She | Nuna Hattori
De lunes, miercoles, jueves y sábado era la co-entrenadora del equipo de volleyball de la escuela Teiko, por ende, muy pocas veces podía dormir como deseaba. Estar en esta escuela era como estar en casa, desde que tengo uso de razón he llamado la atención de este equipo. Mas aun por culpa de un chico de intercambio.
Aquel chico sin duda alguna era demasiado torpe, a veces se quejaba a distancia de cierto amigo de la infancia. Yamaguchi no era un sabelotodo en volleyball pero lo intentaba.
Su tenacidad, su persistencia y aura de chico calmado me había enternecido. Por lo general ante esa reacción personalmente no me suelo acercar, me mantengo en perfil bajo, más aun en lo académico. No poseía unas notas envidiables porque justamente odiaba la atención, la envidia, y por sobre todo que se imaginaran morbosidades y tonterías de mi.
No era la mujer perfecta, siempre he tenido mil y un defectos, errores, errores que se notan con la cantidad de amigos. En estos tres último años me he mantenido tranquila, en el segundo año me había topado con Yamaguchi.
Alguien había corrido un rumor de que podría enseñarle un pase especial de volleyball, pero lo que no contaba era que siempre he sido una persona taciturna, no me solía inmiscuir en los deportes hasta la sangre. Bueno, natación era mi excepción, pero bueno, volley lo jugaba en horas de educación física, cuando se trataba de obligación no por gusto propio. Claro que me divertía, pero nunca me consideré lo suficiente martir, buena o figureteada en ese deporte. Sabía hacer levantes, remates y algunos saques flotantes(aunque esto salían cuando la suerte estaba de mi lado, osea cada 85 años). Solía tener faltas por no tener práctica total, tampoco me interesaba ser buena en ello. La verdad, suelo ser demasiado despreocupada con temas que no me interesan mucho. Aunque, aquellos que alguna vez llegaron a ser cobsiderados amigos míos decían que era demasiado despreocupada, que vivía en una burbuja rosa y que nunca había vivido la oscura realidad.
Recuerdo que cada vez que llegaran a esa conclusión, me hacían un numerito de que nunca me había importado su amistad, que solo los utilizaba... Que solo no quería quedarme sola, que nunca los quise. Al principio dolía, pero con el tiempo te acostumbras a que la gente se deje llevar por las apariencias y no busque entre sus recuerdos la verdad de la situación.
Cada acusación hacia mi persona tenía una explicación, pero todo era mal interpretación. Todo había comenzado con Mukashi Rossaki, una amiga que tuve en primer año. Desde que la conocí me cayó bien, la cuide, la acompañaba a las estaciones de comida por smothie de chocolate, nos ayudabamos mutuamente, ibamos juntas a la parada del bus, aunque no siempre lograba estar del cien por cien con ella, siempre estuve para ella. Solo que, en una materia, un maestro nos habia tomado por sorpresa. La consigna había sido, hacer un trabajo en dupla, sobre una historia de nuestro gusto pero con personas que no conocíamos. La dinámica era crecer lejos de la comodidad, decidí hacer con el compañero mas inteligente, pero lo que no pensé es que ella se ofendiera con mi elección.
Aunque claro, no me di cuenta del daño hasta llegar al segundo año, cuando la conoció a ella, Gotoki Misa, una mujer de caracter fuerte, excepcional, persistente y simpatica. Tambien la consideré una amiga, pero cuando menos me di cuenta.
Ambas habían dicho que era egoista, que nunca pensaba en ellas, que solo pensaba en mi. El maestro nuevamente habia dado otra dinamica parecida al primero, pero esta era un grupo de tres, podría haber quedado con ellas de no ser que Boggiki Jennuki se hubiese amigado con ellas y planeado devolverme el golpe. Ellas tenían planeado dejarme fuera, sin embargo, antes de que lo hicieran, fui junto a otra compañera y le pregunté si podía hacer con ella el trabajo, poco después se unió su amiga Anika formandose un grupo de tres. Sin estar programado o meditado, ya la situación estuvo cantada.
