Capítulo Único
¡Hola~!
Me presento; soy Sonye-san y vengo con mi primer (y posiblemente último) escrito sobre Hanako-kun! Un regalo con todo mi amor para mi Waifu, YM015, por su pasado cumpleaños el 16 de este mes! uwu
Mejor tarde que nunca, discúlpame :'D
Agradezco infinitamente a mi poderosisima Onee-sama, Ozora no Hime, por darle una ojeada a esta cosa y controlar la ansiedad que me da cada que entro a escribi a un fandon nuevo.
¡Gracias Onee-Sama! ¡No sé que haría sin ti! TuT
Antes de que comiencen la lectura, aclaro que solo he visto el anime aunque sé uno que otro Spoiler del Manga (más lo que el anime se voló) por lo que, de antemano les pido perdón por el posible Ooc en los personajes, especialmente con Yashiro, porque de los 3, aún no logro encariñarme del todo con ella y me medio caga aveces...
En fin, sin nada más que decir: ¡Disfruten este humilde One-Shot!
La portada del capítulo pertenece a dannukha de Pixiv, número de usuario 30017514©
____________________________________
«Dime ¿Has escuchado este rumor? Sobre la extraña amistad que existió hace algunos años entre estudiantes y apariciones en nuestra Academia Kamone. Los más extraño de esto, según los rumores, afirman que uno de los jóvenes era un exorcista. Bastante raro ¿no?
Sin embargo, si alguna vez te haces amigo de un fantasma, dicen que obtendrás un lazo de amistad eterno y único como ningún otro. Solo no tengas miedo, abre tu mente y corazón, porque lo desconocido no siempre es malo.
Únicamente necesitas paciencia y disposición, pero, sobre todo: confianza».
.
.
Ambos intuían, preocupados, que Kou se sobre esforzaba en su formación como exorcista del imponente clan Minamoto.
Hanako lo había descubierto desde que pelearon en aquella azotea de la Academia Kamone, dándose cuenta, casi de inmediato, que su bastón espiritual, raiteijou, lo estaba lastimando al él no poder soportar, todo su gran poder. Lo selló por su bien, no porque tuviera miedo u odio hacia el joven, ni siquiera para molestarlo del todo, más bien, porque si seguía usándolo sin cuidado, las consecuencias podrían ser mortales.
Tampoco quería darle falsas esperanzas al idealista exorcista.
Yashiro Nene, por su parte, era más observadora que Hanako, ya que tanto ella como Kou se veían a veces en sus ratos libres y él era tan amable para ayudarla a limpiar aquel baño de mujeres donde el alma de Hanako estaba atrapada. La fémina a veces escuchaba, atenta, algunas historias sobre su entrenamiento o cómo era su familia, y le preguntaba si conocía a exorcista famosos u otros temas variados sobre fantasmas, yōkais y apariciones.
A Nene aún no le agradaba del todo estar metida en situaciones sobrenaturales, sin embargo, tampoco podía negar la curiosidad que le daba saber más del mundo espiritual, así que, para bien o para mal, le encantaba escuchar los relatos de Kou y conocer más sobre la especie de Hanako-kun.
Hablando de Hanako... le gustaba, mas no era su tipo. Sí, no lo era y ella se lo repetiría las veces necesarias para seguir engañando sus sentimientos, en posta de no salir lastimada ni lastimarlo a él en un futuro.
Prefería ser su amiga y disfrutar hasta donde se pudiera.
Yashiro, algo sonrojada, negaba fugazmente con su cabeza, esa no era la ocasión para pensar dichos temas, por el momento, irrelevantes. Su mente tenía que estar centrada y controlar la culpa que se asomaba en su pecho por no darse cuenta a tiempo del enfermo estado de Kou.
Las primeras señales aparecieron luego de la muerte del alma de Mitsuba; Kou trató de no desanimarse y se propuso a sí mismo, ser más fuerte y de esa forma proteger a sus amigos, incluyendo a los no vivos. Porque él creía fervientemente que no todos los espíritus eran malos y era posible entablar una relación amistosa con ellos. Si bien, el chico conservó su actitud alegre de siempre, Nene comenzó a notar algunos atisbos de que algo le estaba pasando.
