《 Siete 》
♡ Llévalo a la luna por mi.
Quitó el botón con cuidado y deslizó el cierre hacia abajo de manera lenta, dejando a la vista la ropa interior de Tenko.
Eran boxers de un tono celeste pálido, marcaban perfectamente la silueta de su miembro, estaba duro.
Goteando.
La tela que rozaba con la punta del pene de Shimura estaba húmeda.
Pasó un dedo por la pequeña sección manchada por el líquido pre seminal de Tomura, pegajoso, su reacción fue inmediata, jadeando en voz baja.
Delineó el elástico de forma juguetona, alzando la vista y riendo ante la cara de desesperación de su pareja.
No quiso impacientarse más. Le dedicó una última sonrisa a su novio antes de bajar sus boxers.
La habitación estaba en silencio absoluto, gracias a esto pudo deleitarse con el suave sonido que hizo el miembro de Tomura al chocar de forma suave contra su abdomen.
Fue algo erótico, sintió su propia intimidad humedecerse aún más al solo oír aquello.
Se quedó viendo unos minutos anonadada, admirando el pene de Shimura como si de la mayor obra de arte en el mundo se tratase.
Era grueso y muy pálido, con algunas venas de un suave tono azulado marcándose al rededor de su falo. Estaba hinchado. Conforme llegabas a ver el ápice de este, se iba tornando más rosa.
La punta del pene de Tenko era de un brillante tono carmín.
Todo había sido bañado por el líquido transparente que brotaba de la punta.
El sonrojado rostro de Tomura pedía a gritos que empezara de una vez.
Le gustaba la sensación bajo su mano, tibio y muy húmedo.
Un leve movimiento bastaba para hacer que Tenko gimiera.
Su pulgar acarició con suavidad la punta del miembro, tenía la forma de un hongo, era liso y resbaloso, le gustaba hacer círculos y apretar un poco la cabeza.
A Tenko parecía encantarle.
Masajeó con cuidado esa zona, su color y textura le agradaban, podía estar horas tocando solo esta parte. Pero eso no era una opción. El falo de Shimura estaba palpitando, además de estar extremadamente hinchado, con sus venas marcándose al rededor.
Puso un dedo en la punta del miembro, evitando que el fluido transparente continuara goteando al rededor de toda aquella extensión.
Sonrió al ver el rostro enrojecido de su novio, se acercó lo suficiente a él como para dejar un beso en su pómulo, soltando una pequeña risa y aspirando el ambiente tibio que se formó al rededor de ambos—. ¿Quieres que te haga sentir bien? —susurró contra su odio —. Ten-ko~
Oír su nombre de aquella forma tan sugestiva lo excitó de sobremanera.
Tomó algo de distancia, admirando el avergonzado rostro de Shigaraki, sus labios entre abiertos y sus ojos rogando porque ya empezara a tocarlo.
No quiso ser mala con él, pero prometía hacerlo rogar pronto.
Se arrodilló frente a él, retomando su posición, teniendo frente a ella el duro miembro de Shimura a su disposición.
Tomó la pequeña cajita que estaba en su mesita de noche, captando la atención de los ojos carmín de su novio. La abrió y reveló su contenido. Un anillo de plástico de un tono celeste pastel—. ¿Te gusta? —preguntó al ver la cara de confusión de su pareja—. Elegí este color porque combina con tu cabello.
Sin más que agregar tomó el accesorio entre sus dedos, colocándolo segundos después en la punta del pene de Tomura.
Rió internamente, parecía una corona.
Había coronado al pene de Tenko.
Sonrió y empezó a bajar el anillo con algo de dificultad ante lo hinchado que se encontraba, recorrió con facilidad todo el falo hasta la base, Tomura estaba tan húmedo que ni siquiera necesitaba lubricante.
—¿Qué es e-...? —la pregunta de Shigaraki había quedado en el aire.
Ni siquiera había podido describir con palabras lo bien que se sintió en ese momento, cuando ella encendió el condenado aparato y empezó a vibrar. Sumado a esto el recorrido que su lengua había hecho por toda su extensión.
