Caliente




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Kaminari por fin ingresaba al único lugar donde deseaba jamás salir, siempre y cuando su esposo estuviera presente: su departamento.

Ser los arquitectos responsables de una gran obra en construcción era un lío, sobre todo cuando al jefe del proyecto le hicieron llegar el rumor que ambos chicos eran pareja. No querían distracciones durante todo el trabajo, por lo que tuvieron que asignarlos en horarios distintos y zonas diferentes.

Shinsou fue asignado al turno nocturno, sí, era una obra gigantesca e importante que no podía parar ni en las noches, además, su activación tenia plazo de tiempo y no dudaban en cumplirlo. Muy pocas empresas se atrevían a tal riesgo de cubrir los tres turnos, al igual que los trabajadores aceptar los turnos poco tentadores, pero la paga era relativamente buena y no estaban desprotegidos en caso de riesgos.

Por su parte, el rubio había estado en las mañanas y en las tardes, reduciendo el tiempo que ambos podían pasar uno con el otro. A veces solo compartían una comida en el día o apenas y se deseaban buenos días. Estaba algo cansado, pero el esfuerzo de ambos valdría la pena, aunque por las noches extrañaba los abrazos y besos cargados de pasión llevándolos hacer el amor.

Su rostro comenzaba a sentirse caliente con un poco de vergüenza al llegar pensar solo en eso. No era como si no hubieran hecho el amor, pero últimamente se sentía ardiendo en deseo y no quería solo saltarle encima como un pervertido. Seguramente no lo rechazaría, pero esperaba ser correspondido y no asustarlo.

Cuando por fin estaba en la pequeña estancia, relajarse estaba en automático para todo su cuerpo, estirando y suspirando lentamente, liberando toda esa tensión acumulada durante la semana. Con cuidado se dirigía a la recamara donde seguramente aún estaba en brazos de Morfeo su lindo peli-violeta.

Tratando de no generar ruido, elegía algunas prendas, volteando de vez en cuando para asegurarse que no lo había despertado, dirigiéndose finalmente a la ducha.

Sus pensamientos estaban divagando mientras el jabón quitaba rastros de la suciedad del día, sonriendo al recordar que mañana podrían compartir veinticuatro horas completas debido a un cambio de planificación, el cual debía ser aprobado antes de seguir con la obra.

Al salir, contemplaba lo hermoso que se veía extendido en la cama como estrella de mar con los labios ligeramente abiertos, agradeciendo a los universos que no roncara. Se acercó para dejarle un suave beso en la frente, evitando mirar la piel del abdomen expuesto por la posición. "Hitoshi debe descansar", pensaba fervientemente al controlar el impulso de acostarse, darle muchos besos y manosearlo hasta el cansancio.

Un poco conflictuado fue a la cocina en búsqueda de un poco de agua, quizá si le ponía hielo podría apagar esos pensamientos tan tentadores.

El intento se hizo, la meta... no del todo, ya que una gota se resbalaba desde la comisura del labio hasta la clavícula, fantaseando con una ya conocida lengua, excitándose con solo imaginarlo haciendo que un gemido se colara entre sus labios.

—¿Me das un poco de agua? —pedía con una voz rasposa.

Su ser se iba a otro plano cuántico al ser sorprendido en medio de una fantasía. Estaba seguro que se puso tan rojo que, fácilmente podría ser confundido con un jitomate. Aun así, armado de valor sonreiría a su chico, sin embargo, estaba seguro que su cuerpo seguía en el plano terrenal porque aquello que llamaba alma se fue al instante de girar y ver como aquel cabello despeinado, un abdomen y pectorales bien formados estaban descubiertos frente su mirada lujuriosa.

—¿Te sientes bien? —dijo un poco preocupado.

Al tratar de responder, los residuos de agua hicieron intervención, tosiendo fuertemente mientras asentía. Su pulso era tan elevado, que su cabeza parecía explotar, sensibilizando otras partes de su cuerpo que creía dormidas, "estúpido y sensual esposo", repetía constantemente al verter agua al vaso de vidrio.

