《 Trece 》
♡ Su salud está en tus manos... él es un niño.
La Facultad de Medicina y la de Ingeniería estaban relativamente cerca, por lo que los alumnos siempre lograban coincidir en negocios cercanos o incluso pasearse por el comedor contrario.
_________________ solía almorzar junto a Himiko y Jin de Enfermería, eran una pareja algo... peculiar. Viven en la pensión de La Liga, aquel extraño grupo de amigos que había formado su novio, solían participar de torneos de League of Legends entre otras actividades inusuales, pero, eran felices.
—¿Qué es lo que te enamoró de él, _________________-chan? —murmuró Himiko, hundida en su enorme bufanda—. Tomura-kun no es de las personas más sociables, así que eso me da curiosidad.
Los brillantes ojos de Toga la veían expectante, mientras le daba un par de bocados a aquel sándwich de pavo que consiguió en la cafetería.
La voz de Himiko era sincera, era la primera vez que alguien asumía que Tomura la había enamorado. Las personas usualmente eran menos discretas y carecían de tacto, solían enumerar los miles de defectos que él pudiera tener, luego la interrogaban y sermoneaban acerca de por qué alguien como ella había caído por Shigaraki.
_________________ sonrío, moviendo la pajilla de su batido de menta—. Antes de que empezáramos a salir, Tomura era algo... arisco —murmuró, sintiendo los pómulos tibios—. Lo conozco desde la escuela primaria.
—¡Oh! —exclamó Toga, mostrando sus pequeños colmillos al sonreír, curiosa e intrigada, solía emocionarse mucho con los relatos de amor—. ¿Entonces siempre te gustó? ¿Estaban destinados?
—Antes, él no me llamaba la atención —susurró algo apenada, desviando la mirada a una mesa algo alejada en el comedor—. Un día simplemente, no pude dejar de pensar en él.
Tomura estaba ahí, en una esquina un tanto apartada, venía religiosamente todos los días al comedor de la facultad, con la excusa de que los médicos tenían mejor recepción de internet. Nunca admitiría en voz alta que solo era una excusa para visitar a su novia porque no podía estar sin ella.
Hubo un silencio entre ambas segundos después.
Toga no podía apartar la mirada de los ojos de su superior, se veía sorprendida—. _________________-chan. ¿Estás segura de que Tomura-kun no te hizo brujería?
Ambas se enfocaron en Shigaraki, quien estaba sentado a unas mesas de distancia y con la mirada fija en su ordenador.
Tomura traía el cabello largo y algo desordenado, como si se hubiera levantado después de una siesta, aunque lograba disimular aquel revoltijo con la capucha de su sudadera negra.
Su mesa estaba cubierta por muchos papeles escritos con una serie de cálculos de programación para sus sistemas, además de dos o tres vasos de café a medio terminar y un par de hamburguesas.
—¿Crees que él haría algo así?
—Sí.
Shigaraki se sintió observado, dos miradas caían pesadamente sobre su cabeza, al levantarla lo primero que vio fue la burlona sonrisa de Himiko, le dirigió una mirada de odio en respuesta.
Segundos después se encontró con la dulce expresión que le dedicaba su pareja, no pasó demasiado tiempo antes de que él se volviera a ocultar debajo de su ropa, rompiendo el contacto visual al sentir su rostro arder y simplemente concentrándose en la pantalla frente a él. Debía tomarse un tiempo para recomponer su acelerado corazón, no quería digitar mal los códigos.
_________________ rió ante eso, siendo imitada senfunsos después por su compañera.
No pasó mucho tiempo hasta que Himiko tuvo que despedirse, pronto comenzarían sus clases y debía caminar hasta el laboratorio de farmacología el cual, literalmente, estaba al otro lado del campus.
—¡No te preocupes! Jin me llevará —exclamó la menor, estirando un poco las extremidades al levantarse, tomando su mochila de gatitos y extendiendo un masticable de fresa a su superior en señal de amistad—. Quizá compremos una Cajita Feliz por el camino.
_________________ aceptó con gusto—. Buscaré mis apuntes de la cátedra para que puedas estudiarlos —comentó, moviendo su mano y viendo a Himiko alejarse—. ¡Nos vemos en la noche, haré lasagna para la cena!
Toga saltaba a lo lejos al pie eso, Jin debía estarla esperando en su auto. _________________ suspiró, imitando su acción y tomando sus cosas, marcaría un recordatorio en su celular para que no olvidara pasar por el supermercado al salir de clases, después de todo, cocinaba cual mamá para todos los de la residencia.
De alguna —extraña— forma, se habia encariñado con La Liga.
Observó a su novio a lo lejos, aún hundido en aquel mar digital y sin intensiones de levantar la mirada para lograr ser avergonzado, otra vez.
Tomó su mochila, acercándose a pasos sigilosos hacia la ubicación de su pareja, riendo internamente e intentando no ser descubierta.
Cuando estuvo lo suficiente cerca cubrió los ojos de su pareja, sintiendo como se exaltaba ante la sorpresiva acción.
—¿Cómo está mi príncipe? —susurró, juguetona, liberando la vista de Shimura y aferrándose a su cuello y estrechando la distancia al juntar sus mejillas.
Vio como el rostro de su pareja enrojecía, hundiéndose lentamente en su asiento.
—T-Te dije que no me llamaras así —murmuró Shimura, sintiendo su rostro enrojecer y ofuscarse por el calor de su vergüenza.
Los labios color cereza de la menor hicieron un puchero—. Dijiste que soy tu princesa —expuso en un infantil tono molesto, regañando a su pareja—. Eso te hace mi príncipe.
Shimura sintió que podría caer en una fuerte fiebre si su novia continuaba diciendo ese tipo de cosas.
—B-Basta —suplicó.
_________________ solo rió, sediendo ante su pareja y sentándose a su lado. Claro que, no sin antes dejar un ruidoso beso en su mejilla, viendo la marca de labial que habia dejado sobre su piel.
Tomó los vasos blancos de café vacíos, apilando uno sobre otro con la intensión de tirarlos a la basura después—. Cariño, te dije que no era bueno que tomaras tanta cafeína —regañó, observando el contenido—. Son americanos, pudiste al menos pedir un capuchino —murmuró, preocupada—. Sabes que es malo para tu salud.
—No podía mantenerme despierto —se excusó cual niño, haciendo una mueca con sus labios—. Me arden los ojos, y aún no termino de configurar los programas.
_________________ bufó, tomando la mochila de su novio y rebuscando en su interior—. Tenko, mi vida, justamente tienes un par de lentes con tu graduación para evitar esto —regañó nuevamente, encontrando la pequeña caja en su interior—. ¿Por qué no las usas?
Shimura frunció los labios—. Pareceré un tonto.
Tomó el delgado armazón negro matizado entre sus manos—. Creo que te verás muy guapo.
Algo cohibido, Shimura no opuso resistencia cuando vio a su pareja acercándose con la intención de colocar correctamente aquel infernal aparato.
—Pasas un tiempo considerable frente a tu ordenador —murmuró, apartando algunos mechones azabache de su vista, dejando a la luz sus brillantes orbes carmín—. Si no usas los anteojos tu miopía podría aumentar —dijo en un tono suave, acunando las mejillas de su novio, rozando lentamente aquel pequeño lunar en su bello rostro—. Déjame cuidar de ti, Tenko.
Ambos sonrieron.
Tuvieron un beso lento, sintiendo los rastros de café y menta en los labios del otro.
Terminó antes de lo que quisieran, pero no podían hacer mucho estando en la universidad.
Shimura mantuvo una sonrisa—. Te amo, princesa.
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