Part 1
Ah tenía este One-shot listo, pero olvidé subirlo porque... me dio COVID y no andaba de humor para nada.
Ya me ando sintiendo mejor, así que espero empezar pronto con las actualizaciones de mis fics :D
Gracias por su paciencia y cuídense porque si a andado bien duro el bicho :/
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Estaba cansado. Estaba exhausto.
Si el hombre por quien se había quedado en aquella maldita secta no creyó en su palabra, entonces...
¿Cuál era el punto de seguir ahí?
Le entregó su lealtad a Yue Qingyuan, debido al pasado que compartían, pero... fue un error.
Lo sabía y aun así se la entregó. Dispuesto a aguantar los insultos de sus demás hermanos marciales. De gente que lo tachaba de lo peor debido a rumores.
Nunca le importó... ¿pero esto...?
Trató de explicar que Liu Qingge sufrió de una desviación de Qi. Todo lo que hizo fue tratar de ayudarle y lo logró. Le había salvado la vida al bruto de la Guerra, pero nadie le creyó.
Dos veces ya le había salvado la vida a Liu Qingge. Dos veces lo acusaron de intentar matarlo.
Todos exigían su cabeza en bandeja de plata. Que se le destituyera como señor de cumbre por tal osadía.
Yue Qingyuan, como siempre, con su falsa y estúpida sonrisa trataba de calmar a sus hermanos marciales. A pesar de haberlo logrado, Shen Qingqiu pudo ver en los ojos de quien alguna vez fuese su adorado Qi-ge, que este también le creía culpable.
No le importaba lo que pensaran los demás. Solo le importaba su Qi-ge de quien todavía esperaba una respuesta del por qué lo abandonó en la casa Qiu, una respuesta que nunca recibió.
Ahora, viendo a Yue Qingyuan con esos ojos que le acusaban por tratar de asesinar a Liu Qingge, perdió la poca esperanza que le quedaba. Ya no le importaba nada.
Por ello no entendía por qué Yue Qingyuan hizo todo lo posible para que mantuviera su puesto como señor de cumbre, causando la indignación entre sus hermanos marciales que también le acusaban de hechizar a su líder de secta.
¿Por qué otra razón favorecería a una escoria como él?
'Tontos' pensó Shen Qingqiu de camino a su cumbre. 'Solo para eso son buenos. Para inventarse historias sin fundamentos'.
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Shen Jiu estaba cansado.
Ya habían pasado dos meses desde que había tenido que empujar al Abismo a Luo Binghe, pensando que sería la única manera de salvarle de los cultivadores que probablemente lo culparían por la invasión demoniaca de la Alianza Inmortal, pero...
¿Y si lo mató?
No... su pequeña Bestia es fuerte. Saldrá victorioso de aquel lugar infernal.
*
El tiempo pasa. Tres años sin saber del destino de su pequeña Bestia.
... Quizá si lo había matado...
Necesitaba alejarse un tiempo de la secta. Alejarse de todo lo que le recordara a Luo Binghe, de sus hermanos marciales, pero sobre todo de Yue Qingyuan que no dejaba de molestarlo con las constantes visitas a su cumbre.
Decide ir a una misión sólo, dejando no más que una nota en su escritorio para quien le interesara. A nadie le importaba, pero así no lo acusarían de escapar de su propia secta, aunque quizá debería hacerlo. No había nada realmente que le atara, solo una estúpida lealtad que comenzaba a romperse.
*
La misión se suponía sería fácil. Un simple demonio de agua que estaba atormentando a los habitantes del pueblo cercano.
Lo subestimó.
El demonio era más poderoso de lo que pensaba. Jamás había visto uno igual. Probablemente había vivido con cierta cautela, tratando de hacerse más y más fuerte, logrando tener un cuerpo difícil de cortar. Con garras imbuidas de un potente veneno.
Pasan horas en las que Shen Qingqiu esquiva lo mejor que puede a aquel demonio escurridizo. A pesar de sus heridas y de haber resultado envenenado, derrota al demonio finalmente.
Concentrando todo su Qi en Xiu Ya, logra cortarle la cabeza al demonio como si fuese mantequilla. Una jugada arriesgada, pues solo tendría una oportunidad para lograrlo y supo aprovecharla.
Cae de rodillas sobre el verde pasto, para luego terminar acostado sobre su espalda. El aire entraba con dificultad a sus pulmones.
Iba a morir. Lo sabía...
Entre sus heridas tanto internas como externas, estaba también la cuestión del veneno que había entumecido sus piernas. Podía sentir como se expandía.
Sería una muerte lenta, pero no tenía miedo. En realidad, se sentía aliviado a pesar del dolor que sentía.
Pronto dejaría este mundo que solo le dio la espalda. Sería libre.
Empieza a jadear en respuesta automática de su cuerpo por querer conseguir que el aire entrara a sus pulmones. Trató de no pensar en cómo pequeños puntos negros comenzaban a nublar su visión.
'Paciencia' se repitió. Pronto moriría. Nadie lo extrañaría.
Comenzó a pensar en las cosas más estúpidas. Preguntando si harían una fiesta porque al fin se habían librado de la escoria.
Pensó en sus discípulos. Se preguntó si Ning Yingying lloraría por él. Ming Fan siempre iba detrás de él, dejando ver su admiración hacia su shizun.
Niño tonto. Estarán mejor sin él. Las demás cumbres ya no tendrían razón de descuidar a sus discípulos si él ya no estaba.
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Escucha el sonido de unas pisadas, más no le da importancia. Su fin estaba cerca. No había nada que alguien pudiese hacer para salvarle, pero para empezar ¿Quién trataría de hacerlo?
Ya se imaginaba la mirada de la persona que lo fuese a encontrar. Una mirada llena de lástima. Como si eso pudiese ayudar en algo a alguien.
*
Mantiene sus ojos cerrados, esperando su final. Ni el tacto de unos dedos en su cuello le hacen abrir sus ojos, solo fruncir un poco el entrecejo.
"Está vivo" escucha la voz de un hombre que parecía realmente preocupado o quizá sería su imaginación. Ya estaba delirando "¿Puedes salvarlo?"
Oh—, entonces fue encontrado por dos personas.
¿Salvarlo? Nadie puede ya hacer nada. Ni siquiera Mu Qingfang podría hacer algo para salvarle la vida, aunque quisiera.
"Mmm"
Escucha al otro hombre con un tono que denotaba cierto interés. Una mano comienza a presionar contra su pecho. Quiere alejarse del toque, pero su cuerpo ya está entumecido por el veneno. En cualquier momento, el veneno detendrá sus pulmones y corazón.
"Sus heridas son bastante serias" la voz de ese hombre tiene un acento un tanto extraño. No reconoce de dónde. "Además de que su cuerpo está sufriendo por un veneno bastante fuerte" el hombre soltó una pequeña risa. Parecía encontrar la situación bastante divertida.
Siente como mueven su cabeza. Piensa alguien lo está acomodando sobre su regazo. Una mano comienza a acariciar el rostro de Shen Qingqiu. Era un toque cálido y agradable. Empezó a sentirse agradecido de poder dejar este mundo con aquella sensación.
"Entonces—" la voz del otro hombre temblaba, preguntándose por qué. "¿No puedes hacer nada?"
"Claro que puedo" el otro hombre sonaba ofendido "Esto no es nada. Sin embargo, no será un procedimiento agradable. Necesitaré que le pases constantemente Qi para disminuir el dolor y evitar que haga movimientos abruptos."
Shen Qingqiu puede sentir cómo el hombre que lo tenía en su regazo asiente o al menos eso cree. Ya no era capaz de entender de lo que hablaban aquellos dos hombres.
Estaba cansado. Demasiado cansado. Solo déjenlo dormir.
Siente unas manos posarse en sus hombros. Energía espiritual comenzó a recorrer su cuerpo. Quería decirle que no desperdiciara su energía en él. No había ya nada que pudiera hacer y entonces...
Un dolor indescriptible comienza a invadir todo su cuerpo, provocando abriera sus ojos jade. Apenas logra ver a la persona que estaba casi encima de él, notando unos hermosos ojos color violeta que luego le miraron al notar que había abierto los ojos.
"Lo siento" los ojos del hombre parecen sonreír "Pero necesito remendar tus heridas internar y hay demasiadas"
¿Entonces eso era? El dolor que sentía eran sus huesos volviendo a acomodarse en su lugar. La carne cercenada uniéndose nuevamente.
