Familia

👨‍👨‍👦‍👦~~*~~👨‍👨‍👦‍👦  

(Ambientado Omegaverse, dedicado a @Death_neko~~🌸  )













Era sábado por la noche y como casi todas las semanas, Kaminari se encontraba tecleando frente a su ordenador algunos archivos para su jefe. Un ambiente relajado, con ventanas que permitían la entrada de la luz del sol, ventilación adecuada, espacio perfecto y materiales precisos era todo lo que le fascinaba al trabajar, sin embargo, un ruido a su espalda le hizo perder la concentración por un par de segundos; alzó la mirada de la pantalla y al no escuchar ese ruido, decidió seguir en su trabajo.

Pasaron apenas unos minutos, cuando nuevamente escuchó que algo se movía detrás del escritorio. Se giró completamente sobre la silla y solo se encontraba la mesa donde colocaba siempre su almuerzo o algunos bocadillos para despejarse cada tanto. Su mirada fue a parar a la puerta, la cual se encontraba perfectamente cerrada, la notaria si se abriera en cualquier momento.

Colocó su dedo pulgar e índice en la clásica posición pensante. Luego de meditarlo sonrió para sí-mismo, cuando quizá descubrió la respuesta a esos extraños sonidos, pero ahora que tenía una mejor idea, tuvo que planear su propio ataque. Buscó entre las repisas del lugar; al ver una caja especial de galletas de mantequilla, supo que no podría fallar; tomó un plato plano y las colocó de manera que no se rompieran, haciéndolas lucir mucho más apetitosas.

Cuando por fin las colocaba sobre la mesa, agudizo su audición lo mejor posible, captando un ligero murmullo entre las plantas del lugar; tomó una pieza y la mordió, solo para disimular su plan de contraataque, vio la hora en su reloj de muñeca y se dirigió de nuevo hasta su asiento.

Sabía que su plan estaba rindiendo frutos, cuando detrás de una maceta salió un pequeño rubio a toda velocidad, seguramente para calmar a quien estuviera escondido detrás de la otra planta.

— ¡Deja de moverte así! — Volteando hacia Kaminari. — Nos descubrirá papi si lo echas a perder.

— Pero son galletas de mantequilla...

— Tienes que resistir. Prometimos a papá ayudarlo hasta más tarde, tiene que preparar la sorpresa de hoy.

— Es que ...

— ¿Qué se supone están haciendo ahí?

Ambos niños se quedaron congelados, Kaminari los había descubierto y su voz parecía tener cierto toque de enfado. Un par de segundos se miraron fijamente sin tener la valentía de responder.

— ¿Y bien? ¿No van a responder? — Volvió a comentar un tanto curioso por esa actitud. — De acuerdo, quiero que salgan de ahí se coloquen frente a mí.

Los dos pequeños no tuvieron más remedio que salir de su escondite, por costumbre, uno delante del otro con la mirada dirigida al piso. Al salir notaron como el adulto rubio tenía ambas manos en sus caderas, en manifiesto esperar que salieran. Subieron la mirada y notaron como tenía una ceja hacia arriba, incitando a que se explicara.

Por su parte Kaminari no quería sonar enojado, ni mucho menos asustar a esos dos, pero jamás habían desobedecido el que no interrumpiera sus escritos matutinos. Fue un poco difícil no derretirse por esos pequeños frente a él, ya que ambos se veían adorables ese día y como siempre.

Eran dos niños de 5 años de edad, rubios, con ojos violetas; vestían con un overol de mezclilla obscuro, con un lindo muñeco de oso en el centro del pecho, una camisa de manga larga color blanco y zapatos amarillos; eran gemelos idénticos, sin embargo, una nueva y clara diferencia que apenas relucía, era el hecho que el cabello de quien era el mayor por apenas unos minutos, se parecía al de su papá, mientras que el del menor, lucía como el de su abuelo, un tanto ondulado.

— Entonces... ¿Ninguno me va a explicar que sucede?

— Nosotros solo... — Comenzó el menor.

— ... Tratábamos de mantenerte en la habitación. — Terminó por complementar el mayor.

Kaminari suspiró, sonrió algo enternecido por como sus pequeños nunca le mentían

— No queríamos molestarte, pero es que prometimos que-

— ¡Shhhh!

