5- Alguien más
Este capítulo contiene escenas +12 (cosas intensas pero no demasiado).
•~ 🌹 ~•
La noche se había dado paso en el cielo, Shikadai y Ryogi apenas si podían ver a oscuras, pero eso solo hacía el momento más íntimo y acogedor para ambos.
—Ok, oficialmente ya no veo nada —exclamó el Nara riendo con pena.
—Lástima, debí traer una linterna, la próxima será entonces —dijo Ryogi alegremente.
—Creo que ya debería guardar esto, tengo que volver... a... casa... —murmuró Shikadai, percatándose de lo que había hecho. De un brinco se levantó de la banca, mirando a la nada con terror.
—¿Shikadai? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? —le preguntó Ryogi, parándose junto suyo tratando de calmarlo, pues hasta parecía que temblaba.
—L-lo... lo lamento Ryogi, tengo que irme —se disculpaba el Nara mientras retrocedía unos cuantos pasos.
—Pero... Shikadai.
—¡Nos vemos mañana, lo lamento! —gritó Shikadai, corriendo lejos de ahí como si de eso dependiera su vida, dejándo sólo a Ryogi con el juego de Shogi.
•~ 🌹 ~•
¡Lo había olvidado! ¿Cómo demonios lo había olvidado?
¡Se suponía que fue a ver a Ryogi para terminar con todo eso! y ahora parecía que había cavado su propia tumba, lo suficientemente honda para nunca salir de ahí.
Inojin seguramente estaría molesto, le había prometido volver cuanto antes, y por lo que el cielo le decía, había tardado más de tres horas en volver.
¿Cuánto mal había logrado hasta ahora?
Era impresionante, jamás había hecho algo así, oficialmente había engañado a Inojin, no había excusa que lo ayudara, no fue un roce, fue un beso por completo, ¡Le había dicho que lo quería! Y poco antes eso mismo le había dicho a Inojin, no tenía palabras para describir lo mal que se sentía, quería golpearse a sí mismo.
¿Porqué hacía esas cosas? Tan solo estar con Ryogi le hacía olvidarse de todo, no podía evitarlo.
¿Cómo pedirle perdón a Inojin ahora? Obviamente no le diría lo que hizo, pero se disculparía por haber llegado tan tarde, ya se inventaría alguna escusa, pero primero tenía que ir a comprar lo que le había prometido, por lo menos no quería llegar con las manos vacías.
•~ 🌹 ~•
El timbre sonó, Inojin se levantó con pereza de la cama, no hacía mucho se había comido un sándwich para calmar el hambre, pero un nudo en la garganta le impedía comer a gusto.
Bajó las escaleras lentamente, mientras que el timbre no dejaba de sonar, al abrir la puerta, se encontró a Shikadai, estaba muy agitado, su rostro estaba rojo y sudaba, aparentemente había corrido mucho.
—Shikadai... —susurró con asombro al verlo así— llegaste.
—Tarde pero... traje de comer —respondió sonriendo con vergüenza, alzando la bolsa de comida que traía consigo.
—¿A dónde fuiste?
—E-espera, deja que recobre el aliento...
Mientras que Shikadai seguía jadeante, Inojin sólo le miraba, pensando bien qué le diría, no podía lanzar falsas acusaciones como si nada y era imposible creer que Shikadai haría algo así, no era algo que se esperaría de él.
El Nara se quitó los botines ninja, se enderezó ya más relajado y le dio un corto beso al rubio –que no fue correspondido– para así ir a la cocina. Inojin le siguió hasta apoyarse en la barra, mientras veía como Shikadai bajaba platos desechables de la alacena. Éste se giró percatándose del rostro afligido de su novio, logrando que un nudo se creara en su garganta por el nerviosismo.
—¿Qué pasa?... ¿Estás molesto porque llegué tarde? En verdad lo lamento, me entretuve con lo que tenía que hacer y--
—¿A dónde fuiste? —preguntó directo con una expresión neutra en su rostro, logrando que el Nara diera un ligero brinco de sorpresa.
—... Mi... mi madre me encargó que le llevara algo a una amiga suya, me tomó más tiempo de lo esperado ya que no sabía muy bien donde vivía, y además también me tardé por ir a comprar de comer —dijo monótono, al ver que el rostro de Inojin se volvía un poco más serio, el miedo de que Inojin supiese algo lo invadía cada vez más.
—... ¿Sólo eso?
Inojin sabía algo, no se podría negar, la mirada que le lanzaba se lo decía todo, pero la pregunta era ¿Qué tanto sabía? El cómo lo sabía no importaba ahora, lo importante era como se libraría de esa.
—Bueno, la verdad me encontré con un amigo y jugamos Shogi un rato, se me fue el tiempo en eso, perdón —declaró el Nara riendo con pena, en momentos como ese, decir la verdad entre mentiras es muy útil.
—¿Es alguien que conozca?
—No lo creo, es pelirrojo, su cabello es un poco largo y no es de aquí, se acaba de mudar a Konoha, él se me acercó un día mientras jugaba Shogi, me agradó y últimamente lo he estado viendo, lamento no contarte —no hablaba con naturalidad, los nervios no se lo permitían.
—Entiendo... —murmuró el rubio bajando la cabeza ligeramente mientras veía a la nada pensante, algo andaba mal— haz estado actuando muy raro últimamente y noté que Boruto te vio serio hoy ¿Todo está bien?
—Seguro, no me pasa nada, supongo que me porto extraño porque no sé cómo actuar ahora que estamos juntos —dijo sonriendo levemente, logrando que Inojin le mirase detenidamente, la inquietud no lo dejaba responder como siempre, se notaba a leguas.
El rubio meditó sus palabras y sonrió optando por creerle, era ridículo pensar que algo pasaba, no era algo que Shikadai haría, no era el tipo de problemas en los que se metería, era su pareja, lo conocía desde la niñez.
¿Porqué dudar de él?
—Perdón, es que... —murmuró abrazándose al Nara, descansando su cabeza en el pecho del más alto haciendo a éste sonrojarse por el acto— creo que me siento un poco inseguro...
—¿Inseguro?
—Mhj... es una tontería, no importa —negó sonriendo más calmado, aferrándose al cuerpo ajeno con cariño.
Shikadai le miró dudoso y tras un suspiro, correspondió el abrazo de su pareja, pasando sus brazos por el cuello del rubio, apoyando así su barbilla en su cabeza.
—Te quiero mucho Inojin, no lo dudes nunca —murmuró con voz tenue mientras que su corazón se calmaba notoriamente, era como si su alma estuviera en paz al tener al rubio junto a él.
—También te quiero Shikadai.
•~ 🌹 ~•
Más tarde, una vez habiendo acabado de comer, ambos subieron al cuarto a jugar videojuegos, llevando así ya más de media hora.
—¡Ja! Te gané —exclamó Inojin alegremente, alzando la consola con triunfo.
—Ahh que fastidio —suspiró el Nara encorvado con pereza—... ya me cansé, ¿Quieres hacer otra cosa?
—Uhmm... tengo el juego de cartas por ahí, si quieres podemos jugar con eso.
—Claro, lo que sea está bien... —asintió el Nara sin darle importancia al tema.
