3- Las dudas de Shikadai
El oficial Kotaro había llamado a todos los equipos, pues les pediría que los ayudaran a atrapar a los Noche Blanca, sin embargo, no tendrían permitido pelear, tan solo le informarían a las autoridades los avistamientos que tuvieran de Noche Blanca.
Varios equipos se juntaron, más bien los principales, el equipo siete, el equipo de Iwabee, el de Shikadai y el de Sumire. Todos se habían juntado en grupo para hablar de lo dicho.
—Será difícil confrontar al enemigo sin pelear —comentó Denki.
—¿Y qué hacemos si el enemigo nos ataca y tenemos que pelear aunque no queramos? —preguntó Mitsuki.
—Pues... —estuvo por responder Metal, pero era difícil de decir por lo contradictorio de algunos casos.
—Atacarlo obviamente, es más, si podemos atraparlo, mejor, ¿verdad Boruto? —respondió Iwabee, seguro de sus palabras.
—Pues.... no sé —murmuró el rubio bajando la cabeza pensante.
—Pensé que me apoyarías, me extraña de ti.
—Cállate, tengo que pensar en muchas cosas —dijo Boruto con algo de enojo.
—Boruto —le llamó Mitsuki haciendo que le mirase, y como si le dijera que no se preocupara de más, Boruto sonrió. Acto que no pasó desapercibido por nadie.
—Oigan, yo tengo una duda —habló Wasabi sonriendo de oreja a oreja, atrayendo la atención hacia ella—, ustedes dos... ¿Están saliendo? —preguntó alegremente apuntándole al rubio y al chico serpiente.
—No saben disimularlo ¿Verdad? —comentó Inojin con burla, apoyando una mano en su cadera.
—¿E-entonces es cierto? —preguntó Sumire con un leve sonrojo, tomándose levemente las mejillas del asombro.
—¡¿D-desde cuando están saliendo?! —preguntó con gran entusiasmo Wasabi, sus ojos brillaban, sus mejillas estaban coloradas y apretaba los puños con alegría cerca de su pecho.
—¡¿Se dan de comer en la boca como en las películas?! —preguntó Chouchou, casi aplastando la bolsa de papas pues igualmente tenía las manos hechas puño.
—¡Cuando fueron a ver la película, ¿Esa era una cita, verdad?! —cuestionó Wasabi.
—Ahhh... bueno pues... —titubeó el rubio, pues no era como si quisiera gritar que le gustaba un chico a los ocho vientos, ni como si le importara lo que dijeran de él por verlo ser cariñoso con Mitsuki.
Temeroso de las intensas miradas que le daban sus compañeras, se ocultó tras Mitsuki haciendo que éste sonriera divertido por la reacción de Boruto y las demás.
—Ah-h, no d-deberíamos hacerles tantas preguntas incómodas —sugirió Namida con nerviosismo y un leve sonrojo—, si ellos quisieran que supiéramos de su relación ya lo habrían dicho.
—En ese caso ¿Nos darían detalles de lo suyo? —insistió Wasabi más calmada pero con la misma sonrisa de intensa alegría.
Boruto les miró extrañado, como si fueran un bicho raro haciendo cosas extrañas, sin decir nada, tomó a Mitsuki de los hombros aún estando detrás de él y lo empujó llevándolo lejos de ahí huyendo de aquella extraña situación.
—Parece que no nos dirán nada —dijo Chouchou mientras comía viendo como se alejaban con rapidez, siendo seguidos por Sarada.
—¡Sarada, nos contarás cosas de lo que pase entre ellos, ¿Verdad?! —preguntó Wasabi colocando sus manos alrededor de su boca, llamando la atención de la Uchiha.
Sarada les miró pensante, luego dirigió su mirar al Uzumaki a unos cuantos pasos de ella, que la veía con el ceño fruncido y agitaba su puño con ira como si la amenazara si llegaba a decirles algo. Ella lo miró seria, siendo sus lentes iluminados por el sol provocando un brillo en ellos, volvió su mirar a sus compañeras y alzó el pulgar con una sonrisa afirmando que lo haría.
Wasabi y Chouchou festejaban mientras que Sumire y Namida trataban de hacerles entrar en razón para que ya no insistieran con invadir su privacidad.
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Iwabee, Denki y Metal, estaban en una misión, pronto acabarían pues tenían que ayudar a unos obreros a crear unas cuantas paredes de piedra.
—¡¡Doton: Doryuheiki!! —citó Iwabee haciendo a numerosas paredes de piedra brotar de la tierra, logrando así una perfecta pared de ellas.
—Buen trabajo, chicos. Es un desperdicio que sean ninjas. ¿No les interesa la construcción? —les halagó uno de los trabajadores alegremente, haciendo que Denki riera por el comentario.
