Esto no está bien... [Steven x Young Pearl]
-Y estas son mis figuras, este es el Vaquero Solitario y este es el Ninja -
-¿Y este quién es? -
-Él es El Barbudo, pero es de lejos el peor de todos-
-¿Y qué propósito tienen estas pequeñas esculturas de lo que parecen ser... uhm... humanos? -
-Pues puedes coleccionarlos o jugar con ellos, es realmente divertido si tienes un poco de imaginación -
Peridot y Steven pasaban el rato dentro del cobertizo mientras Perla limpiaba los restos de lo que había sido la construcción del taladro.
- Uh ehm... Peridot no creo que deberías forzar sus extremidades...-
-¡AARRGHH! -
Ambos escucharon un grito que venía desde afuera y se sorprendieron un poco, pero pensaron que podría ser que Perla tuviese algún problema por lo que rápidamente salieron a ayudar.
Una vez ahí afuera no pudieron divisar a la delgada por ningún lado, solo una gran rueda sobre en el suelo.
Se acercaron cuidadosamente y el chico se dio cuenta de que había algo debajo.
-Vamos Peri, ayúdame a mover esto-
Unieron fuerzas para mover la gran rueda metálica y al quitarla de encima para descubrir lo que había debajo, Steven se llevó una gran sorpresa.
La gema de Perla estaba ahí, el chico se arrodilló para tomarla y se dio cuenta de que no tenía grieta alguna y estaba bien, parecía que la rueda había caído encima de ella.
- Oh no, volvió a su gema-
Steven recordó que la última vez que su amiga perdió su forma física y regresó a su gema tardó muchísimo en regenerarse. Rápidamente entristeció.
- Llevémosla adentro- El muchacho la cogió cuidadosamente, la puso sobre una pequeña cesta y se puso a observarla esperando que el tiempo pase volando para poder verla una vez más.
-Y-Yo creo que debí estar ayudándola en vez de estar aquí contigo... - dijo Peridot sintiéndose culpable.
-No te preocupes, no fue tu culpa, además esa cosa era pesadísima. Ella va a estar bien, aunque tomará tiempo en regenerarse -
Justo al terminar de pronunciar estas palabras la perla que sostenía Steven comenzó a brillar.
Tanto el chico como la gema verde miraban atentamente asombrados.
Y de la gema salió la imagen de Perla cambiando de forma en una silueta luminosa y el muchacho miraba cada una de estas transformaciones, después de unos segundos se pudo ver como la luz se dispersaba y dejaba ver a Perla otra vez.
-Woah Perla, ¡Estas bien! Pensé que te tomaría más tiempo en regenerarte y no te vería por un buen rato... o un par de semanas -
- Bueno, me di cuenta de que no necesito tanto tiempo regenerarme por completo, aunque aún estoy algo débil-
- ¿Y qué eran esas otras formas? -
-¡Oh! ¿Te refieres a mis antiguas formas físicas? -
-No me sorprende, las gemas solemos hacerlo, pero las perlas aún más por simple "estética" - interrumpió Peridot
-¡¿No siempre has lucido igual?! - Al chico tenía estrellas en los ojos - Eso es asombroso, ¡¿Podrías mostrarnos?! ¡Vamos, di que sí! -
-Pues... Oh vaya... son muchas formas Steven...-
-¡Por favor Perla... aunque sea solo una vez! - el chico se arrodilló para suplicar a su amiga.
-Bien... yo solía lucir así cuando tu padre era joven... -
Un rápido destello de luz hizo cambiar de apariencia a la delgada: ahora era más pequeña y usaba otras prendas.
Cuando Steven puso sus ojos sobre su compañera él se sonrojó, pensó que se veía muy guapa y adorable, hasta titubeó un poco al hablar por la vergüenza y timidez.
- T-Te ves bastante b-bien Perla-
-¿Lo dices en serio? - Perla desvío con timidez la mirada
- Sí, te ves m-muy linda-
¡¿Por qué dije eso?! Soy un tonto...
La pálida se sonrojó en un tono celeste al escuchar a Steven.
-Oh vaya... suficiente demostración por hoy- Perla regresó a su normal apariencia, suspiró un poco y dijo -Creo que regresaré al templo, necesito un descanso, estaré ahí si me necesitan-
El joven Cuarzo se quedó ahí expectante al lado de Peridot, deseando poder posar sus ojos otra vez sobre la forma tierna y angelical de su amiga.
