Seña 6

"¿Estás bien?", "¿Necesitas algo?", así le perseguía Akutagawa por toda la casa hasta que Atsushi se sentó en el sofá dispuesto a dormir —estoy bien— vocalizó por milésima vez en la noche

Akutagawa aún le parecía poco formal tenerlo que dejar durmiendo en el sofá, pero debido a su garganta no podía dormir en la sala como para dejarle la cama a Atsushi (el frío de la sala podía afectarle debido a su cirugía), aún así había intentado hacer el lugar lo más cómodo posible, dándole sábanas y cobijas de todos los grosores, intentando de que eso funcionase para que estuviese cómodo o al menos no pasase frío

—enserio, estoy bien, comenzaré a sentirme mal si me lo sigues preguntando— mencionó al ver que Akutagawa le observaba estático, aunque esté en realidad solo estaba pensando en si realmente todas las sábanas y cobijas realmente eran suficientes, pero debido a las palabras de Atsushi, solo se limitó a asentir con la cabeza

Atsushi se acostó sobre el sofá, acomodándose y cubriéndose bien, para mirar a Akutagawa —si necesitas algo puedes despertarme sin ningún problema— Akutagawa asintió de nuevo, pensando en que el contrario realmente debía estar deseando no ser despertado, Atsushi ciertamente era amable, aunque aveces su amabilidad se reflejaba más como una obligación, él en estos momentos no era un amigo ni nada similar para Atsushi, solo era su trabajo y obligación del momento, aún tuviese eso claro, no podía evitar observar a Atsushi, y pensar que había estado persiguiéndolo por algún tiempo, y que ahora que lo tenía era complicado acercarlo a él

—buenas noches— dijo Atsushi, esperando a que Akutagawa realmente pudiese quedarse en calma, pero antes de que pudiese agregar algo o calmar a Akutagawa de nuevo, este dió una serie de señas, las cuales no había terminado por entender

Ante la expresión de confusión del de cabellos blancos, Akutagawa repitió la secuencia de señas "At-su-shi", siendo más fácil de comprender, haciendo entender al contrario que Akutagawa quería decir algo

—¿sucede algo?— preguntó con amabilidad, una amabilidad bastante honesta, haciendo poner a prueba a Akutagawa, pero sentía que en ese momento ya no había vuelta atrás para lo que recién había intentado hacer "he estado buscando..." Atsushi parpadeo seguidas veces —¿algo se te ha perdido?— preguntó sin saber bien cómo podía ayudar, pero de inmediato Akutagawa negó con la cabeza "olvídalo, buenas noches" se retiro inmediatamente

Se adentró en su habitación, sabiendo que había dejado un "Atsushi confundido" en la sala, pero cerrando la puerta de su habitación de todas formas, si regresase solo sería aún más extraño

"He estado buscándote, a ti" hizo las señas para el mismo, "eso era todo lo que tenía que hacer" pensó sentándose sobre la cama para luego acostarse y tocar su garganta "sería más fácil si esto funcionase" seguía tocando su garganta con cuidado, tragando su saliva, sintiendo el ligero ardor que eso provocaba

Ya había estado buscando la forma de disculparse con Atsushi, por haber jurado asesinarle precisamente, pero ahora que su voz se había ido todo se había hecho más complicado, quería abandonar sus sentimientos pero al mismo tiempo quería expresarlos

En la lluvia de la noche, distanciados, se verían como cualquier ayudante y paciente, en la misma habitación aún podrían verse como amigos, pero si estuviesen en la misma cama...se verían como amantes

"Quizás Dazai-san pueda...NO" re retractó de inmediato al pensar en que Dazai podría ayudarle, pedirle ayuda a ese tipo justo ahora no era una opción, lo negaba rotundamente

Dazai era listo, y tenía el tacto para averiguarlo todo solo con intuición (no al nivel de deducción de Ranpo) y en definitiva el de cabellos cafés, tercero en la situación, ya sabía de los sentimientos de Akutagawa hacia Atsushi, uno había sido su subordinado y el otro actualmente era su subordinado, habían pasado el tiempo suficiente con Dazai como para que este supiese leerlos tan fácil como leer cualquier libro de primaria

Y aún este supiese sobre sus sentimientos, probablemente solo le daría el consejo a Atsushi en vez del de cabellos negros, "Él tiene preferencia" pensó Akutagawa dando un suspiro, pensando que debería molestarle esa preferencia, y en otro momento quizás si habría llegado a enojarle, quizás cuando había jurado deshacerse de Atsushi, quizás por ese tiempo, pero ahora solo se había enamorado de él, ya no había nada que hacer

"Los cobardes temen hasta de la felicidad, pueden ser heridos con algodón" Akutagawa recordaba esas palabras dichas por Dazai, cuando este estaba en la mafia, y no podía negarlo, justo ahora Dazai tenía razón, estaba si tiendo miedo de declararse y ser feliz junto a la persona que ama

Y le quemaba ese echo por dentro, después de haber sido la persona más fuerte, creer que tenía el merecido respeto y el merecido elogio de su superior, pero ahora estaba escapando de unas simples palabras, siendo el romántico y ciertas veces mentiroso "te amo", o el colegial y clásico "me gustas", escapaba de ambos cómo si estos fuesen cuchillas afiladas que fuesen a cortar su carne con solo pensar en ellas, o en expresarlas

Comenzaba a pensar que ese era su destino "lo deje en la sala solo y con frío" pensó, aunque Atsushi estaba cálido, el frío en el que pensaba era en el de la duda, había confundido a Atsushi, ¿cómo iba a levantarse y solo verlo a los ojos después de haber sido extraño?

"Si tuviese mi voz..." pensó aún acariciando su garganta, quería que su voz regresase, porque sentía en lo profundo que su voz se había ido junto con su valentía...

Y así pasó noche en vela, durmiendo por momentáneos parpadeos, y una vez la luz ya se asomaba por debajo de la puerta, se dignó a salir

Tomando el llavín y abriéndolo sin pensárselo más, caminó hasta la cocina, allí estaba su desayuno preparado, el tamagoyaki estaba caliente y olía realmente bien, así pensaba que Atsushi estaba en la sala ordenando las cosas, propio de él

Caminó despacio hasta la sala, repasando las señas en su mente para poder disculparse apropiadamente, pero una vez llegó a la sala, se quedó estático mirando el lugar, todo estaba ordenado, las sábanas y cobijas dobladas y apiladas, pero no había rastro de Atsushi...

Continuará...

"Los cobardes le temen hasta a la felicidad.
Pueden herirse incluso con el algodón.
Incluso aveces hasta la felicidad les hiere"

-Osamu Dazai
Indigno del ser humano

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