Vacaciones
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Salir de viaje en esos días no era lo más conveniente que podía hacer, pero sus amigos le habrían estado insistiendo hasta el cansancio que necesitaba despejarse de todo a su alrededor, bailar al ritmo de la música pegado con un sensual chico y tener una buena follada. No iba negar que lo último lo deseaba ya bastante desde días atrás, sin embargo, tampoco se involucraba con cualquiera, podía ser muy exigente, pero ¿por qué no cumplir también sus fantasías al acostarse con alguien que siempre imaginó?
El lugar donde se quedarían estaba ubicado en una isla privada muy exclusiva, que gracias a los contactos de Todoroki les pudo hacer reservación en las casas lujosas de uso especial para quienes visitaban el lugar.
—¡Cielos!¡Este lugar es hermoso! —exclamó Mina al poner pie en tierra fuera del taxi— ¿Cómo rayos lo abstuviste, Shouto?
—Papá quiso compensarme de alguna u otra forma el hecho de haber faltado a la presentación de Katsuki a la familia. Así que movió mar, cielo y tierra cuando le comenté del viaje. Pudo haber hecho esto, pero no remplazará el hecho de que debió conocerlo en aquél momento.
Bakugou viró lo ojos y tiró de su mano para comenzar a descender a las tres casas ubicadas en aquella zona de la isla.
—Uhm... pero ¿por qué tres casas? —preguntó Kaminari— Entiendo que Katsuki y tú se quedarán en una, pero Mina, Sero y yo nos quedaríamos en otra, ¿no?
—En realidad —interrumpió Sero—, ella y yo nos quedaremos en una casa y tú en la tercera... solo...
—¡Qué! ¡Eso no lo acordamos!
—Ese era el plan original, pero si tienes suerte en el viaje, podrías necesitar un lugar donde ir a tener más privacidad, entonces Sero y yo no entraríamos y echaríamos a perder tu momento.
—¿Y si no tengo ninguna pizca de suerte y no hago nada de eso?
—Eso sería muy divertido de tu parte —comentó impulsivo como siempre el rubio cenizo.
—Genial, ahora seguramente me quedaré peor que antes del viaje.
—No lo tomes así, Den. Seguramente encontrarás a alguien que cumpla con todo lo que necesitas para una noche desenfrenada de sexo salvaje.
—¿Sí?, pues como estoy solo en mi propia casa, decidiré eso.
Tan pronto termino de dar su ultimátum, corrió hacia Todoroki arrebatándole todas las llaves de la mano y sin pensarlo dos veces, con maleta en mano, fue hasta la primera casa que vio. Probaría suerte con el primer par de llaves y con ventaja fue la correspondiente, botó el resto al suelo y se encerró por completo para que sus amigos no entrasen a fastidiar.
—¡Vamos! ¡Den, no seas así! —gritaba Mina desde el portón.
—Lo siento, mi casa, mis reglas— respondió tranquilamente en la habitación principal.
Suspiró por haber hecho tal acción con un sentimiento de felicidad combinado con tristeza siendo el único para habitar tan hermoso espacio. Un par de minutos después, decidió ir a los grandes ventanales ubicados en la sala y pudo ver que sus amigos seguían frente a la casa, por lo que él solo encoje sus hombros, sonriente se despide con un beso volado y un guiño juguetón. Sus amigos al notar aquello partieron con sus respectivas parejas a su lugar temporal para vacacionar.
Después de pasearse por la casa y dejar que algún par de ventanas abiertas dieran paso a la brisa de la zona, sintió que quedarse ahí para evitar un tanto a sus amigos, sería un desperdicio, por lo que fue en búsqueda de su traje de baño, una camiseta delgada y un par de lentes para poder salir y disfrutar de las grandiosas cosas que ofrecían. Al buscar sus cosas había encontrado una tira de condones y lubricante, lo contempló un par de segundos y por puro placer a su imaginación, los dejó en el pequeño mueble al lado de su cama.