De pronto, unos brazos rodearon por detrás su cintura, haciendo que su sentido del tacto recibiera demasiadas descargas en distintas zonas en condiciones diferentes, al mismo tiempo; un suave cosquilleo por detrás de su oreja gracias al aliento tibio, un beso delicado en su cuello, caricias en su cadera y una erección en su trasero.

Comenzaba a temblar sin saber exactamente por qué, ya que incluso hasta hace unos segundos se encontraba imaginando su juego previo, pero definitivamente no esperaba a su amado tan excitado, incluso más que él.

Un poco abrumado por la sensación de hormigueo en todo su cuerpo, le obligó alejar todos los utensilios de cocina cercanos, pues no estaba tomando consciencia como para alejarse a otro sitio por el momento, mucho menos cuando lentos y relajantes besos son colocados detrás de su cuello, respondiendo con gemidos agudos y suspiros cortos.

—Hitoshi —repetía dulcemente, dando acceso a su cuello.

No esperaba quedarse quito todo el tiempo, pues había una necesidad de saciar sus labios y lengua cuanto antes, pero en su intento de ser detenido, casi al instante fue inclinado con algo de fuerza.

—Quiero que me sirvas agua —dejando besos en la piel blanquecina ajena—pude oír como gemías al tomar un poco hace un momento y quiero comprobar que tan buena es.

La voz ronca lograba desestabilizarlo, apenas dejándolo aferrar a la orilla de la barra cuando por detrás le simulaban embestidas. Estaba sintiendo dolor en su pene al rozar con la ropa y la fría loza. Quería ir a un lugar más cómodo, tratando de obtener un rayo de lucidez en ese delicioso momento.

—Va-vamos a la cama —susurraba cortante.

—No. Debe ser aquí. Nos iremos hasta que estés hecho un lío —respondía mientras despacio tomaba la mano derecha del rubio, amoldándola hasta el mentón de este, obligándolo a voltear sin consideración—Abre tu boca.

De forma ruda, casi sin piedad, comenzaron un beso cargado de excitación, elevando la exquisita sensación provocada por los cuerpos frotándose, la mano izquierda sosteniendo su cadera, los débiles susurros y el tentador aire embriagador de placer.

Con poco espacio para respirar, apenas se encontraban liberando al aire gemidos guturales y fuertes chasquidos por una enorme cantidad de saliva.

El peli-violeta termina el beso, sosteniendo fuerte la mandíbula de Kaminari para dejar su mirada en la húmeda boca, desviándose unos segundos para contemplar las mejillas enrojecidas y unos ojos cristalinos tan impúdicos que pedían cometer pecado capital toda la semana.

—Mírate —le sonreía de lado—tan lascivo. ¿Te pusiste así por un simple beso? ¿Tan urgido quieres mi polla? —estrellando sus labios sin cuidado— Hay que aprovechar esa saliva.

Firme dirigía las manos de las mejillas hasta la boca, haciendo que solo los dedos de Kaminari comenzaran a ser cubiertos por la mezcla de ambas lenguas.

—Con eso es suficiente. Ahora ve al frente —ayudándole a reubicar su cuerpo mientras le bajaba las prendas inferiores—y prepara ese culo.

Los dedos lubricados eran guiados hasta su entrada, sintiendo el endurecido pene con el dorso de la mano, provocando un jadeo doloroso mientras su espalda se arqueaba en presencia de un escalofrío.

La mirada de Shinsou disfrutaba como era dilatada esa entrada mientras que se masturbaba lentamente. Cuando consideró que era suficiente liberó su mano lentamente, dejándolo apoyarse un poco.

—Escucha precioso —rozando piel con piel— quiero que me sirvas esa agua. Aún no lo haces— sujetaba sus caderas con ambas manos—, pero si la derramas, voy hacerte daño.

El sexo rudo era un poco usual dentro de sus rutinas, con el resultado en placer, sin embargo, le parecía que se controlaban la mayor parte del tiempo... hasta hoy. Una nalgada le hizo volver de sus pensamientos.

—¿Escuchaste?

—S-sí.

—Bien— depositó un beso en el hombro izquierdo— puedes empezar.

Apenas terminaba la orden, se abría paso dentro de las paredes anales. Fue constante la fuerza haciéndolo ir hacia el frente y chocar con el borde, dándole poco tiempo de sostenerse.

