Extra - ¿Y si Inojin y Ryogi...? (+18)

Este extra no tiene nada que ver con la historia ni la afecta de ninguna forma.

Contenido +18

Si no te gusta esta pareja, favor de no leer.

Este extra está dedicado a todos aquellos lectores que les llamó la atención el RyoJin.
Disfruten

•~ 🌺 ~•

—No tienes nada que perder, él es un chico genial y muy amable, puede que sea un poco torpe, pero él en verdad te quiere mucho —le insistió Inojin sentándose junto suyo, mientras el pelirrojo se recostaba en su futon son la mirada perdida en el techo—, incluso el Kazekage te está ofreciendo una vida allá, ¿porqué no vas?

Un par de segundos el silencio se apoderó en ese cuarto, los suficientes como para que el Yamanaka comenzara a preocuparse un poco, estuvo por hablar, pero sus celestes ojos se cruzaron con la mirada platinada del pelirrojo, una mirada que por un segundo le hizo estremecer y sonrojar débilmente, pues esa mirada decía tantas cosas, que hacían falta palabras para terminar todo lo que expresaban. Y Ryogi no dudó ni un segundo en decirlas.

—Porque estoy enamorado de ti —dijo sin titubeos ni tapujos, viéndole sin miedo y una serenidad que le quitaron el aliento a Inojin.

—¿Q-qué--

No pudo reaccionar o decir nada, porque en un segundo los labios ajenos ya se encontraban sobre los suyos.

No le estaba forzando, no lo hacía con brusquedad ninguna, el tacto era tan suave, tan dulce, que Inojin no sintió la necesidad inmediata de separarse, no hasta que su corazón comenzó a latir furioso en su pecho, y su rostro tomó un color rojo que resaltaba por mucho en su pálida piel.

Pero aún así, no fue él el que rompió el beso, fue Ryogi, que separándose lentamente, se le quedó mirando a escasos centímetros de su rostro, y con cautela, posó su mano izquierda sobre la ajena, acariciando el dorso de esta con su pulgar dulcemente.

—Cuando pasó lo de Shikadai, no tenía ni idea de que estaban juntos, y ahora que me enamoré de ti y estoy consiente de lo mucho que lo amas, si quieres... —lentamente, su mano derecha acarició su mejilla, pasando ligeramente sus dedos sobre su ahora sonrojada y tersa piel— puedes odiarme, lo entenderé y me iré de Konoha, después de todo, siempre he sentido que mi lugar no es aquí... —tentado, su pulgar se posó sobre el labio inferior del rubio, entreabriendo un poco su boca, dejándole soltar un pequeño suspiro tembloroso— o si no, podemos dejar lo que pase encerrado aquí... Y nadie lo sabrá, lo que sea que elijas, yo lo aceptaré con gusto, Inojin.

Segundos en silencio que parecieron horas inundaron el cuarto, pero solo segundos, porque como si de un hambre de semanas se tratase, Inojin ya se encontraba sobre Ryogi devorándole la boca.

No quería pensar, no quería procesar lo que pasaba, solo quería hacerlo, sentir el calor y tacto ajeno, no como amigos o amantes, solo como un par de chicos que buscaban una necesidad y afecto mutuo, devorándose en un frenesí que estaban seguros no pasaría de esas puertas ni hoy ni nunca.

Suspiros y débiles jadeos pasaron a formar parte del cuarto, mientras el rubio degustaba del sabor del cuello ajeno, pasando con descaro sus manos desde el vientre hasta el pecho y moviendo sus caderas como sólo él sabía sobre la virilidad del otro, el pelirrojo gozaba de acariciar la espalda ajena por debajo de la ropa, delineando su columna desde su cuello hasta su espalda baja, donde sin dudar introdujo sus manos debajo de la ropa interior del rubio, apretando y estrujando sus redonditos glúteos.