Inojin apagó su consola y la guardó en su estuche, dejando el mismo en uno de los cajones para sacar una baraja de cartas y volver a sentarse en la cama frente al Nara. Repartió las cartas y comenzaron a jugar, pasando así otro par de minutos hasta que el rubio tiró sus cartas en la cama llamando la atención de Shikadai.
—Me siento incómodo —comentó cruzándose de brazos.
—¿Mhh? ¿A qué te refieres?
—A esto... ¿Sabes por qué no te fuerzo a que siempre estés conmigo? —le cuestionó Inojin, obteniendo una mirada confusa del Nara— por que quiero evitar este tipo de situaciones, no quiero que te fastidies o te aburras conmigo, es molesto y sinceramente me hace sentir mal.
—Oh... uhh... perdón, en verdad no sé cómo actuar contigo a veces, siento que... —murmuró bajando la mirada con seriedad— ahora que estamos juntos, siento que tengo una responsabilidad contigo, realmente quiero estar siempre a tu lado pero... llega un punto en que no sé qué hacer, como si faltara algo.
—Eso es exactamente lo que quiero evitar... uhhh, que molesto ¿Cómo le harán Mitsuki y Boruto? Siempre se ven muy felices juntos, no parece que halla problemas en su relación, es como si sus personalidades se complementaran tan bien que parece imposible que halla algún conflicto entre ellos.
—Mitsuki siempre le da la razón y por como es Boruto creo que es conveniente que Mitsuki sea así, también he notado que él es muy cariñoso y eso avergüenza a Boruto, en el buen sentido, supongo que eso mantiene la relación muy interesante entre ellos.
—Sí, además de que ya comenzaron a hacerlo.
—¿Era necesario comentar eso? —preguntó el Nara con pena por el tema.
—La verdad es que me da curiosidad saber cómo se siente —comentó con simpleza y descaro, apoyándose en sus manos detrás de él y ladeando ligeramente su cabeza a un lado.
—¿Eh?
—Quiero hacer ese tipo de cosas contigo —repitió el rubio con malicia, mirándole detenidamente provocando un escalofrío en el Nara.
—¡¿Qué?! ¡Pero...! —titubeó con gran vergüenza, mientras los colores se le subían a la cabeza.
—No te presionaré si no quieres —aclaró Inojin, encorvándose al frente tomando sus tobillos a la vez que un lindo sonrojo adornaba sus mejillas—, solo pensé que... estaría bien compartir ese tipo de experiencias contigo.
Shikadai quedó anonadado, realmente estaba asombrado, ¿Que Inojin era inocente? ¿Quién había dicho eso? Cuánta malicia había en esa cabeza... ¡Y lo adoraba! Aunque no lo admitiera, disfrutaba mucho que hiciera eso, el querer avanzar un poco más con ese tipo de cosas, como los besos fogosos, la primera vez fue muy vergonzoso, pero valla que lo habían disfrutado, y ahora esto, ¿Debería dejar pasar tal oportunidad? Estaría loco si así fuera, en verdad, ese rubio provocaba cosas indescriptibles en él.
—Este... ¿A qué hora regresan tus padres? —preguntó con pena desviando la mirada.
—Llegarán hasta más noche, no te preocupes, nadie nos interrumpirá —dijo sonriendo con atrevimiento mientras se acercaba al Nara gateando por sobre las cartas hasta quedar a pocos centímetros de él mirándole con tentación, provocándole un sin fin de cosas al Nara.
—Bueno... sí, me gustaría pero... ¿No es un poco pronto para hacer este tipo de cosas? —preguntó nervioso y con un notorio sonrojo, apoyándose en las palmas de sus manos para alejarse un poco del rubio, pero éste sólo se le aproximaba más.
En parte era la culpa la que hablaba, pero era cierto que sólo llevaban un par de semanas juntos, no era correcto ¿verdad? Y mucho menos considerando lo que le estaba haciendo a sus espaldas, se suponía que se sentía culpable ¿no?
—Shikadai, yo te amo —aquello dejó helado al Nara, jamás le había dicho que lo amaba, eran palabras muy fuertes que no debían tomarse a la ligera, ni siquiera él se atrevería a usarlas aún, habría que sentirlo en verdad para decirlo... oh—, en serio que lo hago, no te imaginas cuanto te amo, te conozco, sé quien eres, eres mi mejor amigo, eres maduro, muy flojo pero a la vez responsable, inteligente y amable, no te gusta meterte en problemas, crees que todo es fastidioso pero aún así te molestas en ayudar cuando hay problemas, todas esas cosas y muchas más me enamoraron de ti, eres la única persona por la que siento este tipo de amor —exclamó con una gran sonrisa que iluminaba por completo su rostro, rió levemente y miró al Nara con vergüenza— Lo único que quiero es estar contigo ahora y siempre, y en verdad me gustaría hacer esto contigo.
Shikadai lo miraba atento, estaba anonadado. Tenía muchas razones para dudar, pero quería... quería saber lo que se sentía al acariciar la pálida piel del rubio, quería ver sus expresiones al pasar por un punto que le gustara, quería besarlo como nunca antes lo había hecho, quería compensarlo por haberlo olvidado, por haberle dicho a alguien mas que lo quería, por estarlo engañando, pero ¿esa era la mejor forma de hacerlo? en cierto modo ¿no sería una especie de premio también para él?
Al igual que con Ryogi, estar con Inojin le nublaba la mente y no lo dejaba pensar más que en ese momento, eso era lo que –en muchas ocasiones– le permitía ser cariñoso con uno o con otro sin sentir remordimiento.
Shikadai suspiró y rió ladeando la cabeza con pena.
—Cielos, no conocía esa parte tan cursi de ti —comentó entre pequeñas risas obteniendo un golpe en el hombro por parte del Yamanaka.
—¿Trato de ser lindo contigo y esa es tu respuesta? —le regañó frunciendo el ceño con vergüenza, haciendo un adorable puchero.
—Lo siento, lo siento —dijo alegre tomando al rubio de los costados de la cabeza, para así acercarse a él hasta estar a milímetros de distancia—, sólo besame rubio.
Y así, cortó la escasa distancia con un fogoso beso, poco a poco se fue tornando más húmedo, más deseoso, más excitante.
Empujando levemente, Shikadai le hizo al rubio recostarse, quedando él encima, Inojin pasó sus manos por los hombros ajenos hasta abrazarlo, obligándolo a pegar su cuerpo con el suyo, eliminando todo espacio entre ellos, logrando que el rubio soltara un suspiro al sentir un leve roce ahí.
Shikadai pasó sus manos por los costados del rubio, presionando por donde pasaba hasta llegar a los muslos de éste, adentrando con cautela sus manos en el short, provocando un ligero temblar en el cuerpo ajeno una vez lo sintió acariciar sus caderas por debajo de la ropa. Inseguro, el Nara pasó sus pulgares peligrosamente cerca del área de la entrepierna, logrando sacarle un suspiro sonoro al rubio. Aún titubeante de lo que hacía, Shikadai se alejó un poco de Inojin rompiendo aquel húmedo beso, llamando su atención.
—... ¿Seguro de que quieres seguir? —preguntó con gran vergüenza por la situación.
—Seguro, además... creo que ya hace mucho calor aquí ¿no? —le insistió con atrevimiento tomando el borde de su propia camisa para quitársela, dejando su pecho al desnudo, captando la atención de Shikadai al instante.
