33. Di la verdad
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Ian me sostuvo y trató de calmarme, yo estaba demasiado calmada soportando el cinismo de esa mujer.
—¡Pensar que ayer quisiste que me compadeciera de ti y lo estabas logrando!
—Ya madura—se dejó caer en una silla y cruzó los brazos. Mi papá bajó las escaleras, abotonando las mangas de su camisa. Mi mirada recriminatoria y el ver a Alice medio desnuda con rostro petulante le indicaron lo que acababa de suceder. Se apresuró a bajar las últimas escaleras.
—Papá ¿Cómo pudiste?! Me dijiste que no pasaba nada con ella y que eras consiente de que tiene mi edad. —Estaba decepcionada de él.
—Sophie, no es lo que piensas. Solo...—pasaba la mirada de Alice a mí, pensando cómo excusarse—. Explícale ¿sí?—le pidió a Alice.
—No voy a explicarle nada mientras se comporte como una mocosa malcriada.
—¿Yo? ¡Tú eres la que seduce a mi padre! por no sé... ¿qué es lo que quieres? ¿dinero? ¿Que te reemplace al hijo que perdiste? Eso es muy bajo. —Escupí. Toda la situación me daba asco.
—No necesito dinero, ni reemplazar a mi hijo —se levantó del asiento y habló entre dientes, llena de rabia. —Ya te dije lo que quiero. Me quitaron a mis bebés. Voy a vengar a mi hijo y a recuperar a mi hija. —No me desclavó la mirada y sentí que me congelaba en mi lugar.
—Oh, mierda—exclamó Ian, que ya me había soltado y solo atestiguaba nuestra conversación.
—Me quitaron todo Sophie y ahora puedo recuperar parte de mi vida. Te recuperaré a ti y a tu padre.
Se me fue el aire. Busqué en la mirada de mi novio y mi padre que me explicaran qué sucedía, porque lo que yo estaba entendiendo no podía ser real.
—¿Eres una transmigración, al igual que Luciano Leggio?—le preguntó Ian.
—No, soy una reencarnación, nací de nuevo—Alice respondió, con la mandíbula más relajada, pero sin dejar de mirarme.
—Eso no es verdad—negué—. Estás tratando de engañarnos.
—Es verdad Sophie—mi papá me giró hacia él con cuidado—. Alice, es la reencarnación de tu madre Natalia.
A tropezones me metí a la cocina y me serví un vaso con agua. Mi papá entró detrás de mi y cerró la puerta.
—¡No puedes créele! ¡Todo puede ser una trampa del Círculo! Te está seduciendo y estás cayendo—le increpé después de tragar.
Él se sentó en el taburete del mesón y me indicó con la mano que me sentara también.
—Soy un hombre adulto que ha sobrevivido a mucha mierda, no un muchacho con las hormonas alborotadas. En un inicio consideré que era una trampa, pero Sophie... estoy cien por ciento seguro de que dice la verdad. Es difícil de explicar, pero desde que la conocí que me resultó tan familiar. Hablar con ella es como hablar con tu madre. Sin contar lo físico, son idénticas.
—¿Idénticas? ¿Mi madre era una loca, cínica y desvergonzada?
—Pues... sí—consideró.
—Puedes estarte sugestionando. O ella fingir, los del Círculo pudieron entrenarla para eso.
—No es solo eso. Sabe cosas que solo tu madre podría saber.
—¿Cómo qué?
—Cosas... privadas. Créeme, es imposible que los del Círculo sepan ciertas cosas. Mira Sophie, no sé ni por qué, ni cómo funciona esto, pero desde que conocí a Natalia que nada en mi vida ha sido normal y aprendí que absolutamente todo es posible. Tú más que nadie debería saberlo. Natalia... es decir Alice regresó con nosotros, tienes que hablar con ella. Aclararlas dudas que tengas y mantén la mente abierta.
Regresamos a la sala, Ian hablaba con Alice, con un gesto de intriga total.
No me animaba a mirarla a los ojos. Caminé despacio hacia ella, Ian se calló, esperando que yo dijera algo.
—Debo irme, ustedes tienen mucho de que hablar—avisó mi papá. Por un momento se acercó a Alice para darle un beso, pero cambio de opinión; sin embargo, ella se abalanzó hacia sus labios.
Era raro, muy raro. Seguía sin creer que Alice podía ser mi madre.