Ella... es hermosa...
Al día siguiente~
La nariz puntiaguda se regresó al mismo lugar que el día anterior para terminar de limpiar, después de todo Greg les había prestado el granero con la condición que dejasen todo limpio.
Una pequeña figura la espiaba desde el cobertizo, Steven no paraba de mirarla desde la seguridad de su escondite, ahora él veía a su amiga de otra manera, pero aún más que eso él no podía sacar de su mente la bella figura que adoptó Perla ayer durante su transformación, esta forma se veía más como una chica, de su edad y muy hermosa y él lo sabía muy bien...
La delgada se sintió observada mientras limpiaba el lugar, miró hacia ambos lados y pensó que era solo su imaginación. Después de unos segundos la sensación de ser observada se hizo más y más intensa y esto la inquietó un poco, era el chico que no le quitaba los ojos, expectante. Steven quería salir y pedirle que lo hiciera, quería verla tal cual la vio ayer.
El joven Cuarzo vagaba en sus pensamientos y se distrajo un poco fantaseando cuando algo le sorprendió de golpe dándole un gran susto. Era Perla, se había dado cuenta de que él la miraba escondido y ahora buscaba respuestas.
-¿Qué pasa Steven? Estás actuando muy raro... -
- ¿Yo? ¿R-Raro? ¿A qué te refieres con eso? -
- Me has estado mirando desde aquí sin decir nada, eso es un poco raro-
-Oh vaya... - Steven sudaba por el nerviosismo, trató de calmarse y habló - ¿Me harías un f-favor Perla? -
-Está bien, ¿Qué quieres que haga por ti? -
- No es eso... quiero... quiero... -
- ¿Qué pasa Steven? -
- ¡Por favor muéstrame tu antigua forma!
- ¿Mi antigua forma? ¿La que te mostré ayer? ¿Por qué quisieras que haga tal cosa? -
- ¡Solo hazlo por favor! - pronunció casi temblando por las ansias.
-Las transformaciones no son para entretener Steven, tómalo con más seriedad -
- ¡Por favor! -
- E-Está bien...- respondió de mala gana.
El cuerpo de la pálida emite un leve destello dejando ver la apariencia angelical que Steven tanto anhelaba.
-E-Eres hermosa... - los ojos de Steven ahora se habían puesto como estrellas.
- No digas tales cosas... - dijo la nariz puntiaguda mientras se sonrojaba y sus mejillas se tornaban azul.
Steven se acercaba a ella más y más, Perla hizo un breve contacto visual antes de desviar la mirada nerviosamente, no podía mirarlo a la cara, ella no sabía porque sentía un poco de vergüenza.
El chico estaba completamente hipnotizado admirando la belleza y estética de su compañera.
Tan solo un paso de distancia los separaba cuando Steven soltó una pregunta un tanto atrevida.
- ¿P-Puedo tocarte? -
Perla no pudo articular ni una palabra al escuchar esta pregunta, su rostro delataba una leve mirada de preocupación cuando pudo ver la mano de Steven acercándose.
El chico no espero respuesta o réplica alguna de su amiga y empezó a acariciarla, primero tocando su cabello, luego acariciando sus suaves y tibias mejillas. Perla (o Perlita, ahora) estaba congelada, no podía moverse y no sabía cómo reaccionar, había pasado mucho tiempo desde que alguien la acariciarla como la Perla que es y fue hecha.
Esto la llenaba de una sensación de tranquilidad y felicidad, se sentía querida y estimada por alguien. Lo disfrutaba y mucho.
-Oh Steven...-
Pero esa sensación de tranquilidad le duró poco al darse cuenta de que era Steven quien lo hacía.
Steven es muy pequeño... para estas cosas... quién le ha enseñado todo esto...
El muchacho continuaba tocándola y acercándose más y más, ya no usaba una sino dos manos. Sus dos manitas bajaron hasta la cintura de la pálida a lo que está respondió dando un ligero brinco del susto.
-P-Perla...- las mejillas del chico se habían tornado de un color rojizo
El chico ahora miraba los delicados labios de su amiga, tenía la mirada fija y lo deseaba ahora más que nunca.
El chico con ambas manos en la cintura de su compañera acercó bruscamente a la delgada junto a él
Ella estaba congelada, no sabía cómo reaccionar, aunque disfrutaba un poco todo esto.