Justo cuando se encontraba frente a su puerta, pudo ver las siluetas de Sero y Mina desvanecerse hacia el lado contrario donde parecía ser el bar y puestos circundantes. Volteó hacia la casa de Todoroki y Bakugou, la cual parecía estar vacía por completo, podía imaginar un escenario, pero prefirió evitar el asco en ese momento, tomando marcha hacía el lugar donde seguramente servirían deliciosos cocteles y en el camino, se encargó de disfrutar la arena, la brisa, el sol y el paisaje completo que le brindaba todo el lugar.
—Definitivamente es un hermoso lugar para vacacionar, pero esos inútiles me engañaron —comentaba con cierto tono de enojo—, como si el tipo de mis sueños húmedos estuviera en este lugar —alzó los brazos dramáticamente—, ¡y que quiera acostarse conmigo! —bufó sonoramente y apretó el puente de su nariz— Cálmate, Den. Quizá ni haya gente.
Al dar un paso en el lugar, pudo sentir como su cerebro le daba un golpe interno para que se tragara sus palabras, ya que, con una simple y rápida mirada, se podía encontrar que los chicos y chicas ahí presentes parecían sacados de revistas de modelaje en playa; sonrisas blancas, espaldas rectas, curvas delineadas, músculos firmes y trajes de baño bellísimos inundaban el local. Tragó saliva y mantuvo su porte, pues ellos podían tener sus encantos, pero él también tenía sus propias armas.
Dando paso entre las mesas y esquivando gente del pasillo, fue a sentarse hasta la barra, en un lugar casi imperceptible. Solo pediré algo suave e iré por algo de comer, se repitió en mente para tranquilizarse. No dejaría intimidarse por tanta escultura humana.
Un par de segundos en aquélla silla, pidió al barman algo refrescante sin mucho alcohol. En su espera pasea su mirada nuevamente por las mesas, llegando al extremo de la barra donde un chico peli-violeta parecía estar muy concentrado en su bebida. No pudo evitar observarlo de pies a cabeza, pues parecía que el hombre de sus fantasías existía, haciendo que el calor comenzara aumentar profundamente en su interior, activando las noches anteriores, donde parecía desfallecer al jugar solo en su habitación, pero deseaba horriblemente montarse en un chico como aquél: alto, guapo y fornido.
Por su parte el chico mencionado sabe que tiene miradas sobre él, pero, no le toma mucha importancia. Por casualidad se acomoda nuevamente en su asiento, lateraliza su cuello a la derecha y por mera suerte ve a el rubio dando un pequeño sorbo a su copa, mientras que aquella mirada color ámbar se pierde en algún punto en la pared, logrando robarle por completo su atención cuando recorrió con su mirada esa piel con un tono vainilla.
No sabe cuánto tiempo lo contempló, pero, sus movimientos finos, su forma de mirar al vació, la forma que saboreaba la bebida que quedaba en sus labios era toda una obra de arte por observar, sin embargo, cuando quiso detallar esos ojos tan peculiares, descubrió que había sido atrapado por ese sensual chico. El rubio solo soltó una risita y dejó en claro que no estaba disgustado por aquello, dejando más en claro parecía un halago.
Kaminari podía estar temblando de los nervios por dentro, pero no podía dejar pasar aquella oportunidad de tener la atención de un chico que había sido capturado por sus sueños y arrojado a la realidad. Sabía que, si era un sueño, quería pasarla realmente bien.
Disimuló un poco al notar que se encaminaba hasta donde estaba sentado. El corazón podía estar desbocado y a punto de salirse, pero, debía controlar sus impulsos a flor de piel si quería tener una oportunidad.
—¿Puedo sentarme aquí? —preguntó con voz ronca.
—Claro —respondió de forma coqueta.
—Soy Shinsou Hitoshi.
—Kaminari Denki.