Me senté frente a ella junto a la ventana, Ian se mantuvo un poco alejado, lo suficiente para escuchar nuestra conversación. Alice había recuperado la sonrisa sarcástica de siempre.
—Bien...—tenía tantas preguntas y al mismo tiempo no sabía qué preguntarle primero—.¿Cómo? Es decir ¿Cómo? Todo... ¿solo moriste y tomaste otro cuerpo?
—No fui yo. Cuando asesinaron a Natalia hace veinticinco años, Amanda recuperó mi alma, como lo hacen para la transmigración de los cuerpos de los líderes, pero me hicieron nacer de nuevo, el día que tu naciste, otra niña de la familia debía nacer. Así que reencarné en ella.
—¿Y todo este tiempo supiste quién eras?
—No, por supuesto que no. A diferencia de la trasmigración, no vas con toda tu conciencia a tomar un cuerpo. Fui una niña normal, pero al ir creciendo empecé a tener recuerdos de mis vidas anteriores, la que tuve como Natalia en este universo y los de Anelise en la otra dimensión. Al principio solo eran flashbacks confusos, como sueños. Ni bien iba creciendo estos aumentaban y se hacían mas nítidos, así que Amanda se aseguró de sellarlos.
—¿Como sellaba mis poderes?
—Algo así, mantuvo mis poderes porque me entrenó como gatekeeper, pero encerró los recuerdos de mis vidas pasadas, hasta que unos años atrás pude desbloquearlos por mi cuenta. Ahora recuerdo casi todo, en especial mi vida como Natalia. La de Anelise es más confusa.
»Cuando recuperé los recuerdos de mi vida pasada, entendí todo lo que era el Círculo en realidad, recordé todo lo que me hicieron, ellos y otras personas en las que confié. Averigüé lo que pasó con mis bebés. A mi niño lo mataron, pero mi hija—al decirlo me miró de una manera tan dulce y ... maternal que de golpe sentí unas incontrolables ganas de llorar. —Sophie, no puedo ser tu madre, es muy tarde para eso, pero quiero ser tu mejor amiga.
Todo el llanto que contenía salió de golpe. La abracé con fuerza, a nombre de todos los abrazos que no le había podido dar a mi madre mientras crecía. Ella me acarició el cabello y me dejó desahogarme hasta que no pude más.
—Lo siento tanto, te traté muy mal, no sabía...—sollocé— ¿Por qué no me lo dijiste?
—No estabas lista para entenderlo. Además, no me hubieras creído.
—Ahora sí, quiero saberlo todo, necesito saberlo. ¿Quién te mató, quien mató a Anelise, qué pasó con ella?
—Vamos a tener tiempo. Te seguiré enseñando todo lo que sé y te iré contando todo lo que recuerdo. Pensar en mis vidas pasadas es similar a cuando tú piensas en recuerdos de tu infancia. No todo está muy claro.
—Está bien, es muy abrumador, podemos ir con clama, solo no más mentiras, ¿de acuerdo?
Ella asintió insegura e hizo una pausa silenciosa antes de hablar.
—Sí te dije una mentira hace un momento.... Necesito dinero, mucho, perdí una o dos apuestas....
—Mi papá se encargará de tu estado financiero. —reí secándome el rostro. Dejé que Alice fuese a bañarse y la esperé con mi novio.
—Diría que son las semanas más raras que hemos tenido, pero mentiría. —Consideró Ian.
—No sé si las más raras, pero tal vez las mejores. Tú regresaste, mi madre regresó... o algo así.
—Y tu volverás a Almarzanera—sonrió—. Todo va a ser perfecto. —Me abrazó y fingí entusiasmo. Cada vez que pensaba en regresar a la dimensión T52 trataba de compartir la alegría de Ian, mas me era difícil.
—No habrá futuro si Luciano Leggio gana las elecciones.
Y era verdad, la muerte de Franz Ayala había elevado su popularidad por los cielos, era seguro que ganaría por mayoría absoluta. No había forma de detenerlo, así que ya estábamos pensando en qué hacer después, desbaratar al Círculo de alguna manera, durante su rito de selección era el momento clave y por eso mismo ellos estarían pendientes y preparados.
De verdad hubiese querido ignorar todo y seguir con mi vida. Tenía a mi familia de nuevo, a mis amigos, pero no nos iban a dejar en paz y si eso del Estado Utópico era como Ian me había contado, viviríamos en una pesadilla distópica.
