A veces daba un poco de pena ver cómo ignoraban a Canadá, era muy amable, y siempre trataba de mostrar algo de él hacía los demás, pero su hermano USA siempre lo opacaba.

Un día decidió tener una charla con él, Julio sabía la amabilidad que este florecía.

Charlaron para dar un paseo muy largo, y le dijo a Matthew que se alistara para la próxima semana, porque estarían en varios lugares con clima muy variados, el canadiense acepto, sin saber cómo lo pasaría.

Canadá creyó que nada sucedería, porque obvio él era de un país que llegaba a los infernales inviernos, pero no pensó que el frío era el problema, sino la falta de aire lo cual hizo que caía desmayado, para cuando despertó estaba en el hospital con Julio muy preocupado.

— Lo siento, no debí llevarte ahí — le dijo tomando su mano, mientras el Canadiense suspiraba.

— Está bien — puso su mano en la mejilla de Julio, para el canadiense, esto aunque no termino como quería por lo menos, supo que era notado por alguien más, no podía sentirse más contento.

Por otro lado, el gesto de Matthew tomo un poco por sorpresa al boliviano.

— La próxima vez vamos a mi casa, puedo cocinarte algo delicioso, y estoy seguro que la miel de maple te encantará. — y Julio asintió.

Aunque el viaje no se completó, Julio pudo sentir su estómago lleno de mariposas.

Y sabía que para cuando le tocará ir a la casa de Canadá, las mariposas estallarian en cualquier momento.