Epílogo
—¡Mamá! —mi pequeña llega con mi princesa del colegio—. Me han dicho mis compañeros de clase que no es normal tener dos mamás. ¿Es eso cierto?
Estos niños de hoy en día, buscan cualquier cosa para burlarse de los que creen que son inferiores.
Mi pequeña de cabello castaño ondulado y de orbes oscuros no será maltratada ni el centro de atención del colegio. No con lo que le voy a decir ahora.
—Ay, princesita mía. Es de lo más normal hoy en día tener a dos mamás en una familia, ¿y sabes por qué? —niega con la cabeza mientras hago que se siente en mi rodilla—. Porque el amor no tiene fronteras —muestra desconcierto en su mirada—. Lo entenderás cuando seas mayor. Por cierto, diles al que se quiera burlar de ti por nosotras que tener dos madres es mejor que cualquier cosa en el mundo.
—¡Lo diré! —su sonrisa es todo lo que quiero ver en este mundo—. Por cierto, quiero saber cómo os conocisteis mamá y tú —señala a Gloria, quien se sienta a mi lado y apoya su cabeza en mi hombro.
—Bueno, esa es una historia que te contaremos cuando seas mayor —dice mi esposa.
—Por favor, quiero saberlo —ojos de cachorro con una lágrima cayendo por su mejilla.
—No uses el truco de tu madre —la detiene Gloria—, eso solo funciona con ella —pero no miro su rostro—. Venga, María. Ve a comer y después haces tus deberes para que pueda llevarte a casa de tu amiga.
—Vale —con las mejillas hinchadas mostrando odio por no saber nuestra historia, se va a la cocina para comer.
Mientras mi esposa sigue apoyada en mi hombro, le pregunto una cosa.
—¿Cuándo le contarás nuestro comienzo?
—Cuando sea más mayor.
—¿Cuánto de mayor?
—Cuando entienda el amor.
—¿De cualquier tipo?
—Sí.
—Bien, así ya sé cuándo tengo que contar mi versión de los hechos.
—¿Crees que voy a cambiar algo?
—No sé, ¿eres capaz?
—Lo soy —me besa—. Pero solo soy capaz de cambiar cosas tuyas por las mías.
—Por eso no estaba mi colonia.
—Puede que sea por eso —se levanta, intentando alejarse de mí.
—¡Ven aquí! ¡Quiero saber qué más cosas cambiaste! —y corro a por ella.
En esta carrera, muestro que mi vida es hermosa. He creado una nueva familia. Los demás también tienen la suya y juntos hemos comenzado una historia que pronto se contará. Solo espero que mi hija no sea rebelde.
Pero claro, cada adolescente pasa por una fase de rebeldía.
Como sea. ¡Tengo que correr a por mi esposa!
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