Tragando saliva, Shikadai volvió a iniciar el beso, a la vez que sacaba una mano del short para pasar la misma por el vientre del rubio, subiéndola con tentación por su estomago hasta llegar a su pecho acariciando éste, pasando su pulgar por los rozados botones del mismo.
Fue repartiendo pequeños besos en la barbilla del Yamanaka, bajando por su cuello, lamiendo y mordiendo ligeramente, cuidando no dejar marca, siguió su recorrido bajando por el pecho del rubio, besando y mordiendo con cuidado uno de sus botones, logrando sacarle numerosos suspiros y entre ellos, un par de pequeños gemidos.
—¿C-como es que sabes que hacer? —preguntó el rubio apartando a Shikadai de él para verle.
—Solo es intuición —respondió riendo con vergüenza.
Inojin sonrió malicioso y pasó su pierna por entre las del azabache, rozando el bulto que se había formado en los pantalones del mismo, logrando sacarle un gemido al Nara.
—Estás duro —murmuró con lascivia, sonriendo con picardía.
Shikadai le miró avergonzado, estuvo por decir algo, cuando Inojin volvió a iniciar el beso, mientras pasaba sus manos por el pecho del Nara, bajando juguetonamente, llevando consigo el cierre de la chamarra para quitarla y así pasar sus manos al borde del pantalón para comenzar a desabrocharlo, Shikadai se apresuró a tomar las manos del rubio deteniéndolo, cruzaron miradas un momento, el Nara dudaba de todo lo que estaban haciendo, mientras que Inojin, estaba ansioso por continuar un poco mas.
En otro momento le habría dejado continuar, pero el dolor en su pecho ya no lo dejaba disfrutar el momento, era la culpa castigándolo por hacer eso sabiendo el mal que le hacía, debía parar, tenía que parar.
—Inojin, yo no-- —le interrumpió el rubio con un beso, y al separarse, éste sonrió con ternura.
—Creo que ya llegamos muy lejos como para detenernos ahora, así que por lo menos terminemos esto ¿si? —insistió con gran deseo, acariciando por sobre el pantalón el bulto de Shikadai haciéndolo estremecer.
Al instante Shikadai apartó su mano, desvió la mirada con el ceño fruncido y los labios apretados uno con el otro. Inojin le miró con temor, o más bien, tristeza y preocupación.
—¿Shikadai?... ¿Qué pasa?
—Yo... lo lamento Inojin, pero no puedo hacer esto —murmuró con la aflicción remarcada en su voz y rostro.
—¿Qué? ¿Pero porqué? —preguntó ligeramente alarmado por su continua duda.
—No es correcto, es muy pronto y somos muy jóvenes para estas cosas —explicó mirándole con seriedad y el entrecejo aún fruncido.
—¡Esas son excusas! —le regañó ganando una mirada de asombro por su repentino enojo. Inojin tomó su camisa y se la colocó con coraje— ¿porqué no quieres hacer esto conmigo? —preguntó con un tono mas bajo pero con la misma molestia, mirándole de igual forma.
—¿Y tú porqué insistes tanto? ¿No puedes esperar? —dijo con un tono más serio.
—No me vengas con eso, nos conocemos de toda la vida, y creeme que hay otros mucho mas jóvenes que hacen cosas mucho peores que esto —insistió molesto y listo para echarle en cara lo que pensaba.
—¿Y eso qué? Simplemente no me interesa hacer esto tan pronto —explicó con seriedad. No quería pelear, así que cambió el rumbo de la discusión—, escucha, ¿porqué no esperamos un tiempo para hacer estas cosas? podríamos llevar las cosas más despacio, no tiene nada de malo... —hiba a seguir hablando, hasta que notó la mirada baja de Inojin, veía sus manos hechas puño con enojo y tristeza.
—Es que acaso... —susurró con un hilo de voz, apenas audible, tanto así que Shikadai no escuchó lo último.
—¿Qué?
Inojin se le abalanzó enzima, Shikadai quedó debajo de él, quien lo sujetaba de los hombros con fuerza.
—Dime la verdad —murmuró con enojo y temor, cerrando sus párpados con fuerza— ¿Hay alguien más? —preguntó mirándole con tristeza, mientras pequeñas lágrimas se asomaban.
—Inojin... —susurró con asombro.
—Por favor... dime la verdad —rrogó con la voz ligeramente entrecortada, mientras sus ojos de ese celeste tan bello y claro, se cristalizaban más y más para llorar.
—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó monótono, ocultando muy bien el pánico que le generaban las preguntas rubio.
—Actúas tan raro conmigo, primero eres distante, después te vas a no se a donde por las tardes, luego eres atento y luego te pones nervioso, hace unos momentos estabas tan seguro de lo que hacíamos y ahora sólo dices que no con excusas trilladas —explicó Inojin un poco más calmado, pues las lágrimas parecían desaparecer de sus ojos—, ¿Qué esperas que piense?... Shikadai... yo te amo, no tienes idea desde hace cuanto lo hago, pensar que puedo perderte por alguien más, después de que aceptaras mis sentimientos... no tienes idea de como me hace sentir eso.
—Inojin... —murmuró con asombro, mirándole anonadado y con la culpa devorándolo por dentro.
—Así que... ¡por favor!... dime la verdad, ¿hay alguien más? —preguntó con la voz entrecortada listo para llorar.
Hay alguien más, esa era la respuesta que Inojin debía oír, incluso de haberlo hecho las cosas habrían cambiado drásticamente, ya sea para mal o para bien, todo habría cambiando y el rumbo que Shikadai estaba tomando habría sido diferente.
Pero no fue así.
—No, te juro que no hay nadie más en mi vida mas que tú —respondió Shikadai, mirándole con una sinceridad tan pura que daba asco. Tomó las mejillas del rubio y las acarició quitando las pequeñas lágrimas de felicidad que caían sobre el rostro del azabache—, Inojin, nunca dudes de mis sentimientos por ti.
Una vez dicho esto, Shikadai tomó al rubio de la espalda, pegándolo a él para estrecharlo entre sus brazos, dejándolo llorar en su pecho hasta que se calmara.
Le dolía verlo llorar, se le rompía el alma al verlo así, en ese momento se había prometido que nunca más permitiría que esos bellos ojos celeste lloraran por él ni por nadie más.
Al final, aquél momento tan íntimo no llegó a nada, tan sólo disfrutaron de la presencia del otro charlando de cosas banales, pues Inojin le aseguró que no lo presionaría hasta que se sintiera listo para llegar a hacer esas cosas.
•~ 🌹 ~•
Pronto serían las diez de la noche, y a Shikadai seguramente le esperaría una buena regañada por llegar tan tarde sin avisar. Ya habiendo salido de la casa del Yamanaka, Shikadai se había dedicado a pensar en lo sucedido en la tarde, aquello que pasó con Ryogi.
Se habían confesado, lo había besado, pese a no haberle preguntado directamente si quería estar con él, algo era seguro, la relación que ahora llevaba con el pelirrojo, no era de simple amistad.
