🍄Chapter seven.

Jungkook llegó junto con Taehyung y su búho, Orión, a casa de Jimin. No habían tardado demasiado, alrededor de diez minutos, pues querían apresurarse ante tal situación.

Pasaron varios minutos más tratando de convencer al rubio de esperar, le recomendaron que lo mejor era no tomar una decisión sin pensarlo bien, ya que aunque sonara como algo normal el ir a buscar a alguien a su casa, tratándose de Yoongi, no era así de común ni viable.

-Tal vez ha estado muy ocupado, pero créeme, conociéndolo, no es la mejor idea ir a molestarlo.-le explicó Jungkook, con el afán de hacerle ver otro posible lado de la situación.

Sin embargo, lo que ellos no entendían era la necesidad tan grande que Jimin tenía por ver a Yoongi, y es que era lógico después de todo.

-Por favor, solo dime dónde vive...-reiteró el rubio con un suspiro. No quería consejos, quería que lo ayudara con una cosa simple.

Al final, no hubo más remedio para el peli gris que darle lo que le pedía.

El hada lunar vivía a unos cuantos árboles del lago, en una aldea que fácilmente se podía reconocer, pues todas las casas estaban hechas con teteras, tazas y cosas humanas. Volando, estaba a unos diez minutos desde la aldea lumínica.
Jungkook le indicó como era la casa de Yoongi: "es una tetera color marfil, es sencillo ubicarla, es la única que tiene un jardín enorme en un costado y un sembradío de café".

Jimin emprendió entonces su vuelo, claro, no sin antes limpiar su rostro de cualquier residuo de lágrimas y trató de arreglar su aspecto para no lucir tan mal como se sentía.

Se aventuró a la aldea lunar, con el corazón latiendo en su garganta y la esperanza viva de que todo saldría bien.
Por desgracia, las cosas no serían tal cual Jimin imaginaba.

Debido a su ferviente prisa, le tomó solo cinco minutos llegar al lugar, más otros cinco minutos para buscar desde el aire la casita de su Luna. La localizó gracias a que si, efectivamente, se podía ver desde el cielo las líneas con granos de café creciendo y un bonito jardín con una cerca de palitos.
Jimin bajó a tierra, hizo una respiración muy profunda, y contuvo unos segundos el oxígeno en sus pulmones, buscando con ello sostener sus nervios adentro y no dejarlos salir.

Cuando soltó el aire en una sola exhalación, tocó la puerta de Yoongi.
Ni siquiera se detuvo a detallar la casa, ni se percató de que las cortinas estaban completamente cerradas, quizá comunicando un "no me molesten" silencioso.

Pasaron unos pocos segundos, y entonces, el peli negro abrió; Jimin sintió como su pecho punzó en cuanto lo vió frente a él, y por un momento, se alivió gracias a que Yoongi sí había hecho caso a su visita.
Pero, no tomó mucho tiempo para que se arrepintiera de todas sus decisiones del día.

-¿Jimin?-ese fue el saludo que el rubio recibió-¿Qué haces aquí?, ¿quién te dijo mi dirección?

Yoongi no se veía para nada feliz, sino todo lo contrario, parecía bastante molesto por aquella inesperada situación. No le gustaban las sorpresas, mucho menos la sorpresa de una visita.

-Hola Yoon... Lamento si te interrumpí de algún modo, pero es que no he sabido de ti en días...-el hada de luz se excusó rápidamente, en un intento por apaciguar el enojo del contrario-Jungkook me dijo como encontrarte, y pensé que sería una buena idea venir a verte... Me preocupé por ti...

El pálido se cruzó de brazos, mirándolo con el ceño fruncido y repasando con sus pupilas el semblante de Jimin.
Notó que había llorado, también que sus alas tenían un leve destello parpadeante, y que la voz del rubio se escuchaba más ronca de lo normal.
Por supuesto, nada de eso fue suficiente para cambiar lo que haría; Jimin no le importaba lo suficiente.

-Escucha bien, no quiero que vuelvas a venir.-con esa frase, lo inició todo-No has sabido de mi porque no quise que lo hicieras, no quería verte, ni tampoco hablar contigo, ¿sí lo comprendes, o te lo explico con manzanas?

-P-pero... ¿De qué estás hablando?... No entiendo que te pasa...-Jimin sintió como el llanto era inminente en su ser, a la par de que su corazón se apachurraba como una pasita.

-Solo lárgate y déjame descansar, y ya para de llorar, no me engañas, ¿crees qué no sé que las hadas como tú brillan de felicidad?-el peli negro retrocedió un paso hacia dentro de la casa, sosteniendo la perilla de la puerta-Deja de fingir que te duele.

Yoongi cerró dicha entrada, azotando la puerta con una molestia casi tangible, y se pudo escuchar como colocó el seguro de esta.

