2. Por culpa de la lujuria
No se olviden de comentar, dedico los capis a quienes comentan más
Era un poco difícil mantenerme tranquilo al inicio.
El suero entrando en mis venas y mi cabeza comenzando a perderse en las luces imaginarias que me envolvían. Podía percibir hasta el aleteo de las mariposas nocturnas y pese a tener los ojos cerrados, la luz de la luna atravesando la ventana se sentía como una fuerte luminaria contra mi rostro.
Concentrarme en esas circunstancias me había tomado años, por fin lo había conseguido y cada vez era más sencillo.
Sin moverme de mi lugar sobre la cama, lograba atravesar el velo, llegar al espacio interdimensiones y hasta ahí lo controlaba. Después de ello, lo que sucedía era parecido a ser succionado por una fuerza invisible y luego caer duro. Para despertar con un sobresalto, en un cuerpo igual al mío, pero que no era el mío, en alguna dimensión al azar.
Lo primero que miraba al despertar era mis manos, ellas me daban una idea de la edad y condición física que mi alter ego, al que usaría como avatar en esa dimensión, debía tener.
Moví mis dedos, lucían bastante similares a los de mi cuerpo original. Por lo que debía estar en una edad aproximada, entre veintidós y veinticinco años. En mi muñeca derecha noté que un tatuaje se asomaba por la manga de mi camisa, la remangué para ver el diseño.
Nada me fascinaba más que descubrir los tatuajes que mis otras versiones se habían hecho y si me gustaban, solía imitarlos.
Me decepcioné al encontrar una serpiente en forma de infinito con tinta negra, tan mal hecha que parecía un tatuaje de la prisión.
Por fin alcé la vista y miré a mi alrededor. No, no estaba en una celda, eso era bueno.
Estaba en el interior de un auto. No había nadie al lado mío. El sol se veía en el horizonte, así que ya era de día.
Busqué por el tablero del auto, encontré mi celular... bloqueado, intenté desbloquearlo con mi huella digital, la mayoría de veces eso funcionaba, y ese aparato me daba una muy buena información respecto a lo que mi avatar hacía con su vida.
No había dónde poner la huella, ese teléfono era extraño, delgado, de pantalla táctil, con cámara, sin lector de huella, necesitaba una contraseña para desbloquearlo.
Lo guardé en mi bolsillo, sabiendo que iba a ser imposible adivinarla.
Bajé el espejo del retrovisor. Mi reflejo no lucía muy diferente a la dimensión T52. Mis ojos eran un poco más celestes que verdes, mi cabello castaño bien recortado. Ningún piercing o tatuaje visible.
Bajé del auto, era un tipo de convertible negro, nada mal. El lugar donde me encontraba fue lo extraño. Varios autos y camionetas estacionados. Gente en estado de ebriedad recostada en el suelo, sobre lo que lucía como arena, y es que mirando el suelo y sintiendo el clima, me di cuenta que estaba en lo que parecía ser un desierto. Con muchos autos, gente... no tardé demasiado en darme cuenta que se trataba de un festival de música.
Mi celular vibró, en la pantalla se veía el nombre de "Susan". Por suerte no necesité desbloquearlo para contestar y la voz autoritaria de una mujer se escuchó.
—¿Por fin despertaste? Debes estar en el escenario principal a las doce, la banda está dando entrevistas así que aprovecha de comer, no llegues tarde. —Colgó.
Esos eran datos que importaban. Una banda, no debía pertenecer a ella porque no era parte de sus entrevistas.
Revisé mis bolsillos, y en el de mi pantalón hallé mi billetera junto a una credencial.
Ian Key
Staff
Waiting 4
Más datos necesarios, mi nombre ahí también era Ian Key.
Un patrón que se repetían en las dimensiones que visitaba, era que cuando mi nombre era Ian Key, ella se llamaba Sophie. Cuando mi nombre era Aaron, vivía en Inglaterra, ella se llamaba Maya y no la había conocido aún, así que en la estancia que tenía siendo huésped de un cuerpo ajeno, me aseguraba de encontrarla.