Para cualquier persona, esas señales podían pasar desapercibidas, pero no para ella. Lo primero que notó fueron unas vendas envueltas alrededor de sus manos y cada uno de los dedos que la conformaban.
«Pero... ¡¿qué te pasó, Kou-kun?!», le preguntó alarmada cuando lo vio entrar al baño, sosteniendo un trapeador con una mueca de dolor, difícilmente disimulable.
«¡Oh! ¿Esto? ¡No se preocupe, Senpai, no es nada grave!», respondió él, regalándole una sonrisa para así tranquilizarla.
La estudiante se recriminaría por toda su vida el no seguir insistiendo para que le dijera la verdad, puesto que, ella estaba convencida que no era sincero, mintiéndole.
En aquel instante, ella decidió confiar en él.
«Soy una mala amiga...», pensó ella, a punto de llorar por todas esas emociones de culpa, agolpadas en su pecho.
Kou estaba padeciendo una fiebre muy alta, de 39°C, pero, por suerte, el colapso fue cuando ambos se dirigían donde Hanako para almorzar juntos, como acostumbraban.
El sonido seco del cuerpo inconsciente del rubio, sobresaltó tanto a Nene que liberó un grito de total preocupación.
Los Mokkes, pinchando el cuerpo inconsciente del rubio y soltando comentarios tipo: «¿Está muerto?» sólo agrandaron su creciente angustia.
Hanako apareció casi de inmediato, y la escena que encontró, no podía negar que le produjo un nudo en la garganta.
No, más que sentirse celoso de que la adolescente mostrará genuina aflicción por el chico exorcista, al punto de no poder controlar sus lágrimas, él de verdad sintió una opresión en su pecho.
Espabilando, actuó rápidamente e invocó a Hakujoudai, para que auxiliará a Nene intentando levantar al joven y así apoyarlo en su hombro.
Nene agradeció a Hanako como nunca antes.
Minamoto no era tan pesado, mas Yashiro tampoco era muy fuerte como para poder cargarlo ella sola hasta la enfermería.
Al llegar, Nene llamó de inmediato a la enfermera en turno y ella, al comprender la situación, le indicó que lo acostara en una de las camillas disponibles.
Tomándole la temperatura con un termómetro, se alarmó. No obstante, la mujer resopló para controlar sus emociones y luego fue a la vitrina en donde sacó una bolsa de suero transparente con una etiqueta que decía «acetaminofén», un tubo plástico estéril, una aguja con aletas y tela adhesiva.
Le señaló a Nene que buscara en el cajón que tenía al lado un pequeño envase etiquetado con la palabra «alcohol», junto a otro envase de vidrio repleto de níveo algodón, indicándole que se lo pasara cuanto antes.
Ella obedeció algo nerviosa y se los entregó con las manos temblorosas.
La mujer se llegó a enternecer, aquel joven tenía una gran amiga– ¿o novia? –, que se preocupaba por él desde el fondo de su corazón.
Entonces, sin vacilar, preparó el suero a una velocidad sorprendente a los ojos de Yashiro y Hanako, colocándolo en un tubo de hierro a una altura suficiente y, después, desinfectó el antebrazo del rubio con algodón humedecido en alcohol.
Amarrando una tira de goma, formando así un torniquete, la mujer buscó la vena más grande del antebrazo derecho de Kou y le inyectó la aguja con la solución líquida. Desarmando el torniquete, la profesional desató el tubo del suero y lo conectó a la aguja, empezando así el goteo continuo del suero. Limpiándose el sudor que se había amontonado en su frente, tomó la libreta medica de su escritorio y anotó el estado del joven, para así monitorearlo el resto del día escolar.
Si tenía suerte, podría irse a casa lo suficientemente estable para no ir al hospital.
De modo que, con una sonrisa maternal, le explicó a la adolescente que dejara al joven en sus manos, y que ella podría regresar a sus clases y volver más tarde. Aunque Nene no quería apartarse de Kou, tuvo que hacerlo porque tenía un examen de educación física después de comer.
Hanako, para calmarla, le dijo que él se quedaría y le avisaría cualquier cambio, vía Hakujoudai. Ella asintió y con pesar, se regresó al salón de clase, con la esperanza de que el Minamoto menor, se mejorará con el pasar de las horas.
