Oficina




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Llevaba más 3 semanas metido en su oficina. Cada día más de 20 horas y todo para poder terminar el maldito proyecto para la empresa. Sí, estaba deseando acabar ya. 

Es cierto, él sabía que sería una nueva oportunidad ese trabajo, pero cuando le nombraron el encargado, jamás pensó que tendría que elaborarlo en tiempo record. ¿Era una verdadera prueba porque valoraban su capacidad en el trabajo o es que solo estaban buscando una excusa para despedirlo?, ¿querían ver si sucedía como con Howard Scott Warshaw?

Shinsou pausó el seguir tecleando en su ordenador; esos pensamientos no estaban ayudando en nada, así que solo sacudió su cabeza, reacomodó sus anteojos y siguió con su trabajo.

Necesitaba terminar esa presentación y mandar cada uno de los planos correspondientes a la nueva construcción, ese día sería muy ocupado y cada segundo contaba para poder finalizar (o no) con éxito.

Estaba tan absorto en poder terminar todos aquellos pendientes, que no escuchó que alguien ingresaba a su oficina con pasos sigilosos. Tampoco es como si cualquiera pudiese ingresar. Su secretario tenía todo bajo control respecto a esas situaciones, por supuesto los jefes eran excepciones. Prestó atención cuando se hicieron sonar las pisadas cerca de su escritorio, como como anunciando que alguien estaba ahí.

— Gracias por los documentos, Neito. Puedes retirarte. — Agradeció sin despegar la vista de la pantalla.

— ¿Disculpa?

Tan pronto sus oídos captaron esa voz elevó su mirada por encima de la pantalla y la posó en la persona que estaba frente a su escritorio.

Justo a unos centímetros delante se encontraba un rubio cruzado de brazos, con un ceño fruncido y una mirada que emitía cierto desagrado. Esos preciosos ojos color ámbar sí que podían transmitir con facilidad lo que sentía a cada momento.

— ¿Den? ¿Qué haces aquí? — Preguntó asombrado.

— ¿Me confundes con tu fastidioso secretario y lo primero que preguntas es eso?

Si algo odiaba su novio era: "ser confundido con el secretario oxigenado." Desde que lo conoció siempre tuvo cierta desconfianza con su amigo y secretario. Quizá porque lo conocía mucho antes que a Denki, pero eso no significa que existiera una conexión sentimental. Strike 1.

Suspiró profundo, echó un vistazo a su computadora y volvió a mirar a su novio.

— Lo siento amor, no estaba mirando para nada. Sabes que estoy algo ocupado y despegar la vista de la computadora por un segundo a veces es peligroso. — Trató de no sonar grosero.

Dejó de fruncir su ceño e hizo una mueca que reflejaba comprensión. — Tienes razón, te veías muy lindo concentrado. — Finalizó con cierto tono meloso.

— Bien. — Sonrió de lado. — Aunque eso no elimina la pregunta del principio — Afirmando con seriedad.

Kaminari sonrió ampliamente y comenzó a rodear el escritorio. — Decidí visitar a mi novio a su trabajo. — Comentó con un tono sensual, deslizando su mirada desde el pecho de Shinsou hasta su rostro.

Tragó grueso. — Den, sabes que no permiten visitas al edificio y mucho menos que las parejas de los empleados anden rondando por ahí. ¿Cómo lograste entrar?

Mmm... — Ronroneó con cierto toque necesitado. — Entonces deberían cambiar sus políticas. También a los guardias de seguridad.

— Cariño, en serio. — Habló algo preocupado. — Si nos atrapan corremos peligro.

Hizo una mueca de tristeza. — Pero, amor, has estado ocupado últimamente que casi no nos vemos, además, — comenzó a jugar con la corbata del trajeado, – ya tiene bastante que no lo hacemos y pensé que podría cumplir tu fantasía.

— ¿Qué? — dijo entre sorprendido y nervioso, tratando de procesar lo que su novio había dicho.

— Ya sabes... — Se acercó hasta rozar sus labios con la oreja del peli-violeta.— Donde lo hacemos en tu oficina.

Sintió como los vellos de la nuca se erizaban a la par que una sensación caliente comenzaba a rodear su cuerpo, sobre todo su miembro; sus ojos seguramente estaban dilatados y la boca se le secó completamente. Estaba teniendo una respuesta lo bastante rápida y enérgica ante el simple tono seductor de su muy querido novio, pero por más que deseara hacerlo, eso era la vida real. ¡Podría costarle el empleo!