Es indescriptible la emoción que recorría mi cuerpo. No era la dimensión T51, y tampoco podía ser la T50, mas era una forma de verla.
Recorrí la zona, el escenario se divisaba a lo lejos. La música electrónica se perdía en el enorme espacio abierto, había innumerables autos y carpas.
Solo una vez había ido a un festival similar. En Scielo1, cuando acompañé a Sophie y a su banda a tocar en uno. La recuerdo como una de las mejores experiencias de mi vida como Ian, en los dos años más felices que tuve en ambas vidas.
Eran las diez cuarenta y cinco. Tenía tiempo para gastar. No sentía hambre, solo una terrible incomodidad... Ese horrible tatuaje. ¿Cómo podía vivir esa versión de mi con algo tan espantoso en el brazo?
No me iba a quedar tranquilo hasta solucionarlo.
Localicé la zona comercial del festival, con trailers, carpas más grandes, ventas de productos. No tardé mucho en encontrar una carpa donde un par de sujetos hacían tatuajes, de una manera no muy salubre y de dudosa calidad, mas era algo.
—¿Cuánto por la máquina? —le pregunté a un barbudo que tatuaba una calavera en el brazo de un hombre esquelético.
—¿La máquina? Debes estar intoxicado. Siéntate a recuperarte mientras termino este trabajo —me indicó.
—No quiero que me tatúes, quiero que me alquiles tu máquina. Con ajugas nuevas. —Abrí mi billetera, tenía una muy buena cantidad de dinero en efectivo. El sujeto miró de reojo y me arrebató los billetes que sacaba de la billetera, dejando de prestar atención al pobre individuo que marcaba con tinta permanente. Por suerte, lo suficientemente drogado para darse cuenta de la línea chueca que atravesaba parte de su dibujo.
Sin pensarlo demasiado, el tatuador me ofreció una máquina, muy sencilla, de principiante y algo vieja. Tuve que pagarle extra por agujas nuevas, me senté en una banca y empecé a trabajar en mi propia piel, como era costumbre en mí. Usé las mismas líneas del feo tatuaje para guíame y cubrir el diseño. Simplemente le di color y profundidad, convirtiendo esa serpiente tribal en una realista de colores vibrantes. En la hora y media que me tomó, me vi rodeado de gente, todos admirando el trabajo que hacía en mí mismo. Y cuando acabé una fila de personas se había formado esperando que les hiciera un trabajo.
Se decepcionaron mucho cuando dejé la máquina a un lado y me fui. Con mi alma tranquila, sabiendo que no abandonaría ese cuerpo dejándolo con una imagen tan lamentable.
Me dirigía al escenario principal. Intentaría averiguar cosas sobre la banda y el trabajo que debía realizar. Agradecía que no tendría que tocar algún instrumento, o bailar... mientras avanzaba iba mirando con detenimiento a la gente, buscando rostros familiares y me fijaba en sus estelas, eso lo hacía siempre, para divisar algún portal, mas nunca lo había encontrado.
Jamás, fuera de las dimensiones T51 y T52 había visto a otro portal.
La música era ensordecedora, por la parte principal del escenario la multitud no me dejaría pasar, con mi credencial, puede rodear el lugar y llegar a la parte posterior del escenario. Y cerca de ahí, por fin encontré el rostro familiar que buscaba... o al menos lo distinguí por su perfil y complexión, porque tenía el resto pegado al de una chica, a la que besaba sin pudor alguno, acariciando y elevando su mulso a la altura de su cintura y metiendo la otra mano por debajo de su camiseta.
—¡Tiago! —llamé su atención, esperando dar con el nombre correcto. Y funcionó. Un poco asustado giró a verme. Le dijo algo a la chica, una completa desconocida para mí, y nervioso se acercó.
—Todavía falta para la presentación. — Me señaló con el dedo pulgar hacia la chica que salía de esa área—. No fue nada, no le digas a mi novia.
Demonios... Ya empezábamos.