—¡¡Un atraco, unos hombres enmascarados!! —llamó de pronto un hombre entrando al terreno de la construcción.
—¡Avisemos a la policía militar! —dijo rápidamente Denki.
—¡No hay tiempo! ¡Nosotros los atraparemos! —se precipitó Iwabee corriendo fuera del terreno.
—¡Pero, Iwabee! —le llamó Denki, pero éste ya iba muy lejos.
A unos cuantos metros de la construcción, varios hombres corrían con bolsas, por su vestimenta, se sabía que eran los Noche Blanca.
—¡¡Alto ahí!! —gritó Iwabee siguiéndoles el paso.
—¡No te metas! —le advirtió uno de los hombres.
—¡¡Doton: Doryuheiki!! —citó Iwabee tocando el suelo, haciendo que alrededor de los ladrones se formara un domo de piedra manteniéndolos cautivos.
—¡Eso fue genial, Iwabee! Entrenar a diario da sus frutos —le halago Metal una vez llegó hasta su lado.
—Una pared sacada de un lecho de roca —dijo el mayor— Y también he mejorado.
—Llamemos a la policía —sugirió nuevamente Denki parándose junto a la estructura de piedra.
Justo detrás de donde estaba Denki, la piedra comenzó a cambiar hasta explotar, lanzando al menor unos metros de distancia.
—¡Denki! —le llamó Iwabee.
De pronto un cristal de hielo se lanzó hacia Denki de entre el polvo que se había levantado, reaccionando al instante, Metal se interpuso entre Denki y el cristal alzando su brazo para esquivarlo, pero éste iba con mucho impulso logrando así que un fuerte grito de dolor resonara en las calles.
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Metal Lee había sido hospitalizado, pues su brazo había sido desgarrado por la flecha de hielo que le habían lanzado, debía permanecer en cama con el brazo vendado para evitar que la herida se abriera y atrasara la recuperación. Ahora, descansaba tranquilo sobre una cama con ropas prestadas del hospital.
—Es mi culpa —murmuró Iwabee, apoyado en la ventana con la mirada baja y la culpa en su cara.
—¿Qué? No, claro que no Iwabee-kun, —negó Denki, acercándose a Iwabee hasta quedar frente a él— fue mi culpa, obviamente no debí acercarme tanto, fuí descuidado, y por mí debilidad Metal tuvo que salvarme.
—No seas tonto —le regañó con voz tenue Iwabee, encorvándose levemente hasta quedar casi a su altura, colocando una mano en la cabeza del menor—, yo fuí el que los metió en eso, es más, tendría que haber sido yo el que te salvara y saliera herido, lo lamento.
Denki le miró detenidamente y un leve sonrojo decoró sus mejillas al pesar en las últimas palabras y la cercanía del mayor, Iwabee notó esto y rápidamente se alejó pegando por completo la espalda a la ventana, dirigiendo su mirar a otro lado y apartando la mano con vergüenza.
—¿Estás bien, Metal? —preguntó de pronto Boruto, entrando rápidamente a la sala seguido de Shikadai y Mitsuki.
—Perdón por preocuparlos —respondió sonriendo con dificultad tratando de enderezarse en su lugar.
—Metal... —susurró con mortificación el Uzumaki, le dolía ver a su amigo así, logrando ganar más odio por los Noche Blanca. Mitsuki le tomó la mano llamado su atención, haciéndolo sentir mejor.
—No te exijas mucho —le pidió Denki acercándose a él—, ahora lo importante es que descanses.
—¡A pesar de esta herida, puedo seguir entrenando! —dijo con grandes ánimos Metal, alzando el brazo no herido con alegría.
Se giró boca a bajo para comenzar a hacer flexiones rápidamente, sin embargo, el brazo comenzó a dolerle en demasía y calló quejándose del dolor.
—Perdón, fue mi culpa —murmuró Denki con remordimiento bajando la cabeza.
—No, fue mi error —insistió Iwabee con gran culpa en su voz.
—No fue un error —dijo de pronto el maestro Udon entrando a la sala, quien era el líder del equipo cinco— Iwabee, todo fue por tu orgullo. Debían avisar en cuanto vieran a los Noche Blanca ¿Porqué ignoraste las órdenes?
—Maestro Udon... —susurró Iwabee, temeroso de lo que le dijera el mayor.
—Ustedes aún son inexpertos —dijo con severidad para todos—, sean conscientes de la realidad. Esta vez acabó con esta herida pero si no miden sus acciones, incluso podrían perder la vida.
—¡Discúlpeme! —dijo Iwabee inclinándose para disculparse.
—Iwabee, quedas recluido a tu casa por el momento —sentenció Udon—. ¡Aprendan y sean prudentes!... Iré a reportar esto.
Finalizó el mayor retirándose de la sala.