Siente como el flujo de energía espiritual aumenta, llevándose un poco del dolor, haciéndolo un poco más soportable.
"Pronto acabará" la voz del hombre que lo tenía en su regazo lo calmaba un poco. Levantó un poco la vista para notar unos ojos carmesíes de los cuales pudo sentir su ternura. "Aguanta, Jiu-er"
Lo conocían. Sabían quién era y estaban tratando de salvarlo.
Quiere decirles que se detengan, que simplemente lo dejen morir, pero las palabras son incapaces de salir de sus labios. El único sonido que es capaz de producir son unos gruñidos.
Después de un tiempo, Shen Qingqiu pierde la conciencia.
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Los días se vuelven semanas. Las semanas se vuelven meses.
Los discípulos de Qing Jing estaban preocupados por su shizun a quien no habían visto desde que se fue a aquella misión. Especialmente Ning Yingying y Ming Fan.
Varias veces fueron con el líder de secta, Yue Qingyuan, rogándole que los dejara salir a buscar a su shizun.
Yue Qingyuan ya se estaba preocupando. Sabe que Shen Qingqiu a veces le gusta tomar momentos fuera de la secta, tomando misiones como excusa, pero lo más que había estado fuera era máximo un mes y ya habían pasado 3 meses.
A los demás señores de cumbre no parece importarles que uno de los suyos haya estado ausente por tanto tiempo. La verdad la mayoría parecían aliviados de que Shen Qingqiu ya no estuviera en la secta, con excepción de Qingge, quien se mostraba molesto con el señor de cumbre de Qing Jing por dejar la secta así sin más, por lo que decidió salir a buscarle y traerlo arrastrando de ser necesario a la secta.
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Han pasado ya 2 años.
Luo Binghe vuelve al Reino Humano con solo un pensamiento en su mente... Hacer pagar a Shen Qingqiu por todo el sufrimiento que le causó.
Recuerda el desprecio que su shizun sentía hacia al maestro del palacio de Huan Hua. Pensó que podría probar suerte en aquella secta. Tendrían los recursos necesarios para poder llevar a cabo su plan de venganza.
*
Se sorprende un poco cuando el maestro del palacio, Lao Gongzhu casi parece recibirle con los brazos abiertos.
Sin dudarlo el viejo acepta ayudarle a llevar a Shen Qingqiu frente a la justicia. Comentando que ya era tiempo que esa escoria pagara por sus crímenes.
.
.
Todo está listo. No puede esperar a al fin tener a Shen Qingqiu en sus garras. Terminará por destruir la poca reputación que le queda a aquella escoria.
*
Imaginen su sorpresa cuando llega a la secta que alguna vez fue su hogar, demandando ver a Shen Qingqiu, junto con unos discípulos de Huan Hua – preparados con el cable vinculante para someter a su shizun – solo para descubrir que Shen Qingqiu ya llevaba dos años desaparecido.
Durante ese tiempo, lo habían estado buscando incapaces de encontrar rastro del señor de cumbre de Qing Jing.
Luo Binghe quería gritar. Quería maldecir.
¡Cómo se atrevía Shen Qingqiu a desaparecer de esa manera!
.
Poco después de regresar al palacio Huan Hua, llama a Mobei-Jun para que pase la orden de buscar a Shen Qingqiu.
Aun con casi todos sus demonios buscando a su shizun, ninguno fue capaz de encontrar una pista sobre su paradero.
Un escalofrío recorrió la espalda de Luo Binghe pensando en la posibilidad de que su shizun quizá ya estaría muerto. Esa sería la única razón por la que nadie lo habría encontrado, aunque de ser así, ¿Qué hay de sus restos? A menos que fuese comido por alguna bestia.
Luo Binghe encontraba difícil de imaginar que su shizun fuera derrotado con facilidad, por lo que ordenó que siguieran buscando a Shen Qingqiu sin importar el tiempo que les tomara. Al menos hasta encontrar algo que les dijera que el señor de cumbre de Qing Jing había muerto.
"Shen Qingqiu... ¿muerto?" murmuró Luo Binghe encerrado en sus aposentos, sin darse cuenta cuándo las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas.
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Un año ya ha pasado. Todo el mundo buscaba al señor de cumbre de Qing Jing bajo los cargos de asesinato de la familia Qiu, por abusar de sus estudiantes, por sus actitudes lascivas para con su discípula femenina y los dos intentos de asesinatos del Dios de la Guerra de Bai Zhan.
Todos incluyendo a sus supuestos hermanos marciales querían traerlo ante la justicia. (Hipócritas)
Todos pidiendo por su cabeza servida en bandeja de plata.
*
Binghe se encontraba en su oficina en el palacio Huan Hua arreglando algunos asuntos. Tenía planeado casarse con la señorita del palacio Xiao Gongzhu.
Solo quería casarse con ella para eventualmente poder heredar el mando del Palacio Huan Hua. Después, se desharía del viejo que ya lo tenía cansado por su forma de mirarle.
Quería lanzar al viejo a la prisión de agua, pero no podía... aún. No hasta encontrar a Shen Qingqiu.
"Junshang" Mobei-Jun aparece de entre las sombras.
"Más vale que sea importante" la molestia en la voz de Luo Binghe no se hizo esperar. La verdad que había despertado de mal humor ese día.
Mobe-Jun camina lentamente, terminando justo frente del escritorio de Luo Binghe que finalmente quitó sus ojos de los pergaminos para ver a los ojos al demonio de hielo.
"Lo encontré" apenas Mobei-Jun había dicho aquellas palabras cuando Luo Binghe abruptamente se paró de su asiento para luego rápidamente acercarse al demonio de hielo, tomándolo por los hombros, exigiendo que le dijera dónde.
*
Mobei-Jun encontró a Shen Qingqiu cerca de los límites del reino demoniaco con el humano. Tal parece que el maestro de cumbre de Qing Jing estaba recolectando algunas hierbas raras.
La verdad, Binghe nunca hubiera imaginado encontrar a su shizun en un lugar así, a sabiendas de cuanto Shen Qingqiu detestaba a los demonios, pero a su vez, era algo típico considerando que su shizun es el estratega de la cumbre. Seguramente consideró que nadie lo buscaría ahí precisamente por ese hecho.
Mobei-Jun le informa que Shen Qingqiu ya se encontraba encerrado en una de las celdas de la prisión de agua.
Luo Binghe, sin perder tiempo, toma a Xin Mo e inmediatamente abre un portal que lo llevaría directo a la prisión de agua. Su corazón se acelera una vez frente a la cortina de agua sabiendo que del otro lado estaba su shizun.
Aprieta el mecanismo y la cortina comienza a abrirse. Su respiración comienza a acelerar.
Sus ojos se agrandan al ver la figura justo en medio de la plataforma rodeada por agua ácida. Su shizun estaba acostado de espalda, con los ojos cerrados, atado con el cable vinculante. Tal parece no se ha dado cuenta de su presencia o simplemente, decidió ignorarle.
Luo Binghe tragó saliva ante tal visión. Su shizun seguía viéndose hermoso. Una lástima que tuviera una personalidad tan podrida.
"Shizun~~" Luo Binghe dice en un ronroneo. Una sonrisa maliciosa dibujándose en su rostro.
Los ojos de Shen Qingqiu se abrieron abruptamente al escuchar la voz del discípulo que creyó había mandado a su muerte.
El maestro de cumbre de Qing Jing se sienta lentamente antes de dirigir su mirada a su pequeña Bestia antes de descubrir que ya no era tan pequeño.
"¿Binghe?" la voz de Shen Qingqiu denotaba incredulidad. Luo Binghe lo notó a pesar de su sorpresa tras escuchar su nombre salir de los labios de su shizun quien siempre le había llamado 'Bestia'.
"¿Sorprendido, shizun?" el tono de Luo Binghe se volvió juguetón mientras se acercaba más a Shen Qingqiu "No pensaba que este discípulo volvería con vida ¿cierto?".
Luo Binghe se puso de cuclillas frente a Shen Qingqiu que aun parecía sorprendido de verlo, pensando que quizá no era más que su mente jugándole trucos.
Shen Qingqiu estaba a punto de hablar cuando...
"Hemos estado buscando a shizun por tanto tiempo que creímos que había muerto" Shen Qingqiu pudo notar falsa tristeza en los ojos de Luo Binghe mientras decía aquellas palabras "¡Pero ya que shizun sigue vivo podremos proceder con el juicio!"
