Café
Eran 7:30 de la mañana, la campanilla de la cafetería avisaba como de costumbre la entrada de cierto rubio con libro en mano; se giraba a la izquierda y tomaba la mesa esquinada junto con el ventanal, colocaría sus cosas en la parte superior y esperaría a que tomaran su orden.
Pronto, un peli-violeta con un uniforme de camiseta azul, pantalón café y delantal verde se acercaba exactamente quince segundos después. Sacaba una libreta y una pluma, listo para tomar su pedido.
Mucha gente a su alrededor conocía esa rutina, desde el cocinero hasta la gerente del lugar, no había día entre semana que no fuera a la cafetería e hiciera todo eso desde principio de agosto y ahora, estaban por terminar noviembre.
— Bienvenido a la cafetería Atardecer, ¿qué le gustaría ordenar?
Correcto, cualquier otra persona pensaría que estos chicos se hablarían un poco más casual, incluso cuando el mismo mesero le atendía cada vez que iba, pero eso no estaba en los planes de ninguno de los dos. El peli-violeta estaba tan preocupado de que el rubio lo tomara demasiado cliché y el rubio, estaba esperando que la peli-violeta emitiera un hola casual, para que así no sintiera que estaba acosando al mesero. Sí, eso habían estado pensando 4 meses.
Mientras ellos estaban en esa rutina diaria, en la cocina y en la mesa contraria yacían sus amigos, frustrados de que ninguno diera el primer paso, pero tampoco es que fueran unos engreídos forzándolos a ir contra sus principios.
— ¿Vamos a ver esto de lunes a viernes todo lo que resta del año? Ya no es divertido, más bien es triste y cada día que pasa hace enojarme más. — Comentaba un rubio cenizo desde la ventana de pedidos. Por el uniforme que llevaba, pareciera ser el repostero del lugar.
— No podemos hacer nada al respecto, si ninguno da un paso no hay como ayudarles. — Respondió casualmente una castaña de pelo corto.
— Por qué no simplemente le dices a Shinsou que conocemos a Kaminari y que el rubio realmente no piensa como él cree.
— Eso no es posible, Kaminari me pidió fingir no conocerlo y decirle algo a Shinsou.
— Entonces, ¿qué diablos van hacer? Tu aceptaste darle el empleo de la noche a la mañana a ojeras; era con el fin de verlo más seguido y tomar valor para pedirle una cita de manera casual, y ahora que han pasado 4 meses tiene miedo de que piense que es un pervertido.
— Lo tengo muy presente, pero no pensé que fuese a tardar demasiado.
— Además, lo haces trabajar aun cuando su plan solo era conocerlo; aprovechada.
— Es parte de mi trato. Así funcionan los negocios.
El rubio viró los ojos y decidió ignorar a la castaña, regresó a la cocina; tenía muchas cosas que hacer en el día y no iba a desperdiciar más su tiempo viendo como dos personas se atraen mutuamente y ninguna puede dar un simple hola casual. Por su parte, la castaña se dirigió a la mesa que estaba justo al frente del rubio.
— Bienvenido a la Cafetería Atardecer, ¿en qué puedo ayudarle?
— Me gustaría ordenar el café americano con un muffin de vainilla.
— En seguida se lo traemos.
Cuando la castaña se retiró, el joven pelirrojo que había sido atendido se levantó sigilosamente y se sentó al lado de Kaminari. Al asegurarse que ni el mesero ni la chica se dieran cuenta de eso, por fin le habló.
— Oye, ya vi que no has hecho ningún movimiento y sinceramente esto ya no es agradable.
— ¡Eijirou! ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?
— La cancelaron y no me cambies el tema. ¿Cuándo vas a poder hablarle como un chico normal?
— No es tan fácil, ya ha pasado más tiempo del que creí y a estas alturas si se entera que solo vengo a la cafetería para poder verlo y tratar de hablarle desde que le vi trabajar, será mi fin, pensará que soy un tipo de acosador o peor.
— Estás exagerando, además mucha gente suele hacer estas cosas para conocer a quienes les gusta, pero si no quieres que esto empeore deberías apresurarte. Ya fue mucho tiempo y es más triste de lo que imaginas. — Observó todo del lugar. — Mejor me voy a mi mesa. No quiero levantar sospechas.
El pelirrojo apenas pudo sentarse, Shinsou apareció con la orden lista de Kaminari y la puso justo al frente del libro, le sonrió y comentó como al resto de la clientela, disfrute su pedido, para luego poder marcharse y seguir sirviendo.
— Oye, inútil. — Le habló el peli-ceniza a Shinsou
— Deja de decirme así Bakugou, o voy a comentarle al gerente.