De pronto el mayor se abalanzó sobre su hermano, tapándole la boca para que no dijera nada. Kaminari frunció el ceño y comenzó a emitir su aura de dominante. Sí, sus pequeños son unos alfas totalmente determinados y con un gran instinto, pero no podrían enfrentar a su papi enojado y mucho menos cuando su aura relucía al por mayor.

— Esto no va a seguir así, deben decirme que sucede y no quiero mentiras. — Habló firme y claro.

Los dos pequeños estaban nerviosos, se notaba en sus pequeñas manos hechas puño, temblorosas por como estropean cada vez más su plan y sobre todo por como su mami les hablaba con esa voz aterradora. La mirada que estaba llena de algo de temor, se trasformó en una con determinación y Kaminari lo pudo notar, teniendo curiosidad y miedo por saber lo que atravesaba por esas cabezas rubias.

— Uno. — De pronto habló quien tenía la boca cubierta hace un momento.

— Pero que ... — Apenas dijo Kaminari, algo desconcertado.

— ¡Ahora! — Pronunció el otro pequeño.

En un abrir y cerrar de ojos, uno de los pequeños se lanzó hasta tumbar al adulto rubio totalmente en el suelo. Por supuesto, lo que tenía prioridad Kaminari era proteger a su pequeño contra cualquier daño, pero parecía que todo estaba maquinado perfectamente.

Al caer de manera algo inesperada cerró los ojos por inercia unos instantes, pero para cuando quiso comprobar que estuvieran bien sus hijos, sin embargo, al tratar de ubicar ahora su presencia, pero lo que veía a su lado, aun en el suelo lo dejó boquiabierto.

— No muevas un solo dedo, mami, o te verás invadido por demasiados dardos. — Amenazó uno de los pequeños con un juguete que lanzaba dardos de espuma.

— ¿Quién te crees? ¿Acaso te sientes James Bond?

— No me siento, soy James Bond.

— Definitivamente no te dejaré con tu papá de nuevo. De todas formas, eso no me asusta pequeño mafioso. — Comenzó a levantarse, cuando el pequeño que estaba encima corrió hasta la puerta con su hermano.

— Exacto. Un paso más — sacó una pistola de agua detrás de su espalda — tendrás que verte mojado con agua procesada.

— ¿Cómo que ... Agua procesada? — Preguntó temeroso de saber la respuesta.

— Bueno, era agua en la mañana, pero Noctis se encargó de transformarla.

— ¿¡Es orina de gato!?

— ¡Así es! — Respondió ahora el otro pequeño con una pistola igual de cargada. — Y si te atreves a dar un paso más hacia la puerta, quedarás empapado.

Suspiró con un toque de enfado. — No voy a dejarlos en casa de Bakugou de nuevo. Sabía que, si Kirishima no estaba, no era de fiarse.

Kaminari pensaba en lo que difícil que sería desarmarlos y salir de esa habitación. De por medio sabía que estaban ocultando algo, pero habían sido enviados por alguien, quien seguramente era su papá. ¿Por qué no quiere que salga de la habitación? Se cuestionaba mientras solo veía de reojo a sus hijos. ¿Qué tan importante era ese día?; ¿aniversario?, no; ¿Cumpleaños de Hitoshi?, ni en un millón de años lo podría olvidar. Faltaban dos días para eso; ¿cumpleaños de sus hijos?, jamás lo olvidaría.

Por más que tratara de recordar algún evento, cumpleaños de amigos o familiares, no tenía ni la más mínima idea. Quizá solo quería hacer una linda sorpresa su esposo, pero ahora que tenía en mente que había algo preparado para él, su curiosidad le llevó el impulso de arriesgarse a cruzar la habitación, sin importar que tal vez terminara empapado de orina de gato.

— Bien. Según sus reglas, no debo salir de la habitación, así que solo me sentaré y seguiré con lo mío, ¿les parece esa idea?

Los dos pequeños aún sin bajar sus armas, intercambiaron miradas y luego de unos segundos, dieron su aprobación.

Kaminari, bajo la mirada de aquellos dos rayitos de sol, se fue despacio hasta su escritorio y tomó asiento. Pasaron varios minutos cuando aparentaba que todo seguía su curso según lo planearon los gemelos, pero el rubio mayor no tenía eso en mente.