Luo Binghe no ocultó su emoción, dejándola ver tanto en su rostro como en su tono.
"¿Juicio?" Shen Qingqiu no entendía. De hecho, ignoraba por completo el hecho de que lo estaban buscando.
"En verdad—" Luo Binghe toma con sus dedos la barbilla de Shen Qingqiu para obligarle a mirarlo directo a los ojos "¿Shizun pensó que no sería castigado por sus crímenes?"
"¿De qué hablas?" Shen Qingqiu estaba confundido.
"Ah~~, shizun en verdad pensó que sus crímenes no saldrían a la luz" Luo Binghe dice entre risas "Shizun, shizun. Todo el mundo ya sabe lo que hizo en la casa Qiu"
Con aquella mención, los ojos de Shen Qingqiu se agrandaron. Por un momento dejó de respirar.
"Sin mencionar—" Luo Binghe continuó sintiéndose satisfecho con la expresión que le había regalado Shen Qingqiu "Los dos intentos de asesinar a Liu-shifu, su comportamiento lascivo, los abusos contra este discípulo y otros antiguos discípulos que fueron expulsados de la cumbre Qing Jin por shizun".
Luo Binghe comenzó a apretar su agarre en la barbilla de Shen Qingqiu, al punto de hacerla sangrar con sus largas uñas negras. A pesar de ello, Shen Qingqiu no intentó alejarse de su toque, manteniendo los ojos fijos en los de Luo Binghe.
Shen Qingqiu no dijo nada. No se defendió. No dio explicaciones. Qué sentido tenía cuando su discípulo, su pequeña Bestia también lo creía una escoria, malinterpretando sus intenciones de hacerlo fuerte y protegerlo, pues desde que lo vio supo de su herencia demoniaca.
No tenía caso. Al igual que Yue Qingyuan, no le creería, pensando que como un cobarde solo estaría dando excusas para sus acciones.
Luo Binghe finalmente soltó la barbilla de Shen Qingqiu, quien dejó caer su mirada al suelo. Se sentía cansado... demasiado cansado.
Estos dos años habían sido los más felices de su vida a lado de aquellos dos hombres que milagrosamente lograron salvarle su vida. Pero, como siempre, todo lo bueno debía terminar y Shen Jiu nunca había tenido suerte en esta vida como para que la felicidad fuera para siempre.
Resignado aceptó su destino, sin siquiera considerar que aquellos hombres lo irían a buscar. Yue Qingyuan no lo hizo ¿por qué ellos sí? Sin importar la relación que tenía con uno de los hombres.
"¿Shizun no tiene nada que decir?" Luo Binghe empezaba a sonar impaciente, molesto por el silencio de Shen Qingqiu. "¿No piensa apelar a su inocencia?". Aquello último lo dice en tono de burla.
Shen Qingqiu solo lanza un largo suspiro antes de responder "¿Qué caso tiene?" en un susurro apenas audible.
Luo Binghe pudo ver a su shizun derrotado y aunque eso es lo que quería, algo no se sentía bien. Su shizun se veía triste cuando lo que esperaba ver era furia.
Dejó a su shizun sólo en su celda, sintiendo una inquietud en su interior que era incapaz de comprender.
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La noticia de que el señor de cumbre de Qing Jing, Shen Qingqiu, ya se encontraba bajo la jurisdicción del palacio Huan Hua se esparció rápidamente.
El juicio se llevó a cabo dos días después de la captura de Shen Qingqiu para dar tiempo a la demás secta de arreglar cualquier asunto y poder asistir.
Todos estaban impacientes por ver aquella escoria por fin caer y pagar por sus crímenes, con excepción de Yue Qingyuan quien trataba de pensar en una manera de ayudar a su shidi, pero ¿qué podía hacer? Nadie más le ayudaría. Todos se veían felices/aliviados que de que Shen Qingqiu por fin enfrentaría la justicia.
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En cuanto Shen Qingqiu apareció vistiendo una simple túnica blanca – las manos atadas con cable vinculante por la espalda – los insultos y burlas no se hicieron esperar. Shen Qingqiu, con la frente en alto, los ignoró, manteniendo una expresión solemne.
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La evidencia fue presentada. Qiu Haitang dio su testimonio de como Shen Jiu mató a sangre fría a su honorable familia, mientras le dirigía miradas de odio a quien alguna vez fuese su prometido. Las lágrimas rodaron por sobre sus mejillas. Algunas cultivadoras, incluyendo a Qi Qingqi, fueron a consolar a la pobre chica.
Los demás testigos que hablaron, Shen Qingqiu los recordaba. No eran más que unos vagos, engreídos, hijos de nobles que no se esforzaron en lo más mínimo en su cumbre. Por eso los expulsó y por eso lo resintieron, pero ¿quién iba a creerle que su expulsión fue justificada?
Nadie. Así que se mantuvo callado durante todo el juicio sin bajar la mirada. Sin darles el gusto de verse débil.
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Lo hallaron culpable de todos los cargos. Condenándolo a pasar el resto de sus días encerrado en la prisión de agua y también extraerían su núcleo justo en ese instante.
Dos discípulos de Huan Hua toman a Shen Qingqiu cada uno de un brazo para descubrir el torso del mayor. Uno de los ancianos de Huan Hua, con daga en mano, acercándosele de manera amenazadora para realizar el procedimiento de extracción.
Shen Qingqiu no opuso resistencia. Se estaba preparando para no darles el placer de escuchar sus gritos. Quitarle el núcleo a alguien era un procedimiento bastante doloroso.
Yue Qingyuan apretó sus manos en puño. Los nudillos volviéndose blancos por la fuerza aplicada. Debía hacer algo. Debía actuar. No podía dejar que lo lastimaran, pero...
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"Vaya, vaya" se escucha la voz de un hombre antes de que uno de los guardias que se encontraba en la entrada del salón pasara volando por el salón estrellándose con algunos de los cultivadores abriéndole paso a un hombre de túnicas negras y blancas, cabello negro y corto, con ojos violetas. Una sonrisa en su rostro.
"Jiu-er~~, Jiu-er~~" dice el hombre en tono juguetón. Shen Qingqiu no esperaba que se fuera a presentar.
Realmente creyó que no se molestarían en buscarlo "Pequeño travieso" el hombre hace un pequeño puchero pareciendo ofendido "¿Sabes lo preocupados que estábamos cuando no te encontramos en la casa?". El hombre pone sus manos en la cintura, esperando de Shen Qingqiu una explicación.
"Yo..." Shen Qingqiu no sabía qué decir y aunque hubiese tenido las palabras no habría podido pues el Maestro del palacio comenzó a hablar con obvia molestia. Su rostro volviéndose rojo.
"¿¡Quién te crees que eres para interrumpir la sentencia!?" dice Lao Gongzhu en tono severo, como si quisiera intimidar al hombre que estaba atrasando lo inevitable. "¡GUARDIAS!"
Inmediatamente, varios cultivadores de Huan Hua rodearon al hombre apuntándole con sus espadas. El hombre parecía bastante divertido ante la situación, su sonrisa no flaqueaba haciéndole ver un tanto perturbador.
"Pequeños cultivadores. ¿Acaso quieren jugar conmigo?" el hombre aplaudió una vez viéndose bastante emocionado. Su sonrisa de oreja a oreja.
"Usted llamó a mi shizun, Jiu-er" Luo Binghe se separa del lado del maestro del palacio, para luego quedar frente a Shen Qingqiu que no despegó su mirada del hombre "¿Son cercanos? ¿Quién es usted?" Realmente sentía curiosidad al ver a alguien que aparentemente había venido a salvar a la escoria de su shizun.
"¡Ah! ¿Dónde están mis modales?" el hombre parecía mortificado tras olvidar presentarse "Me llamo Akabane Kuroudo y Jiu-er es alguien muy querido" algunos jadearon de sorpresa, otros bufaron como si les hubieran contado un chiste.
"¿¡Querido!?" Qiu Haitang se dirigió al hombre, manteniendo cierta distancia debido a los cultivadores que aún le rodeaban. "Pues déjame advertirte. En mi casa también fue muy querido y ¿¡Sabes cómo nos lo pagó!?" los ojos de Haitang se volvieron a llenar de lágrimas de odio "¡Los mató a todos! ¡Mató a mi honorable padre y hermano! ¡Destruyó a mi familia a sangre fría!"
Akabane inclina la cabeza un poco, su mirada fija en Qiu Haitang.
