7. Madrugada

Atsushi estaba viéndolo fijo y se acercó a él - ¿Qué diantres hacías hoy? – pregunto molesto

― ¿estas consiente?

― Lo estoy, un dragón no es más fuerte que un tigre – dijo cruzándose de brazos – me di cuenta que algo tramaba al darme las manzanas así que solo hago lo que quiere

― ¿te comes las manzanas?

― Si ¿Por qué?

― ¿Cómo te has sentido?

― Algo débil – menciono y miro al azabache preocupado - ¿ti-tienen algo las manzanas?

― Las manzanas te estas uniendo a Shenlong

― ¡¿EH?! No quiero eso

― No las comas idiota – suspiro y tomo la mejilla de Atsushi sonriendo ligeramente – me alegra que estés bien... Pensé... Que realmente estabas perdido por ese idiota

― N-no lo estoy bobo – menciono el albino sonrojado sin mirarlo a los ojos, después le miro y levanto sus pies para quedar en sus puntas y besar al azabache – t-te lo di-dije ese día... so-solo te quiero a ti – menciono avergonzado y Akutagawa sonrió

― Y yo a ti – dijo para abrazar al albino de la cintura, lo acerco a su persona y beso sonriente

El beso evoluciono ligeramente, prestándose ambos sus lenguas para crear una danza de saliva y unión, un poco agitado, el albino se separó, el azabache relajo su respiración agitado y comenzó a besar su cuello - ¿te ha besado?

― Si

― ¿te ha acariciado? – el albino volteo su rostro

― Si – Akutagawa tomo los hombros del albino y mordió su cuello, estaba molesto. Atsushi se quejó por la mordida pero le dejo, no era la primera vez que Akutagawa se comportaba así

― ¿te ha tocado? – pregunto aun con sus labios en el cuello del albino

― Si... - respondió mortificado. Akutagawa subió su rostro para mirarlo, Atsushi se negaba a verle, así que el azabache tomo su barbilla para que se mirasen a los ojos

― ¿lo han hecho?

― N-no ha llegado a tanto... pe-pero casi...

― ¿Qué le detiene? – pregunto el azabache mientras bajaba su mano por los muslos del albino

― Ha dicho: "Aun no estamos unidos" pensaba que se refería a la boda pero después de lo que dijiste me imagino que lo dice por Shenlong

― Deja de comer las manzanas – le ordeno mientras tomaba los glúteos del albino con ambas manos y hacia a Atsushi sonrojar

― N-no es como si me pudiera negar a comerlas – dijo mientras sus suspiros comenzaban a crecer, el azabache aprovecho para deslizar sus manos por dentro de su pantalón y jugar con el agujero del menor – o-oye, de-deja de tocar tanto

― Estamos en una misión donde tu cuerpo se ve involucrado – sonrió – como compañeros debo examinarlo y curarlo

― Su-suenas como la doctora Yosano-sensei – menciono Atsushi tragando saliva

― Dejemos de hablar de él y hablemos de nosotros

No, realmente no iban a hablar, Akutagawa después de su intento de medico beso al albino en los labios, con sus suaves labios chocando uno contra el otro, una lengua traviesa apareció para lamer los labios del albino y con eso el chico entendió, abrió su boca dejándole entrar y un nuevo baile había iniciado, Akutagawa comenzaba a desabrochar el QiPao de Atsushi, botón por botón, haciendo a ambos suspirar sin cortar el bello baile de lenguas. La temperatura de sus cuerpos subió, la agonía de tenerse aumento, terminaron de desvestirse, Akutagawa disfrutaba de acariciar el albino cuerpo de Atsushi, pasaba por todos lados, incluso la cicatriz por quemadura que aunque Atsushi recordaba como un mal augurio, Akutagawa lo convertía en una gran sensación.

Deja al chico en la cama, Atsushi aprovecho para bajar sus manos - ¿lo harás está vez? – pregunto el azabache sonriente

― Sus deseos son ordenes – dijo sonriente el albino y si, aunque fue ligera y casi imperceptible, Akutagawa sonrió también.

Akutagawa se dedicaba a besar y preparar al menor para dar paso a su gran show, mientras tanto Atsushi masturbaba al mayor, causándole ligeros gemidos en su proceder – has mejorado – dijo excitado - ¿has practicado?

― Solo contigo – respondió

Atsushi continuo haciendo que el azabache no pudiera hacer del todo bien su trabajo, pero el albino adoraba ver al mayor encima suyo, con aquel rostro excitado, lleno de paz y jadeante, era la mejor sensación que tenía, no, la mejor sensación eran sus besos, ¡no! Era tenerlo dentro, ¡no! Simplemente era... tenerlo. Akutagawa llego a su extasis dejando al albino con rastros de su ser en su pecho. Ambos sonrieron, y aunque la sonrisa de Atsushi desapareció en cuanto sus dedos saco, el azabache le miro fijo - ¿listo?