— No me importa. — Mientras sonreía de forma socarrona. — Cuando lleves la orden 7 asegúrate de que este papel lo lea el tipo que lo ordeno.
— Claro... — Respondió no muy convencido.
— Y es mejor que no lo veas, no te va convenir si lo haces.
Shinsou no se había inmutado por lo que dijo, pero si le producía curiosidad lo que decía el papel. ¿Era incluso que Bakugou podía ser mejor dirigiéndose a quien le gustaba?
— Aquí tiene su pedido. —Depositando la charola en la mesa. — Y amh ... el repostero manda este mensaje.
— Muchas gracias.
Cuando se retiró de ahí, Kirishima extrañado vio el papel y con cuidado lo desdobló, lo que no esperaba era leer ese tipo de mensaje.
< Sé lo que estas tramando con el rubio de aquella mesa, es mejor que nos veamos para discutir que haremos con esos dos idiotas, o no llegaras ni a la noche de hoy.
Nos vemos en la entrada para empleados. >
El pelirrojo con nerviosismo y miedo volteó hacia donde estaba su amigo, esperaba que no sospechara, ojalá siga enfocado leyendo su libro y no preste atención de los demás.
Bien podía inspirar miedo la nota, pero también significaba que había una oportunidad de poder ayudar a su amigo de una buena vez, seguramente quien mando el mensaje estaba igual de cansado de esta situación.
Mientras tanto Bakugou salió de la cocina, caminó directamente a la puerta de empleados y justo al abrirla, al frente se encontraba ese sujeto de la mesa 7. Ambos se miraron unos segundos antes de poder iniciar una peculiar conversación.
— Dejemos esto claro, soy Bakugou Katsuki, empleado de la cafetería y compañero del pelo violeta, Shinsou.
— Soy Kirishima Eijirou, amigo del chico rubio, Kaminari.
— Iré al grano. No son muy discretos al hablar y tampoco en fingir que no se conocen dentro de la cafetería, te he visto llegar con él y luego separarte para no levantar sospechas. Hoy he notado que también hay cierta insistencia por parte tuya luego de verlos interactuar y sinceramente a mí también ya me está hartando esa actitud tan infantil, así que decidí ir a lo más directo, hablar contigo.
— Creí que éramos más discretos ... pero no importa, ahora sé que también alguien del otro lado entiende esta situación.
— Entenderla es poco, es ya muy tedioso ver como no avanzan nada; ni si quiera han dado un maldito paso.
— Bueno, ya dejaron pasar mucho tiempo desde que se vieron, pero es más complicado del lado de Kaminari, hay ciertos pensamientos que le atormentan.
— ¿Cómo que es un acosador por ir diario a la cafetería solo para que sea atendido por él?
— ¿Cómo ...?
— Digamos que son parecidos los pensamientos que tiene Shinsou, aunque ahora eso no es importante. Tengo un plan.
Kirishima escuchó atentamente lo que decía Bakugou, ya habían llegado a tal punto como para no planear algo por esos dos. Ambos sabían la importancia de mantener intacto su orgullo, así que involucrase para hablar por cada uno de ellos no estaba en la lista. El plan no era malo, estaba muy bien elaborado y sospechaba que iba cuando vio como estaba repartido el mensaje, solo tenían que seguir bien las instrucciones y el resto sería por Kaminari y Shinsou.
Por su parte, dentro de la cafetería el rubio, bajó su libro un momento y notó que su amigo no estaba, buscó con la mirada en las mesas y no había rastro de él. Se acercó a la mesa donde debería estar el pelirrojo, pero solo vio un pedazo de nota en la mesa, la cual estaba totalmente abierta.
< Nos vemos en la entrada de empleados >
— ¿Qué haces Denki? — La voz de su amigo lo espantó haciéndolo dar un paso hacia atrás. — ¿Qué tienes en la mano? ¡Oh, esa nota! — La tomó entre sus dedos. — Sí, el chico me la dio para ti. Deberías ir a ver.
Kaminari se ruborizó. — ¿Para mí? Pero ... ¿Por qué no me lo dio a mí?
— ¿No es obvio? Le dio mucha pena, hoy por fin se arma de valor y no creo que sea momento de que tú no tomes también valor y vayas.
Por otro lado, Shinsou veía como el pelirrojo le daba esa nota, mientras desviaba la mirada y de un momento a otro salió de la cafetería y no pudo evitar sentir pánico. Corrió a la cocina y vio como Bakugou salía para dirigirse a la sala de empleados.
— ¿Qué se supone que haces? — Preguntó desde el umbral de la puerta.
— Voy a fuera encontrarme con alguien. — Respondió sin mirarle mientras se colocaba (de nuevo) su chaqueta.