"Seguramente se lo merecían" señaló Akabane guiñándole un ojo, nunca dejando de sonreír.
Aquello enfureció a Qiu Haitang que luego empezó a gritarle insultos al hombre, a quien no le importaba el berrinche de una niña mimada – así es como la veía. Luo Binghe la tomó por los hombros, tratando de calmarla mientras la regresaba a su lugar.
"¡Suficiente!" gritó el maestro del palacio "Enciérrenlo en la prisión de agua. Tenemos una sentencia que llevar a cabo". El maestro del palacio se veía impaciente por llevar la sentencia.
Los cultivadores sacaron cables vinculantes para someter al extraño. Uno de ellos se lanzó hacia él.
Akabane aprieta con fuerza su puño derecho al punto de sacar sangre al instante que luego manipuló en una especie de hilos, inmovilizando a los cultivadores que le rodeaban.
Todos quedaron boquiabiertos. Jamás habían visto una técnica así, en especial porque notaron que Akabane no usó energía espiritual para realizar aquella técnica.
"Bastante patéticos" Akabane parecía un niño cada que hacía un puchero "Creí que darían más pelea, pero son bastante débiles"
"¡Demonio!" Shen Qingqiu no se sorprendió para nada que Liu Qingge saliera con esa conclusión. Akabane era humano, pero no un cultivador. Capaz de usar técnicas extrañas a las cuales dejó de tratar de hallarles explicación.
A su vez que quería reír, sobre todo considerando que el verdadero demonio era Luo Binghe. A pesar de la situación no pudo evitar soltar un bufido tratando de contener la risa.
"Jiu-er se ve tan adorable cuando ríe" tampoco pasó desapercibido para Akabane "Solo por eso esto creo que valdrá la pena pelear con ustedes"
Shen Jiu desvía la mirada del hombre, dejando ver un leve sonrojo en sus orejas que notó Luo Binghe.
"Le recomiendo que, si aprecia su vida, se vaya inmediatamente" dice de forma amenazante Luo Binghe mientras saca a Xin Mo de su vaina para luego apuntarla a Akabane que se seguía viendo divertido.
"Vine a llevar a Jiu-er de vuelta a casa" responde Akabane mientras caminaba en dirección a Shen Jiu "No me iré sin él".
Luo Binghe se pone entre Akabane y su shizun.
Akabane no parecía en lo absoluto intimidado por el joven medio demonio.
"¡Ehem!" el maestro del palacio tose para llamar la atención, ya sintiéndose un poco más calmado "Parece que no está enterado de todo lo que se le acusa a Shen Qingqiu. Son acusaciones bastante graves: asesinato, comportamiento lascivo, abuso a sus discípulos. Ya se le encontró culpable y estábamos a punto de ejecutar la sentencia cuando nos interrumpió. Así que llevárselo de nuevo a "casa" será imposible. Debería permanecer en la prisión de agua el resto de su vida"
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"¡PFFF! ¡HAHAHAHAHA!" Akabane se soltó riendo a las acusaciones.
"¿¡Te parece gracioso, bastardo!?" Qi Qingqi se sentía indignada de que alguien se riera de tan serias acusaciones.
Algunos de los cultivadores, incluyendo Cang Qiong comenzaron a posar su mano sobre la empuñadora de sus espadas, preparándose para atacar al hombre de ser necesario. Parecía estar desquiciado.
"¡Es bastante!" dice Akabane entre risas mientras se sostenía el estómago que aparentemente ya le dolía de tanto reír "Sobre todo considerando que el dichoso maestro del palacio es todas esas cosas~~"
Los integrantes de Huan Hua, lógicamente indignados, sacaron sus espadas, mientras le lanzaban insultos al hombre que se atrevía a hablar mal de su líder de secta. No notaron como Lao Gongzhu se congeló por instantes al escuchar al hombre acusarle. ¿Acaso sabía sus secretos? Era imposible.
Luo Binghe si lo notó.
Los cultivadores de Huan Hua se lanzaron a atacarle, también Liu Qingge. Akabane sometió fácilmente a los cultivadores de Huan Hua con sus hilos de sangre, pero Liu Qingge fue capaz de esquivarlos.
Liu Qingge estaba a punto de arremeterlo con su espada, pero Akabane creó una espada con su propia sangre y bloqueó su ataque.
Akabane estaba feliz. Liu Qingge era alguien divertido.
"¡Ni se te ocurra matarlo!" gritó Shen Qingqiu que sabía que cuando Akabane se emocionaba, terminaba por matar a sus oponentes. No quería que eso pasara, a pesar de todo.
"Aguafiestas..." resopló Akabane.
El maestro del palacio se estaba impacientando.
"¿¡Qué están esperando!?" gritó al anciano que sostenía el cuchillo inmóvil "Lleven a cabo la sentencia"
Pero el anciano no se movió. Luo Binghe pudo ver la razón del por qué.
Hilos muy delgados lo estaban inmovilizando al igual que a los dos discípulos que sostenían a Shen Jiu quien no pareció percatarse de ello. Luo Binghe no hizo por liberarles, parecía entretenido con lo que estaba aconteciendo.
"¡TSK!" el maestro del palacio saltó de su lugar para luego sacar su espada y hacer el procedimiento el mismo. Akabane se percató, pero no pareció preocupado. Sonrió de tal manera que dejaba ver sus blancos dientes.
Lao Gongzhu estaba a unos centímetros de atravesar el vientre de Shen Jiu y...
¡PUM!
El maestro del palacio salió volando, llamando la atención de todos los presentes, incluido Liu Qingge. Akabane no se aprovechó que su oponente se había distraído de su pelea y solo miró al recién llegado.
"Te tomaste tu tiempo, A-Yan"
"Yan-ge" dijo Shen Qingqiu cuando Xie Yan tomó a Shen jiu por los hombros para alejarlo de aquellos cultivadores que le sostenían más estaban atrapados por los hilos de Akabane.
Xie Yan, con sus largas uñas negras, corta fácilmente el cable vinculante, antes de tomar a Shen Jiu en sus brazos, susurrándole al oído lo preocupado que estaba y que no lo volviera a asustar de esa manera.
Shen Jiu no podía creer que realmente habían ido a buscarlo.
No fue abandonado.
Luo Binghe tragó vinagre al ver dicha escena. La forma en que su shizun miraba al hombre. El cómo permitía que el hombre lo abrazara sin queja alguna...
No lo soportó y los atacó a ambos con Xin Mo.
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"¿...Qué?" Luo Binghe no había salido de su estupefacción cuando el hombre lo lanzó al otro extremo del salón, estrellándose contra uno de los pilares.
Xie Yan había detenido su ataque con las manos desnudas sin sufrir daño alguno.
"¡Binghe!" Shen jiu grita con preocupación, mientras el susodicho se levanta de entre los escombros, sorprendido por la forma en que bloquearon su ataque y por escuchar a su shizun gritar su nombre.
"Oh" Xie Yan parecía un poco arrepentido "Lo siento Jiu-er. No sabía que ese era Binghe. Habría usado menos fuerza"
"Con que él es Luo Binghe" Akabane grita emocionado "Debes estar muy feliz, Jiu-er. ¡Tu pequeña bestia está viva!"
Si antes Luo Binghe se sentía confundido, ahora ante aquellas palabras de Akabane, ya no sabía que pensar...
Su shizun... ¿feliz de que sobreviviera? Definitivamente no entendía.
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Todos los cultivadores desenvainaron sus espadas para pelear contra dos hombres que les estaban dando una paliza.
Unos terminaron inmovilizados fácilmente por los hilos de Akabane. Los otros fueron rápidamente derrotados por Xie Yan quien mostró una velocidad sobrenatural.
Luo Binghe se quedó ahí quieto. Su mirada pegada a su shizun quien después de un momento lo miró directo a los ojos, notando algo... ¿tristeza?
¿Por qué?
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Liu Qingge era el único que le seguía el paso a Akabane quien no paraba de adularlo por su talento.
Yue Qingyuan tenía su mano en la empuñadora de Xuan Su, pero al final no hizo nada. Se quedó ahí mirando.
Estos hombres estaban haciendo lo que él era incapaz... salvar a su Xiao-Jiu
*
Xie Yan, con su Qi, impone a los cultivadores que aun querían atacarles. Haciéndoles sentir su poder en señal de advertencia antes de dirigirse a Shen Jiu para luego extenderle la mano mientras tiernamente le miraba.