Sin embargo, para Yashiro las horas parecían correr lentamente cual tortuga; su amiga Aoi la observaba más distraída de la cuenta, bromeando con ella al comentarle si pensaba en un chico de su interés. Una reacción natural de Nene sería negarlo todo sonrojada y avergonzada, más lo único que recibió Aoi, fue un sonoro suspiro por parte de Nene.
«Las cosas tienen que estar más grave de lo que pensé» se dijo Aoi para sí misma.
Nene si pensaba en un chico, no obstante, como pocas veces no lo hacía de una manera romántica o asquerosamente cursi cuál manga Shōjo, más bien, ella sólo se llenaba de ansiedad al no saber cómo estaba Kou en estos momentos.
«¿Ya le habrá bajado la fiebre a Kou-kun?» caviló Nene, soltando otro suspiro que no pasó desapercibido por Aoi.
—Ne, Ne~ ¿Estas bien, Nene-chan? —preguntó Aoi, no una sino dos veces más hasta que logró llamar la atención de la aludida.
—¿Eh? ¡Lo siento mucho, Aoi-chan! —farfulló Nene, Aoi solo le sonrió en respuesta—. ¿Qué decías?
—¿Te pasa algo? —repitió, con paciencia.
—¿A mí? ¿Por qué preguntas?
—Pues, has estado algo decaída, ni siquiera reaccionaste cuando el chico guapo del curso de al lado, te agradeció por prestarle tus apuntes.
—¿E-En serio? —inquirió Nene, confundida y avergonzada. ¿Tan en la nube estaba, que no se dio cuenta de sus propias acciones del día?
—A eso me refiero, estás rara, Nene-chan.
—N-No es nada, Aoi-chan —forzó una sonrisa—. No te preocupes, estoy bien.
Mintió y Aoi se dio cuenta, pero prefirió dejarlo pasar por el momento. Además, tampoco pudo seguir insistiendo porque su profesor en turno entró al aula, dando inicio a su larga y aburrida clase de aritmética.
Yashiro no prestó atención en ningún instante.
La última campanada del día resonó por toda la Academia Kamone, avisando a cada alumno el esperado fin de la jornada de clases, por ese día. Nene guardó sus materiales en su bolso y salió del aula a paso rápido, no sin antes despedirse de su amiga. A ella le pareció raro que, en ningún momento, Hanako le avisara nada del estado de Kou, provocando que su imaginación paranoica, no dejara de divagar el resto del día, atormentándola.
Cuando Yashiro llegó a la enfermería, no tardó en encontrarse con la enfermera, quien justamente le retiraba el suero y le ponía un curita de un patrón fantasmal en el área afectada del antebrazo.
—¡B-buenas tardes! —saludó nene, haciendo una corta reverencia respetuosa—. ¿Como está, Kou-kun?
—Mejor —respondió ella, poniendo los restos del suero y materiales en una gaveta de su escritorio—. Su hermano mayor vendrá por él en un rato.
—¿Minamoto-senpai...? —masculló Nene, recriminándose por no pensar en la posibilidad de que él estaría ahí, y que, por eso, seguramente Hanako tuvo que obligarse a mantener un perfil bajo.
—Por cierto, Yashiro-san ¿Puede quedarse un momento con Minamoto-kun? Tengo que llevar estos papeles al salón de profesores, urgente —pidió amablemente, la enferma.
—¡Déjemelo a mí!
La mujer murmuró un suave «gracias» y salió de ahí presurosa, apenada por dejarlos solos un ratito al ella olvidarse de llevar el reporte del inventario de medicamentos caducados. Realmente tuvo suerte de que, en el día, solo atendió al Minamoto menor, y que el suero era el último que le quedaba en buen estado.
Nene miró cada rincón de la habitación y se aseguró de que ya no había nadie además de ella, cerrando así la puerta, soltando a la par, un suspiro.
—¿Hanako-kun, estás aquí?
—¡Yashiro~! —reapareciendo cuál fantasma que era, Hanako la abrazó sorpresivamente desde la espalda.
—¡H-Hanako-kun, no es el momento! —intentando controlar su sonrojo y los fuertes latidos de su corazón por la impresión dada, regañó a la aparición.