—Ahh~ —un pequeño gemido escapó de los labios del Yamanaka al sentir la virilidad del chico embestirle en su intimidad, pese a tener la ropa aún puesta, ese simple acto le había fascinado.

Entre besos lujuriosos donde sus lenguas eran el principal actor, Ryogi le hizo recostarse hasta quedar de espaldas en el futon consigo entre sus piernas, y con apuro, se quitó su suéter beige y su camisa blanca, mientras Inojin le imitaba quedando igualmente expuesto del pecho.

Besándole desde el pecho hasta el vientre, Ryogi se dedicó a despojarlo de sus pantalones y ropa interior, dejándole totalmente desnudó frente suyo, y cuando se percató de lo que tenía a su gusto, se quedó quieto un momento, mirando con sumo detalle cada centímetro de piel ajena, disfrutando como nunca lo que tenía a su merced.

—¿Qué ocurre? ¿No llegarás más lejos? —le cuestionó con una sonrisa ladida separando sus piernas, mientras con descaro, colocaba su propia mano en su intimidad, estirando lascivamente con sus dedos su entrada, logrando que el rostro de Ryogi sonrojara del todo, y su virilidad reaccionara positivamente ante la escena— anda, pero si se hizo más grande —comentó alegre y con asombro posando su mirar entre las piernas del pelirrojo.

—Ah, que provocativo eres —comentó volviendo a besarle, mientras se acomodaba entre sus piernas y tomaba su intimidad frotándola en el musculo arrugado del rubio.

—Eh, ¿no irás a ponerlo solo así, verdad? —cuestionó separándose un poco para mirarle.

—E-es mi primera vez, ¿no se hace así? —admitió con vergüenza, logrando que Inojin sonriera enternecido— parece que sabes mucho de estas cosas —comentó sonriendo tímidamente, a lo que el rubio ensanchó su sonrisa con orgullo.

—Supongo que deberé enseñarte un poco —dijo coqueto dejándole un pequeño beso en los labios, para proceder a empujarle un poco y quedar en la posición inicial sentado en su regazo, quitándose la coletera soltando su cabello—, ahora observa.

Dándole la espalda aún hincado sobre su regazo regalándole una perfecta vista de sus posaderas, el rubio lúbrico sus propios dedos, y con algo de pena, los dirigió a su orificio, e introdujo el primero soltando un pequeño quejido, para así moverlo en círculos dentro suyo.

—Ah-h, Inojin, esto es... —titubeó asombrado Ryogi, sintiendo una sensación demasiado agradable en su intimidad, mientras le tomaba la cadera con ambas manos fascinado.

Con cuidado, el rubio introdujo un segundo dedo, metiendo y sacando ambos, separándolos en el interior, hasta que tocó ese punto tan satisfactorio que le hizo gemir un poco.

—Inojin... —jadeó el pelirrojo tomando su propia intimidad con su mano, subiéndola y bajándola por toda su extensión disfrutando de lo que se le regalaba.

—Ah... Nh... Ah~ —gimió placenteramente al introducir un tercero, procediendo a jugar un poco consigo mismo, dejando salir sin vergüenza su voz mientras se autocomplacía sacando y metiendo con rapidez sus dedos en su interior.

Cuando se sintió cerca del orgasmo, se detuvo y sacó sus dedos, girándose sobre el pelirrojo quedando frente a frente nuevamente, tomando la intimidad del mismo deteniendo su tacto propio, mientras bajaba lentamente sus caderas introduciéndose la virilidad del pelirrojo sin dificultad alguna.

Tomándole por sorpresa, Ryogi le sujetó firmemente las caderas y de una estocada terminó de meter lo faltante, atinando en la próstata de Inojin y haciéndole soltar un sonoro gemido mientras liberaba su esencia en el vientre del pelirrojo.