Shinsou sonrió de lado y contempló de cerca la única persona que logró hacer sentir curiosidad y magnetismo por su esencia, también por aquella piel y por qué no decirlo, esas piernas, caderas y trasero que marcaba el bañador. Tenía en claro cuál era su intención, pero no quería ser un gilipolla y aparentar alguna otra intención a largo plazo.
—¿Te vas a quedar comiéndome con la mirada? —interrumpió seductoramente mientras le tomaba de la mano.
—No —mordió sus labios lentamente y le recorrió por completo con la mirada—, puedo hacerlo de otras formas, pero —se levantó despacio—, podemos jugar un poco.
—Vaya que tienes un encanto especial.
El peli-violeta le sonrió ampliamente y solo optó por guiñar el ojo izquierdo— vamos.
Tomados de las manos caminaron hasta la pista de baile con el resto de parejas enloquecidas. Primero los bailes eran un tanto divertidos porque la fiesta apenas comenzaba, fueron creando cierta confianza entre ellos, pero con el paso de los minutos, era más difícil ocultar el deseo que tenían guardado, no solo por su encuentro, sino por el tiempo que llevaban sin tener sexo.
El momento llegó y el hipnótico ritmo con una danza de movimientos sensuales creando un baile provocativo, excitaba su cuerpo y aumentaba el calor tanto interno como externo. El suave roce del trasero de Kaminari con la entrepierna de Shinsou mientras éste le sostenía las caderas en cada lado, creaba una electrizante y deliciosa fricción que no solo dejaba a ellos convencido de querer más, sino que era un incentivo para el resto de la gente quienes veían como una llama crecía en cada segundo para ambos.
En medio de la pista, el rubio dio media vuelta para que estuvieran de frente, haciendo que sus miradas descubrieran lo excitados que estaban, llevándolos a salir de ahí hasta que perdieron contra sus deseos, chocando con la puerta en medio de un fogoso beso. Kaminari se sostenía del cuello de Shinsou mientras envuelve sus piernas en las caderas del mismo. El peli-violeta le recorre con la mano derecha desde la espalda media detallando el trayecto hasta el trasero del rubio.
—Mmm-Ah —el rubio rompió aquel beso para liberar un gemido acumulado que tenía en la garganta.
El otro optó por mordisquear la mandíbula, el cuello y parte del hombro para excitar al pequeño, lo cual, parecía estar funcionando, pues con ayuda de la puerta, hizo un par de movimientos ondulantes con su cadera para rozar ambos miembros y robarle un gemido ronco.
—Eres una bomba de deseo, ¿verdad? —comentó provocativo mientras lo masajeaba.
No resistió mucho y le dio una nalgada lo suficientemente fuerte como para que provocara un eco alrededor de la casa.
—¡Oh Dios! —exclamo Kaminari al sentir la adrenalina en su cuerpo— Tenemos que entrar o nos podrían ver.
Se dejó de sostener de aquél chico y abrió la puerta lo más rápido que pudo. Al entrar, con tan solo dos pasos al frente, el peli-violeta lo empujó nuevamente a la puerta para estar nuevamente de frente, le tomó el muslo izquierdo e hizo que abriera de manera en que la zona inguinal se expusiera con mayor facilidad, dejando que su ya endurecido miembro tuviera un poco más de diversión previa a su paso por el interior del rubio. Simuló penetrarlo por delante, haciendo que el peso de ambos cayera directamente en la puerta, haciéndola crujir. Pudo ver cómo le complacía aquél movimiento, tanto física como el sonido que producían juntos.
—Vamos a la cama ya —demandaba el chico más bajito.
—No —le tomó el mentón con la mano derecha e hizo que le mirara—, todavía hay algo que quiero hacer.
Kaminari no sabía qué haría el otro, pero si no era algo para hacerlo sentir en las nubes del éxtasis sexual, entonces, lo mandaría al demonio aun siendo el chico que más había soñado. Instantes después, sintió como había cesado la fricción en su miembro y su pierna fue liberada de la mano izquierda del otro, pronto, una mano se coló en el traje de baño, haciéndolo temblar. Colocó las manos frente a este por respuesta inerte de su cuerpo, lo cual hizo que el peli-violeta ejerciera presión bajando hasta su cuello.