Se levantó tranquilamente, fue hasta donde la mesa con la cafetera, lista para servirse algo en su taza favorita. Los pequeños habían bajado la guardia, pero no habían dejado de mirarle todo ese tiempo. ¡Era ahora o nunca! Se animó en mente para poder llegar hasta la puerta.

En un segundo estaba cerca de salir del lugar y un par de miradas violetas, ante el repentino acto, tomaron a velocidad máxima sus armas y enfocaron directamente hacia su objetivo.

— ¡Disparen! — Pronunciaron al mismo tiempo al momento de jalar el gatillo.

Ante tal alarma, solo pudo abrir la puerta y agacharse para tratar de evitar aquellos disparos.

— Ángel, podrías-

Esa frase quedó en el aire incompleta. Ambos disparos fueron a parar en el cabello, rostro y camisa de su papá. Con una mano en la boca y ojos abiertos expresando un ligero horror, Kaminari veía desde el suelo, como esos cabellos violetas se iban bajando hasta quedar completamente empapados y escurrían gotas, humedeciendo el resto de sus prendas.

Para cuando ambos pequeños se dieron cuenta del error que estaban cometiendo, fue demasiado tarde. Hubo un silencio en el lugar hasta que ellos fueron los encargados de romperlo.

— ¡Retirada!

Dejando todo a su paso, esquivaron a sus padres y corrieron por el pasillo hasta que solo se escucharon una puerta cerrarse.

A pesar de todo, ambos adultos comenzaron a reírse de la situación que acaba de suceder.

— Me lo merezco. No debí decirles que te mantuvieran aquí a toda costa. — Pronunció el peli-violeta aun en la puerta.

— Debiste preguntar primero sus planes. — Comentaba Kaminari mientras se ponía en pie.

— Ahora estoy empapado de agua.

— Mmmm-ajá... Era agua esta mañana, sí.

Shinsou frunció el ceño y luego de unos segundos, pareció comprender esas palabras. — No dejes que se queden solos de nuevo con Bakugou.

El rubio soltó una risilla, ya que no había que decir demasiado para su esposo comprendiera de donde habían sacado esa idea. — Creo que tienes que tomar una ducha de nuevo.

— Lo haré rápido, pero, ya que mis aliados no lograron su objetivo, — pronunció un tanto más elevado de volumen, esperando escucharan sus hijos — ¿podrías esperar en la habitación hasta que termine? Es una sorpresa.

— De acuerdo. No quiero que te ocurra algo de nuevo.

Su esposo quería besarlo, pero era claro que la orina de gato que tenía encima, no era nada romántico para compartir. Tomó un par de cosas y se dispuso a ir a la ducha.




















👨‍👨‍👦‍👦~~*~~👨‍👨‍👦‍👦





















No había pasado demasiado cuando por fin salió del cuarto de baño, se arregló y estaba listo para poder llevar a Kaminari a su sorpresa, sin embargo, tenían que ir por esos dos alfas mal influenciados por un rubio cenizo.

Ambos adultos se dirigieron a la puerta de un lado. Podrían ser alfas muy independientes, pero no dejaban de ser sus hijos y demasiados pequeños como para poder estar más alejados de ellos.

Shinsou tocó tres veces de manera delicada en la puerta. No esperaban alguna respuesta positiva, pero tampoco había una negativa, así que decidieron entrar despacio al lugar.

Primero se asomó Kaminari. Soltó un poco de feromonas que apaciguaban el ambiente, algo con lo que ellos identificaran que no había peligro.

— Niños, papá quiere que salgan para que me puedan dar la sorpresa.

No hubo respuesta. Ambos padres entraron a la habitación y trataron de buscar el nuevo escondite de sus pequeños con la mirada.

— Controlan bastante bien sus feromonas. — Comentó Shinsou, recorriendo la mirada por el lugar.

Kaminari le guiñó un ojo. — Eso lo heredaron de mí.

Una manta, justo en una esquina del lugar se movió ligeramente. El rubio codeó a su esposo y con la mirada le mostró donde se encontraban sus hijos. Shinsou comprendió el mensaje y se acercó con cautela, agachándose hasta poder estar un poco más cerca, procurando no hacerlos sentir miedo.

— ¿Niños?

— No. — Se escuchó la respuesta armoniosa por ambos niños.

— ¡Oh! Entonces ... ¿Con quién hablo?

— Uh... Un fantasma... — Respondió solo una voz, algo vacilante.