—No, tranquilo —tuve que decirle, solo rogaba que su novia no fuese Grecia y él ese tipo de cretino—. Decidí adelantar trabajo —dije, esperando una respuesta de su parte, que me diese un indicio de mi labor—. Mientras llegan los de la banda. Sophie y los demás —con sutileza solté el nombre para asegurarme.
—Sí, están dando entrevistas. Yo me quedé dormido y no llegué a tiempo. Susan me mandó a esperar aquí para que no me vaya a embriagar de nuevo antes de la presentación. Muero del aburrimiento. ¡Aprovechemos de hacer una transmisión! —se le ocurrió de pronto y sacó su teléfono.
Era una de esas dimensiones, donde todos viven para las redes sociales. Casi todos los espectadores del festival, miraban el escenario a través de sus pantallas.
Perdí el sentido de la orientación cuando la banda con la que trabajaba llegó. Tiago dejó por fin su transmisión y me llevó a acompañarlo tras bambalinas.
Me enojó, mucho, muchísimo ver a Grecia. Llegó directo a rodear a Tiago con un abrazo. En los años que vivimos juntos, Grecia se había convertido en mi mejor amiga y era casi como una hermana pequeña para mí. Envidiaba mucho la relación que tenía con Tiago y no soportaba que él la engañase, ni siquiera en otra dimensión, donde no eran exactamente mis amigos con los que compartía a diario, sino alter egos con historias de vida diferentes.
Se dieron un beso y de lejos amenacé a Tiago con la mirada, él no entendió nada. De pronto otra aparición me llamó la atención. A la banda los precedió Solange. La misma Solange que manejaba el proyecto Transalterna en Scielo1 junto con mi padre. Hablaba por teléfono, vino hacia a mí y reconocí su voz como la tal Susan que me había llamado antes.
Ella no importó tanto, la banda se hizo presente. Evan, el mismo Evan que tocaba en la banda de Scielo1 y que era el hermano de Grecia en esa dimensión, Alan y Cristian, mis otros amigos, también miembros de la banda y por último, quien esperaba: Sophie.
El corazón se me paralizó al verla. Era preciosa en todas sus versiones. No muy alta, delgada, con la mitad del cabello negro azabache recogido en dos moños y el resto suelto, teñido de azul. Llevaba un vestido negro y ligero, de tirantes y bastante corto, dejando a la vista sus piernas esbeltas.
Cruzamos miradas por un segundo y me sonrió, de manera ansiosa y familiar.
—¿Pero qué te pasa?—Susan me reclamó—. Ve a controlar a la gente, para eso se te paga.
Fingiendo seguridad corrí hacia ellos y subí al escenario. Me mantuve a un costado, cerca de los parlantes. Vigilando que ningún fan se subiera al escenario. Tiago se apresuró a tomar su lugar con la guitarra y Grecia se puso a mi lado, animándolo con alegría.
El público estalló de la emoción, se notaba que "Waiting 4" era la banda más esperada. Comenzaron a tocar, el estilo musical era muy similar al de Scielo1. Una mezcla de punk-pop. Sophie se robaba el escenario. No solo cantaba, también hacia una sorpréndete coreografía con un cuerpo de bailarinas. Me sentía abrumado, por el calor, la gente y porque estar en un avatar ocasionaba que por momentos todo se tornase confuso. El espectáculo era increíble y aun así no podía esperar a que acabara. Necesitaba estar a solas con Sophie.
Disfruté mucho las cinco canciones que tocaron y disfruté más cuando por fin bajaron del escenario.
—Sophie, podemos... —con disimulo me acerqué a ella, quien bajó al último, recibió una botella de agua de uno de los asistentes y se mojó la cabeza. Me prestó atención, iba a continuar cuando de la nada surgió un tipo, bajo y calvo directo a jalarla del brazo y a obligarla a tomarse una fotografía.
Tuve que intervenir. Lo alejé con violencia, en eso Sophie también cayó al suelo.
El resto del equipo de seguridad apareció para llevárselo y yo ayudé a Sophie a levantarse.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. ¿Quién deja a eso estúpidos acercarse? ¡Te juro que ya me tienen harta!
