No se olviden comentar todo lo que se les ocurre
Por los nervios perdí la conexión y de nuevo me desorienté. De alguna forma logramos bajar del tráiler, Evan seguía con el arma en la mano, no había disparado... aún.
El resto de nuestros amigos estaban presentes, disuadiéndolo. No solo ellos, gran parte de la gente del festival observaba con el celular en mano, sin querer perder el espectáculo.
—Es una grabación, tranquilos todos, es actuado. —Pude escuchar como en un eco. Respiré con clama y volví a concentrarme.
Evan ya no tenía el arma, Sophie le hablaba, con clama, mientras él le respondía enojado. Susan y los guardias disipaban a la gente y los convencían de que lo ocurrido era actuado para un video.
—A la carpa de la producción ahora —Susan nos ordenó a todos, cuando ya no éramos el centro de atención. En silencio fuimos hacia una gran carpa amarilla, que resaltaba entre los tráileres.
Entramos junto a toda la banda y Grecia. Ayudaron a Evan a sentarse en una silla, seguía un poco mareado. Susan sacó de ahí al resto del staff, excepto a un hombre que no conocía, vestido de ejecutivo incluso en ese calor.
—¡¿Qué fue lo que pasó?! ¡vamos a meternos en problemas! —le reclamó a Susan.
—Señor, todo está bajo control. Los chicos bebieron demasiado y causaron alboroto, como es normal. Yo me encargaré de arreglar el asunto —le pidió Susan.
—Más te vale, no quiero conflictos, ni mala publicidad, a las marcas no les gustan los escándalos. —Se retiró y nos quedamos ahí, esperando el sermón de Susan.
—¡Qué demonios Evan! —fue el primero la que gritó, mostrándole el arma.
—¡¿Qué querías que hiciera?! ¡Este maldito traidor!—hizo el ademán de levantase de la silla e ir contra mí, pero Tiago y Cristian lo detuvieron.
—¿Qué fue lo que pasó? —Alan preguntó lo que todos querían saber.
—¡Díganlo ustedes! —Evan pasó la mirada de Sophie a mí. Ambos estábamos un poco alejados, evitando el contacto visual.
—Evan... no fue nada —Sophie dijo con tono dulce.
—Tuviste sexo con él, y quién sabe desde cuando me engañas.
—¿¡Qué!?—Grecia exclamó. —Sophie ¿es verdad?
—No... bueno... Grecia, lo puedo explicar.
—¡¿Explicar! ¡Explicar qué! ¡Cómo pudiste! ¡Eres una maldita!
Esta vez fue ella quien sin previo aviso saltó hacia Sophie a agárrala del cabello. Sophie trató de quitársela de encima. Intervine separándolas y sosteniendo a Sophie por los hombros, en tanto que Tiago agarró a su novia para que no volviese a agredir a Sophie.
—Grecia perdóname —Sophie le suplicó.
—¡No! ¡Suficiente tenía con que estés con mi hermano y te metes con este también! Me mentiste, me dijiste que solo me amabas a mí.
Solté a Sophie, y se hizo un silencio incómodo. Las chicas se dieron cuenta, avergonzadas voltearon la mirada hacia el suelo.
—¡¿Me engañaste con mi hermana?!—Evan y Tigo exclamaron al mismo tiempo. Ninguna contestó.
Yo no sabía qué decir, ni qué hacer. La situación se ponía cada vez más absurda.
—¿También te metiste con ellos? —saliendo del asombro, Alan habló.
Todos dirigimos la mirada hacia él. Dándose cuenta de lo que acababa de decir, retrocedió, queriendo perderse tras Cristian.
—¡¿Tú también?!—Evan por fin se levantó, al parecer la embriagues se le había pasado con la sorpresa—. ¡¿Hay alguien en esta maldita habitación que no se haya metido con mi novia?!
Tiago, sin dejar la expresión de horror que se había congelado en su rostro fue el único que levantó la mano.
—Bueno, menos mal —consideró Evan con tono sarcástico—. ¿No se supone que tú eres gay? —le preguntó a Cristian, quien también mantenía el brazo abajo.
—Sí... pero bueno, alguna vez quise experimentar —trató de excusarse.
Ahora era yo quien necesitaba una silla.
—Chicos, vamos... no nos tomemos esto tan en serio. —Con una sonrisa falsa y sudando por los nervios Sophie quiso calmar la situación.