—No te preocupes, Iwabee —le dijo Metal con entusiasmo tratando de animarlo—, volveré de rehabilitación más fuerte que nunca.
—Déjalo, Metal —dijo serio Shikadai—, Udon dijo que fuéramos consientes de la realidad
—No yo...
—Nos dan órdenes según nuestras capacidades —explicó Shikadai con seriedad, demasiado maduro para el gusto de Boruto, pues había hecho una mueca de fastidio por sus palabras—, aunque limitarse a esperar sea un fastidio, esa es la realidad.
En la televisión comenzaron a pasar un reportaje sobre los Noche Blanca, entrevistaba a varios aldeanos que habían sido ayudados por ellos, mostrándose realmente agradecidos por esa banda.
—¿Porqué Noche Blanca es tan popular? No son más que ladrones, ¿no? —preguntó Mitsuki.
—Pero a nadie le gustan los ricos ¿Verdad? —respondió Shikadai haciendo que todos mirasen a Denki.
—No me miren a mí, es imposible que le vaya bien a todo el mundo —dijo nervioso moviendo sus manos con negación.
Boruto meditó lo dicho, pues tenía razón, dándole otro motivo para estar en contra de los Noche Blanca.
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Pronto caería la noche, el cielo se tornaba de colores rojizos y al lado contrario de este comenzaban a salir las primeras estrellas de la noche. Denki e Iwabee habían pasado la tarde con Metal para cuidarlo y hacerle compañía, pero ellos tenían que volver a casa para no preocupar a sus padres, así que sin más, se despidieron de Metal dejándolo descansar.
—Bueno... —murmuró Iwabee, rascándose la nuca llamando la atención del menor, una vez habiendo salido del Hospital— será mejor que te acompañe a tu casa, los Noche Blanca están contra los ricos y no quiero que te pase nada como lo de la aldea de la niebla.
—Gracias, Iwabee-kun —dijo Denki, sonriendo con dulzura para el mayor haciendo que su corazón diera un brinco.
Caminaron en silencio un buen rato, no era un silencio incomodo, disfrutaban mucho de la presencia del otro, pero Denki... él se rompía la cabeza buscando algún tema de conversación, era el momento perfecto para hacer algún movimiento y seguiría los consejos de sus amigos.
—Umm... e-entonces... ¿Qué harás ahora que te mandaron a quedarte en casa? ¿Te quedarás solo? —preguntó Denki con leve nerviosismo.
—¿Umm? No lo sé, pensaba en ir a visitar a Metal para que no estuviera solo, supongo y espero que no me regañen por ir a verlo.
—Entiendo... —susurró pensativo, buscando algo más de qué hablar.
—¿Y tú qué harás?
—¿Eh? Ahh... pensaba en salir con los chicos por ahí, pero como están las cosas creo que mejor me quedo en casa —respondió dudoso, bajando la cabeza con seriedad.
—Tu casa está bien protegida ¿Verdad? —preguntó Iwabee ladeando un poco su rostro para verlo
—Sí, ¿Porqué? —dijo subiendo la mirada para verle.
—Yo... —meditó lo que diría, mirando a otro lado evitando el contacto visual y que Denki pudiera ver claramente su rostro— realmente me preocupo por ti, no quiero que te pase nada malo... la vez que te secuestraron en la aldea oculta de la niebla, me asusté mucho, temía que te hicieran algo, y ahora con lo de hoy... no me hubiera perdonado que tú fueras el herido por mi culpa...
—... Iwabee-kun —susurró Denki embelesado por sus palabras, mientras que un fuerte sonrojo se apoderaba de su rostro. Al mirarle más detenidamente, logró notar que Iwabee estaba ligeramente sonrojado—... yo--
—¡Oh, ya llegamos! —le interrumpió de golpe el mayor al ver que ya estaban frente al gran edificio donde vivía el joven Kaminarimon— bueno, nos vemos Denki.
—Oh... Mmm... nos vemos Iwabee-kun —dijo Denki, algo molesto por haber llegado tan pronto y justo en tan buen momento para ellos.
—Si sales, por favor que te acompañen, procura nunca estar solo.
—Sí, está bien —asintió riendo levemente por el gran interés del mayor por su seguridad—, y tú no te metas en problemas.
—No soy como Boruto —negó Iwabee con burla, sacándole otra risa a Denki, algo adorable para él—, adiós.
—Adiós.
Terminaron de despedirse, y una vez Denki estuvo fuera de vista de Iwabee, este se tapó el rostro con ambas manos tratando de enfriarlo pues estaba muy abochornado, mientras que sus manos estaban heladas de la vergüenza y los nervios por lo dicho.
Las apartó levemente, y mirando al cielo de rosados colores dijo.
—Yo... realmente estoy enamorado.