—No —dijo socarrón—. Te sentirás muy bien, lo verás.
Con sus miradas fijas, el movimiento de arriba hacia abajo sobre su miembro se hizo presente, rápido y profundo, casi como si lo quisiera arrancar de un instante a otro, provocando una sensación placentera en todo su cuerpo, haciéndole liberar suspiros largos y alguno que otro quejido que trataba de expresar lo complacido del delicioso tormento que vivía.
Le hacía perder las fuerzas en sus piernas por completo, pero tampoco deseaba que parara, lo que es más, lo tomó de la camiseta y sin parar, curveaba la espalda para mejorar el momento y dejar en claro que lo estaba disfrutando por completo, pero que necesitaba él también dar mando en ese momento, porque no solo iba a cumplir las fantasías de aquel chico, sino que la suyas debían salir a la luz y daba por seguro que no lo decepcionarían.
El vaivén en el pene fue aumentando tanto que llegó a un punto que parecía liberarse, haciendo que Shinsou se detuviera abruptamente, envolviera con el pulgar y el anular la base del pene y evitara liberar su semilla.
—No creo que quieras terminar esto todavía, porque se nota en tus ojos que deseas más.
Kaminari sonrió sensualmente y de un solo movimiento estaba de nuevo siendo cargado por el otro.
—No tienes idea. Quiero destrozarte en la cama y que me dejes adolorido todo el día de mañana.
Todo aquello lo había dicho con tanta seguridad, que hizo a Shinsou estremecerse por completo. Con un ligero cabeceo le indicó dónde se encontraba la cama.
Mientras el más alto llegaba hasta el lugar, le hizo lamer tres dedos de la mano derecha, después introducirlos de uno en uno para preparar pronto al rubio, mientras que éste le desprendía de la camiseta que llevaba aún puesta, bajaba la mano hasta la entrepierna del chico y daba comienzo al masajea por encima de la bermuda.
Cuando Shinsou sintió el borde de la cama, a quien llevaba cargando le hizo girarse para que quedara recostado.
—¿Crees que eres el único que puede provocar al otro? —dijo mientras le seguía masajeando— Pues, no tienes tanta suerte.
—¿Sí? Me gustaría verlo —comentó seguro de sí mismo.
—Hum, que altanero.
Se posicionó encima de la pelvis del otro y dio ligeros movimientos de enfrente hacia atrás con marcada profundidad. Posteriormente comenzó a dar ligeros saltos sobre él simulando penetraciones. Miró el buró, tomó un sobre que tenía preparado y lo puso a un lado tranquilamente. Con pura destreza, bajó aquella prenda que le impedía el contacto de carne a carne, a pesar de que colocaría el preservativo... después.
Primero, tomó el erecto pene, comenzó a deslizar lentamente la mano derecha de arriba hacia abajo, rozando suavemente el glande y cubriendo de vez en cuando la punta.
—Si te mueves o tratas de evitar lo que haré, te echaré a patadas —amenazó desde su lugar.
Shinsou arqueó una ceja algo extrañado, pero se dejó hacer cuando el bombeo a su miembro siguió como si nada. Los movimientos se hicieron más y más rápidos, luego integró la mano restante al juego, oprimiendo exactamente como lo había hecho con el rubio un par de momentos atrás, sin embargo, este no detuvo ningún movimiento.
—Ngh-mm-ah —trató de contener ese gemido, pero fracasó en el intento.
El rubio sonrió victorioso ante aquel sonido erótico por parte del otro. Volvió a concentrarse en sus movimientos ahora con una combinación más errática con el sonido del líquido pre-seminal a la par que los suspiros y gemidos se volvían más fuertes le aumentaban la libido.