En verdad lo quería, a él y a Inojin, no quería alejarse del rubio, jamás podría, pero Ryogi... No, ya no debía pensar así, no podía, debía terminar todo lo que tenía con él, aunque lo lastimara, aunque lo odiara, aunque ya nunca lo volviera a ver, se había decidido, se quedaría con Inojin, fue un error desde un principio, ya no pensaría más la respuesta, era definitivo, se quedaría con Inojin y mañana todo contacto que tenía con Ryogi se acabaría.
Suspiró con fastidio subiendo la mirada a la luna, poco le faltaba para llegar a su casa, ahora sólo se preparaba mentalmente para la golpiza que le daría su madre por llegar a tan altas horas de la noche. De pronto, un cosquilleo recorrió su pierna y con un brinco del susto buscó lo que lo provocaba, al ver que era una pequeña serpiente blanca, supo al instante que se trataba de Mitsuki, ¿Lo habría estado espiando con esa serpiente?, ¿Desde cuando estaba con el esa cosa? Antes de que esfumara, se apresuró a alcanzarla llamándola por el nombre de Mitsuki.
—¡Eh! oye ¡Mitsuki, espera! — Le gritó el Nara , al ver que la serpiente se detenía y se giraba para verlo, entendió que Mitsuki efectivamente se comunicaba a través de las serpientes— Uh... Oye, no sé si estás escuchando o si estás con Boruto ahora, pero si es así, por favor, no le digan nada a Inojin, les juro que mañana todo lo que hay entre Ryogi y yo se acabará, así que les ruego que no digan nada... Umm... asiente o algo para saber que me escuchas —le pidió obteniendo como respuesta un ligero asentamiento de cabeza de la serpiente, Shikadai se dio media vuelta y suspiró con molestia— sé lo que debo hacer, adiós.
Se despidió siguiendo su camino, dejando atrás a la serpiente.
•~ 🌹 ~•
Shikadai entró a su casa con la mirada baja, una vez habiendo cerrado la puerta, al girarse lo primero que vio fue a su madre con una mirada sombría, de brazos cruzados y con el cinturón en mano.
—¿Prefieres el cinturón o la mano? —preguntó Temari, con una sonrisa siniestra que le heló la sangre al instante.
•~ 🌹 ~•
Pronto sería medio día en Konoha, mientras tanto, en el hospital de la aldea, Metal e Iwabee esperaban a la llegada de Denki.
—¿Crees que tarde mucho? —le preguntó Iwabee al menor, quién descansaba en la cama barajeando las cartas para jugar.
—Ya debe de estar por llegar, ¿Porqué no juegas conmigo para matar el rato en lo que llega? —dijo Metal alegremente, mostrándole la baraja de cartas.
Iwabee suspiró alejándose del ventanal para sentarse en la silla junto a la camilla de Metal.
—¿Cuando saldrás de aquí? Yo te veo muy bien.
—En una semana seguramente, una vez cierre bien la herida podré irme —afirmó tomando una carta de baraja— ¿Que hay de ti? Parecías muy animado ayer ¿Pasó algo?
—No es nada —negó sonriendo levemente ante el recuerdo. Metal, al notar esto, sonrió con gracia suponiendo lo mejor.
—¿Pasó algo entre Denki y tú? —preguntó divertido, obteniendo como respuesta un fuerte sonrojo y una divertida expresión de asombro del mayor— parece que sí.
—N-no pasó nada —negó rápidamente Iwabee, se quedó pensativo un momento y sonrió con la mirada baja al pensar en aquello—, bueno... en realidad si pasó algo —comentó alegre llamando la atención de Metal—, ayer, cuando venía para acá, antes de entrar al cuarto, los escuché hablar, cuando oí mi nombre me detuve a escuchar lo que decían y...
—Entiendo, escuchaste a Denki decir que le gustabas, eso explica porqué te pusiste tan cariñoso con él —le completó Metal, sonriendo divertido por su amigo—, ¿y no planeas confesarte? Si ambos se gustan no veo porqué no declararse de una vez.
—Espero el momento correcto para hacerlo, no es tan fácil ¿Sabes?... Cuando lo veo sonreír —murmuró pensativo, alzando la vista recordando las tan bellas expresiones del menor. Como si de un golpe de ternura se tratara, Iwabee se apretó la tela del pecho sonriendo enternecido con un notario sonrojo— siento que mi corazón se derrite y duele, pero no es un dolor que me desagrade, es un dolor bueno y me hace feliz sentirlo.
Metal lo miró embelesado y luego de pensar en lo que dijo, sonrió feliz al ver lo enamorado que estaba su amigo.
—En ese caso, mucha suerte con Denki —le animó Metal, alzando el pulgar con admiración, logrando hacer sonreír con gran alegría al mayor.
—¿Que hay de ti? ¿Hay alguien que te guste?
—Sí, pero ella nunca me aceptaría —admitió con tristeza Lee.
—Oh vamos, seguro tienes alguna posibilidad ¿Quién es ella?
—Sarada-chan
—Tienes razón, ella nunca te diría que si —concordó Iwabee, riendo con burla ante la idea de ver a su amigo con Sarada Uchiha.
—Lo sé, pero aún tengo la esperanza de que algún día se fije en mí —afirmó el azabache con gran entusiasmo alzando el puño con determinación.
—Entonces sigue rezando —dijo entre risas el mayor
De pronto, ambos genin alcanzaron a escuchar mucho burullo de la calle.
—¿Que estará pasando? —preguntó Metal, dirigiendo su mirar a la ventana, a la par que Iwabee se acercaba a la misma.
Al ver por la ventana, Iwabee alcanzó a ver en las calles una gran multitud de gente, muchos con carteles, algo estaba pasando, algo malo, seguramente tendría que ver con los Noche Blanca y por ende con Kaminarimon Company.
—Denki... —murmuró preocupado de que algo le hubiera pasado a su amigo, pues aún no llegaba.
•~ 🌹 ~•
En la azotea de un edificio cualquiera, Ryogi recordaba el pasado, aquello que le había contado a Shikadai, era verdad, la muerte de sus padres era lo que había decidido su futuro, el descubrir en lo que trabajaba su padre, lo que lo había sellado.
En su infancia, siempre había pensado que su padre era un ninja, alguien que ayudaba a los demás, eso le hacía querer ser como él.
Un día, su padre fue a una misión, y al volver, calló muerto en la entrada de su casa, cuando su madre salió a ayudarlo, el asesino de su padre la mató, y él había presenciado todo, el amigo de su padre se volvió su tutor y le explicó en qué trabajaban en realidad, se dedicaban a robarle a los ricos para darle a los pobres, un cliché ciertamente, uno que al principio, no aceptaba, pero tras ver la alegría que repartían y considerar el hecho de que eso era lo que su padre quería, termino uniéndose a ellos, los Noche Blanca, aceptando los pequeños crímenes que cometían como un mal necesario, y pensar que Shikadai también tomaba las cosas así, lo hacía muy feliz, saber que había encontrado a alguien como él, lo hacía feliz, y ¿Como describir lo que sentía al saber que él correspondía sus sentimientos?
En verdad lo quería, pero los Noche Blanca ya se estaban moviendo, la fase final del plan ya estaba en marcha y tendría que irse de Konoha, así que lo había decidido, buscaría la manera de quedarse en la aldea, pensar que no volvería a ver a Shikadai hacía que su pecho se comprimiera con dolor.