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Ya más de tarde, en la residencia de los Nara. Temari preparaba todo para comer, mientras que Shikadai y Shikamaru jugaban Shogi en el pasillo como la última vez, solo que tenían la puerta corrediza abierta por si Temari llegaba a enojarse, para así evitar tener que repararla otra vez.
—Entonces... ¿Cómo van tus misiones? —preguntó el mayor mientras pensaba que pieza mover.
—Muy bien, hoy fuimos a cuidar a un gato a la casa de una anciana, es un fastidio pero no hay de otra —dijo el Nara cruzando de brazos.
—... Te noto muy distraído, ¿A pasado algo? —le cuestionó mientras movía una de las piezas.
—¿Mmh? ¿A qué viene eso?
—Normalmente me preguntas sobre nuevas técnicas y no tardas tanto en mover una pieza, soy tu padre, me doy cuenta de todo.
—«No de todo» —pensó con respecto a su relación con el rubio— ¿Que va? Solo pienso más que movimiento debo hacer.
Shikamaru tan solo le miró pensante, algo pasaba con su hijo, por muy poco que se notara, algo en él parecía diferente.
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El equipo diez, siete y Denki estaban comiendo en kaminari-Burger, pasando el rato antes de comenzar con otra misión. Denki ya les había contado sobre lo sucedido con Iwabee, hora platicaban más a fondo el tema.
—A él le gustas —concluyó por sí mismo Inojin, sonriendo de oreja a oreja.
—No siempre porque alguien se preocupe mucho por ti significa que le gustes —dijo Shikadai sin mirarle, pues aún jugaba Shogi.
—Acerté la última vez con esto, ¿Quién dice que no lo hago ahora? —insistió el rubio—, creo que tengo un instinto para estas cosas.
—Le decimos instinto Fujoshi, aunque para ti es Fudanshi —comentó Chouchou con la boca llena, pues comía unas papas.
—¿Y qué es eso? —le preguntó Inojin.
—Eres tú —dijo Chouchou.
Inojin le miró confundido, y sin más ignoró su comentario por lo raro que era.
—Como sea... supongamos que no estoy en lo cierto, ¿Iwabee a mostrado señales de estar enamorado de ti?
—Pues... ¿Recuerdas todos los consejos que ustedes me dieron? Creo que todos ellos aplican a lo que hace Iwabee conmigo —dijo Denki, comenzando a enumerar con sus manos todas éstas—; me dice cosas lindas, hace mucho contacto físico, siempre que podemos estamos solos, y creo que lo he visto sonrojarse cuando me dice esas cosas.
—Es extraño que el de arriba se sonroje —murmuró Sarada, muy atenta a su conversación.
—Dejen de meterse —les regañó Inojin con molestia.
—Dinos eso cuando se te quite lo trapo —contestó Sarada con enojo mientras un brillo iluminaba sus lentes.
—¡¿Porqué todas me dicen así?! —dijo con gran fastidio el rubio.
Ambas comenzaron a reír, haciendo que el rubio se molestara más.
—Sí le gustas a Iwabee, deberías esperar un poco mas, ser más atento con él, podría ser que solo sea una confusión y te trate bien porque eres su amigo —comentó Mitsuki sonriendo como siempre.
—Yo digo que te le confieses y ya, ttebasa —dijo Boruto cruzándose de brazos.
—Si lo haces toma video y nos lo muestras —dijo Chouchou mientras comía.
—Deberías esperar, hazlo en un buen momento y no seas tan lanzado —comentó Sarada.
—Sí, mejor espera, precipitarse nunca es bueno —concordó Shikadai.
—Si le gustas solo dile y ya, todo irá bien —comentó Inojin.
Denki suspiró con fastidio, y apoyó la frente en la mesa pues ahora estaba más confundido que antes.
—Es normal estar preocupado, ¿porqué no descansas? —le dijo Inojin al menor.
—Pero... —murmuró pensante con un leve sonrojo, descansando su cabeza en sus brazos cruzados sobre la mesa.
—Anímate, cuando terminemos el trabajo iremos a jugar —insistió Boruto alegremente—, después sabrás por ti mismo que hacer.
—Gracias Boruto-kun —dijo Denki sonriendo con esfuerzo.
—Volviendo al tema de los noche Blanca ¿porqué actuarán así? Ttebasa— comentó Boruto.
—¿Lo de ir repartiendo justicia? —dijo Inojin—, a esas bandas les gusta usar lemas de ese tipo.
—Y se justifican actuando así —comentó Sarada.
—Son muy listos —le siguió Chouchou.
—El problema es que hay gente que está agradecidos con ellos —dijo Shikadai aún jugando Shogi.
—¿A que te refieres? —preguntó el rubio con algo de enojo— ¿a caso estás de su parte?