Aunque recuerdo, que despues de terminar el trabajo grupal, esas tres me llamaron monstruo, porque había dejado nuevamente abandonada a Rossaki, dijeron que las había traicionado, que debía tener mas sentido común.
Pero, la verdad era otra, y yo no iba a caer en su trampa, no iba a humillarme. Ya suficiente había escuchado, por lo que cuando intenté explicarme al menos para calmar las aguas, habían decidido ignorarme cual si fuera fantasma. Aquello habia dejado en claro, que no querían ya resolver el asunto.
Con el tiempo, empecé a escuchar los rumores que esparcian de mi, las personas se alejaban, y yo quedaba sola. Y había una de las cosas que nunca aceptaria, y eso era aprovecharse de mi pacifico ser. Tal vez me encantaba estar en compañía, pero con toda la traición vista, aprendí a estar mejor sola que mal acompañada.
¿Por que les cuento esto? Para que entiendan el cómo ese pequeño se acercó a mi. Digamos que cuando lo vieron acercarse enseguida le llegaron esos chismes y advertencias. Pero mediante un empujon del capitán de volleyball, este dejó de temer, ya que aquel chico era mi mejor amigo, aunque a veces parecieramos pareja, por la sarta de cosas de doble sentido que nos pirabamos juntos, o uno al otro. Sin embargo, aquello solo eran simples malentendidos. Porque el segundo chico mas guapo de Teiko, era Ikki Hikiro, un hombre semi fortachon, parecido a Midorima en cuanto a cuerpo, pero su cabello era mas grisaceo con mechas blancas, aunque sus ojos negro hacían un perfecto contraste. Su piel era color crema, aveces era mas voluble a quemarse y volver un tomate. Es mas su apodo era Nerozchi. Solo entre el y yo entenderíamos nuestras referencias.
Él era el chico mas deseado de Teiko, lamentablemente para muchas era gay. Mientras que yo, pues, siempre me había reservado mi atención a las feminas, solo que estas acababan siendo demonias sin corazon. Y prefería que dijeran que me gustaba mi compañero a que me emparejaran con arpías.
Yamaguchi había llegado a mitad de año, se había ganado por ser muy buen alumno en su clase a hacer una pasante en Teiko. Aunque le haya quedado lejos, este estaba ansioso por saber de nosotros, porque por algún motivo eramos llamados Mistic Magelous, por la mística aureola que emanaban los del equipo ante cada encuentro, pero lo simpático era que nunca llegabamos a ser campeones, y eso intrigaba a muchos. Algunos estaban indignados de ¿cómo la escuela Teiko podía quedar de menos? Que merecíamos ser ganadores, pero la cuestión era que no queríamos serlo. Porque, de más estaba el hecho que el equipo de baloncesto se llevaba las mil y un glorias, con la generación milagrosa así que, no era un motivo necesario para el equipo, además que ellos quedaban indignados cuando yo, si yo... Aunque suene egocentrica, aproposito faltaba a esos encuentros, quería verlos estallar sin mi. Pero como esos imbeciles eran tercos, decían que era parte del equipo, que sin su Halo mágico nadie era digno de verlos ganar, porque no sería divertirlo hacerlo sin mi. Con el tiempo, me daba vergüenza tanta adoración. Pero por ser mi segundo año, nos dejamos ver. Si. Me animé a ir, y digamos que fue aplastante el partido, solo que como aquello era agotador, y más sabiendas que el deporte no lo amaba como ellos, solo eran pocas las veces que nos dejabamos ver.
Yamaguchi al querer aprender de nosotros, se llevó la sorpresa a finales del segundo año de que yo no fuese experta en vóleibol, es más, que me encantara mas la natación pero no lo ejercía como pasión sino que la música era mi pasión junto al dibujo. Más bien, una vida sedentaria. Con público menor. Pero aquello no le impidió, ni siquiera las advertencias de que no debía acercarse a Hattori Nuna.
Ante los ojos de los chicos de Teiko, bueno algunos, era la guardiana mágica del equipo de voleibol. Mientras que para los distintos cursos era la alumna promedio, la dormilona. Pero para las chicas, se me conocía por la relación apegada con Hikiro, aunque muchas veces se sorprendían nuestros arranques de enojo, disputa o comentarios picantes. Aunque claro, Hikiro era conocido como mujeriego, podía parecer y ser el mejor conmigo pero a las demás las trataba de zorras. Digamos que ese maldito pero adorable chico, era como mi hermano sobreprotector. Sabía de las malas cosas que se decía de mi. Cuando yo era quien las ignoraba, el batallaba por el respeto que segun el, me lo debían.
