Capítulo 2
Capítulo 2.
Jaxon me despertó hace unos cinco minutos pero todavía sigo en la cama, no quiero levantarme. Tengo sueño, quiero seguir durmiendo, pero un 'Hailey levántate o te levanto yo' de mi hermano fue suficiente para levantarme rápidamente e ir directo al baño para asearme y darme una ducha. La última vez que Jaxon amenazó con levantarme de la cama, me tiró un balde de agua congelada en la cara, una experiencia que no quiero volver a repetir.
Busqué el clima en internet y vi que hace calor por lo que me puse unos short de jean rotos, una remera negra sin mangas abajo, un top blanco para que no muestre nada, y unas Vans negras. Busco mi bolso, celular, dinero. Voy directamente a la cocina, allí me encuentro a mi hermano preparando el desayuno.
—Buenos días —digo apenas entro por la puerta. Él se voltea y me regala una sonrisa. Él viste unos jean azules, una remera blanca y unas Vans negras iguales a las mías.
—Buenos días —responde colocando el desayuno frente a mí. Huevos revueltos, zumo exprimido, fruta y waffles.
Comenzamos a comer en silencio, ambos estamos pensando lo mismo, hasta que él rompe el hielo.
—Tenemos que ir a cazar, hace más de una semana que no lo hacemos.
—Bien —contesto de acuerdo.
La verdad es que muero de sed, pero es tan raro beber sangre que prefiero no hacerlo. Todavía me cuesta acostumbrarme, se siente extraño.
—Te diste cuenta que acá ¿viven lobos?
—Sí, pero no te preocupes que no pueden hacernos nada. Bueno, hasta que dure el hechizo —digo agarrando un poco de huevo revuelto en mi tenedor y llevándolo a mi boca.
—Igual, apenas salgamos de la universidad hay que hablar con el Alfa para pedirle permiso para que nos quedemos. No vamos hacer lo mismo que hace dos meses.
—Está bien, hablaremos con él después —digo mientras agarro mi plato, ya vacío, y me dirijo hacía el mesón para más tarde, lavarlo. Jaxon imita mi acción.
—Listo, vamos. Tu conduces —afirmo cuando vuelvo de lavarme los dientes.
—Esté bien, vamos —dice Jaxon mientras alcanza las llaves de mi coche.
Agarramos nuestras mochilas y salimos directo al auto, Jaxon sube en el asiento del piloto y yo en el de copiloto. Nos abrochamos los cinturones y nos dirigimos a la universidad. En el viaje estuvimos hablando de cualquier cosa, hacíamos bromas y cantamos canciones. Igual mucho no se podía hacer si a los quince minutos ya habíamos llegado.
Al entrar al estacionamiento del campus las personas se nos quedan mirando, no obstante miraban al coche específicamente. Porque los vidrios son polarizados, no nos pueden ver.
Cuando estacionamos, con Jaxon nos miramos y con una sonrisa asentimos con la cabeza, salimos del auto al mismo tiempo causando que algunos —por no decir muchos— espectadores nos estén viendo. Antes de descubrir todo, éramos dos 'adolescentes' normales, bueno quiero decir que éramos populares todos querían estar con los hermanos Blackwood, pero nosotros sabíamos que sólo nos teníamos el uno al otro. Todos eran amigos falsos.
Ninguno de nosotros tiene baja autoestima o algo por el estilo, ni tampoco éramos esos populares que le hacen bullying a los 'nerds', en realidad nos conocían por hacer una que otra broma inofensiva y ser bastante sociales.
Siento una mirada encima de mí, que es totalmente diferente a las demás, la busco hasta que me topo con unos ojos azules que hace que me pierda por unos segundos. Reacciono cuando Jaxon dice que entremos, comenzamos a caminar con la cabeza en alto hacía las puertas del establecimiento, mientras la gente se apartaba de nuestro camino. Fuimos directamente a recoger nuestros horarios. La secretaria, una chica de unos treinta años, rubia, ojos marrones que mira a mi hermano cómo una gata en celo.
—¿Qué necesitas cariño? —ronroneó. No tan disimuladamente se abre más la camisa dejando ver más su escote. Jaxon se mueve incómodo en su lugar por lo que yo le contesto.
—Primero, necesito que te alejes de él. Y segundo, quiero nuestro horario, ahora —ella me fulmina con la mirada y va a buscar lo que le pedí. No es que Jaxon no haya sido un mujeriego, que mejor dicho lo es, pero no le gustan las mujeres mayores, gustos son gustos.
Jaxon suelta un suspiro.
—Gracias —dice cuando estamos solos.
—De nada —río por la cara que puso.
La señorita llega con unos papeles y nos lo entrega. Le doy una gracias con una sonrisa falsa.
Miro nuestros horarios y tenemos biología en este momento, ojalá que nos dejen pasar, porque mientras la secretaria buscaba nuestros horarios, el timbre ya había tocado; pero primero nos dirigimos a nuestros casilleros el 325 es mío y el de Jaxon es de al lado, el 326.
Guardamos los libros que no vamos a necesitar y sólo dejamos los de las primeras clases. Gracias al folleto que nos dio, pudimos llegar a clase diez minutos después. Nos paramos frente a la puerta y toco la puerta, desde dentro se podía escuchar ruidos y voces. Unos segundo después se abre la puerta y aparece un señor que seguramente tendría unos cuarenta años o más. Canoso, alto, llevaba una remera blanca debajo de este un chaleco de lana gris, un pantalón negro y unos zapatos también negros. Lo que me pregunto es si no tendrá calor, hace unos 27º grados para estar así.
—¿Podemos pasar? —pregunta Jaxon. Y antes de que nos responda agregó. —Somos nuevos.
—Bien —dice y se aparta a un lado para dejarnos pasar. Todas las miradas se posaron en nosotros.
Pasamos y nos quedamos justo en frente del pizarrón mientras el profesor pasa por nuestro lado y va hacía su escritorio.
Desde el fondo se escucha una voz masculina que grita—. ¡Listas piernas muñeca!
—¡Silencio! —ordena el profesor—. Pueden presentarse —dice ahora dirigiéndose a nosotros.
Él que toma la palabra es mi hermano, porque yo no puedo apartar mi vista de una mirada azulada.
—Él que vuelva a gritarle algo a mi hermana, juro que se va a arrepentir —aclara con una voz fría para luego por fin poder presentarnos—. Soy Jaxon Blackwood y ella es mi hermana Hailey.
—Bueno ahora pueden sentarse donde quieran —dice el profesor. Sin prestarle atención al chico de ojos azules, juntos nos dirigimos a las últimas dos sillas que hay en la clase.
El profesor vuelve a retomar la clase está vez, sin interrupciones.
María
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top