— No trates de retenerlo, amor, sé que has querido hacérmelo y yo lo deseo con ganas, pero el tiempo en casa es muy corto, así que pensé que mataríamos dos pájaros de un tiro.

Su bello, hermoso y dulce rubio estaba frente a él, a menos de 2 cm de distancia, listo para atacar. Tan seductor y provocativo. Podía sentir el fresco aroma de su boca y su dulce olor de la colonia que usaba diariamente. ¡Maldita sea, vino preparado! Pensó al tenerlo tan cerca.

La excitación lo estaba venciendo ahí mismo y Kaminari sabía que estaba logrando su objetivo al notar esa mirada violeta llena de deseo, de ganas de correr todos los peligros que representaba hacerlo en aquél lugar. No parecía arrepentirse en ese momento, así que decidió comenzar el juego.

Aún con las miradas conectadas, el rubio se fue deslizando lentamente, pasando sus manos con delicadeza por los hombros, brazos y manos de su novio, mientras éste, solo dejaba su cuerpo y extremidades relajados en los respaldos a cada lado de la silla. Siguió su camino hasta quedar arrodillado. Con sutileza recargando ligeramente las palmas de sus manos, fue recorriendo los muslos de su novio en su totalidad para luego volver al punto de partida. Sabía que eso le haría sentir mucho más la corriente eléctrica en su cuerpo. Cada vez que hacía ese movimiento separaba un poco las piernas del peli-violeta, acercándose milímetro a milímetro a la entrepierna, tocando de vez en cuando con sus pulgares aquella zona creciente.

Su mirada fue intercalando por cada movimiento que realizaba entre esos ojos violetas y el miembro delante de él; fue abriendo suavemente el cierre de su pantalón hasta llegar al tope. Acarició por encima del bóxer lo que parecía ser una parte muy excitada y endurecida.

Ya no apartaba su vista de aquella zona, tocando con la punta de sus dedos, sintiendo la adrenalina correr por sus venas al saber que estaba a punto de hacer y principalmente donde lo estaba haciendo.

No tardó más en liberar aquel miembro endurecido, lo tomó entre sus suaves manos, guiando posteriormente la izquierda a los testículos y la derecha hasta la base. Comenzó a masajear ambas partes de la zona, logrando sacar un ligero temblor en Shinsou, el cual estaba aferrándose a los costados de su silla, con la mirada aún puesta en el rubio. Sonrió para sí mismo y sopló por encima del glande, provocándole pequeños espasmos y haciéndole gemir por lo bajo.

Shinsou cada vez tenía su respiración más errática y su fuerza para poder detener todo aquello que acontecía, se fue yendo a la par que su lujuria aumentaba. Echó su cuello para atrás en un intento de disminuir aquella sensación enloquecedora. Volvió hasta donde se encontraba la zona de peligro, capturando en detalle cada movimiento que hacía su novio.

El rubio, en un solo movimiento recorrió la punta de su lengua desde la base hasta la punta. Amoldó su lengua a la forma del glande y dio un par de lengüetazos antes de engullir poco a poco toda la longitud de su novio. Al cubrirla totalmente comenzó un vaivén lento y satisfactorio, produciendo un sonido enloquecedor con la saliva.

El peli-violeta fue invadido por todas esas sensaciones que llegaba a producidas por el tacto de su novio y ahora, la imagen del rubio frente a él haciéndole sexo oral, en su oficina, cumpliendo aquella fantasía que jamás pensó llegaría a suceder, le estaba llevando al borde de la locura.

Casi mareado elevó su mirada por encima de su computadora, viendo claramente una sombra se acercaba a la puerta, haciéndole recobrar un poco de sentido, irguiéndose de forma inmediata y tomando del pelo a su novio, empujándole lo más suave y rápido posible hacia atrás, quedando escondido en su escritorio, obligándole así dejar de hacer aquella complaciente tarea.

— Hitoshi, ¿estás todavía muy ocupado? — Habló desde fuera de la oficina.

— Ehh ...— Carraspeo lo más bajo que pudo. — Sí, Neito, aún tengo mucho trabajo.

Kaminari, metido en ese pequeño espacio frunció el ceño, pensando en cómo era posible que se hablaran con tanta confianza, aun sabiendo que es su secretario y su novio era el jefe de ese lugar. No iba dejar pasar eso, así que solo se le ocurrió seguir con su anterior trabajo. Strike 2.

— ¡De acuerdo! Los documentos estarán en un par de horas, listos para anexarlos

— Muchas gra- ¡ahhh! -cias. — Trató de disimular aquél gemido.