Shinsou estaba colapsando tanto mental como físicamente. Ese rubio lo estaba matando y necesitaba poner algún alto, porque no quería correrse solo con una masturbada, quería sumergirse en las nalgas suaves de Kaminari. Abrió los ojos y estiró el brazo izquierdo para tratar de tocarlo.
—Si me tocas, te haré terminar solo con mis manos.
El rubio no lo miraba, pero se había dado cuenta de su intención a tan solo unos centímetros de haber sido alineada su mano. Resignado la volvió a recargar en la cama y se dejó hacer.
Kaminari sonrió mientras contemplaba la obra maestra que había creado, hasta que unos segundos después, para evitar que la fiesta acabara volvió a posicionarse encima del altanero chico recostado en la cama. Sostuvo nuevamente el empaque metálico y mientas sacaba el preservativo con delicadeza, siguió frotando su trasero para no dejar que su deseo desapareciera. Se hizo un poco hacia atrás, lo suficiente para verlo y colocarle el producto de látex y deslizarlo hasta la base, después sin previo aviso, lo alineó con su entrada e hizo sumergirlo en él.
—Nhg-Ah —liberó por fin aquél gemido que tenía soñado.
Abrió el compás de sus piernas y comenzó a saltar rápidamente, dejándose caer fuertemente para darle mucha más profundidad, produciendo un exquisito sonido del choque de pieles, combinados con el crujir del colchón, el golpeteo de cabecera con la pared, los gemidos y suspiros, formaban música erótica para el ambiente. Shinsou disfrutaba ver como fruncía el ceño al tratar de tomar una nueva posición en donde recargaba sus brazos en el pecho y solo movía la cadera arriba y abajo constantemente para mejorar el movimiento y todo mientras liberaba quejidos y gemidos suplicantes que calmaran aquel fuego del deseo que parecía tener de hace bastante tiempo. Nuevamente cambió de posición, colocando ambas manos en los muslos del otro para poder apoyarse mejor y cambiar un poco el trayecto para dar en su principal punto.
Shinsou aprovecho y colocó sus manos en los pezones erectos del rubio, apretándolos suavemente y arrastrar sus manos hasta la cintura. No obstante, pudo ver lo mucho que se exigía en el acto, parecía que no solo quería ser llenado, sino que deseaba algo más y quizá sabía qué era. Elevó su tórax, tomó sus manos e hizo que volviera a la posición inicial, dejando desconcertado al rubio. Colocó las manos de ambos encima de la cadera de Kaminari y le incitó a saltar nuevamente, añadiendo un cambio: aplicar fuerza en las caderas cada vez que descendía. Lo nalgueó un par de veces en ambos lados, dejando una marca rosada donde se reflejaba con exactitud sus manos, delineó con su lengua los pezones frente a él y disfrutó del espectáculo.
—A-Ah... mucho mucho mucho más.
Sus suplicas le estaban haciendo sonreír maliciosamente, además quién era él para negarle lo que pedía aquella lujuriosa mata rubia encima de él. Flexiono las piernas, se dejó caer y arrastró consigo al chico, haciéndole colocar ambas manos al lado de su cuello, mientras que movía sus caderas para penetrarlo con mayor profundidad en esa posición.
Varias embestidas cargadas de virilidad sexual invadieron a Kaminari, haciéndole virar los ojos, temblar y sentir que su cuerpo flotaba por completo. Cerró los ojos y poco después con la boca semi-abierta dejó escurrir un hilo de saliva por la comisura izquierda hasta deslizarse por su cuello.
—Vamos, chico lindo, libera todo.
Shinsou no pudo negar que disfrutó aquel comportamiento por parte del rubio, pero ahora era quien le estaba dando todo eso que tanto parecía desear. Sin perder tiempo, con el cuerpo casi sumiso del otro, hizo que se recostara boca abajo con las caderas alzadas. Se colocó detrás de él y sin más preámbulo volvió a deslizarse por las paredes de Kaminari.
