Day six
Hi, again
El pequeño Shinsou Hitoshi tomó de la mano a su madre, ésta le sonreía dulcemente mientras peinaba sus rebeldes cabellos con sus dedos.
—¿Aún no piensas decirme qué fue lo que sucedió Hitoshi? –Le preguntó mirando la pierna enyesada del niño de seis años. El pelimorado negó. —Anda Hitoshi, sabes que nunca te regañaría y menos por ésto, ¿Acaso los niños de tu escuela hicieron ésto?
Shinsou apretó un poco la mano de su madre y tardó unos segundos antes de mover lentamente su cabeza de un lado a otro, negando. La mujer de ojos morados suspiró antes de levantarse de su asiento.
—El doctor está tardando hoy, iré a preguntar qué pasa, ya vuelvo cariño. –Besó la frente de su hijo y soltó su mano para ir en busca del médico, ya era el tercer día de Hitoshi en aquel hospital desde que había ocurrido aquel accidente, habían decidido dejarlo ahí ya que al ser pequeño podría hacer movimientos bruscos que lo hirieran y de igual forma su madre había pedido permiso para hacer eso ya que ella trabajaba como enfermera en ese hospital, así que se sentiría más relajada vigilando a su pequeño de cerca.
Shinsou apoyó su cabeza en la almohada de su camilla y miró las lámparas del techo.
El niño no entendía por qué sus compañeros eran así con él, desde que se enteraron de su quirk habían comenzado a llamarlo villano, constantemente era golpeado por aquellos cuyo sueño era ser héroe –a pesar de que Hitoshi compartía su sueño a ellos no le importaba– y durante la última paliza el pelimorado tropezó y cayó por unas escaleras, los pequeños atacantes huyeron al ver aquello y Hitoshi aguardó durante mucho tiempo la llegada de la maestra de grado, quien lo buscaba ya que era hora de la salida.
Furtivas lágrimas rodaron por las mejillas del pequeño, estaba triste pero no quería preocupar a su mamá con problemas innecesarios.
La puerta de la habitación se abrió y el niño rápidamente limpió sus mejillas creyendo que se trataba de su madre pero otro niño —rubio y de ojos dorados– pasó por ella y lo miró curioso.
—¡Denki no te vayas sólo! –Una mujer pelinegra y de ojos dorados ingresó a la habitación tomó rápidamente la mano de su hijo, estaba a punto de ragañarlo cuando notó la presencia del otro niño en la habitación. —Oh lo lamento mucho, ¿No te hemos despertado verdad? Es que mi hijo se quedará aquí algunos días y esta es su habitación, perdón es que es muy inquieto, pide perdón Denki. –La mujer empujó suavemente al rubio, éste se acercó a la camilla de Shinsou y extendió su pequeña mano.
—Perdona, yo soy Kaminari Denki, es un gusto. –Se presentó con una alegre sonrisa.
El pelimorado vió aquella mano extendida durante unos segundos antes de aceptarla de forma lenta, tragó saliva y finalmente habló:
—Soy... –Comenzó a decir de forma tímida, pero fue interrumpido por Denki.
—¿Qué le pasó a tu pierna? –Le preguntó curioso.
Shinsou miró su pierna y cuando estaba por responder la puerta volvió a abrirse, la mamá del pelimorado chocó con la de Denki y ambas se vieron sorprendidas.
—Lo lamento venía a ver a mi hijo y... ¿Estás mejor Toshi? –Le preguntó la mujer.
La señora Kaminari llamó a su hijo para que dejara en paz al otro pequeño.
—Lo lamentamos, aquí se quedará mi Denki por un par de día así que parece que nos veremos con frecuencia, soy Kaminari Hikari es un placer. –Las mujeres pronto comenzaron a charlar sobre sus pequeños y Denki aprovechó para volver a acercarse al pelimorado.
—¿Tú no hablas mucho verdad?¿Tu nombre es Toshi? –El pelimorado se limitó a asentir. —Bueno Toshi, ¿Sabías que estoy aquí porque tengo problemas con mi quirk? Ya he quemado varios aparatos en casa, mi mamá y mis hermanas ya no me dejan estar cerca de cosas que tengan electricidad, pero ellas no entienden que sólo sucede cuando me siento triste o enojado. –Murmuró mientra tomaba asiento al lado de Hitoshi, quien lo miraba sin decir palabra. —¿Tú también tienes un quirk?¿Es interesante? A mi el mío me gusta mucho pero a veces me da miedo herir a alguien, mami siempre dice que la electricidad puede ser muy peligrosa, pero yo la usaré para el bien yo... –Se acercó un poco al otro niño. —Quiero ser un héroe. –Le confesó en voz baja.
Shinsou se mostró sorprendido, otro niño que quería ser héroe, de seguro si le contaba de su quirk él también intentaría herirlo por lo que debía tomar distancia, el pequeño se recostó y cerró sus ojos con fuerza.
—¿Ya te dormiste? –Preguntó curioso el rubio.
Hitoshi no movió ni un músculo y fingió dormir.
—Oye...