— ¿Estás bien? — Abrió ligeramente la puerta para asomarse con cierta expresión de preocupación.

En ese momento, el rubio se había vuelto a colar en la entrepierna de Shinsou, subiendo y bajando por todo su miembro, dando ligeros roces con sus dientes.

— Sí, solo ... — Se apoyó en el borde del mueble frente a él. — Me dio un calambre.

— Oh... bueno, — se calmó un poco, — ¿quieres que te traiga algo de comer?

— No gracias, yo — miró unos segundos hacia su novio, quien le devolvió de inmediato la mirada con una sonrisa inocente — tengo algo que comer.

— De acuerdo, volveré en un rato.

— ¡Monoma! — No iba a cometer el mismo error. — No dejes que nadie entre a esta oficina en las próximas horas, incluyéndote, tengo ... un pendiente más que atender.

— Como pidas Hitoshi.

Cerró la oficina y escuchó pasos alejándose hasta que cerró la puerta principal. Al término, tomó aquellos mechones rubios e hizo que parara todo movimiento. Vio cómo su novio tenía las mejillas rosadas y un hilo de saliva corría desde sus labios pasando por la barbilla y terminando por el cuello.

Un demonio disfrazado de ángel tenía frente a él.

— ¿Tienes idea de lo que pudo pasar si entraba hasta el escritorio? — Habló con cierto toque de enojo.

— ¿Tú sabes lo que va a pasar si escucho que te vuelve hablar con tanta confianza por tu nombre? — Retó enojado.

Ciertamente la fantasía de Shinsou era hacerlo en una oficina y para qué negarlo, Kaminari también se imaginó muchas escenas, por ejemplo, provocar a su novio, hacerlo enojar un poco para que se volviera ese semental salvaje que se apoderaba del peli-violeta y qué mejor que ser tomado cuando aún tiene su traje puesto y en el escritorio donde trabaja todos los días. Oh sí, seguramente volvería a ver igual ese lugar.

— Es solo mi amigo. — Respondió con un tono que homogenizaba enojo y excitación.

— Eso no me interesa. — Contraatacó tajante. No podía quedarse atrás.

— Denki ... — Dijo autoritario.

— ¿Lo vas a defender así? — Si quería cumplir con sus propias expectativas, debía seguir en su papel.

— Mierda, Denki ¡Es solo un jodido amigo! — Cuidando el tono y volumen de su voz.

— ¡Pues yo soy tu novio y estoy aquí para que me jodas completamente! — Gritó abiertamente mientras se levantaba.

Por inercia, Shinsou con adrenalina al tope, se levantó de la silla, lo tomó de la cintura con la mano izquierda y con la derecha cubrió su boca, obligándole a guardar silencio.

Estaba teniendo un ligero colapso en la mente y ... en su pene. Primero estaba enojado porque su novio seguía insistiendo en esa mierda de que no le agradaba su amigo, pensando que sentía algo más por el otro, cuando claramente eso no sucedería teniendo a su rubio celoso, pero su insistencia estaba acabando con la poca paciencia que tenía y ahora este nuevo problema no ayudaba, luego, de pronto entre la discusión, le pareció correcto gritar que le follara, aun cuando le había advertido de las consecuencias, pero su pene vibró en respuesta. Con un carajo, si alguien escuchó eso... pensó algo nervioso, pero en cierta forma animado a continuar.

— ¿Estás completamente loco? — Dijo algo consternado por el torbellino de ideas en su mente.

El rubio solo le miró expectante, con su ceño fruncido, estaba obteniendo lo que quería y esperaba tener todo el paquete completo.

Quitó la mano que obstruía su boca y ágilmente enganchó el miembro del peli-violeta. — Enloquecido por tener esto dentro de mí. — masajeando el glande con su pulgar. Strike 3.

Explotó completamente. Le estaba retando en muchos sentidos y si no fallaba, conociendo a su novio, solo le estaba provocando para que lo follara como nunca. Bien, lo iba hacer.

Kaminari solo sonrió de lado y giró hasta quedar se espalda, recargando sus manos en la orilla del escritorio y rozando su trasero con el miembro erecto de su novio. Giró un poco su rostro, dejando ver que entre sus labios colgaba un paquete metálico, recorrió el rostro topándose con un guiño aparentando inocencia.