"Vamos a casa" Xie Yan tenía ese efecto en él. Su sola voz podía llenarle de una calidez y calma inigualables.
Shen Jiu toma la mano ofrecida. No había nada para él aquí. No tenía razones para quedarse. Le lanza una mirada a Yue Qingyuan sintiéndose aliviado al notar que el hombre no tenía intención de detenerle y, por una vez estaba agradecido por su inacción. Luego ve a Luo Binghe quien aún estaba en estado shock, pues no creía que existiera alguien capaz de derrotarle a pesar de tener a Xin Mo.
Su mirada vuelve a Xie Yan quien le sonríe antes de abrir un portal con su mano libre.
Luo Binghe al verlos a punto de cruzar el portal, se lanza hacia ellos, pero es detenido a medio camino ya que Akabane lanzó a Liu Qingge para estrellarse contra él.
"Me encantaría seguir con nuestro pequeño juego, pero es tiempo de irnos" Akabane agita su mano, despidiéndose como si fueran grandes amigos. Eso solo significaba que había disfrutado su duelo con Qingge y había quedado satisfecho.
Corre hacia el portal el cual ya habían atravesado Xie Yan y Shen Jiu, y cuando lo atraviesa se cierra casi al instante.
Yue Qingyuan ve a sus hermanos marciales que se habían lanzado a la batalla. Exhaustos, jadeando. Luego dirige su mirada al punto en que su Xiao-Jiu desapareció, sintiendo tristeza y a la vez alivio.
Su Xiao-Jiu estaba a salvo.
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La noticia sobre lo sucedido en el juicio de Shen Qingqiu se esparció aún más rápido. Casi en el mismo día ya todo el mundo sabía cómo dos hombres fueron capaces de someter a más de 100 cultivadores, entre ellos el Dios de la guerra de Bai Zhan.
Las sectas perdieron cara ese día. Sintiendo la vergüenza, ordenaron buscar a Shen Qingqiu y los dos hombres que le ayudaron a escapar.
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No descansarían hasta encontrarles.
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Cang Qiong no se unió a la búsqueda por órdenes de su líder Yue Qingyuan.
Obviamente sus hermanos marciales le cuestionaron el por qué seguía favoreciendo a aquella escoria y por primera vez, Yue Qingyuan con voz severa les ordenó que se olvidaran del asunto. Los señores de cumbre no cuestionaron más.
Liu Qingge no estaba feliz con eso y, yendo en contra de las ordenes de su líder de secta, buscó a esos tres usando de excusa sus cacerías nocturnas.
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Luo Binghe se sentía abrumado por lo sucedido. Las palabras de Akabane estancadas en su cabeza, repitiéndose una y otra vez 'Debes estar muy feliz, Jiu-er. ¡Tu pequeña bestia está viva!'.
Su shizun... ¿no lo quería muerto? O ¿acaso ese hombre, Akabane, se estaba burlando?
Además, por la forma en que se río Akabane cuando mencionaron los delitos de su shizun, era obvio que él no pensaba mal de Shen Qingqiu, por ende, aquel otro hombre debía pensar igual.
Después de todo fueron a rescatarlo.
Algo despertó en Luo Binghe.
Curiosidad, intriga.
Decidió investigar más a fondo los crímenes de su shizun, empezando por las ruinas de la casa Qiu.
Había aprendido una técnica que, supuestamente, le permitía ver los fantasmas del pasado. Esta sería una excelente oportunidad para probar aquella técnica.
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Lo que vio lo atormentaría por el resto de su vida.
Los abusos que sufrió en la cumbre Qing Jing no eran nada comparados con lo que ese bastardo Qiu Jianluo y todos los hombres de esa casa le hicieron pasar a su shizun.
Lo golpeaban todos los días. Le rompieron varios huesos e incluso infligían quemaduras con metal al rojo vivo. Pudo notar en el rostro del fantasma de Qiu Jianluo que en verdad disfrutaba hacer sufrir a su shizun.
Enfrentó a Qiu Haitang, diciéndole lo que presenció con aquella técnica. La joven obviamente no podía creerlo. Se negaba a creerlo.
Luo Binghe tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para no arrancarle algún miembro.
¿Cómo era posible que no se haya dado cuenta del sufrimiento de su shizun?
*
Fue a los burdeles que sabía su shizun frecuentaba. Las mujeres de aquel lugar lo reconocieron y miraron con desprecio. Algunas incluso se atrevieron a insultarle. Era algo nuevo para Luo Binghe siendo que siempre las mujeres le miraban embelesadas por su presencia.
Era obvio para él que estas mujeres se preocupaban por su shizun. Lo querían como si fuera parte de la familia. Fue fácil deducir que los rumores de sus visitas al burdel era información a medias, pues si se hubieran molestado en ver más de cerca, habrían descubierto que su shizun solo iba a visitar a sus amigas y, quizá a dormir. Esto último se lo dijo la Madam después de mucha insistencia. Asegurándole que solo quería saber la verdad de su shizun para limpiar su nombre.
Luego habló con Ning Yingying, quien al escuchar la pregunta de Luo Binghe sobre el comportamiento inapropiado de su shizun para con ella... Yinying le gritó de una forma que la notó cansada, quizá porque una y otra vez había dicho que Shen Qingqiu jamás intentó propasarse con ella, pero la acusaban de ser ingenua. Incapaz de comprender lo que estaba pasando.
Ning Yingying confesó que Shen Qingqiu era más un padre. Incluso que le llegó a llamar 'Baba' cuando era más pequeña. Lo triste que estaba cuando empezaron aquellos rumores, pues eso la alejó de su shizun.
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Otro malentendido. Entonces...
¿Qué había de los incidentes con Liu Qingge?
Decidió buscar una audiencia con los señores de cumbre de la secta Cang Qiong. Su antiguo hogar.
Yue Qingyuan parecía renuente, pero al final accedió.
Con todos los señores de cumbre reunidos en el salón, dio a conocer sus hallazgos viendo como todos los ojos se agrandaban ante aquellas revelaciones.
Solo había una cosa por confirmar y era los dos intentos de asesinato contra Liu Qingge, pero el bruto no recordaba nada de lo pasado en las cuevas Lingxi. Y trató, sintiendo que se lo debía a Shen Qingqiu por haber sido uno de los que le acusaron de ser lascivo.
*
*
Sorprendentemente, Shang Qinghua fue quien habló, confesando lo que pasó realmente en aquella misión del pozo. Sobre el fantasma que estaba a punto de atacar a Liu Qingge desde su punto ciego y como Shen Qingqiu lo salvó, pero el fantasma se desvaneció al instante y para cuando Liu Qingge volteó solo pudo ver a Shen Qingqiu apuntándole con su espada.
El Dios de la guerra se sentía como una basura en ese momento al saber la verdad de aquel día. Por ello todos comenzaron a pensar que Shen Qingqiu estaba diciendo la verdad sobre la desviación de Qi que había sufrido Liu Qingge en las cuevas Lingxi.
Luo Binghe recordó que su shizun le gritó a aquel hombre Akabane para que no matara a Liu Qingge.
¿Por qué pediría algo como eso si odiaba al hombre y ya lo había intentado asesinar con anterioridad?
No cabía duda en la mente de Luo Binghe que todos habían mal interpretado a su shizun.
Hicieron un villano de él a partir de rumores/chismes. Siempre pensando lo peor de él, sin siquiera darle una oportunidad o el beneficio de la duda.
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Pasaron unos meses. Luo Binghe buscó a su shizun por todos lados, pero nada. Temía que esta vez no tendría tanta suerte para encontrarle.
*
Estaba de camino al palacio Huan Hua. Todavía no había lidiado con el viejo asqueroso que lo seguía viendo de una manera extraña/incómoda. No tenía humor de hacerlo aún. Demasiado concentrado en encontrar a su shizun.
Al menos Xiao Gongzhu ya lo había dejado en paz con los planes para casarse, viendo que Luo Binghe no estaba para nada interesado en ella, sobre todo después de que le gritó que lo dejara en paz.
Debió asustarla demasiado para hacerla desistir de sus intentos.
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En el camino, Luo Binghe recordó aquella ocasión en la prisión de agua con su shizun. Cómo se veía derrotado, cansado... triste.
Quizá porque Binghe no le dio oportunidad de explicarse, asumiendo que su shizun lo quería muerto y por ello lo había lanzado al abismo sin fin.
¿Había una buena razón para ello entonces?
Probablemente ya nunca lo sabría...