—No es que los apoye, pero hay cosas en el mundo que no se resuelven solo con lógica —explicó el Nara frunciendo el seño con fastidio—, se pierde el equilibrio, la realidad no funciona a punta de ilusiones
—Basta de cháchara —le detuvo el rubio—. Tenemos he capturar a noche blanca, ¿o dejamos que sigan haciendo lo que quieran?
—Atraparlos es trabajo de los Chunnin y el resto —le regañó Sarada—, nosotros solo debemos vigilar, no lo olvides.
—¡Ya lo sé! Pero bien podríamos atraparlos nosotros, ttebasa —insistió el Uzumaki.
—¿No te dijeron que no? —le volvió a regañar el Nara— Debemos ser conscientes de la realidad.
—¡Que ya lo sé! —repitió Boruto haciendo a Shikadai fruncir el seño con enojo.
—Bueno, yo me voy ya —dijo Denki levantándose de la mesa.
—Iwabee dijo que siempre estuvieras con alguien para que no te pase nada ¿Verdad? Te acompaño —dijo Inojin levantándose de la mesa junto con él— Shikadai, ¿Vienes?
—¿Mhh? No, quiero seguir con esto —negó el Nara bajando la vista a su juego. Inojin asintió sin tomarle importancia.
—Yo también, me voy a observar la realidad —dijo Boruto con burla a las palabras del pelinegro.
—¿Qué realidad vas a observar? —le cuestionó Sarada con fastidio.
—Como la paga no me alcanza para comprar juegos, voy a que me los preste katasuke, ttebasa.
—¿Vas a visitar a ese tipo raro otra vez? —dijo Sarada.
—Tiene montones de juegos —explicó Boruto alegremente—, ¿Vamos Mitsuki? —el nombrado asintió sonriendo de oreja a oreja y se levantó con él— ¡Adiós!
—Nos vemos —se despidió Denki saliendo detrás de Boruto mientras Inojin alzaba la mano diciendo adiós.
—Adiós —dijo Chouchou mientras comía unas papas.
—¿Katasuke? —cuestionó el Nara una vez todos se fueron.
—Es un adulto raro que estudia científicamente el ninjutsu —explicó Sarada.
Shikadai asintió sin tomarle importancia volviendo la vista al juego. Mientras que ellas hablaban de cosas sin importancia para él, Shikadai recordó al chico del día anterior.
Le hubiera gustado que regresara, y pronto sería la hora en que habían quedado el día anterior, así que tomando sus cosas se despidió de ambas féminas y se fue.
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Shikadai estaba a nada de llegar a la plaza de bajada del día anterior, por los colores rojizos que estaba tomando el cielo, sabía que pronto iba a anochecer.
Estuvo por llegar a las escaleras del lugar cuando alguien le llamó.
—Shikadai.
—Mamá —dijo el nombrado, girándose para ver a su madre.
—¿Qué haces aquí? —le cuestionó la rubia.
—Quedé de jugar con un amigo.
—¿Con Boruto?
—A él no le interesa esto —explicó mostrándole el juego.
—Está bien —asintió Temari—, tengo una misión, así que regresaré tarde.
—¿Una misión?
—Con los noche blanca, llamaron a todos los que están por encima de los Chunin —explicó.
—La maestra Moegi nos lo comentó.
—Dejé comida preparada, caliéntala —avisó la rubia.
—Ya lo sé, no te preocupes por mí, suerte con la misión.
—No seas tan descarado —le regañó con son de burla, y sin más de fue.
Shikadai siguió su camino, y antes de llegar a las escaleras, logró divisar al pelirrojo sentado en la banca que rodeaba el árbol. Una gran sonrisa de formó en su rostro, y sin percatarse de esto, bajó rápidamente las escaleras llamando la atención del pelirrojo.
—Eh, hola —saludó con voz tenue el joven.
—Hola, me alegra que hallas venido, creí que te habrías olvidado de mí —dijo el Nara sonriendo de lado.
El joven negó con la cabeza, sonriendo con cariño y un leve sonrojo que fácilmente pasó desapercibido por el Nara. Shikadai se sentó junto a él colocando el tablero en medio de ambos, una vez acomodadas las fichas comenzaron a jugar.
—¿Qué pasó el otro día? ¿Estuviste ocupado?
—Algo así.
—Qué se le va a hacer —dijo sin verle, pues estaba muy centrado en el juego.
—¿No quieres saber el motivo? —le preguntó el joven, mirándolo detenidamente.
—Tendría muchos.
—¿No usaste esta estrategia el otro día? —preguntó al bajar la visita al tablero.
—La estuve investigando.
—Entonces me muevo por aquí —dijo moviendo una ficha.
—¿Otra vez eso? —cuestionó con asombro.
—Mi carnada fue un éxito —dijo riendo levemente con burla, haciendo que el Nara le mirase embelesado—, siempre caes.
