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CHAPTER TWO
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EL LUGAR DONDE GOKU Y MIRAI se conocieron fue el Torneo de las Artes Marciales, en ese tiempo ella era una joven reprimida que como acto de rebeldía se inscribió en un evento de luchas para demostrarle a sus padres la inmensa fuerza que poseía.

Y que con eso era capaz de valerse por si misma.

Tal vez fue tonto lo que hizo e infantil, quizás fue una adolescente berrinchuda. Aun así no se arrepentía porque gracias a esa loca idea lo conoció.

Y la ajetreada vida comenzó.

El día que aceptó unir su vida a la del Son frente a un altar aceptó también los entrenamientos diarios en los que la involucraba de alguna u otra forma. Goku aseguraba que tener una fuerza como la de ella sería un desperdicio no aprovecharla, por lo que se aseguró de enseñarle a pelear con el fin de que pudiera defenderse cuando el no se encuentre.

Porque mientras el esté presente, nada ni nadie podrá lastimarla.

Sin embargo, algo que Mirai jamás logró dominar es detectar las energías vitales de los seres vivos. En resumidas cuentas el ki. Para su mala suerte, no logró acostumbrarse a las energías que la rodeaban y terminaban por abrumarla. Por lo que solo se conformó con lo que ya sabía.

Aún así, era capaz de sentir el enorme ki mientras trabajaba en la ciudad.

Una extraña sensación asentó en su estómago, era familiar. Pues recuerda perfectamente haberse sentido de la misma forma cuando los sayiajin; tanto Raditz como Vegeta y Nappa llegaron a la tierra.

Le daba escalofríos con tan solo pensar que existen seres con una energía tan amenazante y maligna.

—¿Mirai? ¿Te encuentras bien?— uno de los cocineros que la acompañaba se preocupó al verla quedarse congelada en medio de la cocina— Mirai.

La tocó en el hombro para sacarla de sus pensamientos. Pero no esperaba que apenas regresara en si, se fuera corriendo.

—¡Lo siento! Dile al señor Nobu que hubo una urgencia ¡Por favor!— se quitó el toque y lo dejó caer antes de salir por la puerta trasera del restaurante.

—¿A-Ah? S-Sí, claro— el rubio parpadeó confundido.

Uno de sus compañeros lo miró interrogativo alzó los hombros con una sonrisa nerviosa. No sabía lo que sucedía, pero suponía que debió pasar algo grave para que se fuera.

—¡Nube voladora!— el grito de la Son resonó en la cubierta de un edificio cercano.

El objeto amarillo se diviso a lo lejos y no pudo evitar morderse el labio con nervios, si ella fue capaz de sentir aquel lo significaba que una había una nueva amenaza. Lo que más la aterraba es que superaba por mucho a la que llegó a sentir de Raditz o Vegeta.

Respiró profundo para que el miedo desapareciera y tuviera dominio sobre su ki, tenía que ocultar su presencia si quería llegar donde seguramente estaban los demás.

O al menos intentarlo.

Mirai no podía estar más confundida, los ki malignos habían desaparecido para ser reemplazados por otros aún más fuertes. Sin embargo, no eran malignos.

Eran extrañamente familiares.

¿Habrá sido Piccolo? O tal vez Vegeta, no ero este se encontraba de  viaje en el espacio persiguiendo a su esposo, o alguno de sus amigos, quizás habían reunido fuerzas como muchas otras ocasiones para salvar la tierra. Dejó de preocuparse cuando los divisó a lo lejos.

El primero en detectarla fue Piccolo, había sentido los rastros de energías de la esposa de su rival y madre del niño que había tomado como discípulo. Soltó una risa al notar el pésimo control de su energía.

Gohan sonrió y agarró una lata de refresco para correr y quedarse junto a Piccolo. Bulma lo miró confundida y Krilin no pudo evitar sonreír, hace tiempo que no veía a su vieja amiga.

—Veo que no fue fácil ignorar el ki de Freezer— comentó el namekiano cuando la nube descendió y Mirai bajó de ella.