Shinsou se pegó completamente al cuerpo del rubio, poniendo un poco más de presión entre su pene y las nalgas de su novio. Aun si su ángel tenía el pantalón puesto, no impidió robarle un suspiro necesitado. Acercó su rostro, lo suficiente para quedar frente Kaminari. Con su mano izquierda recorriendo desde la cadera hasta el hombro de su novio, tomando lentamente aquél paquete.

— Eres un maldito provocador. — Dijo entre dientes. — Pensaste incluso en cómo aligerar el desastre. Quieres que te tome aquí hasta que olvides tu nombre, ¿verdad? Bien por mí.

Sus frases se escuchaban algo inestables, seguramente por la excitación y la adrenalina del momento.

Dejó el empaque a un lado con bastante tranquilidad, Kaminari lo vio algo extrañado, pues creyó que lo usaría en ese mismo instante, sin embargo, Shinsou volvió a juntar lo mayor posible su miembro a la necesitada zona de quien estaba debajo suyo, haciéndole arquear la espalda por provocarle esa deliciosa corriente eléctrica por toda su columna vertebral.

Ambas manos las colocó en los hombros delgados del rubio, desde ahí comenzaría a trazar un camino, delineando cada parte que podía tocar, hasta que alcanzó el borde de los pantalones.

Se volvió a mover, frotándose con la espalda del otro, pegando sus labios en la oreja del rubio, liberando un suspiro que se combinaba con un ligero gemido.

— Mhaaa.... Hitoshi.. Ahhh.

— Sigue ronroneando, amor.

Hábilmente el peli-violeta coló una de sus manos entre la orilla del pantalón de Kaminari. Desabrochó el único botón del pantalón, deslizó la cremallera y poco a poco fue bajando toda la prenda, rozando con la yema de sus pulgares la piel que estaba exponiéndose a medida que descendía.

No tardó mucho para hacer lo mismo con el bóxer, dejando al aire el trasero redondo y suave de su ángel provocador. Colocó entre en medio de las nalgas su pene, para después simular embestidas.

Kaminari estaba delirando fervientemente ante tal acción, necesitaba más que eso, así que, con ayuda de la mesa, mientras se sostenía, intensificaba su roce. Su cordura estaba por ir al caño en cuanto sintió la mano de su novio rodear su propia erección dolida y con falta de atención. La mano restante se encargó dedo por dedo en preparar la entrada suplicante del rubio, quien apenas podía respirar sin llegar al estado errático.

— ¡Ahhh! — Soltó un gemido lastimero. — Toshi, ha-hazlo, ya.

El mencionado solo sonrió de lado, le estaba encantando como enloquecía ese demonio disfrazado.

— Te cuento algo, cariño ...— Susurró despacio mientras tomaba el empaque metálico, — parte de la fantasía, es escucharte suplicar como lo estás haciendo.

Terminó deslizando el condón por su longitud vibrante. Antes de poder rozar la punta en la entrada del otro, se aseguró que estuviera lo suficientemente preparado, porque una vez que estuviera dentro, no existiría poder en la tierra, en el cielo o en el infierno que lo detuviera. Había tenido esa fantasía desde que un día llegó por sorpresa el rubio debido a un problema con su auto, todo desarreglado, con esas hebras alborotadas y sus mejillas sonrojadas por haber corrido tanto.

Sí, esa imagen mental jamás se le fue. Luego comenzó armar escenas en el escritorio, hasta que un día en un estúpido juego le terminó confesando aquél secreto.

— No contengas cada sonido que salga de tu rosada boca, deja salir todo.

Después de aquella frase, comenzó abrirse paso entre las paredes del rubio.

Mientras Kaminari abría su boca y dejaba salir suspiros, Shinsou dejaba salir gemidos guturales por sentir como le succionaba cada centímetro. Cuando por fin entró completamente, se hizo presente un vaivén lento, pero el deseo ardiente que habían estado guardando hasta ese momento estaba consumiendo cada parte de los dos, lo que provocó que acelerara sus movimientos.

— Ahhh, mgha... Hitoshi...

Ese mantra estaba con un armonioso conjugado, al ritmo de choque de pieles se, el sonido obsceno de la mano del peli-violeta combinado del líquido pre seminal que se batía facilitando el movimiento.

— Hitoshi...más, más.

Kaminari sentía estar en las nubes porque su novio en cada estocada llegaba más profundo y le enloquecía que estaba dando un su punto favorito. Tuvo que deslizarse por el escritorio, quedando con el pecho completamente pegado a ese mismo, haciendo que Shinsou dejara de tocar su miembro, el cual se encontraba en el limbo, cerca de liberarse.