— ¿Me estas tomando el pelo? — Shinsou no pudo contener su enojo y lo tomó de su uniforme.
— Que mierdas dices, si no te hubieras tardado en hablarle, ahora mismo quizá fuera pareja, pero preferiste dudar de ti y dudar durante meses y ahora que yo tengo la oportunidad te enojas, pero sé que no es conmigo. — Lo tomo de la muñeca y la quitó de encima.
— ¿Y qué pasa si voy en tu lugar?
Bakugou arqueó una ceja. — Tendrías que impedir que yo fue-
Shinsou por supuesto no lo pensó mucho, le metió un puntapié en la pierna y luego lo empujó para que cayera y chocara contra los casilleros. Al menos eso le daría tiempo.
— Maldito bastardo, era suficiente encerrarme.
Kaminari estaba nervioso, se encontraba frente a la entrada de empleados esperando a que saliera el peli-violeta; no sabía dónde mirar y sentía que su corazón era una bomba de tiempo, además su rostro cada vez se sentía más y más caliente.
— Calma Denki no hay porque sentirse así, él va a venir y podrán hablar tranquilamente.
Pronto se escuchó un golpe del otro lado de la puerta, algunos pasos y por fin Shinsou salió, un poco agitado y nervioso. Cerró la puerta tan rápido como pudo y cuando se tranquilizó, miró hacia delante.
— Yo uh, hola.
— Ho-hola.
Ninguno pudo decir otra cosa, ese era su primer paso que estaban soñado uno del otro, pero ahora parecía que no podían continuar, pero era el momento, no iban a desperdiciarlo.
— Soy Kaminari Denki
— Soy Shinsou Hitoshi.
Cuando se dieron cuenta solo se soltaron a reír. Podían notar cuan nervioso estaba el otro y no iban a negar que era algo tranquilizador saber que con quien haz tratado de hablar se sienta de la misma manera.
— Yo ... siempre quise saber tu nombre, pero jamás tuve una oportunidad tan buena en la que no pensaras en mi como un pervertido. — Mencionó un poco apenado Shinsou
— También yo, pero creí que se vería mal hablarte tan casual en tu trabajo y bueno ... lo seguía posponiendo.
Estaban en paz consigo mismos, sonrieron amablemente y sus corazones, aunque aún latían muy rápido y su mente estaba en las nubes, sabían que, aunque solo era una conversación pequeña esto, sería el inicio de una hermosa aventura juntos.
— ¡Por fin!
Una exclamación que venía del fondo del callejón los obligó a voltear para encontrar al dueño de esa voz. Pronto la castaña salió de su escondite entre un montón de botes de basura y de inmediato se dirigió hasta los chicos.
— ¡Uraraka!
— ¡Uraraka!
Se miraron confundidos por saber quién era ella, aunque también era el hecho de que estaba escondida en ese lugar y había escuchado todo.
— No se preocupen mis pequeños. — Tomándolos alrededor de sus cuellos y jalándolos hacia ella. — Habrá tiempo para explicar muchas cosas, mientras disfrutemos este momento.
1 año después
— Y entonces como la buena amiga que soy no traicione su confianza en hablarle a Kaminari, aunque claramente lo conocía.
— Ya estábamos hartos de ver siempre lo mismo, teníamos que hacer algo por una maldita vez.
— Sentimos mucho lo que les hicimos pasar viendo todo diariamente y por los secretos que hicimos prometer. — Comentaba Kaminari tomando de la mano a Shinsou
— Pero les agradecemos que hicieran todo eso para poder protegernos y hacernos enfrentar de una vez por todas lo que no podíamos hacer. — Desvió la mirada. — Aun siento lo del golpe Katsuki.
— Eso no fue nada para mi Katsuki ¿verdad? — Comentaba Kirishima mientras le giraba el rostro y soltarle un pico.
— Tenía que aguantarlo, o todo el plan se vendría abajo. — sonrojándose por mirar a su novio tan cerca.
Kaminari y Shinsou sonrieron ante la escena, el peli-violeta acercó a su novio para darle un beso en la coronilla y luego volteo su rostro para poder darle un recorrido de besos que iban desde la frente hasta su boca.
— Me encantas Toshi.
— Me encantas Den.
Toda la mesa soltó una risita en ese momento, no había día en el que dejaran de confesarse cosas al mismo tiempo; jamás paró desde un año atrás.
— Un día terminarán proponiéndose matrimonio al mismo tiempo. — Comentó Uraraka
— Sí, y responderán al unísono: Acepto. — Complemento el pelirrojo.
Quizás no estaban tan lejos de la realidad...
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