Lo mejor era armar una estrategia con la gente del proyecto Transalterna.
Llevamos a Alice al laboratorio y nos pidió no decirle a nadie sobre su vida pasada. Ella seguía siendo nuestra mayor fuente de información. Y ya podía confiar en ella por completo.
Antes de reunirme con el resto del equipo, fui a ejercitarme un momento al gimnasio. Poner mis pensamientos en orden, cavilar un plan. Después de descargarme uno minutos con la bolsa de boxeo fui hacia los casilleros.
Un golpe contra la puerta del depósito que estaba cerrado me dio un sobre salto. Me quedé quieta, esperando otro sonido. No pasó nada. Con mucha precaución abrí la puerta de ese estrecho lugar. Me hice a un lado cuando alguien cayó de espaldas.
Samantha estaba en el suelo, Daniel salió detrás suyo ayudándola a levantarse. Al verme, la chica se puso roja y empezó a disculparse con nerviosismo, a tiempo que bajaba su falda.
—Yo... solo, no pienses que...—no terminaba una frase e intentaba excusarse con otras.
—Si quieren más privacidad la sala de rehabilitación es vacía y más cómoda le dije. No creí que fuese posible, pero se puso aún más roja. Siguió excusándose, dijo algo sobre buscar a Solange y salió de ahí lo más rápido que pudo.
Daniel ni se inmutaba. Casi ya no lo veía porque se había mudado en poco tiempo a un lugar para él solo.
—Si ya no vas a trabajar con mi padre, haz tu trabajo aquí. —lo regañé.
—Soy como el jefe aquí, trabajo a mis tiempos.
—Claro que no, estamos en una situación de crisis—lo continué regañando de camino a la sala de reuniones. Ian estaba ahí, Nicky a su lado jugaba en silencio. Esos días andaba muy desanimado, por la situación que vivía en su otra vida. Su padre estaba muy concentrado y cuando me di cuenta, revisaba su archivo personal. Seguro ya lo había visto, el nombre de su verdadera madre biológica. Me senté a su lado y le acaricié el brazo.
—¿Ya leíste todo tu archivo?
—Sí—respondió tranquilo—. Ya lo leí muchas veces, pensé que ahora que teníamos acceso completo hallaría algo más.
Giré la pantalla hacia mí y fui hacia la primera página. Donde antes estaba el nombre de Solange como madre biológica, ahora nuevamente estaba el código de una donante óvulo y una subrogante.
—¿Pasa algo?—me preguntó Ian.
—No, nada.
Desconcertada salí del lugar a buscar a Solange. Ella le daba instrucciones a Samantha. En el poco tiempo que la chica trabajaba con nosotros, que Solange la había tomado casi que de asistente personal. Curiosamente la trataba bien, habían congeniado y trabajaban con eficiencia.
—Samantha, ¿nos dejas un momento? —le pedí, y cuando estuve cara a cara con Solange la acorralé—. ¿Cómo lo hiciste?
—¿Hacer qué? —preguntó sin darme mucha atención.
—Cambiar los archivos de Ian y asumo que los de Daniel. No tienes acceso para realizar cambios.
—Tu sistema no es tan impenetrable como crees—sonrió con sarcasmo.
—Solange, no le dije ni a Ian ni a Daniel la verdad porque esperaba que lo hicieras tú o lo descubrieran por su cuenta. Así que te daré una oportunidad.
—¿Oportunidad para qué?
—Para que les digas que eres su madre.
—¿De dónde sacas eso? No es cierto.
—¡Claro qué!... no voy a caer en tu juego. Niégalo todo lo que quieras, porque si yo hablo me van a creer. Así que voy a darte dos semanas, máximo. —Le di un ultimátum. En verdad no quería ser yo quien les dijera la verdad. Pero tampoco quería que siguieran viviendo en una mentira. Merecían saber que esa mujer que los cuidó toda su vida, era quien los había traído al mundo y que a diferencia de sus hermanos, ellos eran portales naturales.
***
Antes de reunirme con los hermanos de Ian, revisé el mensaje que me acababa de llegar. No pude creer el descaro cuando vi al contacto.
Adam casi nunca me escribía, siempre llamaba para nuestras reuniones o me mandaba una carta junto a un estrafalario regalo y estaba segura que después de la cena con los candidatos no volvería a buscarme.