La entrada y salida del endurecido pene no estaba siendo lenta desde un principio, aturdiendo la mente nublada del rubio, dirigiendo torpemente a un lado sus manos a la jarra y vaso de cristal.

Su miembro se frotaba en la orilla, haciendo más difícil cada acción, apenas logrando cada ligero movimiento con lentitud. Todo marchaba bien hasta que un par de gotas cayeron a un lado del vaso.

Error.

El peli-violeta se detuvo.

—Oh... parece que tiraste un poco.

Lo jaló del cabello mientras lo embestía fuertemente. El dolor y el placer hicieron estragos queriendo ser liberado en un jadeo, sin embargo, le cubrió la boca anticipadamente.

—No, putito. Vas a molestar a los vecinos.

Los gritos eran ahogados por completo mientras le penetraba fuertemente, haciéndolo llorar mientras su cuerpo respondía con movimientos desesperados por más, siendo notado de inmediato.

—Mira que bien respondes, eh. ¿Te gusta que te folle duro? ¿hmmm?

No podía articular de forma correcta un sí o al menos asentir con la cabeza. Recibiendo un par de nalgadas, las cuales probablemente dejarían una enorme marca roja por varios minutos.

—Responde cuando te pregunto.

Como pudo movía la cabeza arriba y abajo confirmando la evidente reacción de todo su ser.

Shinsou decidió remover la mano hasta el cuello, apretando con el fin de hacerlo jadear sin bloquear la entrada al aire. Alzó la pierna izquierda hasta el borde y nuevamente la mano derecha fue extendida en toda la barra, haciéndole sentir el frío del sitio que aún se conservaba. El rubio respingaba su trasero en respuesta al contacto.

—Eres un necesitado —apretando el cuello ajeno—, un sucio tramposo.

Una ráfaga de embestidas se hizo presente, haciéndolo temblar en medio de su lucha por sostenerse del antebrazo frente a su cuello. Eso lo hizo gruñir, aumentado la fuerza en cada vaivén.

—¿Así está bien? —decía su voz con aliento caliente y grave.

La cabeza del mas bajito le daba vueltas, el mareo no cesaba y el cosquilleo en su miembro aumentaba en cada penetrada, siendo más estimulante por la fricción.

—¡Ahí! ¡Justo ahí!

—Abre más tus piernas.

Su orgasmo estaba cerca. Pequeñas lagrimas se acumulaban en la esquina de sus ojos, sus mejillas enrojecidas eran todo un encanto mientras que su voz suplicante no alcanzaba a decir el nombre de quien estaba produciendo tal efecto. Pronto su preciado líquido blanquecino era liberado y caía en el olvidado vaso frente a ellos.

El descanso no era una opción, siendo sujetado de ambas manos en su espalda.

—Esto aún no acaba. Aceptaras hasta el final cada estocada— lamiendo la oreja izquierda.

Sigue penetrando rápido y profundo, quedándose por ocasiones en ese punto especial, obligando a levantarse de puntas por no soportar aquella sensación haciéndole gemir fuerte.

—¿Ah? ¿No escuchaste que no debes de ser escandaloso? —dándole una nalga nuevamente.

La olvidada camiseta que tenía puesta fue elevada por el peli-violeta sin soltarle las manos, hasta crear una mordaza. Lo inclinó hasta dejarlo sobre la superficie plana y encimarse.

Kaminari siente como su miembro vuelve a estar erecto y no lo va a negar, le está gustando demasiado.

—Sujeta tú mismo la camisa —ordenaba de forma errática.

Algo desorientado hace caso, entendiendo muy poco la orden repentina. Lo sigue con la mirada, notando como se recuesta en la isleta donde desayunaban, comían y cenaban todos los días.

—Sube y salta sobre mí.

Comienza a dar un par de pasos hasta estar juntos, soltando por un momento la camisa inconscientemente, pero es sorprendido al ser sujetado en su sensible miembro soltando un chillido agudo.

—¡Ah!

—Si no la sujetas adecuadamente, no te dejaré liberarte.

La mirada ámbar suplicante se encontraba con una determinada a cumplir su palabra si no era capaz de continuar con su pedido, así, escala hasta estar horcajadas del otro.