—¿Sí? Pues no era mi intención.
—Parece que protegieras, al rey pero dejas un hueco.
—¿Donde? —preguntó acercándose más buscando el hueco en el tablero.
—Aquí —le aclaró acercándose para apuntarle al hueco.
—Conque ahí, no lo había visto.
—No se ve si no atacas.
Shikadai alzó la mirada, percatándose de lo cerca que estaban sus rostros, provocando un fuerte sonrojo en ambos jóvenes.
Al instante se alejaron volviendo a sus posiciones, el Nara veía a otro lado con pena, y tras pensarlo un segundo, ante los nervios, revolvió las fichas del juego para empezar otra vez.
—¿Y-ya? Aún podías superarte.
—No importa, era un fastidio —negó sin mirarle, mientras que el pelirrojo no dejaba de hacerlo.
—... Eres raro, eres rápido descartando algo si te disgusta —comentó.
—¿Sí? —musitó acomodando las fichas.
—Eres muy maduro, no indagas nada sobre mí —dijo pensante.
—Ocuparse de muchas cosas es un fastidio.
—... ¿Te puedo preguntar algo?.
—¿A qué viene eso? —cuestionó el Nara subiendo la cabeza para verle.
—¿Qué piensas de esta aldea?
—Creo que es bastante agradable —comentó cruzándose de brazos.
—¿Sólo eso? A cambio de crear empleo, la modernización causa tensiones, ¿no te parece?
—Puede ser. Pero es un fastidio, ¿no?
—¿Si?
—Ahora no podemos hacer nada.
El pelirrojo le miró, sonriendo levemente ante su respuesta.
—Si las tensiones estallaran, sería un gran problema, pero los que pueden hacer algo son los adultos con poder —dijo mientras movía una pieza.
El joven le miraba detenidamente mientras su sonrisa crecía, y un leve sonrojo adornaba sus mejillas.
—Te toca.
—Los adultos con poder... —repitió el pelirrojo pensando, a la vez que movía una ficha.
—Si los jóvenes intentáramos hacer algo causariamos un problema mas grande —explicó el Nara, moviendo otra pieza— Es mejor solo hacer lo que nos digan.
—No había pensado eso. Pero tienes razón, y ¿Qué piensas del último incidente?
—¿Lo de los ladrones?
—Ladrones caritativos —le corrigió, haciendo un movimiento de ficha.
—No alabaré a la gente por robar, pero tampoco los puedo condenar, se podría considerar un mal necesario.
—Sabía que pensabas algo así —dijo alegremente mientras su sonrojo reaparecía, y se acercaba levemente para estar más cerca.
—Pero los que me rodean no lo entienden —comentó con algo de estudio.
—Yo entiendo tu idea.
Shikadai le mira, el joven sonríe y el Nara le regresa ésta, una extraña calidez baña el cuerpo del azabache, haciéndole sentir algo raro en el pecho, como si le doliera, pero extrañamente le gustaba ese dolor.
No sabía que hacía, era como una fuerza ajena lo que lo obligaba, pero lo peor era que él no se negaba a ella.
Lentamente acercó su mano al rostro ajeno, acomodando un mechón de cabello rojizo tras la oreja de su propietario, provocando un fuerte sonrojo en este. Y sin más, cortó la distancia entre ellos con un beso, solo un roce, no duró más de diez segundos, y al separarse, se vieron detenidamente por un momento, el pelirrojo rió levemente con ternura, provocando que el latir del Nara se acelerara más de lo que ya estaba.
Shikadai se alejó rápidamente tapando su boca con su brazo, mirando a otro lado con el sonrojo opacando su rostro.
—Lo lamento, no debí--
—¡¡Ahí estás Shikadai!! —gritaron de pronto haciendo que el Nara diera un brinco del susto.
—B-boruto —murmuró con asombro el Nara al ver al Uzumaki, acompañado de Mitsuki.
El bochorno que sentía rápidamente fue reemplazado por un sudor frío, por la sonrisa que llevaban parecía que no habían visto nada.
—¡¡Mira esto!! —exclamó Boruto alegremente una vez junto suyo, mostrándole tres empaques de juegos.
—¿Es la edición limitada? —dijo con leve asombro, pues la inquietud prácticamente lo bloqueaba.
—¿Quién es? —le preguntó Boruto al Nara mirando detenidamente al pelirrojo que lo acompañaba, quien sólo lo veía con una sonrisa neutra, semejante a la que siempre llevaba Mitsuki.
—Ah... Lo conocí aquí —titubeó Shikadai—. Cierto, no sé cómo te llamas.
—¿Juegas con alguien sin saber su nombre? —le cuestionó Boruto con asombro.
—Presentarse es un fastidio —aclaró el Nara, tratando de mantener lo más normal su sonrisa forzada.