"Dos días para que evites que el Círculo tome el poder político del país. El reloj corre y yo tengo una propuesta interesante. En mi galería en media hora."
No respondí, y seguro Adam no quería una respuesta. Tenía razón, el tiempo corría y estaba tan desesperada que me encaminé a darle encuentro.
***
Ni bien me acerqué a la entrada de su galería, las enormes puertas se abrieron, ya me estaba esperando. Ese día no había exposiciones. Él bajó las escaleras de mármol, con la elegancia y avispamiento de siempre. Como hacía antaño, como si nada hubiese cambiado.
—Sabía que ibas a venir.
—Tienes que ser muy cínico o estar también muy desesperado para escribirme después de lo que pasó.
—¿Lo que paso? ¿Te refieres al contratiempo con tu acompañante?
—Mi novio. Mira, que el Círculo tome el poder político no nos conviene a ninguno, igual estoy segura que buscarás tu beneficio personal, así que dime, cual es tu plan.
—Ya vimos que liquidar a los candidatos no es efectivo, pero a la ciudad le importa mucho la imagen pública de sus políticos. Casi logras un cambio en la intención de voto en la cena. Pero que Ayala haya sido tu abuelo, ya no le importa a nadie, así que tu última esperanza es sacar a la luz algo muy, muy sucio del nuevo candidato.
—Y seguro que tú tienes algo.
—Por supuesto. Sabes que tengo buenas fuentes de información. Sobre todo de gente del Círculo. Casos de corrupción, abuso sexual, hurto, tratar mal a los camareros... tu menciónalo. La anterior versión de Luciano Leggio era un pobre niño rico e imbécil, con mucha cola que le pisen.
—Excelente. Imagino que tienes pruebas de todo.
—Pruebas y contactos para distribuir la información en menos de una hora.
—Dame tu precio. Tengo tu cuenta y te haré una transferencia, no perdamos más tiempo —saqué mi teléfono. Lo que Adam me ofrecía tal vez no ayudaría demasiado a la causa, pero era una opción, debía intentarlo.
—Oh no princesa, no es dinero lo que quiero.
—¿No? todo lo que haces siempre tiene como fin llenar tu cuenta bancaria. ¿Qué quieres? ¿un ente? No tengo ninguno, desde que Ian volvió que no he tenido pesadillas y nada ha atravesado los portales.
—Tampoco quiero eso. Tengo el dinero suficiente para vivir rodeado de lujos lo que me quede de vida, así que ahora mis tratos buscarán fines más placenteros—cerró la distancia entre nosotros—. Te quiero a ti. Dos noches a la semana, solo eso.
—Vamos Adam, eres de los tipos más inteligentes que conozco, no puedes estar hablando en serio.
—Hablo muy en serio princesa. Créeme que es un trato que te conviene. Sé cuáles son los próximos movimientos del Círculo, y no es un panorama bonito para ti, o quienes te rodean. Acepta ahora por las buenas o dentro de poco vendrás de rodillas a suplicar mi protección y tal vez no sea tan benevolente. —Sus cejas se juntaron al centro de su frente y me sostuvo los hombros con fuerza. Intenté empujarlo, pero su agarre se hizo más fuerte e intentó besarme a la fuerza. Jamás lo había visto así, por un momento me pareció que perdió la compostura, ni siquiera en la fiesta cuando Ian lo golpeó había dejado su estoica personalidad.
Me alejé teletransportándome un metro y de inmediato Ian apareció entre ambos.
—¿Crees que ella iba a venir sola?—Ian lo agarró del cuello, Adam no dejó de sonreír.
Grité al ver que sacaba algo del bolsillo. Un arma, pensé. Más se trataba de otra cosa.
Un aparato pequeño con un botón, lo presionó y del techo cayeron unos barrotes alrededor nuestro. Los conocía, eran los que él utilizaba para atrapar entes y atrapados entre ellos, nuestros poderes no iban a funcionar.
***
Bueno, pues... no sé que decir. ya saben la verdad de Alice y no falta mucho para los acontecimientos mportantes.
Nos vemos en Instagram, les dejo en mis storys un sticker para que me dejen sus preguntas, de lo que quieran, doy consejos amorosos (?
un beso y el proximo capi sale esta semana.
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