—¿No tomarlo en serio? ¡Eres mi hermana y te metiste con mi novia! Y tú... cómo pudiste—Tiago les habló a ambas.
—¡Ja! ¡Como si tú no te metieras con la primera chica que se te cruza! ¿crees que soy tonta? —Grecia le reclamó a Tiago.
—¡Eso no es cierto! Solo tengo ojos para ti—mintió.
—Antes de la presentación tenías ojos para la morena con la que besabas — dije. Echando más gasolina al fuego. A esas alturas. Si el mundo ardía que ardiera bien.
—¡No puedo creer que todo este tiempo, todos, incluida mi hermanita me estuvieron viendo la cara de idiota!—Evan exclamó, ya harto.
—Ay por favor Evan, ¿Por qué no le cuentas a Sophie sobre Tamara? Tu novia dos, o como te metiste con su mejor amiga en la fiesta de fin de graduación —Grecia contra atacó.
Una silla, un trago... que me desconecten y regresar a la dimensión T52 era lo único que quería en ese momento.
—Eso... fue hace años — se puso pálido.
—¿¡Te acostaste con Claudia!?—Sophie reacción, dejando su falsa sonrisa condescendiente—. ¿Y quién es Tamara?
—¿Tamara mi ex novia?—Alan preguntó.
—¡Ya basta! —Susan por fin intervino, roja de la rabia—. No voy a dejar que un grupo de niños idiotas con los genitales inquietos arruinen mis... nuestros negocios. No me importa quien se acostó con quien. Ni si lo siguen haciendo. El compromiso de Evan con Sophie ya tiene fecha, y su boda auspiciadores. Así que vamos a seguir adelante con eso, aunque tengan que fingir que se soportan.
Como respuesta, Sophie se quitó el anillo del dedo y se lo extendió a Evan, quien se negó a recibirlo.
—No, Susan, despídeme si quieres. Evan... lo lamento ¿sí? Grecia, Alan... y bueno creo que Cristian no le importa —el chico hizo un gesto afirmativo—. Solo, estaba muy confundida. Es decir, Evan, somos novios desde que éramos prácticamente unos niños. Y no sé, solo quise estar segura de lo que sentía y hoy me di cuenta que, hay alguien a quien quiero—retrocedió hacia mí y me tomó la mano.
Genial, en otras circunstancias, todo habría sido romántico y perfecto si no fuera porque casi todos ahí me querían matar con la mirada y por cómo se sentía el ambiente, no iba a tardar en que esas miradas amenazantes se convirtieran en un verdadero linchamiento.
—Ok, escuchen todos—. Alcé la voz—. Evan, es definitivo que tú y Sophie no iban a durar. Contigo menos—. Me dirigí a Alan—. Ustedes dos, maduren—les dije a Grecia y Tiago—. Créanme que sé que están destinados a estar juntos, si dejan de meterse los cuernos. Susan, el compromiso no se había anunciado. Seguro podemos idear algo para romperlo y ofrecer un espectáculo a los medios sin que Sophie se vea forzada a hacer algo que no quiere.
Todos me escucharon con atención. Estaban calmados, lo había logrado... o eso pensé. De golpe cambiaron su gesto.
—Claro, ¡di lo que te conviene!—me reclamó Evan y le siguió el resto.
Demasiado bullicio, discusiones, era un todos contra todos y ya no lo aguantaba, era demasiado drama para mí.
—¡Silencio! —Susan ordenó, poco a poco todos fueron callando al notar que un grupo de policías se habían hecho presentes—. Oficiales ¿Algún problema? Si es lo que acaba de pasar ya les expliqué a los de seguridad que el arma era falsa y solo grabábamos un video. —Con tono meloso les habló.
—No venimos por eso. Hay un problema con su empresa. Descubrimos a más de cinco mil asistentes al festival con entradas duplicadas. Y el número original es el que les corresponde a Myou World, su empresa. Es decir que alguien duplicó las entradas que se vendían por su portal y las vendieron en el mercado negro.
—¡¿Qué?!... eso, no puede ser —Susan se sobre saltó.
El hombre de traje de antes regresó, con rostro de preocupación, seguro al tanto de lo que ocurría.
—Oficial, soy el CEO de MYouWorld y no puedo creer lo que ocurrió, dudo mucho que alguien de nuestro equipo sea responsable, seguro hackearon nuestro sistema....—habló con firmeza.