Jimin solo se quedó ahí de pie, mirando al frente completamente incrédulo y con el corazón hecho un desastre.
¿De verdad le había cerrado la puerta en la cara?, ¿era en serio el mismo Yoongi que lo había besado?

Quería decir que no.
Incluso se esforzó en pensar mil cosas distintas que explicaran lo que había pasado, tantas, que ya ninguna tenía sentido; "seguramente no es el mismo, debe tener un gemelo malvado", "tal vez tiene amnesia", "quizá solo se despertó de mal humor, y yo fui un imprudente, es mi culpa", "¿y si solo me lo imaginé?".

Nada de eso era lógico, pero eran los pobres intentos de Jimin por desviar la atención de la realidad.
Una realidad en dónde Yoongi le había roto el corazón otra vez.


-¿¡Que hizo qué!?-el castaño estaba peor que antes, si no se supiera que las hadas no pueden tener rabia, diría que Taehyung en ese momento estaba casi echando espuma por la boca.

-Descuida, hablaré con él... Creí que solo tendría una mala cara, no pensé que se atreviera a ser tan grosero.-incluso Jungkook desconocía a su amigo en esos momentos.

-No hables con ese tipo, tómalo de las alas y lo cuelgas en el árbol más alto que veas, a ver si pasa un halcón y se lo come.-soltó Taehyung con furia, mientras abrazaba al rubio, quien no podía dejar de llorar.

El dolor y la tristeza de Jimin eran tales, que sus alas comenzaron a brillar en un tono blanco cegador, como cuando un foco está a punto de fundirse y enciende con demasiada intensidad.
Era difícil que las tres hadas presentes mantuvieran los ojos abiertos ante esa dañina luz, y el rubio estaba tan sumido en sus pensamientos, que ni siquiera podía controlar su sentir.

A partir de ahí todo se volvió borroso para Jimin.
Lo último de lo que estuvo consciente fue que Taehyung lo llevó hasta su cama de hojitas, y recuerda haberlo visto sentado a su lado por un largo tiempo; la pobre hada cayó exhausta en un profundo sueño, pues de tanto llorar sus energías se habían agotado, y el castaño no se separó de él hasta que notó que su respiración se había modulado, y sus alas empezaban a bajar su brillo.

Fue hasta entonces que Taehyung se fue de la casa de Jimin, esperando que pudiera seguir durmiendo hasta el día siguiente de ser necesario, y sobre todo, que el idiota de nombre Yoongi no se atreviera a aparecer por esos lares.

Y bueno, digamos que en cierto modo tuvo éxito su petición, pero a medias.

Porque Jimin sí durmió mucho tiempo, pero no tanto como pensó.
Y el peli negro no se acercó a la casita del rubio, pero sí se hizo presente con un mensaje nocturno.

Cerca de la media noche, alguien llamó a la puerta de Jimin, y él, todavía adormilado y con la cabeza doliendo debido al llanto, se levantó para ver quién lo buscaba tan tarde.
Abrió ligeramente la entrada, solo lo suficiente para poder asomar la mitad de su cara primero.

-¿Orión?, ¿qué sucede?-el rubio, en cuanto logró identificar al búho de Jungkook, dió un par de pasos afuera de la casa, bastante extrañado de que el ave estuviera allí-Es muy noche, ¿pasa algo?

Orión, cómo todo búho bien educado, ululó en señal afirmativa, y le indicó con el pico que tenía un mensaje para él atado en su patita derecha, la cual extendió para mayor comodidad.
Jimin, aún muy confundido, se acercó al ave y con cuidado desató el papelito para leerlo.

No necesitó más que ver la caligrafía por un segundo para saber de quién era el mensaje, y al leer lo que este decía, sonrió con la tristeza aún impregnada en su ser.

"Minnie, lamento mucho lo que pasó ésta tarde, no quise ser tan descortés contigo, es solo que no era buen momento. Perdona por no decirte que las visitas sorpresas no me gustan.
Pero, si me permites compensarlo, puedo invitarte a cenar mañana. ¿Que dices?, ¿aceptas cenar conmigo?

Atte. Yoongi".

Todo apuntaba a que se merecía, sí o sí, una respuesta negativa ante esa situación.
Ni siquiera parecía una disculpa sincera, más bien sonaba más a un intento por excusarse después de su comportamiento tan deplorable.
No había tenido el valor de dar la cara como era debido, y mínimo hacerlo en un horario prudente.
Y esa invitación acabó pareciendo un compromiso que alguien más le había ordenado tener.

Sin embargo, aún con todo en contra, ¿saben qué fue lo que Jimin escribió en respuesta?

"Me encantaría cenar contigo, te veo mañana a las ocho ♡".

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