—Hai~ —haciendo un puchero, se apartó de la fémina algo molesto.
—Mmm... —el gruñido del paciente, los alertó lo suficiente como para dejar atrás, cualquier intento de riña entre los dos.
—¿Kou-Kun? — Nene se acercó al rubio y lo miró esperanzada.
—¿Sen...pai...? —murmuró Kou, somnoliento.
—Aquí estoy, Kou-kun—respondió Nene, sosteniendo su mano—. ¿Cómo te sientes?
—Yo...
Minamoto Kou sentía que la cabeza le daba vueltas en un interminable espiral, y también percibió como un frío extraño le recorría todo el cuerpo. Éste no le respondía y ni siquiera podía apreciar el tacto que le daba su querida senpai.
¿Qué estaba ocurriendo exactamente? ¿Qué le pasó para dejarlo en estado tan confuso y lamentable?
Kou se regocijaba de tener una salud más que envidiable, muy rara vez llegaba a enfermarse y por su arduo entrenamiento de exorcista que hacía desde niño, tenía una tolerancia al dolor más alta que la media, pero su hilo de pensamiento no terminaba de conectar entre sí, ya que no lograba comprender el cómo ni el por qué estaba ahí acostado, sintiéndose cómo si flotara libremente en un mar de nubes en el cielo.
Solo una idea sincera se cruzó por su mente, un pensamiento que no pudo retener para sí por más tiempo:
—Ha...nako—Dijo Kou, clavando sus entornados orbes celestes hacia el mencionado —, aunque Teru-Nii diga que no es posible...ser amigos de las apariciones...
El séptimo misterio se sobresaltó al oír ese nombre, aún recordaba a flor de piel, su pasada pelea con el nombrado. Aun cuando le prometió a su asistente que le avisaría cualquier cosa, le fue imposible materializar cualquier vestigio de su energía espiritual para que el Minamoto mayor no se diera cuenta de su presencia.
Aunque, conociendo lo talentoso que era, no le extrañaría que simplemente estuviera haciéndose el despistado, ignorando su presencia adrede o de seguro, estaba expectante por si él hacía cualquier movimiento comprometedor.
—... incluso, cuando sé que cometiste el pecado... de asesinar... —Yashiro afianzó el apretón, asustada por la reacción que tendría Hanako a su lado.
La aparición sólo se mordió el labio inferior y apartó su mirada debido al acopio de emociones que atormentaba su alma, ensimismado en una culpa que posiblemente jamás sea perdonada por él ni por Kami-sama.
—... No...me importa... —espetó con una escueta sonrisa—. Yo... Confío en ti... A pesar de molestarme... O si en verdad fueras una aparición maligna, yo sé que no lo eres... Siempre... Confiaré en ti...
Era probable que Kou estuviera delirando por la fiebre que lo arropaba, sin embargo, no había ni un ápice de duda en sus palabras. Él confiaba ciegamente en su ideal, los espíritus y los humanos podían, no, pueden ser amigos.
La amistad verdadera iba más allá de lo físico, unía sus almas y creaba un lazo irrompible. Minamoto Kou creía en ese pensamiento idílico con todas sus fuerzas. Si bien él sabía que no todos los espíritus eran buenos, el bastardo de Tsukasa era el ejemplo perfecto, tampoco podía negar que muchos sólo eran almas en pena en busca de un calor perdido, un calor que los humanos podían ofrecerle si abrían sus mentes y corazones hacia lo desconocido.
Si tan solo él hubiera sido tan fuerte como su hermano, Minamoto Teru, el alma de su amigo Mitsuba no habría muerto de aquella manera tan despiadada por culpa de esa maldita aparición. Inclusive, tampoco pudo hacer nada para salvar de las manos de Tsukasa, esa especie de clon amnésico que se encontró en el dominio físico del antiguo misterio Número 3, el infierno de los espejos. Por lo que, se esforzaría, se esforzaría para tratar de fortalecerse, alcanzar y superar a su hermano mayor. Podría no tener su talento innato, no obstante, él lo compensaría con su insondable fuerza de voluntad.
—Mi.... Amigo...
Sus párpados le pesaban y ya no logró seguir hablando, por más que las palabras querían continuar saliendo de sus labios resecos.