—Me llamo Ryogi.
—Yo soy Shikadai —se presentó—, este es Boruto y Mitsuki, son mis amigos.
—Mucho gusto —dice Boruto con agrado, éste lo mira detenidamente, pues algo en él le parecía conocido—, ¿ya nos conocíamos?
—A lo mejor me parezco a alguien, acabo de llegar a esta aldea —aclaró Ryogi.
—¿Sí? —musitó Boruto dudoso.
—¿Como es que tienes esto? —le preguntó Shikadai tratando de desviar su atención, cosa que logró, menos con Mitsuki.
—Me los prestó katasuke —dijo Boruto alegremente.
—¿Como? Ese katasuke es genial —exclamó Shikadai con emoción casi fingida.
—¿Verdad que sí? ttebasa.
—Perdón me emocioné por una edición muy rara —se disculpó el Nara al ver que Ryogi solo los veía divertido.
—Es normal que te emociones —dijo alegremente— el laboratorio de katasuke tiene muchas cosas interesantes.
—La mayor parte es chatarra —comentó Boruto haciéndolos reír, menos a Mitsuki quien veía muy serio a Ryogi.
—Bueno, tengo que irme —avisó Ryogi levantándose de la banca. Al instante Shikadai le imitó.
—¿Ya te vas? Juega con nosotros —le invitó Boruto alegremente.
—Lo siento, debería regresar antes de que anochezca. Últimamente hay mucha inseguridad.
—¡Espera! —trató de denetenerle Shikadai, pero antes de que pudiera hacer algo, Ryogi provocó una ventisca de viento.
—Que frío —tiritó Boruto ocultándose tras Mitsuki.
Al alzar la vista, él ya había desaparecido. Mitsuki veía serio la escena.
—Mitsu, ¿Estás bien? —le preguntó Boruto, llamando su atención haciendo que lo viera.
—Sí, no es nada —negó Mitsuki, dirigió su mirar a Shikadai, quien tenía una expresión de mortificación, éste al sentir el mirar ajeno, le vio cruzando miradas con él.
Shikadai, de pronto sintió un gran temor, jamás había visto esa expresión en Mitsuki, parecía molesto, pero de una manera tan bien disimulada que daba miedo. Él sabía algo, y conociéndolo, una vez que estuviera solo con Boruto, se lo diría.
¿Que demonios había hecho?
•~ 🌹 ~•
En una casa de empeño, un hombre había sido atado, su mercancía de valor estaba siendo robada por varios hombres, vestían con máscaras y grandes capas que hacían imposible saber quién era quien, eran los Noche Blanca.
De la nada, apareció otro con sus mismas vestimentas.
—Llegas tarde —dijo uno de ellos.
—Lo siento.
—¿Pasó algo?
—Habían unos genin de Konoha en el parque.
—¿Los mataste?
—No, pensé que no debía causar alboroto. Evitemos la ruta de escape por el parque.
—De acuerdo, buen trabajo —le alagó, colocando su mano en la cabeza de menor como recompensa.
—Gracias.
—Vámonos ya —dijo otro una vez terminaron de tomar toda la mercancía.
•~ 🌹 ~•
—Inojin te estaba buscando —le avisó Mitsuki al Nara.
Shikadai ya había guardado las fichas en la caja del juego que era el tablero, los tres se sentaron en la banca donde mismo.
—¿Sí? ¿Donde está ahora? —preguntó Shikadai. Se sentía culpable, ¿Porqué había hecho esa tontería?, Tal vez pasar tiempo con él lo ayudaría a calmar su conciencia.
—En casa, nos lo encontramos de camino acá, dijo que si te encontrábamos que te dijéramos que si querías fueras a verlo, ttebasa —explicó Boruto alegremente.
—Él te quiere mucho, deberías pasar más tiempo con él, aunque nadie los obliga a estar siempre juntos, es bueno para la relación pasar tiempo con el otro —comentó Mitsuki, mirándole detenidamente.
—Cierto, Mitsuki siempre está conmigo, incluso lo llevo a mi casa a comer siempre que puedo, y aunque mi madre ya no lo deja dormir en la casa, siempre que puede se mete por la ventana y... bueno creo que decir eso ya está demás ¿no? —dijo Boruto, riendo levemente, rascándose la nuca con pena por lo último. Al ver que el Nara estaba muy pensante, le dio un golpe en el hombro sacándolo de su ensimismamiento—, oye, ¿Qué te pasa? Haz estado actuando muy raro últimamente.
—¿Qué? No ¿Porqué todos dicen eso? —dijo frunciendo el ceño con fastidio, pero al notar la mirada seria de Mitsuki, guió su mirar a un punto equis.
—Como sea —murmuró Boruto colocando sus brazos detrás de su cabeza—, después deberías ir a verlo, puede que parezca que no le importa pero él realmente quiere pasar tiempo contigo, sólo que no te presiona porque teme que te espante o te fastidies de él.