El rubio se sujetó fuertemente de las sábanas cuando las embestidas nuevamente aparecieron, pero esta vez, llegaban con más fuerza y consistencia al punto que le hacía llorar, gritar y gemir con ganas. Desvió su mirada un segundo al piso, dándose cuenta que el cuarto podría estar obscuro de no ser por la luz de la luna con ayuda seguramente del mar haciendo que la noche apasionada se vuelva mucho más profunda y seductora.
—Ah-ah-ah, así de fuerte, por favor.
Sonaba tan devastado y sin vergüenza haciendo que el otro lo tomara fuertemente de ambas caderas dejando las marcas de sus dedos por la presión ejercida.
—Vamos, lindo —bufó sonoramente— gime más, suspira, ¡grita!
La fuerza se le estaba yendo completamente del cuerpo. Las manos seguían aferradas hasta dejar blanquecinas por completo, las piernas apenas podía dejarlas en aquella posición para seguir disfrutando de los movimientos que le ofrecía Shinsou, pero el rebote secundario que tenía su pene lo estaba excitando que al combinarse con la descarga que le ofrecía su punto interior al ser tocado, era inminente liberarse en ese momento.
—Mgh-ah. ¡Sí!
Por su parte el peli-violeta observó como el rubio eyaculaba incontrolable del deseo. Esa imagen tan perversa le hizo aumentar la adrenalina al estado en el que se encontraba. Lo sostuvo fuertemente con la mano izquierda del mismo lado en la cadera, mientras que con la derecha jaló varias hebras rubias haciendo su cabeza hacia atrás. Una, dos, tres, cuatro y otro par de estocadas fuertes lograron mover la cama de su posición segundos antes de ser su turno de liberar aquella blanquecina semilla.
—Mier-da.
Cansado, tratando de recuperar el aliento, Shinsou sostuvo la base del condón y salió poco a poco del rubio, recostándose en la gran cama, por su parte, este último, aunque quiere descansar, las ganas de ir al baño le invadieron fuertemente. Con el dolor en todo el cuerpo se levanta, camina despacio y llega hasta encontrarse con el espejo ve su reflejo hecho un desastre, pero sonríe al pensar que no fue tan mala idea después de todo seguir el consejo de sus amigos... para todo.
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¡Hola mis queridos ángeleeeeeeeeees!
¿Cómo han estado todos estos días desde la última actualización?
¿Les gusto el nuevo OS? Yo espero que sí.
Al principio de este OS nuestro rubio estaba contemplado en ser un poco más nervioso, tímido y reservado, pero me dije: necesitas un Shinkami un poco más salvaje en la cama sin necesidad de ponerlos en un omegaverse y pronto la idea fue fluyendo, aunque a partir de este OS se originó otro sin querer, sin embargo, ese no verá la luz hasta el final del mes o principios de junio, porque aunque ya tengo la línea de ideas, todavía falta agregar más detalles, pero al menos este libro ha vuelto a vivir por otro periodo de tiempo.
Quería al menos escribir un OS al mes y actualizar también los otros libros, pero los pendientes externos se fueron haciendo más y más que no podía ni tocar mi ordenador;--; hasta apenas el finde pasado fue que me decidí a tomarme un par de horas para mí y disfrutar escribir una nueva historia junto con capítulos nuevos de algunos de los otros libros, pero bueno, lo importante es que seguimos de pie y dispuestos a seguir aunque nos tome más tiempo del que imaginamos ;--;
No se preocupen, las otras historias si tienen continuación, pero deberán ser pacientes con las actualizaciones a futuro.
¡Les agradezco infinitamente por sus comentarios y votos que me dejan!
Aprovecho este espacio para expresar mi emoción al ver al arco SHINKAMI siendo animado <3333
La voz de Shinsou y, Kaminari todo bello y hermoso y su panel perfecto de la preciosa SHIP siendo animada me dieron ganas de viviiiiiiiiiiir
¡A seguir amando el ShinKami!
Recuerden seguir cuidándose ustedes y sus seres queridos.
Espero nos leamos pronto. Sin más qué decir, cambio y fuera.
15/05/2021
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