—Denki cariño, deja que el niño duerma, ven aquí y recuestate en tu camilla, traje algunos juegos para que no nos aburramos aquí, ven para que probemos éste nuevo que te regaló tu hermana mayor. –El de ojos dorado suspiró.
—De acuerdo, luego hablamos Toshi. –Se despidió antes de ir al otro extremo de la habitación con su madre.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°•°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Había pasado un día y Shinsou había logrado con éxito ignorar al rubio que lo acompañaba en la habitación, aunque la tarea era muy difícil ya que el otro no paraba de parlotear, así Hitoshi se había enterado de muchos detalles de su vida –que sinceramente no le interesaban al pelimorado– pero el reto más difícil estaba sucediendo justo en ese momento, la mamá de Hitoshi estaba cumpliendo su jornada laboral en el hospital y la mamá Kaminari estaba comprando algunas cosas para que coman y beban los pequeños, así que Denki se tomó el atrevimiento de subirse a la cama de Shinsou –teniendo cuidado con la pierna herida del otro– y le sonrió mientras se acomodaba a su lado.
—Toshi ayer tu mami me dijo que sí podías hablar entonces... ¿Me estás ignorando?¿Acaso te hice algo malo Toshi? Porque si es así lo lamento... Yo a veces soy muy torpe y lastimo a otros sin darme cuenta. –Le dijo realmente arrepentido.
Shinsou se sintió mal al oír esas palabras, por su culpa Denki pensaba mal de si mismo. El pelimorado abrió la boca y relamió sus labios antes de hablar.
—Yo... Sí puedo hablar pero... –Se calló de repente y bajó su vista a sus manitos que jugueteaban nerviosamente con las sábanas, Denki puso una mano sobre el hombro del pelimorado y cuando éste alzó la vista pudo ver que le sonreía.
—¿Pasa algo Toshi? Puedes contarme si quieres, prometo no decirle a nadie. –Para demostrar aquello alzó su dedo meñique en señal de promesa, Hitoshi sonrió y también alzó su meñique para así sellar la promesa.
Aún con sus dedos unidos Shinsou habló.
—Mi quirk me permite controlar a las personas que me respondan y muchos niños piensan que por eso yo... Yo soy un villano. –Hitoshi hizo un puchero con sus labios. —Pero yo no soy villano, yo quiero ser un gran héroe pero ellos no me creen y... –Parpadeó varias veces para evitar llorar. —Ellos siempre me pegan y se burlan de mi, no me dejan tener amigos porque le dicen a los demás que yo soy malo y... Me siento sólo. –Dos lágrimas rebeldes se resbalaron por sus mejillas.
Kaminari se notó preocupado, no sabía qué hacer para calmarlo así que optó por hacer lo qué hacía su madre y sus hermanas cada vez que él lloraba, lo envolvió con sus bracitos y lo atrajo hacia él, Shinsou se vió sorprendido por el abrazo pero si bien no correspondió tampoco se alejó.
—Esos niños son muy malos contigo Toshi, tú no eres el malo, son ellos. –Dijo con seguridad el rubio. —Además estoy seguro de que tú serás un héroe estupendo no importa lo que digan esos tontos.
Shinsou lloró un poco más, aferrándose a la ropa del rubio hasta que poco a poco se fue quedando dormido, Denki se sintió aliviado al ver que su nuevo amigo estaba mejor y también se durmió, con una sonrisa en el rostro.
Cuando la madre del rubio los encontró no tardó en fotografiarlos para luego mostrarselo a la mamá de Hitoshi.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°•°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Shinsou bufó mientras se apoyaba contra un muro, de la nada había comenzado a recordar cosas estúpidas de su infancia, todo era culpa de aquel rubio de la clase de héroes. Hitoshi había tardado pero finalmente entendía por qué ese chico eléctrico había captado su atención apenas lo vió unos días antes del festival deportivo.
Bueno, de toda formas no creo que el recuerde eso. Pensó mientras comenzaba a dirigirse con sus demás compañeros, tal vez algún día lo salude a ver qué pasa.
El pelimorado caminó con la mirada gacha mientras volvía a sumirse en sus recuerdos, ajeno a la atenta mirada que recaía sobre él.
Denki sentía como su respiración se agitaba mientras sus dorados ojos lo confirmaban cada vez más, los recuerdos de su infancia salieron a flote y sonrió por inercia. Él realmente se había sentido triste cuando Toshi tuvo que irse porque su madre había sido trasladada a otro hospital, nunca había vuelto a ver al pelimorado por el que había sentido un lindo cariño en su infancia. La mamá de Denki aún tenía las fotografías que les había tomado y de tanto en tanto se las enseñaba a su hijo.
El rubio dió un paso para dirigirse a Shinsou Hitoshi cuando una mano se colocó sobre su hombro, se giró hacia su amigo Sero que lo miraba con una ceja alzada.
—¿Qué sucede Denki? Debemos ir con los demás, ya es hora. –Le dijo y sin dejarlo replicar comenzó a arrastrarlo.
Kaminari bufó y se dejó llevar por el pelinegro, le dió un último vistazo a Hitoshi y sonrió levemente.
—Hola de nuevo Toshi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top