Igualmente lo sigo viendo innecesario, si la gente quiere juzgar sin conocer, no soy yo quien para decirle que cambie, el karma vuelve y paga con la misma moneda.
En fin, hoy era otro día mas ya estaba en tercer año, comenzaban recién las clases, este jueves por la tarde se había convertido en un momento especial para el equipo, ya que se encontraba "tranquilo", que bah, se encontraba muy nervioso porque muy pronto tendríamos un enfrentamiento con un equipo llamado Nekoma. Muchos decían que su nivel de juego era muy interesante, y aquello había atrapado mi atención, inclusive de mis chicos.
Mi kouhai, Rikido Moe, un chico bastante petulante pero muy buen armador había hecho un pase a medias sin embargo, Yamaguchi estaba muy pensativo(tal vez fuese por el motivo de que pronto volvería a estar con su Tsukki, o porque su pasantía había llegado a su fin) por lo que sin saber como, por los pelos esquivo la pelota que intentó hacer el pase flotante, sin embargo fue en dirección contraria.
La puerta estaba abierta, por lo tanto no tardó en escucharse que alguien se desplomaba en el pasillo, tanto Rikido como yo fuimos preocupados, el rubio con corte militar se echó la culpa por Yamaguchi por haber pasado mal el balon, por ende, lo reprendí y advertí que para la proxima hiciera mejor pase.
Pero cuando me giré a ver a quien habíamos matado, me detuve, mi cuerpo se tensó al ver quién era. Satsuki Momoi, la manager del equipo de Basquet.
Pero cuando iba a negarme a creer que mi crush intocable estaba centimetros, escuché algo decir a Rikido.
—¿Acaso esa no es tu crush, sempai? Es tu oportunidad para lanzarte a ella, o yo me la tiraré primero.
Al escuchar aquello, no pienso con claridad, mas al ver el rostro picaron de que si va a hacerlo, por ende, mi inner interior toma conrrol de mi y sin pensarlo dos veces le arrojo la pelota de vóleibol a la cara.
—A la próxima perderas los huevos. Vuelve a entrenar, o me olvidaré que soy un ser tranquilo.
Lo dejo quejandose de haberle roto su hermoso rostro. Sin embargo, mi mirada serial parece cagarlo de miedo, corriendo rápido hacia la cancha. Pude entender una vez que me acerqué mas para ver la situación de mi crush de cabello rosa malvavisco.
Por ende, con suma preocupación, supe que había caído sobre aquellas almohadas, aquella hermosas y esponjosas almohadas. Aunque su frente estaba roja, podria pensar que sus senos amortiguaron o evitaron el rompimiento de su nariz.
—Perdonadlo, es un malo en sus remates y... Joder, perdoname. ¿Te duele mucho?—tanto fue mi imaginación y pude sentir empatía con su rostro y mueca de dolor.
—Eh... S-si... P-pero creo que no es grave.—su rostro se tiñe de un suave rosado en las mejillas.
Que linda~ ay dios, gracias el bendito momento.
Busco entre mis bolsillos algo recordando que grandpa me había dado pastillas para el dolor, decía que Oha Asa me lo recomendaba porque de algo me serviría.
Al encontrarlo en aqurl bolsillo, agradezco mentalmente a grandpa, dandole así la tira de pastillas.
—¿Que?—pregunta sin comprender.
Me encanta su lindo rostro confundido, Dios, esto mas lindo que lis sueños humedos.
—Es para los dolores de esa zona. Aminorara los dolores en musculos. Pero de cualquier forma me tranquilizare solo si me dejas llevarte a la enfermería.—espanto a mi inner, y explico sin callarme ni un minuto.
Mi firme voz, con mis hombros tensos, mientras remojo mis labios que se secaron por alguna extraña razon, para añadir a mi voz una suave de suplica silenciosa, logrando sucumbir a mi suerte tanto al grado de quedarse viendome o mas bien a mis labios, dandome cuenta que ya saboreaba de nuevo, su sabor, el sabor de sus labios.