— Bien hecho... — Dijo un tanto sarcástico el otro.

— ¿Entonces que somos?, ¿un perro?

Los dos adultos contenían sus risas, limitándose a sonreír al escuchar a sus pequeños discutir. A pesar de que podrían seguir escuchando, Shinsou sabía que no debía tardar más o su sorpresa no seguiría aun como lo planeaba.

— Escuchen, mis niños. Papá y papi no están enojados por nada de lo que sucedió. Ahora salgan porque debemos darle la sorpresa a alguien muy especial.

Quitando ligeramente por encima de sus cabezas parte de la cobija, dos pares resplandecientes de gemas violetas miraban un tanto dudosos de si podían salir de su escondite.

Kaminari se acercó hasta donde su esposo se encontraba. — Todo está bien niños, no ha pasado nada grave, además papá y yo hemos reído mucho.

Se cristalizaron sus ojos y como un rayo salieron disparados hacia ellos. Estiraron sus brazos con manitas extendidas y les dieron un abrazo con todo el amor que podían trasmitirles.

Las lágrimas no tardaron mucho en llegar y ligeros ruidos del llanto se hicieron presentes. Ambos padres tomaron a un pequeño y con una sonrisa dulce limpiaron sus pequeños rostros.

— ¿Por qué lloran?, ya les dijimos que todo está bien.

— Es que, — hipido — casi arruinamos el plan de papá... — Comenzó a decir uno de ellos.

— Y luego lo mojamos con orina de Noctis. — Continuó el otro pequeño entre lágrimas.

El llanto y lágrimas en sincronía no se dieron a esperar. Cada pequeño fue cargado por separado, pero hacían exactamente lo mismo para calmarlos.

Con una sonrisa por la ternura e inocencia que despegaban esos dos, les quitaron rastros que se encontraban marcadas en esas mejillas regordetas y rosadas. Besaron con ternura la frente de cada pequeño y se fundieron en un cálido abrazo los cuatro. Shinsou entonaba una melodía con la que suele dormirlos cada noche y Kaminari liberaba un poco de feromonas para que se relajaran.

Luego de unos minutos todo el lugar fue invadido por tranquilidad y silencio.

— ¿Mucho mejor? — Rompió el silencio Shinsou.

— Sí papá...

— No debí pedirles que hicieran todo eso. Se esforzaron demasiado para cumplir con su parte del plan, pero aun así resultó y solo fue un accidente lo restante.

— ¡Sí! — Siguió Kaminari. — Los accidentes ocurren todo el tiempo y pueden solucionarse muchas veces, como hoy. Venga, no quiero que mis dos cachorros revoltosos estén así.

— Además, debemos de darle la sorpresa a mamá. No querrán que no lo disfrute, ¿verdad?

— ¡La sorpresa!

De pronto el ánimo de todos dio un giro radical. Tomaron de cada mano a Kaminari y Shinsou se limitó a seguirlos por detrás.

Kaminari fue a la misma velocidad que sus hijos, hicieron un recorrido desde el pasillo, las escaleras y la sala, hasta que, por fin, antes de ingresar al comedor, fueron cubiertos sus ojos por las manos de su esposo, mientras pequeños pasos se escuchaban alejarse.

— ¿Listo para mirar?

— Supongo que sí. ¬— Terminó con una risita al final.

Cuando por fin pudo ver lo que tenían entre manos quedó boquiabierto. El lugar estaba decorado con globos, serpentinas, gorritos de fiesta alrededor y una pancarta enorme que decía "¡Feliz cumpleaños Mami!", en la mesa estaba lo que más le gustaba degustar como cena y sus complementos favoritos como crepas y diversos ingredientes que podrían usar: frutas, chocolate, crema, mantequilla... Sus ojos se cristalizaron y solo se limitó a poner una mano sobre su boca; estaba conmovido.

— Pero yo no ... es que ... — Estaba teniendo problemas en formular alguna oración.

— Eres demasiado atento para con los demás, pero siempre olvidas tu cumpleaños, incluso si solo es un par de días antes que el mío. — Pronunciaba mientras se acercaba hasta colocarse frente al rubio. — Podíamos hacerlo desde la mañana, pero decidimos que, al ser también tu último día de correcciones, sería mejor celebrarlo en la noche.