Soltando el aire que contenía en un suspiro, sacó de su bolsillo la ficha de peón que aún guardaba, sonrió con ternura al recordar la confesión de su amigo, pese a no haberle dado un nombre a la relación que ahora llevaban, pensar que lo que sentía por él era correspondido, lo hacía feliz.
Mirando la ficha detenidamente, sonrió y la acercó a él para dejar un pequeño beso en ella, recordando el que le había dado a Shikadai.
—¿Recordando el pasado? —preguntó de pronto Gekko, su tutor y antiguo amigo de su padre.
—Ah... sí, algo así.
—Aún queda tiempo antes de que todo empiece, si quieres puedes ir a pasear.
—Sí, lo haré, gracias —afirmó Ryogi con una pequeña sonrisa.
—...¿Qué es eso? —preguntó el mayor al notar que traía algo en la mano.
—Oh, ah... esto, me lo regaló un amigo —dijo con nerviosismo el pelirrojo.
—Así que hiciste un amigo, eh.
—... Perdón —murmuró Ryogi con pena.
—¿Porqué te disculpas? A tu padre le alegría saber que tienes un amigo —le afirmó alegremente logrando hacer que Ryogi sonriera—, bueno, tengo cosas por hacer, regresa antes de la noche.
Finalizó dando media vuelta para marcharse, Ryogi al recordar lo que le iba a pedir, se apresuró a detenerlo.
—Eh, a-antes de que te vallas, quería pedirte algo —habló nervioso llamando la atención del mayor— yo... quiero quedarme en Konoha.
—¿Mh? —musitó Gekko con asombro.
—Quiero quedarme aquí, yo... podría rentar un departamento y trabajar en alguna tienda, es que de verdad quisiera vivir aquí —habló con determinación, logrando hacer que el mayor lo mirara con seriedad.
—¿Porqué querrías quedarte aquí? todos nos iremos, te quedarías sólo... ¿Es por tu nuevo amigo?
—A decir verdad, sí...
—Mmh... —musitó pensante, mientras se rascaba la nuca— ¿Estás seguro de esto? ¿y si te peleas con él y ya no eres feliz?
—Volveré con ustedes, los buscaría y todo sería como antes.
Gekko se cruzó de brazos pensante, y tras un buen rato de meditarlo, volvió su mirar al pelirrojo y sonrió.
—Está bien, puedes quedarte en Konoha, —aceptó el mayor, logrando hacer que Ryogi sonriera de oreja a oreja con alegría— Supongo que tendré que quedarme un par de días más para ayudarte a establecerte, pero creo que--
No terminó su oración al ver cómo el menor lo abrazaba de pronto con gran felicidad.
—Gracias... muchas gracias.
Gekko sonrió enternecido ante su reacción, y tras darle un par de palmadas en la espalda lo tomó de los hombros alejándolo de él.
—Ya, ya... luego hablaremos de esto que aún tengo cosas por hacer.
—Sí, está bien, entiendo —asintió el joven aún con una gran sonrisa en el rostro.
—Nos vemos, cuídate —se despidió el mayor bajando de un salto del techo.
Una vez habiéndose quedado sólo Ryogi, éste comenzó a saltar en su lugar de alegría y emoción.
•~ 🌹 ~•
Mientras que el ajetreo por los manifestantes seguía en las calles, Boruto había llegado a Kaminarimon Burger, encontrando a Sarada, Chouchou, y a la pareja de coleta, todos sentados en una de las mesas junto a la ventana, mientras que Mitsuki estaba en una de las mesas aparte, junto a ellos.
—¿Vieron las noticias? —exclamó Boruto, jadeando ligeramente por correr.
—No hace falta, fíjate —contestó Sarada apuntando con el pulgar a la ventana.
—¿Aquí también? —dijo con asombro mientras tomaba asiento junto a su pareja.
—Nunca había pasado algo así —comentó Inojin con ligera sorpresa.
—Los noche blanca parecen justicieros —dijo Mitsuki, monótono.
—Sin contarlos a ellos, no podemos atacar a la gente corriente —comentó la Uchiha.
—Que fastidio ¿Porqué unos tipos tan molestos son tan populares? —cuestionó la morena con desgano.
—¿De qué justicia hablan, dattebasa? —dijo Boruto con molestia cruzándose de brazos— No importa cómo se justifiquen, en el fondo solo son unos ladrones ¿Verdad Shikadai?
—¿Eh? Sí, lo son... —asintió el Nara sin tomarle importancia, pues estaba muy ensimismado viendo a la nada.
—Estás extrañamente callado ¿Pasa algo? —le preguntó Inojin mirándole de cerca, logrando que el azabache le mirase, éste le sonrió y lo tomó del hombro pegándolo a él.
—No pasa nada —negó sonriendole con simpatía—, mi madre me ordenó limpiar la casa ¿Me acompañas allá?
—¡Oigan ¿y la reunión de la próxima misión?! —les regañó Chouchou mirándoles con molestia.
—Algún día en un futuro muy muy lejano tendrás pareja y nos harás los mismo —comentó el rubio con burla, levantándose de su asiento junto con Shikadai.
—Nos vemos —se despidió el Nara alzando la mano para así retirarse.
—Que horror, desde que están juntos me dejan de lado, ya verán cuando consiga novio no los veré en días y me extrañarán —decía la morena enfurruñada, mientras la otra pareja se sentaba frente a ellas tomando el lugar de Shikadai e Inojin.
—Dímelo a mí, estos dos siempre se olvidan de mi, en especial los fines de semana —concordó la Uchiha apoyando el codo en la mesa y la barbilla en la mano, mientras le apuntaba a los chicos frente a ella.
—¡¿Qué?! Pero que mentira, si todos los días estamos contigo —se excusó Boruto mirándole con molestia fingida.
—Sólo lo que duran las misiones y una hora después se van a hacer quien sabe que cosas, apuesto que al departamento de Mitsuki —dijo con simpleza la azabache.
—¡Sarada, por favor! —le regañó el rubio con molestia y un fuerte sonrojo.
•~ 🌹 ~•
Shikadai e Inojin se dirigían a la casa del Nara, pues éste por llegar tarde la noche anterior, se le había regañado y ordenado que llegara temprano al día siguiente para que limpiara la casa como castigo, aunque una vez terminara, tendría la tarde libre.
—¿Tardarás mucho haciendo eso? —le preguntó el rubio mirándole impaciente.
—Seguramente, pero una vez termine iré a buscarte —afirmó con simpleza y una ligera sonrisa.
—Está bien, estaré en Kaminarimon Burger o en mi casa, si pasa algo con los Noche Blanca yo vendré a verte —avisó Inojin una vez llegaron a la residencia Nara.
Tras darle un rápido vistazo a la calle, asegurándose de que no hubiera nadie que los viera, el rubio se acercó al Nara, tomándolo de las manos, para que así éste se acercara cortando la distancia con un beso rápido.
—Nos vemos más tarde —se despidió el Yamanaka sonriendo con ternura.
—Sí, cuidate —asintió el mayor soltando las manos del rubio, para que así ambos siguieran caminos diferentes.