*
Se estaba camino a sus aposentos cuando notó algo extraño. Para empezar no se había topado con nadie desde que llegó.
Sabía que varios discípulos, incluido Gongyi Xiao, habían salido a una misión. Lo extraño era que no se topó con ninguno de los ancianos.
Estaba a punto de no darle importancia al asunto hasta que por el rabillo del ojo notó algo extraño.
Un camino de algo que parecía sangre.
Luo Binghe decidió seguirlo, manteniendo la guardia alta.
El camino lo lleva hasta los jardines de Huan Hua. De pronto, escucha a alguien tarareando alegremente. Sigue caminando con más rapidez.
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Todo lo que puede ver es rojo por todas partes, así como cuerpos mutilados sostenidos en el aire por hilos color sangre.
Luo Binghe fue capaz de reconocer los cuerpos, siendo pertenecientes a los ancianos del palacio, pensando ¿Quién pudo ser capaz de cometer tal carnicería?
*
El tarareo se escucha nuevamente más cercca y comienza a caminar en dirección de donde el sonido provenía. No tarda mucho en toparse con cierta escena que provocó escalofríos en todo su cuerpo.
Ve al maestro del palacio inmóvil en el piso, quien trataba de gritar, pero era inútil. Solo gruñidos apenas audibles salían de su boca. Pudo notar un corte preciso en el cuello del viejo. Le habían cortado las cuerdas vocales.
No solo eso. Pudo notar cortes en las muñecas, brazos, piernas, tobillos de Lao Gongzhu. Cortes limpios y precisos, para inmovilizar el cuerpo de aquel viejo.
'¿Quién...?' se preguntó mentalmente Binghe y como si lo hubiera dicho en voz alta, casi enseguida obtuvo su respuesta.
"Luo Binghe ¿cierto?" Binghe levantó la mirada del cuerpo en el suelo para toparse con aquellos ojos violeta que había visto por vez primera en el juicio de Shen Qingqiu. No había notado su presencia hasta que le habló.
Recordaba su nombre, Akabane Kuroudo, quien le veía con aquella sonrisa que lo hacía parecer como alguien inofensivo.
"...Sí" Binghe contestó con cautela.
Notó que Akabane sostenía un pequeño cuchillo – un bisturí – en su mano derecha. No era algo amenazante, pero era más que obvio que este sujeto era el responsable de aquellos cuerpos desmembrados y el estado actual del maestro del palacio, por lo que inmediatamente tomó una postura defensiva en cuanto Akabane dio el primer paso, quien se vio un poco confundido ante la actitud del medio demonio hasta que notó como aquellos ojos rojos miraban de momentos su mano derecha.
"¿Esto?" Akabane levanta su mano derecha, dejando a plena vista el bisturí. El hombre seguía sonriendo, pareciendo amable. Nada más alejado de la verdad "No te preocupes. No es para ti" Akabane saca un poco la lengua de manera juguetona antes de dirigirse al maestro del palacio cuyos ojos denotaban el terror que sentía.
Lao Gongzhu miró suplicantemente a Luo Binghe. Silenciosamente imploraba que le salvara, pero el medio demonio, a pesar de encontrar la escena bastante perturbadora, no hizo por mover un solo músculo para salvarle.
*
Luo Binghe sabía que este hombre podría decirle sobre el paradero de su shizun, pero debía tener cuidado. No podía solo exigirle respuestas. Akabane le había demostrado que no era alguien que debía tomar a la ligera.
Akabane se posó sobre Lao Gongzhu. Ante los ojos de Luo Binghe parecía una escena bastante erótica por la forma tan sugerente en que el hombre de ojos violeta pasaba sus manos por encima del anciano descubriendo su pecho
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Sintió nauseas. Estaba a punto de apartar la mirada cuando Akabane empezó a hacer un corte recto y profundo desde el pecho hasta vientre con su bisturí.
Podía ver la desesperación, el dolor en el rostro del maestro del palacio, así como unas lágrimas que rodaron por sus mejillas mientras trataba de gritar.
La sonrisa que ya se posaba en el rostro de Akabane, se había vuelto escalofriante. Estaba disfrutando demasiado diseccionando el cuerpo del maestro del palacio que de alguna forma mantenía consciente.
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"¿Qué... estás haciendo?" aquella pregunta salió de los labios de Binghe sin darse cuenta del por qué la había hecho.
Akabane le mira. Su rostro ya se encontraba cubierto en la sangre de Lao Gongzhu. Ocasionalmente, lamía sus labios para saborear aquel dulce líquido rojo como si fuese un manjar.
"Estudiando" contesta Akabane con una amable sonrisa. Nada que ver con la que tenía hace unos momentos "Ustedes cultivadores son bastantes interesantes. Como te habrás dado cuenta yo no cuento con un núcleo. Carezco de energía espiritual. De dónde vengo no existen cultivadores así que imagina mi emoción de tener esta oportunidad para estudiarlos"
Akabane alza en su mano tres núcleos espirituales que Luo Binghe supone son de aquellos ancianos descuartizados.
"Los primeros núcleos que extirpé se rompieron con facilidad" continuó Akabane "Pero una vez vi más o menos a que altura se debía encontrar en el cuerpo humano, fue fácil sacarlo intactos" Akabane siente el cuerpo de Lao Gongzhu retorcerse un poco debajo de él "Qué impaciente".
Akabane volvió a su tarea de diseccionar el cuerpo del maestro del palacio.
Luo Binghe pudo ver como Akabane finalmente extirpó el núcleo del anciano que lo miraba fascinado.
Definitivamente, si no lo estuviera presenciando en ese momento, Luo Binghe jamás imaginaría que este hombre era capaz de tal carnicería y además... que lo disfrutaba.
Luo Binghe traga pesadamente saliva, pasa su lengua por sus labios antes de volver a hablar.
"¿Dónde está shizun?" pregunta tratando de no sonar exigente.
Akabane le mira con curiosidad, inclinando levemente la cabeza "¿Te refieres a Jiu-er?" Luo Binghe asiente "¿Para qué quieres saber? Acaso... ¿quieres hacerle daño?" Akabane sonreía mostrando sus dientes. Sus ojos violetas pareciendo los de una serpiente mirando a su presa.
"¡NO! Yo—" Akabane se levanta de su lugar. Luo Binghe había obtenido su completa atención "Quiero verlo... necesito verlo..."
"Oh—" Akabane dejó ver su interés. En realidad, parecía emocionado. "Y ¿Por qué 'necesitas' verlo?"
"Necesito saber..." Luo Binghe no pudo evitar sentirse nervioso ante la mirada penetrante de Akabane "¿Por qué me trató tan duramente? ¿Por qué me arrojó al Abismo?"
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"¿Eso es todo?" Akabane lleva una mano a su barbilla pareciendo pensativo "Creí que querrías cuestionarle sobre los crímenes que le acusaron en el juicio"
"Con respecto a eso..." Luo Binghe aparta su miraba de aquellos ojos violeta, para mirar al suelo, sintiéndose avergonzado "Decidí investigar más a fondo, descubriendo que eran cargos falsos o malentendidos. Con excepción de la masacre de los Qiu, pero mi shizun solo se estaba defendiendo."
Akabane parecía feliz tras escuchar eso "¿Y las demás sectas ya lo saben?"
Luo Binghe asiente "Me encargué de informarles. Ya todos saben la verdad"
Akabane estaba atento a sus expresiones mientras hablaba. Como queriendo descubrir si aquello era mentira.
El hombre de ojos violeta aplaudió una vez, viendose contento "¡Muy bien! Siendo ese el caso te llevaré con Jiu-er"
Escucharon un leve gruñido y ambos voltearon en dirección del sonido. El maestro del palacio seguía con vida.
"Solo dame un momento" Akabane volvía a tener esa sonrisa macabra en su rostro "Te prometo que en cuanto termine te llevaré directo con Jiu-er. Puedes quedarte y disfrutar el espectáculo. No me molesta tener público"
Con esto Akabane vuelve a posarse encima del maestro del palacio y comienza a cortar la piel, los órganos, incluso extirpó un ojo.
Luo Binghe decide no quedarse y esperarlo a la entrada.
*
*
No sabe cuánto tiempo esperó, pensando en qué le diría a su shizun.
Una mano en su hombro lo saca de sus pensamientos.