Sintió que llegaría al clímax en ese momento, tuvo que aguantar, no debía ser tan obvio.
—¿Se siente bien que alguien te toque, verdad? —murmuró al ver el rostro de Tomura en donde un pequeño hilo de saliva escapaba de sus labios.
Tenko no podía articular palabra alguna, su boca solo soltaba monosílabos incoherentes en forma de afirmación—. Uh-mn...
—Solo yo puedo hacerte sentir así —habló de forma caprichosa, en voz baja, asiendo temblar a su pareja en el momento que su tibio aliento chocó contra su miembro—. Ten-ko~
_______________ acarició la humeda base de Shimura. Le gustó la textura. Dejó un beso en esa zona y empezó a deslizar su lengua por toda su extensión nuevamente, era gratificante, acabó en la punta y metió la rojiza cabeza del pene de su novio dentro de su boca.
Esa parte era especialmente deliciosa, la lisa y sensible piel de Shigaraki, el suave relieve que marcaba el final de la punta y el comienzo de su glande, le gustó pasar la lengua por ahí, pero disfrutaba aún más recorrer el ápice del miembro, la textura de quella resbaladiza zona la enloquecía, podría lamerla todo el día.
El que en verdad estaba enloqueciendo era Tomura, quien intentaba contener sus gemidos.
Si nunca había estado con una mujer, mucho menos recibido una buena mamada.
—Me gusta que lo estés disfrutando, cariño —habló la menor, tomando la base con tres de sus dedos—. ¿Nunca te pudiste sentir así, verdad?
Las manos de Tomura estaban cubiertas por aquellos delgados guantes negros, solo así, se permitió deslizar sus dedos entre los largos cabellos (H/C) de su pareja.
Ella había empezado a masturbarlo de forma lenta—. Mouh~. ¿Estás tan desesperado, gatito?
—Mhn... —Tenko no era capaz de pronunciar palabras, su cabeza se había nublado por la lujuria y la gratificante sensación ahí abajo.
Satisfecha con esa respuesta pudo continuar, metió el miembro de Shigaraki dentro de su boca tanto como podía, sin llegar muy profundo para evitar las arcadas, quería disfrutar cada centímetro de ese tibio pedazo de carne.
Le gustó sentir las marcadas venas de Tomura bajo su lengua, también el leve temblar de su miembro en el momento que aumentaba la velocidad con sus manos.
Movió su cabeza de abajo hacia arriba, terminando de cubrir el espacio con sus manos.
Su vaivén hacia que Shimura se retorciera, sus suspiros eran suaves, y sus gemidos una delicia que la motivaba a continuar.
Tenko era un virgen que no podía explicar aquella divina sensación.
Su mente estaba en blanco, concentrándose en aquella sensacion irrazonable que recorría todo su pene como una corriente eléctrica, causando cosquillas y arrancándole gruñidos por lo bien que se sentía.
Pero en verdad no pudo contenerse cuando la boca de su pareja empezó a succionar con más fuerza.
Shigaraki era ateo, pero en momentos como ese podía creer realmente que el cielo existía, porque podía jurar que se encontraba en él.
Rozó el paraíso con sus dedos, marcando un ritmo más acelerado al empujar la cabeza de su novia más abajo.
—Voy... ah, yo... —cuando oyó el sonido de un pequeño botón ser presionado tres veces, en ese preciso instante su razón lo abandonó.
Había llegado al clímax después de que las vibraciones de aquel anillo llegaran al máximo.
Intentó alejar a su novia, pero ella solo bajó más su cabeza, hundiendo todo el miembro dentro de su boca.
Gritó de manera sublime en el momento que eyaculó, sintiendo alivio en su hinchado pene y permaneciendo en aquel estado divino unos segundos.
Había sido la mejor sensación de su vida.
Ella le sonrió con algo de complicidad, viendo satisfecha como su novio intentaba recuperar el aliento perdido—. Ahora quiero que te corras dentro mío, no en mi boca, Ten-ko~.
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