Inojin, saltando por los tejados, seguía su camino a Kaminarimon Burger esperando encontrar a sus amigos ahí, bajó de un salto a las calles, tomando esta como atajo para llegar antes, al pasar por la plaza, le dio un rápido vistazo sólo porque sí, al hacer esto, alcanzó a ver al chico pelirrojo sentado en la banca del medio de la plaza, estaba sólo y frente a él el juego de shogi, seguramente esperaba a Shikadai, y como sabía que él se tardaría en llegar, decidió bajar para hablar con él, así tal vez el Nara los encontraría a los dos y podría pasar tiempo con ambos, después de todo, el día anterior Shikadai le contó de Ryogi y suponiendo que era buen amigo suyo, decidió bajar y conocerlo mejor.
Una vez habiendo bajado las escaleras, se aproximó al pelirrojo llamando su atención haciendo que lo mirara.
—Tu eres Ryogi ¿Verdad? —le preguntó el rubio sonriendo con simpatía.
—Sí, ¿Y tú eres? —dijo con recelo.
—Me llamo Inojin, soy amigo de Shikadai —respondió alegre, logrando hacer que la expresión de Ryogi se relajara—, ¿lo estás esperando?
—Sí, ayer actuó un poco raro, se fue corriendo y ya no me dijo nada ¿No sabrás porqué?
—Creo que fue por mí culpa, habíamos quedado de vernos y llegó muy tarde —dijo con una pequeña risa, descansando sus manos en su espalda baja.
—Entiendo, ¿crees que tarde mucho en llegar? —preguntó el pelirrojo sonriendo con simpatía.
—Seguramente —asintió tomando asiento del otro lado del juego frente a Ryogi—, ayer llegó tarde a su casa, su madre es muy estricta y como castigo debe limpiar la casa hoy.
—Cielos, no creí que Shikadai fuera alguien a quien regañaran —dijo Ryogi riendo levemente ante la idea.
—Y no lo hacen tan seguido, pero cuando se porta mal sí que lo regañan como es debido.
—Supongo que ayer le pasaron muchas cosas —murmuró con un ligero sonrojo al recordar lo sucedido, pasando desapercibido por el rubio.
—Sí, creo que sí... —concordó ruborizándose por recordar aquello tan íntimo que pasó con el Nara— Pero dime ¿Desde cuando conoces a Shikadai?
—Creo que desde hace cuatro o cinco días, la primera vez que lo vi él salvó a un niño que estaba jugando con pergaminos explosivos, se le calló la caja del juego y las fichas se desparramaron, tomé una de ellas y lo seguí hasta aquí para devolversela, desde entonces nos encontramos aquí y jugamos Shogi.
—Mhh... no me contó nada de eso—dijo con inconformidad y molestia.
—¿Son muy amigos ustedes?
—Más que eso, es mi amigo de la infancia, nuestros padres son amigos así que...
—Creo que él te menciono una vez.
—¿En serio? —preguntó con interés.
—Dijo que yo le recordaba a ti, que me parecía a ti pero que mi sonrisa no era tan pretenciosa.
—¿Él dijo eso? —le cuestionó con asombro y cierta molestia— hum... creo que sí es algo que él diría ¿y tú qué piensas?¿te parezco pretencioso? —preguntó, sonriendo de oreja a oreja.
—De momento no, aunque también dijo que las palabras ácidas que decía las había sacado de ti.
—Puff, por favor, soy un angel, nunca hablaría así —cuestionó el rubio con arrogancia fingida.
—Creo que sí eres algo pretencioso —comentó riendo con gracia ante su comentario, logrando hacer que el rubio riera igualmente—, bueno, además de eso ya no te mencionó.
—Me extraña, él tendría que haber dicho algo más sobre mi —dijo inconforme cruzándose de brazos.
—¿Porqué? ¿Debería saber algo de ti? —preguntó con interés.
—No, creo que no es necesario que lo sepas —negó con simpleza, llamando mucho la atención de Ryogi—, pero bueno, ya que estamos ¿Jugamos una partida de Shogi?
—Claro, en lo que llega Shikadai, además así podríamos conocernos un poco más —aceptó alegremente el pelirrojo.
Inojin revolvió las fichas en el tablero, para luego acomodarlas y comenzar a jugar, siendo Inojin el primero en mover una ficha.
—Y dime ¿Qué tan bien te llevas con él? ¿Se porta bien? —interrogó Inojin.
—Sí, es muy amable, no hace muchas preguntas y no indaga nada sobre mi —afirmó, moviendo una ficha.
—Todo lo contrario a mi ¿Cierto? —comentó con una risa por la idea.
—Sí, pero está bien, así también podríamos ser amigos nosotros.
Inojin sonrió feliz por su comentario, y pensando en lo dicho, movió una de sus fichas.
—... Oye, quisiera saber... ¿A Shikadai le gustan los chicos? —preguntó Ryogi al mover una ficha, captando por completo la atención del rubio haciendo que le mirara.
—¿A qué viene esa pregunta?
—Bueno... no sé si pueda decírtelo pero —titubeó con vergüenza, rascándose la nuca nervioso y con un ligero sonrojo— él me gusta.
Sintiendo una ligera presión en el pecho, Inojin le miró con gran inseguridad, bajó la mirada lentamente y movió una pieza.
—Y... ¿Qué crees que él sienta por ti? —preguntó con recelo y un nudo en la garganta.
—No es que crea, yo sé que le gusto.
—¿Porqué lo dices? —le cuestionó el rubio, mirándole con cierto enojo.
—Él me lo dijo —afirmó moviendo una ficha.
Tenía que ser... pero ¿Cómo? ¡¿Cómo?! Él jamás le habría hecho eso, era imposible... pero Ryogi se lo estaba confirmando, ¡¿Porqué?! ¿Porqué con él? si apenas llevaban una semana de conocerse, y él y Shikadai tres de ser pareja... ¡¿Tan pronto?! ¿Qué había hecho mal? ¿En qué había fallado? No se lo creía, era imposible... más que coraje le daba risa, inevitablemente una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Necesitaba más información.
—Y... ¿Desde cuando sabes que le gustas? ¿Cuando te lo dijo?— preguntó con cautela y una fuerza extraordinaria para no desmoronarse.
—Me le confesé ayer y él me correspondió, después todo fue coqueteo hasta que oscureció y se fue —admitió aún ruborizado y con una gran sonrisa de enamorado.
Describir lo que Inojin sentía en ese momento era complicado, pero si tendría que usar una palabra para hacerlo, sería "asco", no de Ryogi, ni de Shikadai, de él mismo, por una y mil razones.
—¿Desde cuando crees que le gustas? ¿Cuándo empezó todo? —dijo monótono, no podía verlo a la cara, la presión en su pecho se intensificaba mientras más escuchaba.
—Haces muchas preguntas —comentó Ryogi, incómodo por la insistencia del rubio, éste alzó la mirada y sonrió con simpatía, a la par que hacía un movimiento en el tablero.
—Es mi amigo, es normal que quiera saber más de esto ¿No lo crees?
Ryogi dudó, pero luego de pensarlo sonrió poniéndose más cómodo en su lugar. Para él, contarle esas cosas a Inojin era una forma de acercarse más a Shikadai, además, no es como si le contara cosas de su pasado, el chico sólo quería saber más de su relación con su amigo.