Steven miró fijamente a Perla y se dio cuenta de que ella estaba un poco asustada, confundida y se veía indefensa, nunca había visto un lado así de ella, ahora se veía adorable, hasta sentía un poco de culpa por hacer todo esto, pero su deseo era más fuerte.
Ella desvío la mirada con timidez, pero el chico sujetó una de sus mejillas y busco los pequeños labios de la nariz puntiaguda. La besó y pudo sentir el suave calor de sus labios.
¡¿Me está besando?!
El joven cuarzo se dio cuenta de que la delgada no ponía resistencia alguna pero tampoco hacía mucho, estaba inmóvil y rápidamente la culpa lo invadió. Se separó tan rápido como le fue posible
-P-Perla... Yo... no sé qué me sucedió... comprendo lo que hice...es más, ¡si quieres odiarme ódiame-
- Oh... no, está bien... no te preocupes... todo fue tan repentino... - respondió con cierta timidez
-Soy de lo peor... creo que yo debo irme-
-No, quédate... por favor... m-me gu-gustó... - Perla había desarrollado unos sentimientos por el chico.
Steven se volteó y la miraba perplejo.
- P-Por favor t-tómame - dijo con los brazos abiertos
El chico no lo comprendía del todo, pero al verla así también la abrazó.
Él la abrazó y la sostenía firmemente cuando Perla levantó la mirada y cerró los ojos acercando sus labios a los del chico esperando que él también la besara.
Y así fue, correspondió el beso como fue debido. Se besaban suave y lentamente uno disfrutando del otro, luego estos se hicieron más y más apresurados, y no se contuvieron al usar sus lenguas.
Se siente tan bien, ya no puedo pensar en nada más... mi mente no puede pensar ya en nada... - Pensó la pálida.
Estuvieron besándose y lamiéndose por bastante tiempo y de manera tan apasionada que el chico tuvo que separarse para tomar un respiro, un puente de saliva unía sus bocas mientras el muchacho jadeaba tratando de recuperar el aliento, se sintió mejor y continuaron justo donde lo habían dejado.
Parecía que el tiempo se había detenido para los dos, solo ellos dos y nadie más. Steven sujetaba firmemente a Perla hacia su cuerpo y podía sentir sus pechos contra el suyo y esto le gustaba, la quería sentir y más cerca.
Después de unos minutos la delgada empezó a sentir que le temblaban las piernas y se cayó sobre sobre él, poco o nada le importó porque continuaron besándose presurosamente en el suelo del cobertizo, ella estaba ahora sobre Steven y no quería que este momento terminase nunca. Él llenaba de besos su cuello y a ella le encantaba. La piel de Perla estaba muy caliente y a Steven le fascinaba esto, abrazarla y sentir su calidez mientras que ella inhalaba profundamente el aroma del muchacho.
Las cosas se ponían más y más intensas y les gustaba la idea de no saber hasta dónde iban a llegar.
-S-Steven... t-te... amo... -apenas ella pudo pronunciar eso beso y beso
-Yo también te amo Perla -
Al escuchar esto la nariz puntiaguda empezó a abrazar más fuerte a Steven empujándolo hacia ella.
Como estaban tan ocupados el uno con el otro no se dieron cuenta que en esos instantes alguien entraba.
-Ehm... Steven, ¿me pudo quedar con esta caja de interesantes artilugios humanos? ¡OH POR LAS ESTRELLAS! , ¿qué estás haciendo? -
La voz de Peridot interrumpió a los enamorados y estos se le quedaron viento muy avergonzados.
-Eh uh... yo... -
-¡¿Te has vuelto loca?! ¡Estás ahorcando a Steven! -
- Yo no- -
-No trates de ocultarlo, míralo, ¡¿No ves que le falta el aire en sus compartimientos respiratorios?! ¡Está muy agitado! -
Peridot se armó de valor y empujó a Perla quitándola de encima de Steven.
-Peridot estoy bien... ella solo... eh.. ehm... ella solo me ayudaba a buscar algo que se me cayó al suelo - habló el chico esperando de que le crean.
La delgada rápidamente cogió lo que tenía más cerca de su mano.
- ¿Lo ves? Ya lo encontré - dijo Perla soltando una risilla nerviosa.
- ¿Está bien, parece que me equivoqué... por cierto... ¿qué haces vestida así? -
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