—Ian, ¡qué demonios! Presta atención. Que nadie vuelva a acercarse a Sophie —Susan me gritó. Le volvió a preguntar a Sophie si se encontraba bien y las seguí, en tanto que los guardias del evento se aseguraban de sacar al fan de ahí.
El resto de la banda se adelantó, me mareé al recorrer las calles organizadas para el festival y llegamos a un área VIP, donde los miembros de bandas y gente famosa bebería hasta perder el conocimiento. No perdí a Sophie de vista, mantenía una distancia prudente de unos metros, vigilándola hablar y tomarse fotos con otros jóvenes. Perdí por completo de vista a Tiago y los demás. Esperaba que cuando Sophie dejase las relaciones públicas de lado, tener la oportunidad de hablarle a solas.
De rato en rato ella me dirigía la mirada. Podía ver en sus ojos el interés en mí.
Terminó de grabar unos saludos con un chico de cabello violeta y en seguida grupo de tres chicas muy atractivas se le acercaron a hablar emocionadas. Ella les mostró su mano izquierda, en cuyo dedo anular se lucía un anillo.
—No puedo creer que te vayas a casar. ¡Por fin!—le dijo una.
—Ni yo, es el amor de mi vida, diez años juntos. Las redes se volverán locas cuando lo anuncie, así que ya saben, no pueden decir nada o las demando —respondió Sophie de manera pasivo agresiva. Del diamante pasó nuevamente la mirada hacia mí y sonrió. Sonreí también.
En esa dimensión estábamos comprometidos, ella cumplía su sueño de cantar y al parecer a mí no me iba nada mal. Pocas veces me cruzaba con una vida tan tranquila y perfecta.
—¡Oye vamos a bailar! —me sobresalté al sentir una chica colgándose de mi hombro. Lo primero que me chocó fue su aliento a alcohol. Apenas hice el intento de descolgarla cuando Sophie apareció a mi lado a quitarla con menos sutileza.
—¿Se te perdió algo? —le preguntó con desdén.
Tambaleando, la chica solo le soltó una risa, levantó las manos con un gesto de rendición y fue a agarrarse de otro chico que pasó cerca.
—Sherry, es una perra. Se mete con cualquiera por ganar fama. —Escuché a Sophie por encima del sonido de la fiesta. —Su mano rozaba ligeramente la mía. Sin pensarlo la tomé y me agaché a su oído.
—Porque mejor no vamos a algún lugar donde podamos estar solos —le pedí agachándome hasta su oído. Pude sentir el aroma de su perfume, muy diferente al de la Sophie de mi dimensión, mas era agradable.
Levantó a la vista hacia mí y asintió con su bella sonrisa.
—Pensé que no me lo pedirías. Vamos a mi camerino. —Se puso de puntas en un intento vano por alcanzar mi oído y tuvo que gritarme.
No fue difícil escabullirnos, había demasiada gente famosa, así que Sophie no era el centro de atención.
Ella me dirigió hacia una zona de remolques y entramos a uno de los más grandes.
Adentro era como una pequeña habitación, con una cama elegante y cómoda al fondo, un mini bar en la entrada. Las luces se encendieron ni bien cerramos la puerta.
—Por fin algo de paz. Te juro que ya no soporto el ruido. —Me dio la espalda para servir un par de tragos. Le ayudé poniendo hielo a su bebida. Aprovechando de acomodar mis brazos a cada lado de ella, en el espacio que era pequeño. Volteó y se mordió el labio de manera seductora antes de dar un trago a su bebida.
Yo no aguantaba más, la necesitaba tanto. Le quité el vaso de las manos y atrapé sus labios con los míos. De inmediato me correspondió, sus brazos intentaron abrazar mi cuelo y yo la tomé por la cintura.
En nuestro apasionado beso chocamos contar el minibar, hicimos caer un par de botellas y no nos importó. Mis dedos intentaban desesperados bajarle el cierre del vestido y cuando ella se dio cuenta se separó un poco de mí. Me sonrió con picardía y metió las manos por debajo de su vestido para quitarse la tanguita. De espaldas retrocedió hasta una mesa debajo de la ventana y comenzó a deslizar los tirantes de su vestido por los hombros.
