Capítulo 24- Sin Amor
El equipo viajaba entre el bosque buscando una salida hacia la ciudad. El olor de los cuerpos podridos de los demonios se podían olfatear en kilómetros. Los gritos de las personas muriendo eran imposibles de ignorar. Se podía distinguir entre los gritos atroces y los susurros moribundos de los niños y adultos. Entre dos árboles delgados había una salida. Nos quedamos atónitos al ver que aún con el sol del día, las destrucción seguía su ritmo. Había sangre por todos lados. Las costas tomaron un color rojizo a causa de los cuerpos que yacían en las profundidades.
Dimos pasos al frente para que los demonios detectaran nuestra presencia. Al suceder esto, el azul cielo se oscureció con la timida noche y el sol desapareció entre las tinieblas. Los demonios dieron un grito de batalla agudo que sacudió nuestros timpanos hasta casi hacerlos sangrar. Liam empapó las dagas y espadas de su añil veneno y la guerra comenzó.
Los demonios daban pasos lentos y largos. Su estatura nos supera por metros, como la última vez. Atacamos por los pies. Con las espadas, los licántropos cortabamos sus piernas para hacerlos caer y, antes que se regeneraran, nos transformamos en lobos y atravesamos su corazón con nuestros letales colmillos.
Por otra parte, Liam daba saltos sobre humanos hacia los demonios. Los saltos lo dejaban en los pechos de los demonios y con sus sedientos colmillos y su dentadura cubierta de toxina, despedazaba los músculos de los demonios hasta llegar al corazón y así, suministrarle una dosis de su veneno mortal.
Denes se elevaba con su magia hasta sus cuellos y con solo un chasquido de dedos, le incrustaba la espada en el cuello. El demonio caía al suelo dando golpes de defensa, pero Denes los esquivaba casi todos, uno que otro le daba, pero no eran suficientes para detener su inminente muerte.
Mientras tanto, canalizaba la magia hacia mis colmillos y así hacer que mi mordedura fuera de igual o más letal que el veneno de Liam. Mis ojos se tornaron de un violeta fundido, mientras que mis iris estaban rodeados de un añil intenso. Mis patas comenzaron a correr y sin pasar 10 segundos, mis dientes ya estaban clavados en el tobillos de algún demonio. Al instante, su piel se torno de un rojo vino, su boca empezó a sangrar y por último, un fuego lo atrapa desde sus pies hasta su cabeza y luego se evapora en el aire.
Sólo quedaron unos cuantos demonios, de los cuales Miracles y Daymon se encargaron. Las calles permanecieron en silencio por unos segundos. Aquel sonido era música para mis oídos. Bryan se acercó y me dio un beso en la mejilla, como trofeo por nuestra victoria. Pero esa victoria no duró mucho.
En las cercanías, justo en un pasillo oscuro, un grito aterrorizante emana. Del pasillo, se eleva un demonio 5 veces más grande que los que habíamos derrotado. En su filosa mano se encontraba en vuelta una persona. Una mujer. Era...
-¡Mamá!-.grité.
-Evangelyn, ¡no te acerques!
Y justo después de esas 3 palabras, decenas de demonios empiezan a emerger de las sombras. El grupo estaba inmóvil a causa de lo inesperada que era la situación. De la nada, un escalofrío acompañado de un ardor intenso invade mi ser. Volteó mi mirada hacia atrás y pude presenciar la palma de un demonio atravesando mi espalda, casi rozando mi corazón. Velozmente, giro mi cuello hasta alcanzar su brazo y le clavo mis colmillos en él. El demonios se evapora en el aire, pero mi herida no tuvo esa misma suerte. Mi visión se tornó borrosa, los sonidos fluidos se oían como ecos lejanos. Al frente de mi, estaba mi madre, a segundos de ser asesinada por un demonio. Con las últimas fuerzas que me quedaban, levanté mi mano hacia el demonio y lancé una débil esfera de luz. Sin embargo, fue suficiente para hacerlo caer y arrojar a mi madre al suelo, mientras que Daymon corría hacia él para clavarle sus colmillos en el corazón.
A mis espaldas oí un suspiro moribundo y había un aroma a sangre, y no me pertenecía. A mi costado estaba Bryan...y su pecho perforado a manos de un demonio. Bryan me miró, movió sus labios diciendo "Te amo" y luego sus ojos se cerraron...al igual que los míos.
***
No sé cuántas horas habían pasado. Desperté bajo una blanca luz cegante. Podía oír quejas de personas adoloridas, las ruedas de las camillas chillando y uno que otro llanto de pérdida. Mi vista se aclaró. Me senté de un solo golpe sobre la camilla donde estaba.
-¡Mamá!-.grité al recordar los últimos minutos de la batalla.
-¡Aquí estoy hija!-.dijo levantándose de su silla.
Mi cabeza fue a parar a su regazo y mil lágrimas comenzaron a lamentar. De mi boca salía disculpas que le decían a mi madre cuánto lo sentía. Que la dube proteger más. Que esto nunca tuvo que pasar.
Las cortinas del cubículo estaban abiertas, dejando ver el abarrotado exterior. Entre las personas en la sala, pude ver a una mujer herida acostada en su cama. Estaba dormida. Luego, un hombre con una leve barba y de cabello café entra a la habitación. Se acerca a la mujer en la camilla y le da un beso en la frente. La mujer despierta confundida, pero al ver el rostro del hombre, sus labios forman una sonrisa. Luego, los del hombre pronuncian "Te amo".
Cómo una descarga eléctrica, vino a mi memoria aquel momento donde veía a Bryan caer inconsciente en medio de la conmoción.
-¡Bryan!¿¡Dónde está Bryan!?-.le pregunté a mi madre, mientras intentaba salir de la cama.