Había estado sumergido esas últimas semanas en su trabajo que realmente no recordaba su cumpleaños en absoluto, aunque casi siempre lo olvidaba, pero para su fortuna, siempre tenía amigos y su familia para recordárselo con bellos detalles y ahora, su hermosa familia lo hacía nuevamente.

— Eres ... Yo .... — Posicionó ambas manos sobre el pecho del peli-violeta. —Te amo.

— Yo también te amo.

Rompieron su distancia para dar nacimiento a un beso que transmitía su amor, solo en un ligero toque de sus labios.

— ¡Yo también quiero!

— ¡Yo quiero besar a mami!

De pronto esos dos pequeños, frente a la pareja daban ligeros saltos, estirando sus bracitos hacia arriba, dando un mayor énfasis de querer llegar hacia el rostro de Kaminari. Se hincó hasta estar mejor a su altura, dejándose dar decenas de besos en cada lado del rostro.

— ¡Tranquilos! ¡Es besarlo no comérselo! ¡Para eso está la cena! — Alzó la voz con un tono celoso Shinsou.

Kaminari elevó una ceja. — ¿Acaso estás celoso de tus propios hijos?

— ¡Claro que no! — Pronunció avergonzado.

— Vayan a sentarse niños. Pueden preparase lo que deseen.

— ¡Sí!

Kaminari se levantó y vio cómo se dirigían a la mesa emocionados. Se acercó nuevamente a su esposo y lo abrazó delicadamente, todo sin dejar de mirarle a los ojos.

— Eres mucho más de lo que seguramente merezco.

— Eso, es lo que yo debería decir de ti.

El rubio recargó el rostro en el hombro de Shinsou, dejó salir un profundo y sonoro suspiro. Tomados de la mano se acercaron hasta la mesa y pudieron llegar antes de que se hiciera un desastre por esos dos cachorros.

Entre risas, la cena pasó demasiado rápida. Los pequeños entre comidas, juegos e historias que se inventaban al jugar, terminaron rendidos en las horas siguientes. Tenían que llevarlos a cambiar, recoger todo sobre el comedor, limpiar rastros de comida del piso y a pesar de que Shinsou quería hacer todo eso y dejar descansar a Kaminari, este último se negó dejarle hacer todo eso, así que decidió llevarse a los gemelos a cambiar y dejarlos descansar en sus camas.

Ambos llevaron a los cachorros a la habitación correspondiente, dejando que Kaminari los arreglase, mientras Shinsou se ocupada de la planta baja.

Luego de un poco más de media hora, cruzado de brazos, justo en medio de ambas camas los contemplaba dormir pacíficamente. Unos brazos rodearon sus caderas y un mentón invadía el espacio entre su cuello y su hombro; esbozó una sonrisa.

— Espero que disfrutaras la noche.

— Lo he hecho. Siempre disfruto cada noche con ustedes tres ...

Sentía que se encontraba paseando entre nubes. Tenía a tres seres especiales día a día y no había momento alguno que no agradeciera por ello.

Esa noche, abrazado de su esposo, concilió dormir rápidamente, embriagado por el amor de su familia.



















👨‍👨‍👦‍👦~~*~~👨‍👨‍👦‍👦

---

¡Hemos revivido!

¿Cómo han estado mis lindos ángeles?

¿Les ha gustado el OS? Yo espero que sí.

Este OS ya estaba planeado, pero no con la temática omegaverse, entonces un día entre los comentarios me dijo mi linda seguidora que le gustaba la idea leer algo de este tipo, pero con la temática y bueno... ¡Aquí está!

Espero poder subir pronto los otros OS, no pensaba tomarme tantos días de descanso, pero ... fue imposible no hacerlo, además estoy con papeleo de la universidad, pero eso jamás impedirá mi actualización.

Ya casi se nos viene nuevo OS en el libro +18.

Igual varios tal vez lo vieron, pero en una semana o dos, estaré publicando un ff nuevo llamado: ¿¡Miau?!, Shinsou se transforma en gato. Espérenlo... Así como dos capítulos de B&S nuevos, ;--; lo he dejado casi abandonado, pero no, estoy elaborando cuidadosamente la historia.

¡les mando un fuerte abrazo! Y quiero decirles que si alguno de ustedes quiere mandarme mensajito para platicar si así lo necesitan, pueden hacerlo. <3 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top