Sin dejar que se quitara la ropa, la di la vuelta y la apoyé contra la mesa. Como si no tuviera tiempo que perder bajé mi pantalón, lo suficiente para liberar mi miembro erecto. Subí la falda del vestido hasta su cintura y comencé a penetrarla. Lo mojada que estaba delataba que se encontraba tan excitada como yo.
La forma en la que me apretaba y el tenerla a mi merced, era igual a cuando vivíamos juntos y teníamos sexo todo el tiempo.
—Sí... sigue así Ian —dijo entre jadeos. Yo iba rápido y fuerte.
—Me encantas, aquí, en todos los universos que existan, vas a ser mía por siempre. —Me agaché sobre su espalda y le dije cerca al oído, sin dejar de moverme.
—Sí, tuya por siempre—suspiró
La di la vuelta para mirarla de frente, el vestido se había bajado solo, dándome un perfecto panorama de sus pechos desnudos. Nos besamos a tiempo que llegábamos al clímax.
La apreté fuerte contra mi pecho mientras nos relajábamos.
La amaba tanto, a todas las versiones de ella. Iba a quedarme en esa dimensión el mayor tiempo posible, sin importar las consecuencias.
—Fue increíble, no sabes cuánto deseaba esto. Te mandé mil señales esperando que tomes la iniciativa.
—Hablas como si no lo hubiéramos hecho antes—dije, un poco confundido.
—Pues... no. Tal vez en nuestras fantasías, pero a partir de ahora podemos hacerlo siempre. —acarició mi pecho y dirigí mi atención a su anillo.
"Por favor dime que esperábamos al matrimonio lago así" pensé, sospechando que su compromiso no era conmigo.
—Ah. —Se dio cuenta del anillo también y lo contempló—. Él no tiene por qué enterarse.
¡Demonios!... acababa de meter a mi alter ego en un grave problema por no poder mantener mis hormonas a raya. Y no sabía cuánto.
Subí mi pantalón.
—¿Qué pasas? ¿No quieres otra ronda?
—No... bueno sí, pero, Sophie tenemos que hablar de esto —comencé a explicar.
De pronto se abrió la puerta del camerino.
Sophie saltó al suelo y se apresuró a acomodar su vestido. Por suerte yo ya tenía el pantalón puesto.
Evan fue quien entró, pude notar que no se mantenía parado con firmeza. Su estado de embriaguez solo enfatizó su gesto de enfado.
—¡Evan! Ian y yo solo hablábamos de la seguridad del show. —Sophie explicó.
—¿Evan es tu prometido? —pregunté en voz baja.
—¿Hablaban? —Él exclamó—. ¿Crees que soy imbécil? Te la estabas cogiendo—. Se dirigió a mí—. ¡Eras mi amigo y te coges a mi prometida!
—Escucha... no es lo que crees, creo que bebiste mucho —traté de salvar la situación.
—¡No... me tomes por imbécil! —con un movimiento torpe trató de sacar algo de la parte de atrás de su cinturón. Puse a Sophie detrás de mí cuando noté que tenía un revolver en la mano.
—Evan, calma. Hablemos de esto —estiré los brazos hacia él de forma conciliadora y traté de calmarlo.
—¿Hablar qué? ¿Crees que no veo como se comen con la mirada? ¿Crees que no vi cómo se movía el maldito tráiler? ¡Todos los que están afuera lo vieron!
—Amor... sabes que tú eres el único al que amo. Así que baja eso y solucionemos todo hablando—Sophie volvió a intervenir.
Evan no daba un paso atrás. Me seguía apuntando y bloqueando la única salida del camerino.
Lo había jodido, lo había jodido todo en serio.
***
Bueno... Aaron viaja y vive increibles pato aventuras. No se las pierdan XD
las cosas iran empeorando para el pobre Ian poseido.
Cada dimensión es más rara que la anterior, y quien sabe si logrará aterrizar en al correcta.
Gracias por leer, su apoyo y comentarios, les dejo un sticker de preguntas en instagram,!
ahí em encuentran como Hittofictions
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