Aún le faltaba algo que quería confesar:
Su senpai, aquella hermosa joven soñadora con unos complejos que, sin duda, a él le parecían exagerados.
Yashiro Nene no tenía que envidiarle nada a nadie, ella ya era perfecta.
¿Ese sentimiento que florece en su pecho, tenía un nombre? ¿Debería permitir que siguiera creciendo?
No era tonto, sabía que él nunca tendría oportunidad con ella, y, mucho menos, él no podía permitirse desviarse de su sueño idealista. ¿Cómo podría pensar en sus sentimientos, cuánto ni siquiera podía proteger su sueño?
No, no era el momento y talvez nunca lo fuera. Todavía había muchas cosas que quería saber y conocer tanto de su familia como el mundo espiritual, no debería estar considerando aquellas cosas tan fuera de su alcance...
Solo deseaba la felicidad de ella, aunque no fuera con él.
—Shōnen... —musitó Hanako, atónito.
El antiguo humano, Yugi Amane, concebía que Minamoto Kou era estúpido, mas no pensó que lo fuera tanto. Pero... ¿Por qué se sentía tan feliz de escuchar esas palabras? ¿Por qué Kami-sama le puso en el camino a aquel exorcista tan ingenuo y asquerosamente sincero? ¿Alguien como él merecía una verdadera amistad? ¿Debería aceptar los sentimientos del joven? ¿Que era ese calor que crecía en el hueco donde debería de estar su corazón?
La aparición quedó, sin habla, nunca en sus años como el séptimo misterio de la Academia Kamone había escuchado algo así. Porque sí, Minamoto Kou era alguien muy estúpido, estúpidamente cálido.
Nene pudo relajarse cuando de reojo, vio como Hanako curvó los labios en una tenue risa y apartaba la mirada ligeramente sonrojado.
Iba a decir algo, no obstante, justo cuando abrió la boca, la enfermera entró agitada por el recorrida que tuvo que hacer y el cuerpo Yashiro se vio preso por un respingo que la hizo soltar un gritillo. La enferma se disculpó por asustarla y le preguntó si había algún cambio. Ella, más tranquila, le respondió que recuperó la conciencia hacía unos minutos pero que sólo balbuceó unas palabras poco entendibles y que se volvió a dormir.
No pudieron seguir conversando porque exactamente, en aquel instante, entró Minamoto Teru para llevarse a su hermano.
Hanako desapareció su presencia vertiginosamente desde que lo sintió acercarse. Nene solo se limitó a darle buenos deseos para que Kou pudiera terminar de recuperarse y regresar a clases al día siguiente.
El chico contestó un cortés «gracias», y regresó su vista hacia su hermano menor. Teru se lo había advertido, sin embargo, Kou era alguien demasiado terco cuando una idea se le metía a la cabeza. Y él era a veces demasiado complaciente con sus hermanos menores como para dejarlo solo en lo que se propusieran con tanta pasión.
No sería un buen hermano mayor si no se preocupara en apoyar las metas de sus hermanitos. Aunque él estaba muy seguro de que Kou sentaría cabeza y dejaría atrás todas esas ideas estúpidas sobre amistad entre seres sobrenaturales. Por supuesto, también existía la mínima posibilidad de que su hermano siguiera adelante con esa idiotez, y él, por más incoherente que le pareciera, estaría ahí para protegerlo de todos aquellos espíritus malignos que pensaran en aprovecharse de la bondad de Kou.
Yashiro les dio un último vistazo a los hermanos Minamoto y retornó su camino hacia su hogar. Por ese día, Hanako no la obligó a quedarse hasta tarde para limpiar su baño.
Solo por hoy, él se lo dejaría pasar.
.·.
Al día siguiente, Minamoto Kou se encontraba totalmente recuperado de su fiebre, a primera vista daba la impresión de que jamás había padecido tal cosa. Su energía habitual estaba intacta y, como siempre, acompañaba a su senpai hacia la azotea para almorzar juntos.
—¿Seguro que te sientes bien, Kou-kun? —le preguntó Yashiro Nene, mientras subían las escaleras.
—¡Mejor que nunca, senpai! —respondió, energético—. Lamento haberla preocupado.