—Bien, entonces... todo comenzó el primer día de conocernos, al principio no pasó nada interesante, pero cuando estaba por irse, hizo el comentario de lo mucho que nos parecemos, "Me recuerdas mucho a un amigo, pero él es rubio, su cabello es más largo y está atado en una coleta, además tu sonrisa no es tan pretenciosa, eso me gusta", esas fueron sus palabras, y a decir verdad, ahí fue cuando comenzó a gustarme —le contó con una gran sonrisa y un notorio sonrojo, para luego mover una ficha—, además ese día me regaló el juego de Shogi, dijo que tenía otro y como ayer se fue con mucha prisa dejó la caja del juego, así que se la traje hoy.
—... Mhj... ¿Y luego que pasó? —preguntó con una ligera risa por su mención, para luego mover una pieza cualquiera.
—El segundo día no pude verlo, tenía algo que hacer.
Mientras Ryogi movía una ficha y narraba todo, Inojin unía los días y fechas, llevaban cuatro días de conocerse, por ende, el segundo día fue hace dos días, ese día recordaba haber encontrado a Shikadai jugando Shogi sólo, recordó haberle escuchado decir "Debí preguntarle su nombre", sí, ese día no se habían visto.
—¿Y al día siguiente lo viste? —preguntó el rubio haciendo un movimiento de pieza.
—Sí, estuvimos hablando de los Noche Blanca, ambos pensamos que es un mal necesario —Ryogi sonrojó al recordar lo sucedido, y sonrió con ternura mientras movía una ficha—, ese día, Shikadai me besó.
Inojin inhaló una buena cantidad de aire manteniéndolo dentro suyo, tratando de evitar hacer un comentario o temblar del enojó que sentía.
—Ahí supe que realmente estaba enamorado de él —admitió alegremente mientras el rubio movía una pieza, Ryogi notó que ya no hacía movimientos inteligentes, pareciera que no sabía jugar o simplemente le daba igual la partida, ignorando aquello, continuó su narrativa— Como viajo mucho, me es difícil hacer amigos, haber encontrado a Shikadai me hizo muy feliz, tenía planeado irme de Konoha hoy, pero después de todo lo que a pasado, decidí quedarme a vivir aquí.
—¿No crees que es un poco apresurado? Apenas lo conoces, ¿Y si lo que crees sentir por él es pasajero? Es un cambio muy drástico sólo por alguien a quien acabas de conocer —le cuestionó Inojin, mirándole con la molestia bien disimulada.
—Sé que es un poco drástico pero está bien —afirmó con confianza el chico—, no tengo nada que perder, creeme, si algo llegara a pasar, simplemente me iría de Konoha.
—Te oyes muy seguro... —murmuró Inojin pensativo y con el ceño fruncido, bajó la mirada un momento y temeroso de lo que le contestara el chico, preguntó— ¿Cómo sabes que él te quiere tanto?
—Es complicado pero... —susurró sonriente con la mirada baja, mientras un pequeño sonrojo adornaba su rostro— lo noto, puedo verlo en sus ojos cuando me mira, puedo notarlo en sus labios cuando me sonríe, puedo sentirlo cuando me besa, es tan dulce, pareciera temeroso de lo que hace pero a la vez tan seguro, es como si estuviera nervioso al verme, lo he notado, su actitud a cambiado tanto desde la primera vez que lo vi, cuando está muy cerca mio se sonroja y lo noto, simplemente puedo verlo, puedo ver el cariño que me tiene.
Las palabras de Ryogi eran tan puras e inocentes, lo decía con una sinceridad tan encantadora que para Inojin fue como un golpe directo en el alma. Shikadai no era así con él, jamás actuó así con él, a diferencia de Ryogi, Inojin no estaba seguro de los sentimientos que tenía Shikadai por él, estaba seguro de que las muestras desinteresadas de afecto eran por sentirse culpable, ahora lo veía.
Shikadai no lo quería, por lo menos, no como quería a Ryogi, no con ese sentimiento.
Se sentía destrozado, quería llorar, quería golpear a ese chico con toda su fuerza hasta desahogar todo ese dolor que guardaba. Quería golpearlo por quitarle lo que más quería. Tanto tiempo amando en secreto a ese inútil, tanto tiempo tratando de ser ese alguien en quien pudiera confiar, desahogarse, buscar y amar, para que simplemente apareciera otro y en cuatro días lograr lo que él nunca pudo en más de media vida, era despreciable.
Pero valla que sabía controlar sus emociones, pues sólo miraba al chico con asombro, como un buen amigo que sólo le da su humilde opinión a otro buen amigo.
Estuvo por decir algo, retirarse a tal vez encarar a ese idiota, pero Ryogi habló.
—Cielos... no sabes cuanto me alegra contarte esto —comentó sonriendo con simpleza.
—¿En serio? ¿Porqué? —preguntó monótono.
—Porque me hace feliz saber que el mejor amigo de Shikadai lo toma tan bien —dijo mirándole con alegría— ... bueno, eso supongo, noté que ya no le prestabas atención a la partida de shogi, supongo que debe ser extraño hablar con un desconocido que siente afecto por tu amigo de la infancia.
—No, no, para nada, es extraño, sí, pero está bien, así sé con quién tiene planeado salir Shikadai —respondió sonriendole con "incomodidad".
—Me alegra mucho oír eso —dijo sonriendo con gran alegría. Parecía ser una persona realmente agradable—, en verdad me gustaría caerte bien, no quisiera llevarme mal con las amistades de Shikadai, es muy importante para mí.
El chico sonrió con ternura, con aquél pequeño sonrojo mientras miraba sus manos con nerviosismo, parecía muy feliz, se notaba que sus palabras eran sinceras, y su semblante era muy inocente. En cierto modo, Inojin veía algo de él en ese chico, tal vez dirían que lo pensaba por vanidad, pero no, pues en verdad, ellos si se parecían en muchos aspectos, sin embargo, si Shikadai se había enamorado de Ryogi, de una forma que jamás logró de Inojin, la respuesta era simple, el rubio jamás sería para Shikadai lo que el pelirrojo era para él.
Inojin lo veía, incluso podría decirse que lo entendía, entendía porqué Shikadai se había enamorado del chico, era agradable, apenas lo conocía pero ya podía decir que le caía bien, mientras que con Inojin –en su mente– no era así, la primera impresión que daba podría ser la equivocada, no tenía filtro para sus palabras, pudiera ser que dijera algo grosero o no y no le importaba, o por lo menos, no se daba cuenta.
Entendió... entendió que simplemente Shikadai no era para él, y lo odiaba, por engañarlo, por mentirle en su cara y hacerle creer que lo quería con toda el alma... lo odiaba por haberse enamorado de alguien más.
Ya no podría verlo a la cara, porque aún lo amaba, y se detestaba por eso.
—Tengo que irme —dijo de pronto el rubio levantándose de su lugar.
—¿Tan pronto? ¿Te incomode o algo? —preguntó inquieto el pelirrojo.
—No, no, en lo absoluto —negó alegremente con ambas manos—, tengo cosas que hacer, perdón, espero verte luego Ryogi, y tranquilo, estoy seguro de que Shikadai llegará pronto.
—Oh... está bien, adiós Inojin, un gusto conocerte —se despidió el chico, mirándole con inseguridad pues aquello había sido muy extraño.