― S-si – respondió algo inseguro, no por el azabache, si no que ya había tenido un encuentro donde el dolor fue grande, está vez fue mejor preparado pero el recuerdo recorría su piel

Entro suave, entro fuerte y entró fijo al punto. Los jadeos de Atsushi se convirtieron en ligeras quejas por la sensación de su camino abriéndose, sus piernas forzadamente abiertas, las contracciones en su vientre y su columna vertebral curveándose, con esa acción, el azabache aprovecho para lamer el pezón derecho de Atsushi y así levantarlo para poder meterlo en su boca como si de un biberón se tratará.

Los jadeos continuaron y subieron, el azabache comenzaba a moverse más rápido y fuerte. Aprovecho para tomar el miembro erecto del menor y masturbarlo al junto de sus embestidas, Atsushi había apretado sus ojos por las sensaciones incontrolables en su cuerpo, y el azabache aprovecho, soltó el bebieron, oh, perdón, el pezón. Subió sus labios en cálidos besos por el pecho, clavícula y cuello de Atsushi, beso sus mejillas, nariz y frente donde por fin logró hacerlo abrir de nuevo los ojos – jamás dejes de verme – dicto el azabache serio

― Ja-jamás – respondió entre contracciones – es-estoy a punto

― Lo sé – hablo tranquilo pero jadeante – estas mojándome por completo – menciono avergonzando al menor

Las embestidas se hicieron duras, fuertes, profundas y algo lentas, Atsushi se había relajado, y no, no duro nada, pues aprovecho el cuerpo relajado del albino para moverse con más velocidad sin previo aviso. Atsushi no pudo evitarlo, rasguño la espalda del azabache mientras gritó. Ambos habían terminado, Atsushi intentaba encontrar aire para su cuerpo, el líquido dentro de él empujaba el miembro de Akutagawa más Atsushi se mantenía apretándolo, Akutagawa se relajaba mientras sentía como el albino comenzaba abrir paso para lograr salir, con ello, el líquido espeso también logró salir y Atsushi por fin pudo relajarse por completo dejando su cuerpo caer y mirando al azabache con aquel ligero y tierno sonrojar en sus mejillas

Akutagawa tomo la mano de Atsushi y la beso delicadamente, Atsushi sonrió aún más – no permitas que te toque más allá...

― No lo haré – menciono mirándole fijo – siempre seré tuyo

― Mi hermoso tigre blanco... - menciono para acostarse al lado del albino

La noche era cálida, aun cuando afuera había viento fuerte y algo fresco, ambos estaban descansando perfectamente en calidez.

...

Era media madrugada cuando despertaron, Atsushi se dio un baño mientras el azabache suspiraba molesto, miraba al techo molesto ¿Por qué tenían que seguir con las farsas? Tenían el árbol, solo habría que cortarlo. Golpeo el colchón con su puño cerrado mientras Atsushi salía del baño abotonando el QiPao – no tienes que regresar – dijo el azabache

― Tengo que, me escape para verte

― La princesa y yo no dormimos juntos, ¿Por qué tu si con el príncipe? – vio como Atsushi levanto un dedo

― Por qué no le importan las leyes – dijo levantando el segundo dedo – porque es poderoso – dijo levantando el tercer dedo – porque supuestamente me controla

― Me vuelves a hablar así y te atravieso con Rashoumon

― Ya, vale – suspiro Atsushi – tampoco quiero volver, sus manos son escamosas y rígidas

― ¿y las mías?

― Frías – sonrió – pero son suaves y cálidas en el momento preciso

― No vayas Jinko – pidió levantándose de la cama

― Tampoco quiero ir – suspiro mientras tomaba sus manos – terminemos esto pronto, lo último que quiero es casarme con ese loco dragón

― Si, lo tendré todo listo y Jinko

― ¿sí?

― No comas las manzanas

― Haré lo posible para deshacerme de ellas – menciono abrazando al azabache del cuello – otro beso

― No, no quiero

― Oh vamos – se quejó Atsushi con leves brincos – besito, dame un besito – pidió tiernamente y Akutagawa sonrió ligeramente. Atrapo a Atsushi desde su cintura apretándolo con sus brazos, beso a Atsushi mientras curveaba su espalda. Era sus besos preferidos, aun odiaban separarlo, pero la sonrisa que se daban ambos después de ese beso era perfecta

― Te veré en la mañana – dijo Akutagawa

― Si – lo beso rápidamente – recuerda que solo te quiero a ti

― Lo intentaré – menciono

― No, recuérdalo

― Lo haré – dijo entre ligeras risas

Atsushi sonrió, soltó al azabache y con ello salió de la habitación, Akutagawa suspiro, odiaba verlo irse y más sabiendo al destino que se dirigía. Volvió a la cama pero no podía dormir, por su ventana un mal augurio se asomaba 

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