"Hora de irnos A-Bing" Luo Binghe se sorprendió un poco de ver a Akabane completamente limpio, como si hace unos momentos no hubiera estado torturando al maestro del palacio "Habría limpiado el lugar, pero me tomaría demasiado tiempo. Tal vez deberías poner a alguno de tus demonios a limpiar el desastre. Podrían darse un festín" Akabane señaló.
Antes de irse, Luo Binghe hizo precisamente eso, ordenar a algunos de sus demonios limpiar el desastre que había dejado Akabane.
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Habían caminado aproximadamente por una hora en silencio, el cual llenaba a Luo Binghe de incertidumbre. Pensando que quizá estaba siendo dirigido a una trampa.
"Sabes—" Akabane rompió el silencio "Quizá no lo demuestre, pero ten por seguro que Jiu-er estará muy feliz de verte"
Luo Binghe suspira "Lo dudo..."
"Qué negativo" Akabane se pone frente a Luo Binghe caminando hacia atrás "Te lo digo. Es bastante obvio que te extraña. Debiste verlo en esos dos años desde que estuvo con nosotros. Todo sombrío. Arrepentimiento en sus ojos por haber lanzado a su discípulo al Abismo"
Luo Binghe se para en sus pasos ante la impresión. Le era difícil creer en aquellas palabras, pensando que el hombre se estaba burlando de él.
"Entonces ¿por qué me empujó al abismo...?" Luo Binghe susurra con tristeza.
"¿Enserio no lo sabes? Es bastante obvio, pero no es mi lugar decirte"
Luo Binghe se sintió un poco ofendido. El hombre le estaba diciendo indirectamente que era un tonto, básicamente.
"Bueno, para que sepas, la razón por la que estaba en el Huan Hua es por Jiu-er"
"¿¡Shizun te pidió que mataras a los ancianos!?"
"No. Esa fue un gusto que me di" contesto Akabane como si nada "Esos viejos querían hacerle daño a mi Jiu-er, por supuesto que no me iba a quedar con los brazos cruzados. Así que aproveche que Jiu-er me pidió viniera a buscarte para acabar con esos bastardos y de paso estudiarlos"
"¿Shizun te pidió buscarme?" BInghe comenzaba a sentirse emocionado.
"Así es" Akabane le giña el ojo, luego se pone a su lado y le insta a seguir caminando. "No fue algo directo, pero estaba constantemente quejándose que no debimos haberte dejado con ese viejo maestro del palacio"
"Pero eso no significa que quiera verme..." Luo Binghe volvió a un estado sombrío.
"Aiya" Akabane empieza a darle palmadas en la espalda "Era algo implícito. Tienes que aprender a leer a Jiu-er entre líneas."
Luo Binghe se quedó callado un momento antes de hacer otra pregunta para distraerse un poco de pensar que Shen Jiu quizá no esté muy feliz de verlo.
"Dijiste que shizun lleva 2 años con ustedes... ¿cómo es que lo conocieron?"
"¡Qué curioso eres, A-Bing!" dijo Akabane entre pequeñas risas "Lo encontramos moribundo en un bosque. La verdad tuvo suerte de que lo encontráramos o definitivamente hubiese muerto"
"Shizun... muerto..." murmuró aquellas palabras. Luo Binghe pudo sentir su corazón estrujar ante aquella posibilidad.
"Si" aquella sonrisa que siempre tenía Akabane comenzaba a ponerle a Luo Binghe los pelos de punta. No importaba lo que fuera, siempre mantenía una sonrisa dibujada en su rostro "Ya llegamos"
"¿Qué?" Binghe no podía creerlo. Su shizun había estado tan cerca y ni aun así no fueron capaces de encontrarlo. "Jamás hubiera imaginado que estaban tan cerca. ¿Usaron talismanes?"
Akabane le mira un poco confundido por unos segundos hasta que entendió lo que pasaba "No, no, no. A lo que me refería es que llegamos a un buen punto para abrir el portal a casa"
"No... ¿podías abrir un portal en el palacio?"
Akabane comienza a rascarse la cabeza pareciendo avergonzado "A comparación de mi compañero, yo no puedo abrir portales en cualquier lugar. Tienen que ser puntos en específico.
Luo Binghe espera que continúe, pero el hombre ya no sigue hablando. En su lugar, aprieta su puño tan fuerte que, por la fuerza y sus largas uñas, comienza a sangrar.
La sangre cae sobre el pasto. Akabane hace un gesto con su mano y entonces su sangre comienza a brillar.
En un instante un portal se había abierto frente a ellos.
"Después de ti, A-Bing"
Sabe que existe la posibilidad de que sea una trampa, pero no tenía muchas opciones. En verdad, quería ver a su shizun...
Con cautela atraviesa el portal.
Ya quedando sólo, Akabane rió.
"Pequeño cultivador, no seas tan tímido" sabía que los habían estado siguiendo desde que salieron de Huan Hua "El portal se quedará abierto unos 15 segundos después de que lo atraviese. Si quieres puedes unírtenos" Akabane dirige su mirada a un árbol donde sabía se ocultaba Liu Qingge "Pero si lo haces, será mejor que te comportes"
Habiendo dicho esto, atraviesa el portal y Liu Qingge sale de su escondite.
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Al otro lado del portal, Luo Binghe queda anonadado ante la belleza de aquel paisaje.
A la distancia ve una cabaña justo al lado de un lago. Parecía un lugar de ensueño.
Akabane lo lleva a la cabaña y una vez que llegan, no entran. En su lugar, Akabane lo guía hacia el lago y ahí finalmente ve a la persona que había estado buscando.
Debajo de un árbol, Shen Jiu dormía en el regazo de Xie Yan quien acariciaba su cabeza con delicadeza. Pasando sus largos dedos por el largo y sedoso cabello de su shizun.
Cuando Xie Yan nota su presencia, lleva su dedo índice a los labios en un gesto de que no hicieran mucho ruido ya que Shen Jiu estaba dormido.
Luo Binghe y Akabane se acercan hasta quedar justo frente a ellos. Luo Binghe no apartó la mirada de su shizun mientras se sentaba. Quería... deseaba estar en el lugar de Xie Yan.
"Jiu-er tuvo una pesadilla" dice Xie Yan entre susurros "Pero ya está bien"
Xie Yan mira a Luo Binghe quien comienza a sentirse nervioso. Este hombre fue capaz detener su espada con una mano.
Xie Yan inclina levemente la cabeza mientras le regala una tierna sonrisa.
"Lo siento, A-Bing" dice Akabane "Vas a tener que esperar a que despierte".
"Está bien" había esperado meses. Qué más daba unas horas más. "Esperaré".
*
Mientras los minutos pasan. Binghe sin despegar sus ojos de su hermoso shizun, no se da cuenta de las miradas que se daban Xie Yan y Akabane, ni la sonrisa de complicidad que se formó en sus rostros.
"Binghe" por primera vez oye su nombre salir de los labios de Xie Yan "Debo ir a preparar la cena. ¿Te importaría tomar mi lugar?"
Luo Binghe realmente no se la piensa y se acerca para tomar el lugar en el que estaba deseando estar.
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Shen Jiu comienza a despertar. Se mueve un poco haciendo ruiditos como pequeños gruñidos.
Una suave voz comienza a llamarle 'Shizun'.
Lentamente abre los ojos para toparse con los ojos rojos de su pequeña Bestia que lo veía con cariño, lo que le hizo pensar que esto no era más que un sueño. Luo Binghe no lo miraría así...
Pero eso no significaba que desaprovecharía esa oportunidad. Se puso de lado y enterró su rostro en el estómago de Luo Binghe, sintiendo su calidez, tomando por sorpresa al medio demonio.
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No sabía en qué momento fue que cayó rendido a su discípulo. No estaba bien. Esto solo confirmaba lo que todos decían... que era alguien obsceno.
¡Es su discípulo! Pero no evitó que terminara desarrollando sentimientos hacia la pequeña Bestia. Se dio cuenta de ello después de que empujó a Luo Binghe al Abismo sin Fin.
¡Dios, cómo lo extrañaba!
Desgraciadamente, su pequeña Bestia malentendió sus intenciones, creyendo que lo quería muerto... Por ello orquestó junto al maestro del palacio aquel juicio para destruirlo.
Su corazón se rompió, pero ¿qué esperaba?
Debió saber que algo así pasaría. La persona que amaba no lo amaría de vuelta...
Siente unos dedos acariciar su cabeza. Cómo deseaba que ese momento fuera real.