Shikadai frunció más el entrecejo por ello, ¡¿Cómo decirles que dejaran de reprocharle eso porque lo hacían sentir como la peor persona del mundo?!
De pronto alguien pasó corriendo a unos cuantos metros a ellos, era uno de los Noche Blanca.
—¡El de la otra vez! ¡Alto! —exclamó Boruto levantándose de golpe al igual que Mitsuki para ir tras él.
—No —le detuvo Shikadai colocando un brazo frente a él— no tenemos permiso para pelear.
Boruto le miró con enojo, cuando entonces llegó Temari.
—¡¡chicos, vengan a ayudar!! —gritó la mayor corriendo tras el enemigo. Ni Boruto ni Mitsuki dudaron en obedecer sus órdenes y se lanzaron al ataque.
—¿Eh? Pero... —titubeó el Nara aún quieto en su lugar.
—¡¡Distraiganlo!! —ordenó Temari.
—¡Bien! —musitó Boruto.
—Pero si se fijan bien... —dudó Shikadai corriendo tras ellos.
—¡¡Boruto, Mitsuki!! —les llamó Temari.
—¡¡Kagebunshi no jutsu!! —citó Boruto haciendo aparecer tres colores de sobra, mientras que Mitsuki estiraba sus brazos tratando de atrapar al enemigo.
—¡¡Hyouton: mangehyou!! —citó el enemigo, lanzando flechas de hielo que atravesaron los clones haciéndolos desaparecer. Una de las flechas alcanzó rosar el brazo Mitsuki hiriendolo, haciendo que rápidamente devolviera sus brazos a la normalidad.
—¡¡Shikadai, usa el kageshibari!! —le ordenó Temari, girándose para verlo pues seguía muy atrás.
—A esta distancia... —cuestionó el Nara haciendo que Temari le viera con enojo.
—¡¡Kamaitachi no jutsu!! —citó Temari lanzando una gran ráfaga de viento con su abanico— ¡¡Atrapemoslo!! —dijo al ver que caía arriba de las escaleras fuera de su vista— ¿Vieron a alguien sospechoso? —le preguntó a un ciudadano.
—Alguien se fue por allí —respondió apuntando a una calle.
—Gracias, ¡¡vamos!! —le ordenó la mayor a los demás.
—Rayos, ¿a donde se fue? —murmuró Boruto con enojo.
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La noche calló, y no habían logrado atrapar a ninguno de los Noche Blanca, lograron escapar, ahora estaban en la casa de empeño junto con el equipo quince. Mitsuki estaba siendo curado por Wasabi, la herida no era grave, pero seguro dejaría marca.
—Usó una técnica que no conozco —dijo Temari— ¿Shikadai, porque dudaste antes?
—No es que dudara —murmuró el Nara pensante sentado en una caja.
—Tu prudencia es una de tus virtudes en el momento y lugar adecuados —le regañó Temari—, estabas conmigo, no pasa nada si te lanzas un poco.
—Ya lo sé —dijo con fastidio.
—De verdad, si no actúas rápido, podrías perder algo importante... —le dijo molesta, haciendo sentir aún peor al Nara— Yo prepararé el reporte, chicas, buen trabajo.
—Igualmente, gracias por rescatarnos —agradeció Namida una vez terminó de vendar el brazo de Mitsuki.
Temari se fue dejando al grupo solo, Boruto se acercó a Mitsuki, tomándolo del brazo para descubrirlo y ver su vendaje.
—¿Te duele? —le preguntó el rubio.
—Un poco, no te preocupes, estoy bien —dijo Mitsuki sonriendo para el rubio.
Boruto le miró dudoso de sus palabras, y tratando de hacer un lindo gesto de afecto, besó su vendaje provocando que Mitsuki le viera enternecido.
—¡Ahh, son tan lindos! —exclamó Wasabi, dando saltitos y moviendo las manos de la emoción, mientras que Namida se tapaba la boca fascinada por la escena y Sumire colocaba ambas manos en su pecho enternecida.
Boruto rió con vergüenza, mientras que Mitsuki sonreía alegre por la reacción de sus compañeras.
—Bueno, ya vámonos Shikadai... —le llamó Boruto viendo a su compañero de coleta, éste estaba muy ensimismado en su lugar— ¿Shikadai?
—No es nada —negó el Nara con voz seria—, ya es muy tarde, iré a ver a Inojin mañana.
Shikadai se marchó solo, dejando a la pareja verlo alejarse. Mitsuki lo veía serio, ahora dudaba de que era lo que debía hacer, pues había visto todo aquello, y estaba en sus planes decirle a Boruto de ello, tal vez él sabría que era lo correcto por hacer.
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