecha. De pronto, JJ sacó algo de su bolsillo y me lo enseñó. Un aparato extraño.
— ¿Que es eso? — lo tome entre mis manos.
— Un teléfono.
— ¿De verdad? — asombrada, le di vuelvas al teléfono, inspeccionándolo.
— Claro que si, rubia — lo arrebató de mis manos para encenderlo. Mire la luz en la pantalla con ojos grandes —. ¿Decepcionada?
Negué con la cabeza repetidas veces. Ese aparato era maravilloso, y aunque no supiera utilizarlo, definitivamente quería poseer uno al llegar a nuestro destino.
— ¿Que es eso? — Sarah se irguió en su lugar, mirando lo que JJ sostenía.
— Es un pequeño souvenir que tome del bolsillo de Portis.
— ¿Un teléfono? — inquirió incrédula.
— Olvide que lo tenía, estaba en el bolsillo trasero, lo siento mucho.
— Por favor, amigo, ¿no puedes ir a ninguna parte sin robar algo? — se quejó Pope, sentándose en su lugar.
— ¿Robó? — mire a JJ —. ¿Al igual que la billetera?
— Podría decirse que si — murmuró, sin girarse a verme.
— Bien hecho, chico rudo — habló Cleo.
— Robó mierdas. Es mi trabajo — JJ se levantó para llevarle el teléfono a Pope, quien pidió inspeccionarlo.
— ¿Como lo desbloqueaste? — cuestionó el moreno.
— No tenía contraseña.
— ¿Que estás buscando? — habló Cleo nuevamente, esta vez curiosa.
— Al secuestrador.
— O cualquier información que pueda ayudarnos a negociar con el tipo. El problema es que no veo ningún Carlos Singh en los contactos — agregó Pope.
— Ese es el problema — asintió el rubio, quien ya había estado husmeado el aparato.
— Solo hay apodos y eso.
— Esperen, ¿Portis no lo llamo de otra forma? — Sarah recordó aquello de repente.
— Llamó a Singh de una forma cuando lo estábamos atacando... Era algo como pez gordo o...
Trate de recordar la charla con Portis.
— ¿Rey pez? — susurre dubitativa, pero me oyeron todos.
— Eso es — me señaló JJ —. Rey pez.
Pope comenzó a buscar ese apodo entre los contactos.
— Aquí está, Rey pez.
— Empezamos bien — el rubio empezó a idear que hacer a continuación en menos de un segundo —. Bien, fase dos. Escríbele — Pope pregunto que decirle —. Ya lo dijiste, negociemos, ¿no? Finge ser Portis, pídele encontrarse en alguna parte en privado. Eso es muy importante. El solo. Y ¡Bum! Lo atacamos, lo atamos y luego educadamente pedimos a Kiara a cambio de su vida. Ese es el plan.
— No es mala idea — opinó John B, quien entró en escena levantándose del suelo y caminando de un lado a otro.
— Voy a decirlo, hay que pensarlo mejor — Pope negó su idea, poniendo nervioso a JJ.
Me mantuve en silencio, sopesando el supuesto plan. Era peligroso, el hombre parecía ser poco fácil de engañar. Y sería difícil llevar a cabo todo lo dicho, pero teníamos que hacer algo por Kiara, no podíamos quedarnos de brazos cruzados.
— Esperen, Pope tiene razón. Esto podría empeorar las cosas para nosotros y Kiara — se entrometió Sarah.
— ¿Cuanto más podría empeorar? — reprochó John B.
— Se me ocurren varias cosas.
— Mientras ustedes piensan, ¿porque no lo dejan actuar? — señaló a JJ.
El rubio hizo lo propio y le sacó el teléfono a Pope.
Parpadeé repetidas veces tratando de asimilar la situación en la que nos encontrábamos, pero al seguir desorientada, termine por levantarme de igual forma y avanzar hacia ellos.
Recuperaríamos a Kiara.
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