Por su parte, el peli-violeta observó cada movimiento del rubio, dejando libre la mano, la cual tomó como ventaja para tomar la cadera de forma posesiva y liberar mucho mejor todo ese fuego encerrado. Su novio pudo sentir el nuevo cambio, disfrutando y dejándose ser, tomó la orilla con fuerza y recargó su rostro en el mueble. Al mirar hacia el frente, pudo jurar que vio una sombra parecida a la del secretario, rondando por ahí.

Tal vez solo no estaba mirando bien, pero no dejaría pasar el momento para poder dejar en claro quién era el único que podía ser cogido por Shinsou Hitoshi.

— Mmm... da-dámelo Hitoshi, hazlo... Más fuerte.

Sabía que eso enloquecería al peli-violeta, aumentando gradualmente su velocidad y su fuerza, teniendo en cuenta que por otro lado, aquella silueta se quedó estática de pronto, cerca de la puerta.

Una, dos, tres, cuatro veces fue embestido con tanta lujuria que el mueble parecía moverse hacia el frente, obligándolo a presionar con sus manos con fuerza, gemía y gemía perdido en cada una de esas estocadas, olvidando todo a su alrededor; su pene rozaba con la ropa, la fricción aumentó cualquier cosa, entonces, de un momento a otro Shinsou lo tomó bruscamente de la cadera y clavó sus dedos entre el hueso de la pelvis, liberando todo en el objeto de látex.

El rubio, con el éxtasis al tope, terminó poco después, mientras apretaba tan fuerte la orilla, haciendo palidecer cada uno de sus nudillos.

— Denki

— Hitoshi.

Ambos gimieron al mismo tiempo, Shinsou no lo contuvo, fue muy gutural, mientras que Kaminari lo acompañaba con un gemido con tono agudo. Segundos después, ambos con las pocas fuerzas restantes, se trataron de mantener de pie.

Con sus respiraciones lentas y profundas, el peli-violeta con delicadeza tomó la base del condón y fue retirándose del interior del rubio, volteándolo para darle un beso tan profundo, que podían jurar estar tocándose más allá del fondo de la cavidad bucal.

A la falta de aire, Kaminari terminó el beso para luego juntar sus frentes y suspirar con una gran sonrisa tatuada en el rostro, seguramente porque por fin entendería aquel chico, que nadie le quitaría a su novio.

Por su parte, Shinsou no podía dejar de ver cada detalle del rostro de aquel hermoso y pecaminoso ser, sin embargo, una sombra pasar frente a la puerta llamó su atención, creyó que solo era porque estaba aturdido por el evento recientemente ocurrido, dejándolo pasar, abrazando un poco más a su pareja.







Mientras tanto, el rubio secretario tenía unos audífonos de diadema con un volumen extremadamente alto, porque, si su jefe no iba a salir, seguramente el bien podría escuchar su música al estar haciendo sus pasos de baile.










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¡Hemos vuelto a la vida!

¡Hola mis ángeles hermosos? ¿Cómo han estado?

No saben lo feliz que estoy de volver a publicar un OS en este libro. Cada vez que estaba en la computadora elaborando un trabajo o estudiando, siempre me daba la tentación de escribir por completo algo nuevo, corregirlo y subirlo, pero en ratos para relajarme y no aburrirme de estar con las mismas actividades, avanzaba poco a poco con los nuevos escritos y ¡No imaginan la cantidad de OS nuevos que se me ocurrieron!, también proyectos ambiciosos con fanfics de fantasía y magia ¿les gustaría?

Por supuesto no dejare mis libros publicados, para esos hay mucho material guardado, poco a poco verán la luz.

Y por cierto, perdón con la pequeña broma del aviso, Jajajajajajaja , no creí que sí me comentarían sobre el pánico que les invadió. Como me gustó mucho y forma parte del libro, quedará ahí, recordando ese momento.

Mientras tanto les dejo este nuevo OS ¿Les gustó? Espero que sí.

Cuéntenme, ángeles, ¿de dónde me leen?

Yo soy de la Ciudad de México. Actualmente esta actualización se hizo a las 19:19 hrs. Quería hacerlo al tiempo cubriendo el 27 aun siendo noche en España, pero no pude por algunos contratiempos: c

En fin. ¡Nos vemos el 31 con el OS temática Halloween ¡Con un título bien cliché, pero nah, no importa! ¿Cómo se llama? Dulce o travesura.

¡Muchas gracias por sus visitas!¡Se los agradezco infinitamente!

Eso sería todo por ahora. Cambio y fuera. 




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