Al sentir el contacto nuevamente de pieles, comienza a tocar cada parte desde su torso hasta detrás de sus rodillas, pasando a darle nalgadas y a separar las nalgas con fuertes gemidos.

—Mierda, así te ves más lindo para follar —dobla las piernas para hacerlo inclinar y poder introducirse nuevamente— sigue moviéndote.

Aquella posición era todo menos cómoda, sin embargo, la adrenalina estaba al máximo esplendor, por lo que la resistencia estaba intacta.

Comenzó a mover su cadera sintiendo como daba por completo en su punto sin el dolor de momentos atrás.

—Hmmm... sí...

—¿Te gusta montar mi polla?

—S-sí

—¿Qué te gusta? —masturbando al rubio.

—Me gusta mo-¡Ah!

—Dilo correctamente —apretando la base del pene.

—Me-me gusta montar tu polla.

Los jadeos constantes y eróticos por parte de ambos rodea la atmosfera cargada de lujuria, volviendo a profanar tan lejos de forma gradual. Otros momentos engaña que ha sido el fin cuando lo saca hasta la punta regresando súbitamente.

La respiración errática, los gemidos cortantes y los suspiros cortos pero sonoros indicaban el clímax de ambos. El rubio comenzó a moverse aún más rápido, porque no podía negar lo excitante era saber que él estaba provocando tal sensación. Apretaba casualmente el pene ajeno ocasionando un jadeo sonoro.

Aprovechó la mordaza improvisada y la coloco ahora en la boca del peli-violeta mientras se corría en el pecho y rostro de este.

—Shhhh —colocando un dedo en medio de la mordaza—No quieres molestar a los vecinos.

Recuperarse estaba tomando un par de minutos. Kaminari aun sentía sus piernas iban a flaquear apenas se levante. Por su parte, Shinsou se acercó al vaso medio lleno de agua con restos de fluidos alrededor. Lo acercó a sus labios y bebió un poco.

Sin ser suficiente le dio un beso al rubio, compartiendo el agua mezclada.

—Mucho mejor, ¿no crees?

—Cielos...

Definitivamente estaba agradecido de poder descansar al día siguiente, física y mentalmente. 
















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¡Hola mis queridos ángeleeeeeeeeees!

A que no se esperaban que el más caliente era Shinsou 7u7

La verdad es que me gusta Kaminari dominante, pero ese peli-violeta siendo así de ocasión, no podía dejarlo pasar. Al menos este libro ha vuelto a vivir por otro periodo de tiempo.

Un OS mas corto de lo usual, pero en esencia es igual. 

Y agárrense porque ya tengo el avance de otro OS que tiene de temicacsus quirks.Quizá en una o dos semanas vea la luz. 

¿Cómo han estado todos estos días desde la última actualización?

Yo les cuento que durante todos estos meses tuve un bloqueo de escritor; venían tantas ideas y ninguna podía concretarla como yo quería. No podía estar satisfecha con nada de lo que plasmaba, así que tuve que alejarme un tiempo y sí, también el hecho que mi portátil no funcionara por la batería me estaba quitando las ganas de seguir.

Para nuestra fortuna, esta semana la mayor parte de todo se arregló y me siento feliz al continuar haciendo lo que me gusta.

No se preocupen, las otras historias si tienen continuación, pero deberán ser pacientes con las actualizaciones a futuro.

Un dato extra es que al estar haciendo la historia general del OS estaba escuchando HEYDAY de Stray Kids y me dio mucha risa la parte del rechinido, siendo que comenzó en la parte donde nuestra pareja está con las manitas.

Igual no les interesa, pero lo voy a poner de todos modos jajaja

Me gusta escuchar la música de Inna mi diosa rumana, también mi reina Ava max y Dhurata Dora. Les recomiendo mucho Yummy, hay tres versiones, la versión solo de INNA, otra con Stefflon Don y la otra versión que incluye a Dhurata Dora. Me encanta esa canción de las tres versiones <3

Y la canción de Ale ale de Dhurata Dora e Inna <3

¿Qué canciones les gustan últimamente?

¡Les agradezco infinitamente por sus comentarios y votos que me dejan!

Espero nos leamos pronto. Sin más qué decir, cambio y fuera.

22/07/2023

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