—Adiós, e igualmente me dio gusto —finalizó Inojin para así, dar un gran salto desapareciendo de la vista del pelirrojo.
•~ 🌹 ~•
Shikadai se colocó los botines ninja, una vez listo, salió de la casa despidiéndose de su madre. Limpiar le había tomado un muy buen tiempo, tanto así que podía ver los colores rojizos y rozados del cielo llegar a lo lejos.
Suspiró con fastidio y desgano bajando la mirada, no importaba realmente si anochecia, no era como si lo que fuera a hacer le tomara mucho tiempo, pues antes de ir a buscar al rubio, iría a ver a Ryogi.
Haría lo que tenía planeado, estaba decidido y no quería dar marcha atrás.
Estaba triste, no podría negarlo, pero se sentía peor al pensar en lo que le provocaba al rubio tan sólo por creer que había alguien más, ¿Qué sentiría si descubría lo que tenía con Ryogi? No podía permitirse ver llorar a Inojin otra vez.
Se encaminó a la plaza donde siempre lo veía, pensando en lo que le diría y esperando lo peor, pues ¿Qué podía esperar que le dijera Ryogi? ¿Que lo perdonaba? Eso estaba lejos de la realidad, considerando lo que sentía ese chico por él, incluso se esperaba que llorara y lo golpeara, pero está bien, él lo aceptaría, se lo merecía, eso y mucho mas.
Enamorarse de otro, cuando uno ya tiene pareja, es despreciable. Pero era verdad, a Shikadai no simplemente le había gustado Ryogi, se había enamorado de él, lo que sentía por él no podría describirlo con palabras, pero sabía algo, le dolería mucho más perder a Inojin, y eso significaba sólo una cosa, quería más a Inojin que a Ryogi. Porque a pesar de sentirse muy feliz con el pelirrojo, con Inojin era diferente, con él hasta sentía que su alma estaba en paz, podría decir fácilmente que aún que estuvieran en la misma habitación sólos, sin nada que hacer y con el aburrimiento al máximo, amaría simplemente estar ahí, mientras que con Ryogi, al principio sería divertido, pero podría llegar un punto en el que se aburriría de él, pero con Inojin no, no sentía que eso pudiera llegar a pasar.
Hasta podría decir que lo amaba, no se sentía listo para decirlo, incluso no sabría decir si realmente lo sentía, pero sentía que sus sentimientos por el rubio llegaban a ese punto.
En menos de lo que esperaba, llegó a las escaleras que daban a la plaza. Desde lo alto alcanzó a ver a Ryogi, su corazón se estremeció y contrajo con dolor al pensar en lo que haría. Armándose de valor y conteniendo el aire en su pecho, bajó las escaleras y una vez lo suficientemente cerca del pelirrojo, suspiró.
—Ryogi —le llamó el Nara logrando que éste alzara la mirada y sonriera al verlo. Nuevamente, su corazón se contrajo al ver su sonrisa, sentía que en cualquier momento le daría un infarto.
—Shikadai, que bueno que llegaste —dijo alegremente el chico, cerrando sus ojos con ternura manteniendo su sonrisa—, te estuve esperando.
—Sí, perdón, es que tenía cosas que hacer —explicó monótono tomándose la nuca con nerviosismo—, escucha, tengo que... hablar contigo de algo muy serio.
—Yo también —dijo emocionado—, pero dime que pasa.
—Uh... no, tu primero —pidió sentándose frente a él y el juego de Shogi.
—Bueno, verás... —murmuró pensante, para luego sonreírle— me quedaré a vivir en Konoha.
—¿Qué?
—Hablé con mi tutor y aceptó —dijo con la alegría rebozando—, en verdad me pondría triste tener que irme ahora, sé que es un poco precipitado, pero no te preocupes, me sería fácil volver con ellos.
—Oh... Ryogi... —murmuró con tristeza, mientras poco a poco cerraba las manos hasta hacerlas puño, tratando de aguantar la impotencia que sentía.
—Y ¿sabes? Hace rato uno de tus amigos vino a verme.
—¿Mis amigos? —titubeó el Nara, sintiendo como de pronto el pánico se adentraba en él.
—Sí, estuvimos hablando y creo que le caí bien, me dijo que era muy cercano a ti —afirmó el pelirrojo muy feliz—, me hizo muchas preguntas, se sorprendió al saber lo que sentíamos, pero lo tomó muy bien, después tuvo que irse pero me agradó mucho.
—Ryogi... —susurró con el pánico a poco o nada de apoderarse de él.
—Era tal y como lo describiste.
—Ryogi... —susurró tembloroso.
—Creo que sí nos parecemos un poco.
—¡Ryogi! —exclamó de pronto el Nara con pánico, tomó de los hombros con fuerza a Ryogi logrando asustarlo— ¡¿Era Inojin con el que estuviste hablando?!
—S-sí —afirmó mirándole con asombro.
Shikadai abrió los ojos de par en par, mientras que sus labios se cerraban con una mueca indescriptible. Bajó la cabeza lentamente, procesando todo lo dicho por el chico.
Sentía que su mundo se desmoronaba, nunca quiso que eso pasara, no estaba en sus planes que eso sucediera, jamás pensó que Inojin y Ryogi se encontrarían, no era posible, más bien, no lo creía.
Era oficial, había perdido a Inojin, pero no podía permitirlo, él era demasiado importante para él.
—Shikadai... ¿está todo bien? —preguntó temeroso.
—Yo... lo lamento Ryogi —susurró Shikadai sin mirarle con la voz entrecortada—, perdón... pero ya no podemos seguir viéndonos.
—¿Qué? —exclamó atónito.
—Todo es mi culpa... no te dije la verdad desde un principio... —dijo con gran inquietud y un dudo en la garganta, sus manos temblaban al igual que su voz— nunca debí... enamorarme de ti...
—Shikadai...
—Escucha, la persona con la que hablaste... —habló con decisión, listo para decir la verdad, pero al alzar la vista y cruzar miradas con Ryogi, enmudeció.
Sus ojos planta lo veían detenidamente con temor, y sus finos labios entreabiertos esperaban una respuesta.
¡Cuan mal se sentía! Quería besarlo, pero al recordar a Inojin, sin pensarlo o quererlo, sólo soltó.
—... Está saliendo conmigo, Inojin es mi pareja...
—¿Tu... qué? —susurró abriendo los ojos de par en par.
—... Y lo quiero, lo quiero con toda el alma y no puedo dejarlo ir así —explicó el Nara mirándole con gran tristeza y el ceño fruncido.
Ryogi sólo se quedó callado, lo miraba atónito, parecía en shock. Apartó las manos ajenas levantándose de su sitio, retrocedió barios pasos, apretó las manos con ira haciéndolas puño, bajó la mirada con las lágrimas asomándose notoriamente, y de pronto, una ventisca helada azotó la zona, removiendo ligeramente las ropas y los cabellos rojizos del chico.
—¿Ryogi? —murmuró con temor el Nara, al notar la mirada sombría del susodicho.
El pelirrojo alzó el brazo en su dirección, y alarmando al Nara, lanzó estacas de hielo hiriéndolo ligeramente.
—¡Ryogi! —exclamó Shikadai con terror al ver la mirada de odio que le lanzaba.
•~ 🌹 ~•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top