¿Era una loca por desear mucho a mi crush? Efectivamente.
Sus mejillas se tornan instaneamente mas rojas al verme, la diversion de coquetearle me fue imposible a negarme.
—Dime, ¿aceptas redimir la culpa y susto de mis kouhais a cambio de lo que te ofrezco?
—¡Si! D-digo... ¿Cómo podría negarme a su buena voluntad? Soy Satsuki Momoi, penultimo año, clase 2-A.—se presenta.
Dandome sin querer un flechazo a mi corazón. Confirmando mis sospechas, hasta para ella había sido invisible. Mi crush no me conocía, no se si Kamisama era bueno, y me estaba dando otra oportunidad o bien, esto era un sueño.
Debo calmarme, no debe verme impactada, debo permanecer en perfil bajo para no arruinarlo, por lo menos logro suspirar aliviada, calmandome para luego darlw una mano, me acepta y puedo sentir como mi mano pequeña encastra perfectamente con la suya.
Siento recorrer una electricidad por mi cuerpo, mi espina dorsal, me trago un jadeo. Ya, ya me voy a morir, esto fue demasiado para mi corazon.
—Ya esta, tranquila, yo te cuido, Kouhai-chan. Soy Hattori Nuna, último año, clase 3B. Un placer.
[°°°]
Aquel silencio comodo nos habia seguido todo el trayecto, hasta que casi tropiezo con Kuroko, a veces me daba la sensación de que lo hacía a prposito, eso de aparecer o verse ante mi. Pero luego al ver su sorpresa al igual que la de Momoi.
Me fijo que no era aproposito. Era cosas del destino. Por ende, aproveché el bug del momento y le pedí para que avisara a sus respectivos compañeros y entrenador que Momoi estaría ausente. Explicandole la clara situación para que no se preocupara.
Sabía de antemano, que Momoi estaba muy enamorada de Kuroko, por ende, le tenía celos. Celos de que ella lo viera como quería verla hacia mi.
Mientras que este ni le hacía caso, era un desperdicio.
—¿C-como?—escucho su voz bastante impactada.
—¿Uh? —musito al llegar a la enfermería, quedando confundida.
¿Me habré perdido mucho entre mis pensamientos? ¿De que me perdí? Ando en las nubes hoy.
—¿Cómo es que viste a Tetsu-kun? El suele ser casi un fantasma en presencia. Hasta Daichan se asusta cuando no lo percibe cerca suyo.—empezó allí con cosas que poco entendí.
Por ende, responde tal cual como yo lo entendía.
—¿Y yo lo llamé cuando lo encontré invisible a ti? Ah, no se como es eso, pero supongo que es por ser mi opuesto o cosas locas del destino. No te estreses por esas cosas, ¿si?
La había callado sin desear, fue sin querer pero ni yo misma lo sabía. Por ende, justo a tiempo apareció la enfermera preguntando de la situación, del motivo de nuestra visita. Con mucho detalle, preocupación y arrepentida cual si hubiera sido yo quien casi la mata.
La enfermera, que mas que nada era mi nana, la que me cuidó por cierto tiempo en mi principio de adolescencia. Me palpó la cabeza, intentando calmarme, haciendo un pucherito ante el gesto.
Esta era mi Nana Boi. La GrandMa, y esposa de mi Grandpa, quienes me habían adoptado hace tiempo atras. Mi familia.
—Tranquila Nuna-san, La señorita Momoi-san sobrevivirá. Solo tiene un chichón, se le quitará con un poco de hielo. Mientras que por sus senos solo debe aplicarse esta crema calmante cada día para evitar la presencia de un moretón.
Solo el tiempo fue mi aliada aquel año, ya que logré llegar a su corazon, ser su mejor amiga y luego por fin pedirle que fuese mi novia.
Satsuki momoi, mi malvavisco dulce, siendo mi novia, ¿quien lo diría? Una vez cada mil años conseguía estar con mi crush. O tal vez ella estaba destinada a estar conmigo. ¿Quien sabe?
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