Jadeante, el rubio le dedicó una sonrisa con malicia, y comenzó a mover lentamente su cadera en círculos, para luego empezar a subir y bajar la misma rápidamente, logrando que el pelirrojo arqueara la espalda y echase la cabeza atrás, mientras su voz se soltaba y se volvía incontenible, por momentos era aguda, por momentos era un tanto gruesa, e Inojin disfrutaba como nunca eso, porque podía sentir el miembro ajeno palpitar dentro suyo, y el sonrojado y extasiado rostro de Ryogi le decía cuanto lo disfrutaba.

—¡Inojin! ¡M-me vengo! —no advirtió, si no que afirmó hundiéndose en el interior del rubio metiéndola de golpe, mientras su blanquecino esperma le llenaba por completo.

—Uh... Ah~ —jadeó gustoso disfrutando la calidez del otro dentro suyo.

Agitado y con pequeños espasmos del placer, Ryogi se dejó caer en el futon, mientras el rubio se levantaba y un poco de su esencia se filtraba de su rosado orificio.

—Inojin... Yo... —jadeó tembloroso, cubriéndose el rostro con el antebrazo, tratando de despejar su mente y formar alguna palabra coherente.

—Aun no termino —afirmó sonriente el rubio, hincándose entre las piernas del pelirrojo para quitarle los pantalones junto con su ropa interior, y así alzarselas un poco para tener a la vista su intimidad y proceder a humedecer tres de sus dedos.

—O-Oye, espera —titubeó Ryogi con vergüenza, alzándose un poco para ver como el Yamanaka introducía lentamente el primer dedo— a-ah, e-eso es raro... P-para.

—Viste como lo disfruté, ahora te toca a ti —sentenció sonriente, con una mirada lasciva disfrutando de su acto.

Rindiéndose, Ryogi suspiró y sus quejidos incómodos llenaron los odios del rubio, quien sin poder borrar su sonrisa emocionado, se dedicó a dilatar el pequeño orificio del pelirrojo.

—Ah-h... I-inojin —jadeó complacido al sentir dos de los dedos ajenos tocar algo dentro suyo, provocando que moviese inconscientemente su cadera un poco, y su virilidad reaccionara endureciéndose ante el tacto.

Separando sus dedos en el interior ajeno, dilatandole tan rápido y cuidadosamente como podía, se dedicó a estimularle un par de minutos, disfrutando del como el delgado cuerpo de Ryogi tenía pequeños espasmos cada que tocaba ese punto.

Una vez sus tres falanges dilataron del todo sus estrechas paredes y ya se encontraba lo suficientemente excitado por su acto, Inojin tomó su miembro y con cuidado, fue abriéndose lentamente paso en el interior del pelirrojo, haciéndole jadear y arquear la espalda, perdiendo por segundos la respiración al sentir la intromisión tan nueva y placentera.

—Oh... Demonios... —suspiró tembloroso tomando firmemente los brazos del rubio, tratando de aguantar el dolor inicial.

—Ah~ así que... Así se siente... Increíble —exclamó alegremente Inojin, sintiendo como su virilidad palpitaba mientras las apretadas paredes internas del pelirrojo le envolvían cálidamente—... Me moveré.

Tomando las piernas ajenas, las alzó dejando sus tobillos en sus hombros, y lentamente comenzó el vaivén con sus caderas, provocando pequeños quejidos de dolor de Ryogi, mientras él se dedicaba a disfrutar de tan nueva sensación, aumentando lentamente el vaivén, hasta embestirle golpeando su próstata, logrando que Ryogi arquease la espalda y sus gemidos aumentasen de volumen, igualando los suyos propios.

El sudor bañaba ambos cuerpos, la luz que se filtraba por las cortinas les hacía brillar, un lascivo sonido de chapoteo junto con sus sonoros y expresivos gemidos era lo único que se escuchaba en el cuarto, y la temperatura de sus cuerpos subía a niveles que no habían alcanzado antes.

