Capítulo 20- Una Loba Poderosa

Estaba rodeada de fuego. Sus llamas ardían más que el sol. Tenían un color azulado muy brillante. Caminaba entre ellas y estas, bajaban y subían a medida que yo me alejaba. Al final del pasillo de fuego, había un pilar con un libro. Su nombre...Destino. Estaba cerrado con un candado antiguo, pero seguro. Pasé mi mano sobre el libro y se abrió al instante. Sus páginas empezaron a moverse sin ayuda hasta enseñarme una página de donde salió una potente luz blanca, prohibiendome ver lo que había escrito. Exaltada, desperté sobre el suelo, con sudor hasta en mis manos y con mis ojos tornados violetas. Inmediatamente, Bryan aparece en mi costado y me dice:

-Tranquila. Solo fue un sueño...

Lo abracé como no lo había hecho en mucho tiempo.  Mis ojos casi dejaron caer lágrimas de temor. 

Aunque seguía oscuro y de noche, ambos sabíamos que ya era otro día. Hoy...es mi cumpleaños. Cumplo 18. La edad donde debería estar en la discoteca con mis amigos...no cazando demonios para salvar al mundo. Soplé las velas imaginarias del pastel, lastimosamente, imaginario de Bryan. 

Hicimos la celebración a un lado y entramos al castillo de los demonios. Sus paredes estaban cubiertas con lianas y polvo. El piso era de madera y tenía algunas manchas de sangre en él. El lugar casi no tenía techo y estaba alumbrado con unas antorchas en las paredes. Caminamos por el gran salón, mientras admiramos las peculiares facciones de la arquitectura. Bajamos unas escaleras que nos llevó a una especie de salón de balls. Al igual que la sala principal, estaba alumbrado con antorchas, solo que esta vez tenía un candelabro con velas colgando del techo.

De la nada, la puerta se cerró. Las antorchas y velas se apagaron sin volver a encender. Unos susurros empiezan a surgir de la oscuridad. Bryan y yo nos tomamos de la mano con firmeza. De la lejanía, una niebla blanca se desata y de ella, cuatro demonios se revelan. Los demonios eran más peculiares que los demás que habíamos visto. Su cuerpo entero era transparente, dejando ver al alma que viajaba entre los rincones de su interior. Su cabeza era ovalada y carecía de un rostro, solo estaba compuestas por pequeñas manchas azules que se movían al danzar del alma. Sus manos eran puntiagudas y su parte inferior no tenía piernas ni pies, simplemente flotaba en el aire y su ser resplandecía de un color blanco intenso. 

Bryan y yo nos miramos mutuamente y nos transformamos en lobos. Los demonios sacaron un grito feroz de su boca, que se abrió en lo inferior de su cabeza, dejando ver cuatro colmillos del color de la madera incinerada. Comenzamos a atacar al pecho, como cualquier demonio con los que habíamos luchado. Sorpresivamente, no sucedió nada. Intentamos de nuevo, esta vez arrancándole las cabezas de sus cuerpos. Pero estas se volvían a unir a sus cuerpos como si fueran algún tipo de gelatina con vida. Los demonios tomaron nuestra confusión como ventaja y agarraron a Bryan como rehén. Lo colocaron arrodillado en el suelo e hicieron un circulo alrededor de él. Bryan y yo nos convertimos en humanos. Los demonios a su alrededor levantaron las manos y luego las encogieron. De la nada, Bryan levanta su mirada bruscamente hacia el cielo y una luz blanca empieza a desprenderse de él. Tomó unos segundos darme cuenta que...era su alma. 

-¡Dejenlo ir!-.suplicaba a los demonios. 

El alma de Bryan seguía ascendiendo al cielo y los demonios seguían ignorando mi petición. La luz dejó de emerger de Bryan y cuando completamente se esfumo, él cayó al frío suelo, sin ni una pizca de vida.

-¡Noo!-.grité.

De repente, mi ser se enciende de pies a cabeza con un fuego azul electrizante, mis ojos violetas empiezan a danzar con un color azul dentro de mis iris, y las antorchas y velas se vuelven a encender. Aquella luz blanca volvió al ser de Bryan y este se levantó de un salto, listo para ver lo que está y estaba por suceder. Dirigí mi ira hacia los demonios y estos se rompieron en mil pedazos viscosos que luego empezaron a hervir y a desaparecer de la faz de la tierra.

-¡¿Que fue eso?!-.preguntó Bryan levantándose del suelo exaltado.

-N-no sé.-.dije temblorosa.

Tuve sospechas. Levanté mi mano y con un chasquido de dedos apague cada antorcha y vela del lugar y con otro las volví a encender.  

-Es, es...¡Magia!-.dije mirando mis manos.

-¿Cómo puede ser posible?-.dijo Bryan

-¡Mi madre! ¿Recuerdas? ¡Es una bruja!

-¡Cierto!

-Sus poderes debieron ser heredados por mí.

-¿Entonces ahora eres como Denes?

-Creo que no. Más que eso. Creo que soy una Dixir.

-¿Que cosa?

-Según los libros de Daymon,-.decía mientras caminábamos hacia la salida del castillo.-en los tiempos pasados, los Dixir eran hombres y mujeres lobo con el don de la magia. Se decía que podían ver el futuro y en el combate eran los mejores.

-¿Y crees que tu eres uno de ellos?

-Es posible...