-¡Evangelyn!¡Debes reposar!¡Vuelve a la cama!-.me decía mientras impedía que me saliera del cubículo.
-¡Debo ver a Bryan!¿¡Dónde está!?-.seguía gritando.
Caí al suelo al no poder soportar el dolor. Mis ojos empezaron a llorar y lo peor era que mi olfato no captura aquel particular aroma de Bryan.
-¡Evangelyn!¡Mírame!-.dice mi madre agachándose.-Bryan está muy herido...Es posible que no sobreviva la noche...
-Madre.-. le respondo con mi voz quebrantada y mi mirada adolorida.-Por favor, te lo suplico. Necesito verlo.
Mi madre reflexiona y da un suspiro. Luego, me ayuda a levantarme y toma mi brazo para colocarlo detrás de su nuca. Me encamina hasta la habitación de Bryan.
Abro la cortina y veo el cuerpo de Bryan acostado en la camilla. Estaba sin su camiseta. Nunca lo había visto de esa manera y pensándolo bien , en otras circunstancias, verlo semidesnudo hubiera sido muy divertido. Sin embargo, esa no era la situación. Su pecho estaba cubierto de sangre seca y en uno de sus costados había un enorme vendaje que cubría el agujero que había deja el demonio. Apenas respiraba, pero no estaba conectado a ningún respirador. Tenía pequeños parches puestos alrededor de su cuerpo que estaban conectados a una máquina que mostraba lo poco de vida que poseía.
Coloqué mi mano sobre la suya y la deslicé hasta su pecho.
-Los doctores dicen que su corazón se perforó.-.comentó mi madre. En un humano, esa herida lo hubiera matado de inmediato, pero para un hombre lobo, la curación no servirá de nada. Solo tiene vida, porque su cuerpo está tratando de sanar. No lo conocí muy bien, Evangelyn, pero se ve que es un buen muchacho.
Volteo hacia Bryan. Él abre sus ojos lentamente y lanza una sonrisa.
-Evangelyn...-.dice alzando su mano para poder tocar mi mejilla.
-Hola...-.respondí sonriendo, mientras algunas lágrimas empezaron a rodear mi rostro.
Mantuve la mano de Bryan en mi mejilla, mientras él seguía acariciándola, como si todo fuera a estar bien.
-Evangelyn, tienes que escucharme...-.dijo después de haber tosido unas cuantas veces.
-Shh, todo va estar bien.-.dije mientras le impedía hablar.
-Porfavor, escúchame.-.suplicó.-Eres una chica fuerte y especial. Nunca he conocido a alguien que se compare a ti. Entendiste mis sentimientos, mis penas y mis pensamientos. Eres divertida y solo te importa ayudar. No sabes cuánto lo siento...
-No hay nada que lamentar...-.le interrumpí.
-Si hay. No sobreviviré mucho. Si muero, te haré sufrir. Y yo no deseo hacerte daño.
-Tranquilo. No lo harás, porque no morirás.
-Si muero...-.dijo con los ojos aguados.
-No pasará.-.agregué.
-Si muero...prométeme que continuarás tu vida. No te prohibas de encontrar a otra persona solo por que yo no estoy.
-Bryan, porfavor, no hagas esto. ¡No te despidas!-.supliqué, mientras presionaba la palma de Bryan más a mi mejilla.
-Porfavor, prométemelo.
-Lo prometo.-.dije casi rompiendo en llanto.
La máquina de pronto se empezó a alborotar y Bryan comenzó a toser sin detenerse.
-Evangelyn...-.dijo con la voz ronca.
-¿Sí?
-Te amo...-.dijo Bryan, mientras cerraba los ojos.
-Yo igual.-.repliqué, mientra su mano se deslizaba de mi mejilla.
Aquella máquina empezó a disparar un silbido agudo y constante y cuando me doy cuenta...Bryan ya no esta respirando.
-¿Bryan?-.dije mientras lo agitaba.-¿Bryan?¡Bryan!
Me abalancé sobre su pecho y empecé a derramar miles de lágrimas. De la nada, las luces empezaron a encenderse y apagarse al mismo tiempo que mi tristeza y dolor aumentaba. El suelo empezó a temblar y los jarrones en las mesas empezaron a caer y a despedazarse en mil pedazos al sentir el suelo. Mis ojos se tornaron rojos y cada persona que entraba a la habitación salía disparada hacia afuera. En ese momento solo quería estar sola. Deseaba que Bryan regresara a mis brazos y que pudieramos vivir una vida normal. Sin demonios y sin sangre de lobo. Mis manos sentían como su piel se enfriaba cada vez más. Mis oídos dejaron de oír cómo la sangre corría por sus venas. Y mis ojos dejaron de ver cómo su herida dejaba de sanar. Ese fue el momento donde todo empeoró.
*Mientras tanto, en la ciudad*
Los demonios caminaban en libre albedrío por la ciudad, destruyendo y matando todo a su placer...Hasta que un zumbido agudo y atróz azotó sus sensibles oídos. Empezaron a tambalearse, mientras sus pieles se abrían y de los agujeros emanaba una luz roja y brillante. Luego, caían fallecidos uno por uno. De la nada, un portal se abre y en él entran los que estaban por morir. Después que el último entra en el portal, se cierra y el sol vuelve a brillar.
*Devuelta al hospital*
Nadie podía acercarse y menos agarrarme. Mi dolor e ira estaban sueltas y no encontraba la manera de cómo volverlas a atar. Finalmente, Denes me duerme usando magia y Daymon y Miracle entran para sacarme. Antes de que cayera dormida, veía cómo me alejaban de Bryan...y de su cuerpo sin vida. Por primera vez en mi pequeña vida...sentía que me había quedado sin amor.
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