—No te disculpes, solo cuídate mejor para la próxima—Dijo Nene, ocultando su regaño con una sonrisa que le aumentó de súbito el pulso a Kou.
Entonces, los dos, llegando a la azotea, se sentaron en el piso sin dejar de conversar sobre cómo lo habían pasado en la mañana. Una conversación bastante amena entretanto los dos comían su delicioso almuerzo tradicional, bentō, una conversación que lastimosamente fue interrumpida por la aparición repentina de Hanako-kun.
—¡Yashiro~! —canturreó Hanako, abrazándola de soslayo y frotando muy cariñosamente su mejilla con la de ella. Kou bufó e intentó apartarlo acusándolo de fantasma pervertido, Nene, por su lado, trataba de controlar los latidos de su sobresaltado corazón—. Hoy no te salvas de tu trabajo, querida asistente~
Y ahí, murió el dizque momento extrañamente romántico en el cual estaba inmersa, siendo reemplazado por la sensación abrumadora de regresarla a la triste realidad; limpiar ese maldito baño de chicas...
—Si...—pronunció, desganada.
—Por cierto, te ves mejor, Shōnen~
—¿Eh? —Kou detuvo su empeño inservible de alejar a Hanako de su senpai y le propinó una mirada incrédula al fantasma—. ¿También te enteraste?
—Ni entrenando así, lograrás vencerme algún día~
Kou bajó su vista, apenado, él debió de ser más cauteloso con sus heridas y cuidar mejor su salud para evitar que el riguroso entrenamiento al que se estaba sometiendo bajo la tutela estricta de su hermano Teru le afectase.
—Eso dice ahora, pero debiste ver su cara cuando le dijiste todas esas palabras de amistad, Kou-kun—interrumpió Nene, risueña.
Hanako se quedó helado y claramente avergonzado, sin embargo, ahora fue el turno de Kou en subir la mirada para verlos extrañado y confundido.
—¿Qué palabras?
—Ya sabes sobre que-
Hanako no la dejó terminar porque cubrió su boca con Hakujoudai.
—N-No es nada importante, Shōnen, olvidemos este tema~—Dijo Hanako, tratando de sonar convincente.
—¿Si tú lo dices...?
Nene entendió el mensaje y, protestando para que la liberaran, decidió no decir ni una palabra más, ella comprendía que a Hanako había que tenerle mucha paciencia y que tampoco él era muy sincero con sus sentimientos.
No debía de forzarlo.
Yashiro entonces, atinó a sonreír, porque Kou, curioso, se empeñó tercamente a sacarle la información a Hanako, no obstante, Hanako sólo siguió jugando con sus típicas bromas en lo que esquivaba sin dificultad, los estoques del bastón espiritual del rubio exorcista.
Una escena que a Nene le parecía entre tierna e hilarante.
Deseó fervientemente qué; ojalá esos cálidos días escolares entre los tres, no terminaran nunca.
.
FIN
.
______________________________________________
Y hasta aquí este escrito!
Lamento muchísimo la tardanza Yanny Dx
Maldita ansiedad y autodio...
Pero, a pesar de la desgraciada pandemia, sé que no la pasaste mal, aunque quería ir a visitarte ;-;
¡Te amo mujer, gracias por ser parte de mi vida!
#Nohomo (?)
Con respecto al capítulo, me gusta mucho la OT3 de ellos tres, se me hacen adorables, y aunque yo apoyo full el HanaNene, el KouNene me parece muy lindo, más por el hecho de que Kou tenga una especie de Crush con Nene que otra cosa, se me hace muy tierno! Quisiera que le den una waifu (o husbando)que lo quisiera al cien por ciento y que valga la pena, porque, Mitsuba me cae del orto xd
Pero bueno, no sé si en el manga "cambió" o mejoró su personalidad tan irritante e insoportable, aunque ya que, es casi probable que los dejen juntos aunque sea de manera indirecta, y yo respetaré la decisión de la mangaka.
¡Espero que te haya gustado mujer!
De nuevo, lamento el ooc :'v
Sé que dije que quizá no escriba más de Hanako-kun, sin embargo, la inspiración es la que tiene la ultima palabra uwu
En fin, me dejan un review (si quieren ;-;) y nos vemos despues~
Sayonara~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top