UsBol 2° parte (del primer one-shot)

Otra vez, su jefe lo había dejado con Alfred, él debía pagar la deuda, aunque esta vez ya no se podía sentir agobiado por lo menos ya conocía mejor al norteamericano.

Pero el boliviano tenía una duda, una muy grande — ¿Porque te dan miedo los fantasmas? — pudo ver, que el norteamericano temblo un poco por ello, pero luego trató de mantener la compostura.

— Yo, como héroe no tengo miedo a nada — julio sabia que lo decía para no verse como un cobarde.

— Mira un fantasma — le dijo mientras le apuntaba atrás del norteamericano, este al instante saltó a buscar algún lugar de seguridad y la seguridad claro que estaba detrás de Julio. — Y me dices que no le temes a los fantasmas ¿eh? — por lo menos trataría de entretenerse, aunque más que entretenerse, era tratar de buscar distraer a Alfred.

— No soy un cobarde — le dijo, aún con miedo del supuesto fantasma.

Julio se río y dijo — Ya veo como se sentía mi hermano al cuidarme — se dijo más para si mismo, acaricio el cabello de alfred y el otro quedo estático.

— Ah... — le dijo, viendo aquella acción.

— Por cierto, Alfred tu jefe me ordenó, a que te bañes, dice que no te bañas desde hace un rato — dijo, mientras la hacía de niñera.

— Bueno — dijo mientras miraba a donde antes habían apuntado por si seguía un fantasma ahí.

Julio notó eso y dijo — no hay fantasma, solo lo inventé — le dijo riéndose, mientras que Alfred se sentido ofendido, para luego sentir que Julio tomaba su mano y lo llevaba al baño — Vamos que debes estar limpio, tu jefe me dijo que tenéis una reunión importante — para el rubio, la sensación de cuidado era algo que lo agradecía.

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Después del baño, Alfred salió bien tapado porque el frío del pasillo se sentía, y luego escucho — Apurate Alfred, tu ropa esta planchada en tu cuarto, y dentro de nada estará el desayuno. — escucho, y obedeció, se puso su ropa, mientras sentía que el calor del recién planchado desaparecía, bajo las escaleras, y olió la comida, el aroma era delisioso.

Con mucho entusiasmo se sentó, mientras que Julio, le servía lo que más le gustaba, aunque era obvio que Julio no podía cocinar nada más, porque todo estaba lleno de comida que al norteamericano le gustaba. — Gracias — le dijo, se sentía feliz, o esa sensación le gustaba mucho al rubio.

— De nada — dijo, mientras ahora el boliviano servía lo suyo — lo que comes no es nada sano, es por ello que engordas con facilidad — comento Julio, el americano le tomo atención, era cierto ello, después del accidente donde se desmayó por la altura, si enflaquecio, pero después de que Julio ya  no lo cuido volvió a engordar. Entonces siguió escuchando al boliviano — mientras estas en la reunión, iré a comprar cosas más sanas, porque si yo también como lo que tú comes, me engordare igual de rápido, por ahora termina rápido, que llegarás tarde. — el americano asintió, y casi tragando su comida terminó.

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Para cuando Alfres volvió, a su casa ya era casi la hora del almuerzo, abrió la puerta la casa, y el ambiente de frío a calor se sintió. Adentro estaba Julio poniendo la mesa para almorzar — llegaste justo a tiempo — le dijo acercándose, para luego ayudar al americano a sacarse el abrigo — en quince minutos estará el almuerzo, esta vez comerás sano — le dijo, o quizás le amenazo quien sabe.

Pero de algo si estaban seguros, Julio estaba bastante calmado, bastante a diferencia de como llegó la anterior vez. Entonces Alfred habló — Julio — llamo a este, el cual este otro volteo, estiró los brazos, para el boliviano no era que entendió rápido, pero luego de un unos cuantos segundos, lo supo se acercó a Alfred y se dejó abrazar, le devolvió el abrazo, ya que ahora sabia que este lo quería así — Gracias. — dijo el americano — me siento tan feliz —, quizás Julio no entendía muy el porque, pero para Alfred volver a sentir que alguien se preocupaba por él o sentirse querido era un sentimiento que le gustaba, y Julio se lo estaba otorgando.

Mientras el abrazo desaparecía de apoco, Alfred detuvo esa acción y se acercó un poco más a Julio, y sin beberla o comerla, como dice la frase, sintió los labios tímidos del rubio en él. Para el boliviano era una sensación extraña más aún proveniente del americano.

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No sé puede decir mucho de lo que pasó después de eso, solo que Julio no entendía porque Alfred le había besado, si lo único que hacía era cuidar de este.

Pero trato de ello no le afectó en lo que faltaba para pagar la deuda. Trato, porque Alfred todos los días, mientras Julio solo le ayudaba a quitarle el abrigo le daba un beso. Confundiendo más a Julio de lo que se encontraba.

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