—¿Freezer?— preguntó confundida siendo recibida por un abrazo eufórico de su hijo.

—Es el extraterrestre que peleó con papá en Namek mamá— explicó el menor de los Son sin borrar su sonrisa, misma que se agrandó al recordar lo que sucedía— ¡Es cierto! ¡Papá ya vendrá!

Mirai abrió los ojos sorprendida ante la declaración, miró a Piccolo que asintió afirmando lo dicho.

—Solo faltan un par de horas pero llegará— dijo Krilin acercándose junto con la Brief.

—¿No es emocionante? Después de tanto por fin podrás verlo— sonrió ilusionada la peliazul.

Emocionada era poco, quizás no había palabras para describir lo que estaba sintiendo en ese momento.

—¿Quiénes son ellos? Ahora que lo recuerdo sentí unos ki muy elevados ¿Fueron ellos?— señaló a un par de jóvenes desconocidos.

Uno era de cabello lila y ojos azules, tenía una chaqueta azul que destacaba por el símbolo de la Corporación Cápsula y tenía una expresión temerosa en cuanto se refirió a ellos. El otro por el contrario, era de cabello negro, algo largo, y vestía con ropajes urbanos que cualquier joven de su edad usaría, sus ojos también eran azules, pero a diferencia del otro muchacho eran tan claros como el mismo cielo.

Tenía un semblante lleno de tristeza y melancolía.

—No sabemos quiénes son, dicen que no pueden decirnos sus nombres— acusó Yamcha con los brazos cruzados— Tanto misterio se ve sospechoso.

Ten Shin Han asintió dándole la razón.

—Ah, ellos también son unos sayiajin— recordó Bulma.

—¿Qué?— alzó una ceja sin creerlo— ¿Es eso posible? Su planeta había sido destruido hace mucho ¿No?

—Así es, así que no sean tontos—escupió el príncipe sayiajin— Kakarotto al que ustedes llaman Goku, y yo pertenecemos a esa raza. También ese chiquillo que está ahí, el cual tiene sangre terrícola.

Lo último lo dijo dándole una mirada despectiva a la ojiazul, Mirai hizo una mueca de disgusto, no se había percatado de que él también estaba allí.

—Solo existimos nosotros tres, por eso es imposible que tú seas un guerrero sayiajin.

—Pero todos fuimos testigos de como se transformó en super sayiajin para derrotar a Freezer.

—Quizás ese insecto podría serlo— señaló al chico pelinegro— Pero este otro no, generalmente los sayiajines somos de cabello negro.

El de cabello lila bajó la mirada, Mirai abrió el refresco que Gohan le ofreció para darle un sorbo.

—Bueno, sea lo que sea se transformaron— recalcó— Eso es prueba suficiente ¿No?

—Pues para mí no— Vegeta se cruzó de brazos y miró hacia otro lado.

Mirai suspiró y caminó hacia los muchachos siendo seguida por su hijo.

—Debo darles las gracias por haber acabado con Freezer, la verdad es que me di un buen susto— les dedicó una sonrisa y se inclinó hacia adelante— De no ser por ustedes, no estaríamos aquí. Se los agradezco mucho.

—N-No es nada, no hay nada que agradecer— el de chaqueta azul se mostró tímido— Nosotros también somos de la tierra así que...

El chico pelinegro soltó una carcajada y miró a su compañero de reojo.

—Cuidado amigo, no te coloques nervioso— dijo con clara burla para luego mirar a la mayor— No tiene que agradecer señora, solo somos personas humildes que defienden su amado hogar. Y el de usted bella dama.

El tono exagerado que empleó hizo reír brevemente a la Son.

—No soy tan vieja para que me llames señora, pueden llamarme por mi nombre, Mirai.

El pelinegro guardó silencio por unos segundos para después sonreír también.

—Mucho gusto Mirai.











– ↻d a t o  c u r i o s o ;

❛Mirai no odia a Vegeta, pero tampoco le agrada. Simplemente no puede confiar en alguien que fue participe de la muerte de sus amigos y que por poco asesina a su esposo e hijo❜

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