—Es posible, necesitaré que nos prevea de información.
—Por supuesto, vamos a contactarnos con mis ingenieros informáticos. Susan, tu alista a los chicos para su presentación de esta noche —le ordenó, querido mantener esa posición firme y segura frente a la policía.
—Ya escucharon al señor Karver. Vayan a reponerse, coman, hidrátense. Cada uno en su camerino, nadie visita a nadie —nos miró a mí y a Sophie con reprobación.
De mala gana, Sophie me soltó de la mano y en un silencio producido por la consternación de todos comenzaron a retirarse. Yo quise hacer lo mismo, pero Susan me detuvo con un gesto, esperó que todos se fueran y por fin me habló.
—¿Qué mierda pasó?
—¿Pasó de qué?
—¿Cómo que de qué? ¡Las entradas! Hemos hecho esto decenas de veces y jamás nos descubrieron. ¿Cómo es posible que ahora lo descubrieran? ¿No se supone que tu contacto cambia la secuencia de las entradas y las hace irastreables? ¡¿Cómo falló esta vez?!
Si estaba entendiendo bien, Susan y yo éramos los responsables y llevábamos tiempo estafando a la banda y a la empresa. A esas alturas... nada me sorprendía.
—No lo sé Susan, no tengo idea....
—¡Pues más te vale tenerla! Habla con tu contacto y soluciónalo, porque te juro que si la policía nos descubre te echaré toda la culpa. Regresarás a prisión antes de volver a bajarte los pantalones—me amenazó, dejándome solo.
Así que al final, la serpiente sí era un tatuaje de la cárcel... me seguía sin sorprender.
Pensé todo con calma. No había forma de solucionar el problema. ¿Llamar a mi contacto? No tenía idea de quién era, tampoco tenía forma de buscarlo en mi teléfono. ¿Huir? Tal vez no era necesario, o de ser así no tenía idea de a donde debía ir.
Tome la solución más inteligente: Irme de esa dimensión y dejar a mi alter ego encargarse.
Di varias vueltas antes de localizar mi auto, el lugar donde había despertado. Me senté detrás del volante y busqué un lapicero.
Siempre, antes de irme de una dimensión, le dejaba algún mensaje a mi alter ego. Alguna instrucción de lo que había hecho, unas disculpas por tomar su cuerpo, o algún consejo para su vida. Me mantuve con la pluma cenca del antebrazo un buen rato, pensando qué diablos le iba a decir al Ian Key de esa dimensión. Su vida estaba bastante jodida, o tal vez eso era parte de su cotidianidad.
"No vuelvas a hacerte tatuajes en la cárcel"
Fue lo que escribí. Bajé el asiento y me recosté. Me costó conciliar el sueño, pero pude lograrlo a los pocos minutos.
***
El momento en el que desperté sentí un fuerte dolor en el antebrazo y el grito de Grecia me sobre saltó.
—¡Demonios, no hagas eso!—me reclamó, poniéndose la mano en el pecho—. Te iba a cambiar el suero, ¿qué pasó? ¿Por qué regresas tan pronto? ¿tan mal estuvo?
Con cuidado me senté en la cama, por el movimiento brusco de hacía un rato, la aguja se había movido y estaba sangrando. Grecia me pasó un algodón.
—¿Recuerdas esa dimensión donde si salías al exterior el sol te derretía? —le pregunté.
—Sí... ¿esta era igual?
—Peor—consideré.
—Vaya, cuéntame...
De pronto un grito llamó nuestra atención. Ambos corrimos escaleras abajo al reconocer la voz de Dylan.
—¡Papá!—escuchamos con más claridad y en la puerta de la habitación nos cruzamos con Tiago.
Un carroñero del tamaño de un pitbull tenía al gato acorralado contra una esquina de la habitación. Dylan seguía en la cama.
—¡No te muevas!—le ordené, pero no me hizo caso.
A tiempo que el carroñero atacaba al felino, Dylan se teletransportó para salvarlo y Grecia se transportó para rodearlo con sus brazos y sacarlo de ahí. Fue un poco tarde, la garra del carroñero ya había desgarrado el hombro del niño.
**
Bueno, el siguiente capi sale prontito! les recuerdo que estoy subiendo de nuevo Después de clases y sexo obsesión y dolor, a mi cuenta secundaria hitto2
Nos leemos en instagram, los quiero un montón!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top