"¿Podrías haberme amado, Binghe?" no fue más que un susurro lo que salió de los labios de Shen Jiu, pero Luo Bignhe alcanzó a escucharlo y se congeló. "... Te amo... no debería, pero..." Shen jiu comienza a sollozar. Pequeñas lágrimas amenazan con salir de entre sus pestañas, pero no le importa. Esto es solo un sueño.
El corazón de Luo Binghe se acelera al punto que pensaba que su pecho explotaría. Siempre pensó que su shizun le odiaba, pero en realidad era todo lo contrario. Entonces cuando lo lanzó al Abismo...
Ahí al fin su mente hizo 'clic'. Si consideraba la situación de aquel día, entonces su shizun no tenía muchas opciones. Si otros cultivadores hubiesen llegado en ese momento que su marca estaba expuesta, lo hubiesen acusado de la invasión.
En verdad es un tonto. Era bastante obvio, pero se dejó manipular por su propio resentimiento mal dirigido.
*
Shen Jiu siente algo húmedo caer en su mejilla. Levanta la vista para ver aquellos ojos rojos ahora llenos de lágrimas.
"Shizun..." la voz de Luo Binghe temblaba "Lo siento..."
Le toma un momento a Shen Jiu para darse cuenta de que no estaba soñando y su pequeña Bestia en verdad estaba ahí, pidiéndole perdón.
Se levanta abruptamente, para luego quedar de rodillas frente a Luo Binghe. Sus ojos bien abiertos.
"Estás aquí" Shen Jiu extiende su mano para tocar el rostro de Luo Binghe quien se inclina ante el toque de éste "¿Cómo?"
"Akabane me trajo" contesta Luo Binghe mientras pone su mano encima de la de su shizun que sostenía su rostro "Shizun, lo siento. Después de que desapareciste descubrí la verdad de todo. Todos lo saben. Shizun ya no tiene de qué precuparse."
Shen Jiu comienza a respirar pesadamente "¿Todo?" Luo Binghe asiente.
"Shizun—" Luo Binghe continúa restregando su mejilla en la palma de su shizun "Se que una disculpa no será suficiente. Me dejé cegar por mi resentimiento que no vi más allá... No vi sus verdaderas intenciones y terminé haciéndole daño a mi shizun"
Sabía que Luo Binghe no le estaba mintiendo. Para empezar, si aún quisiera hacerle daño, Akabane no lo habría traído a su hogar.
De pronto Shen Jiu cayó en la cuenta de algo. Había dicho que lo amaba hace unos momentos pensando que era un sueño.
Luo Binghe fue testigo de cómo el rostro de su shizun comenzaba a volverse rojo como un tomate. Shen Jiu cubrió su rostro con ambas manos sintiéndose mortificado.
"¿Shizun?" Luo Binghe no entendía lo que le pasaba.
Luego Shen Jiu recordó que antes de dormir, estaba acostado sobre el regazo de...
Volteó a todos lados, pero solo estaban él y Binghe.
*
Le tendieron una trampa. ¡Lo dejaron sólo con Binghe para que se confesara pensando que era un sueño! ¡Sabían que esto pasaría!
Shen Jiu volvió a cubrirse el rostro.
"Shizun ¿Qué le sucede?" Binghe sonaba preocupado.
Shen Jiu lo ve, a través de sus largos dedos - sin quitar sus manos de su rostro - pensando 'qué rayos estaba haciendo'. Tenía a su Bestia justo frente a él. Ya se había confesado y Luo Binghe no parece para nada asqueado con él. Ni siquiera parece que se quiera alejar... al contrario...
Luo Binghe seguía preguntando '¿qué le pasaba?'. Shen Jiu se negaba a responderle provocando que su Bestia se acercara quedando tan cerca de su rostro que podía sentir el aliento cálido de Luo Binghe rosar sus dedos.
Pensó al 'al diablo con todo'. Ya no era señor de cumbre y no volvería a serlo. Ya no tenía sentido pretender.
*
Shen Jiu toma a Luo Binghe desprevenido cuando descubre su rostro y cierra la poca distancia que había entre ellos con un casto e inocente beso.
Shen Jiu, con los ojos cerrados, puede sentir cómo Luo Binghe se tensa y espera que este se aleje de él, pero al final no lo hace.
Luo Binghe posa ambas manos en el rostro de Shen Jiu y comienza a profundizar en el beso.
Shen Jiu siente la lengua de Luo Binghe lamer tímidamente sus labios, pidiendo entrada la cual le otorga. En el momento que sus lenguas se tocan, ambos jadean casi al mismo tiempo.
Era algo que ambos habían deseado por mucho tiempo y al fin se estaban saboreando el uno al otro.
*
En algún momento, Shen Jiu termina sentado sobre el regazo de Luo Binghe, rodeando la cintura de este con sus largas piernas y sus brazos rodeaban su cuello.
Luo Binghe sostiene a su shizun por la cintura, dándose cuenta de cuan pequeña era, y con sus pulgares comienza a masajearlo.
Ambos en una batalla por ver quien dominaba en aquel beso, al tiempo que apretaban sus cuerpos como si quisieran fusionarse.
Shen Jiu comienza a sentir algo duro restregándose entre sus nalgas. Enseguida sabe de que se trataba. Rompió aquel beso provocando un quejido por parte del medio demonio.
Movió un poco sus caderas que hicieron que Luo Binghe soltara un gemido.
Luo Binghe se sintió avergonzado ante la reacción de su cuerpo por aquel simple beso.
"En verdad eres una Bestia" murmuró Shen Jiu en el oído de Binghe quien se estremece al sentir el aliento de su shizun en su sensible piel. "Mi Bestia..." Shen Jiu susurró en un tono seductor.
Luo Binghe ya no pudo soportarlo más. Apartó a Shen Jiu de su regazo quien terminó acostado de espaldas sobre el pasto. Luo Binghe volvió a besarle intensamente arrancándole adorables gemidos a su preciado shizun.
Con sus labios comenzó a trazar el largo y suave cuello de Shen Jiu, dando pequeñas lamidas. Chupando la piel dejando pequeñas marcas para que el mundo vea que su shizun es solamente suyo.
'Tan posesivo' pensó Shen Jiu. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro.
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En la distancia, tres hombres miraban en dirección contrario, evitando la escena que estaba pasando justo debajo de un árbol cerca del lago.
"No creí que Jiu-er se adelantara al postre" dice Akabane con una enorme sonrisa. Nada afectado por lo que estaba pasando a sus espaldas.
En cambio, Xie Yan y Liu Qingge, estaban completamente sonrojados. Más después de las palabras que salieron de los labios de Akabane.
Xie Yan se aclara la garganta "Maestro Liu, me temo que no podrá hablar con Jiu-er en estos"
"Ajam..." esto todo el sonido que Liu QIngge puede hacer. No podía evitar imaginar lo que estaba sucediendo a sus espaldas. Comenzó a sacudir su cabeza bruscamente tratando d deshacerse de aquellas imágenes.
"Le diremos a Jiu-er sobre tu presencia, pequeño cultivador" Akabane se pone frente a Liu Qingge con su aparente amable sonrisa "pero no puedo asegurar que el acceda a regresar a la secta, aunque sea solo para hablar."
Xie Yan da unos pasos al frente antes de abrir un portal "Tal vez también deberíamos irnos para darles mayor privacidad"
"Tan desvergonzados. Creo que la habitación les quedaba demasiado lejos" Akabane dice entre risas incomodando Liu Qingge más de lo que ya estaba.
"Después de usted, Maestro Liu" Xie Yan le da el paso a Liu Qingge quien no dice palabra alguna. Solo deja salir el aire de sus pulmones sintiéndose extrañamente derrotado.
Los tres hombres atraviesan el portal.
Al otro lado Liu Qingge saca a Cheng Luan. Mira su espada unos instantes, como si considerara que hacer ahora. Había venido con la intención de disculparse con Shen Qingqiu y llevarlo de vuelta a la secta, pero, aparentemente, su shixiong no tenía deseos de volver. Debería entonces buscar la manera de convencerle.
Liu Qingge se sube a su espada y vuela en dirección a Cang Qiong sin darle una mirada a las dos personas que se habían mantenido a lado de Shen Jiu todo este tiempo. Preguntándose cual era la relación de esos dos con su shixiong, más no se atrevió a preguntar.
Quizá en otra ocasión.
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Aquí Akabane divirtiéndose
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Espero les haya gustado :D
Si les interesa, uno de mis lectores le hizo continuación a este fic, solo que está en inglés, dejo link en la descripción del Fic :3
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