Contrayéndose con espasmos, un agudo gemido resonó en las paredes en cuanto Ryogi eyaculó dejando su segundo orgasmo en su vientre, mientras Inojin, disfrutando de la escena, aumentó su vaivén y con una última estocada, se hundió de lleno en el cuerpo del pelirrojo, dejando su propio orgasmo dentro suyo.

Agotado, se dejó caer sobre Ryogi, jadeantes, tratando de recomponerse de esa experiencia tan nueva para uno como para el otro en cierto modo.

—Inojin... —susuró adormilado el pelirrojo, una vez su respiración se calmó— dime qué debo hacer...

Lentamente, Inojin se levantó un poco para verle de frente al chico, esa sonrisa jugetona y confinada que tenía había desaparecido, púes su pálido y sudado rostro ahora reflejaba preocupación y pesar, arrepentido de lo que acababa de hacer.

—Tienes que irte de Konoha... —susurró agitado y con pena, logrando que una pequeña sonrisa se formara en los labios de Ryogi.

—Comprendo —asintió llevando su mirada al techo, sintiendo como Inojin salía de él y se levantaba caminando por el cuarto—, tu amas a Shikadai después de todo, ¿no?

—Después de esto... Ya no estoy seguro... —negó decaído, mientras se limpiaba tanto como podía—, él te había besado y se enamoró de ti... Yo tuve sexo contigo solo porque quise hacerlo... Supongo que siempre he sido peor persona que él.

—No te culpes —le animó sentándose en su futon, mirándole con una pequeña sonrisa apoyando su barbilla en su mano y su codo en su rodilla—, yo soy la causa de que su relación ahora penda de un hilo.

—Él fue el que se rindió ante ti y yo fui el que aceptó hacer esto, en realidad, creo que tú eres una prueba para ver que tanto nos amamos —explicó posando su mirar en él, haciéndole al chico parpadear un tanto sorprendido—... Y ninguno la pasó...

—¿Qué harás ahora? —preguntó curioso levantándose con dificultad del futon, buscando entre sus cosas algo para limpiarse.

—Realmente quiero a Shikadai y no pienso dejarlo, pese a haberlo engañado, no quiero perder lo que tengo con él —explicó serio, tomando su ropa para comenzar a vestirse—, ¿y tú? ¿Qué harás?

—Creo que si sigo en Konoha arruinare su relación, el kazekage dice querer adoptarme y Araya está enamorado de mi... Parece que una vida nueva me espera en la aldea de la arena —explicó sonriente mientras comenzaba a vestirse—, nunca había tenido una vida estable y allá me la están prometiendo, supongo que sería tonto quedarme aquí ¿no lo crees?

—Creo que desde un principio fue tonto querer quedarte por alguien a quien acababas de conocer —comentó embozando una sonrisa burlona, a lo que Ryogi respondió devolviéndosela con una pequeña risa.

—¿Sabes? Por un par de días pensé en rechazar al kazekage para poder seguir viéndote, pero Shikadai te hace muy feliz y no quiero que dejes de serlo —agregó alegre, acercándose a Inojin para tomarle la mejilla—... si ya es un hecho que tomaremos caminos separados... ¿podría besarte un poco más?

Sonrojado, el rubio sonrió alagado, y tomó a Ryogi de la nuca atrayéndole así mismo para besarle.

Inojin amaba a Shikadai, y Ryogi le quería, este último nunca había tenido una familia, no desde que era un niño, había pasado tantas cosas a tan corta edad, que la necesidad de alguien que le quisiera ardía como mil soles en su corazón, e Inojin había logrado llegar a él de una forma que Shikadai no lo había hecho.

Pero estaba consiente de todos los conflictos que ocasionaría si se quedaba en Konohagure, por ello, tomaría el segundo camino que esperaba y rezaba, le diera mucha más felicidad de la que le habría dado el quedarse junto a Inojin.

•~ 🌹 ~•

Por si acaso lo repito.
Este extra no tiene nada que ver con la historia y no la afecta de ningún modo.

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