Al salir del castillo, el cielo se aclaró y se hizo de día. No había más demonios ni bosque maldito. O eso era lo que pensábamos. Atravesamos el bosque con gran precaución. Aunque ya no había un ambiente de terror, presentía algo que no estaba bien. A nuestras espaldas se oyó el crujido de una rama. Volteamos a la vez hacia atrás. Ahí yacía la niña de las grietas.

-¡Corre!-.gritó Bryan.

La niña se transformó en aquel horrible espectro. Nos transformamos en lobos y corrimos hacia un lugar abierto donde creímos que la habíamos perdido. 

-Creo que la perdimos.-.dije al terminar de convertirnos en humanos.

-Espero...

Pero esas falsas esperanzas se esfumaron al oírse entre los árboles un grito fugaz.

-Tienes que abrir un portal.-.dijo Bryan.

-¿Que?

-Un portal.

-¡Pero no sé cómo hacerlo!

-Bueno, tendrás que descubrirlo...¡por que se está acercando!-.dijo al ver al espectro buscándonos entre los árboles. 

Concentré toda mis fuerzas hacia el objetivo. Por más que intentara no funcionaba.

-Evangelyn...-.dijo Bryan.

-¡No está funcionando!

-Rápido, porque...¡Aquí viene!

Grité a todo pulmón, mientras veía cómo la niña se acercaba a nosotros, lista para entregarnos a la muerte. Sin embargo, mi temor fue suficiente para abrir el portal. Bryan me tomó de la mano y me sacó de ese lugar. Caímos afuera del Arco de Robles. 

-¡Ciérrala!-.dijo Bryan.

-¡No puedo!-.grité, después de decirle al portal que se cerrara en mi mente tres veces seguidas sin conseguir resultado.

El portal se cerró de la nada y pudimos retomar el aliento.

-¡Lo lograste, Ev!-.dijo Bryan ayudándome a levantarme.

-No fui yo...

-¿Cómo que no fuiste tú?

-Yo no cerré el portal.

-Si no fuistes tú, ¿entonces quién?

Al frente de nosotros estaba  Denes, con expresión de sorprendido.

-Fui yo...¡¿Cómo diablos abrieron un portal?!-.dijo Denes.

-T-tengo magia.-.dije.

-¿Disculpa?

-Tengo magia.

-¿Cómo puede ser posible?

-Mi madre es una bruja, ¿recuerdas?

Regresamos al cuartel sin decirnos ni una palabra, las miradas que intercambiamos hablaban por sí solas.

-¡Evangelyn, Bryan!-.dijo Daymon al vernos.-¿Cómo les fue? ¿Que sucedió?

-Derrotamos a los demonios. Bueno, Ev lo hizo sin ayuda.-.dijo Bryan.

-¿Cómo?

Liam apareció detrás de una pared con un cupcake, mientras decía:

-¡Feliz Cumpleaños Ev!

He inmediatamente le contesté a Daymon:

-Tengo magia.

-¿¡Que!?-.dijo Liam levantando la mirada y dejando caer el pastelito. 

Rápidamente, con mis nuevos poderes, lo salvé de caer al suelo, lo atraje hasta mí y le di un mordisco.

-¡Rico! De chocolate y macadamia.

El club se quedó sin aliento.

-¡Increíble!-.dijo Daymon.-¡Eres una Dixir!

-Eso creo...

Después de las explicaciones y el festejo que tuve que recibir, volví a casa. Las luces estaban encendidas. Mi madre estaba sentada en el sofá, esperando mi llegada y con un vaso de agua en la mano.

-¡Hija!-.dijo dándome un abrazo.

-Hola madre.

-¡¿A dónde estabas?! Me tenías preocupada.

-Resumen: Salvando la Cuarta Dimensión.

-Eh...sí...¡Feliz Cumpleaños!-.dijo extendiéndome un obsequio.

-¡Gracias! 

De él saqué un hermoso collar de luna y una figura de cristal, era un lobo aullando.

-¡Son hermosos!

-Me alegro que te hayan gustado.-.dijo mi madre tomando un sorbo de su vaso de agua.-Hija...

-¿Sí?

-Te sientes m...

Antes de que terminara la frase, el vaso se resbaló de su mano y, usando magia, lo atrapé antes de que se rompiera en mil pedazos.

-...Mal...-.dijo mi madre terminando la frase al ver el vaso levitando sobre el suelo.

-¡Sorpresa!-.dije colocando el vaso sobre la mesa.

-T-tienes magia.

-¿Es algo malo?

-No. Para nada.-.dijo sorprendida y con una pequeña sonrisa.-Sólo quería saber si el hechizo se había roto.

-¿Que hechizo?

-Al nacer, te hechice para que tus poderes no se revelaran, pero la magia solo perduraría hasta tu cumpleaños número dieciocho. Y ahora que sé que esta roto, estoy más tranquila.

-¿Que hubiera pasado si no se hubiera roto?

Mi madre se quedó unos segundos en silencio y luego dijo:

-Hubieras perdido tus poderes para toda la eternidad.

-¡¿Eternidad?!

-Al igual que los brujos, Evangelyn, eres inmortal.

-¡¿Qué?! 

-Es cierto.

-¡Yo no quiero ser inmortal! ¿Hay alguna manera de quitarla?

-Lo siento, hija-.dijo con la mirada en el suelo.-Es mejor que vayas a descansar.

Hoy me acosté a dormir con miles de pensamientos. De mis poderes. De mi inmortalidad. Todos chocando en cada esquina de mi mente hasta que el sueño profundo vino a socorrerme.



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