I.

Kazuha era la chica más perfecta en que Chaewon había posado sus ojos.

Era pequeña, tenía la piel pálida, los labios abultados y rosados, el pelo largo y sedoso de color negro, ojos grandes y almendrados, era alta y delgada, pero con una cintura que le hacía helar la sangre y un culo respingón que moría por apretar.

Se desconocía completamente a sí misma desde que se había transferido a esa nueva sede de su universidad hace medio año.

Nunca había estado tan obsesionada con alguien en su vida, normalmente las chicas lindas se le tiraban encima sin ella hacer nada, pero Kazuha era diferente.

Y la razón principal era su maldita novia.

Chaewon detestaba a Yunjin.

No solo porque ella fuera la novia de su enamorada, sino porque ella pensaba que no merecía a Kazuha. No es que Yunjin le hubiese hecho algo -al menos que ella supiera- pero había algo acerca de ella que no estaba bien.

Yunjin tenía a todos comprados con su pinta de modelo, su elegancia al caminar y su buen parecido. La chica parecía salida de una de las novelas eróticas que su hermano leía y de las que ella había tenido curiosidad alguna vez, pero Chaewon veía más allá de todo eso.

Ella veía los ojos oscuros con los que miraba a su novia. Veía esa escalofriante posesividad cuando se acercaba a Kazuha, incluso habían ocasiones en que la castañita parecía asustada de Yunjin, pero aún la miraba con una adoración casi religiosa. Chaewon no entendía su relación, pero sabía que algo detrás de la máscara de "pareja perfecta".

La gota que colmó el vaso, fueron las marcas en el cuerpo de Kazuha.

Un día había estaba en el lavamanos tranquila, lavándose las manos, cuando Kazuha entró.

—Hola, Wonnie. —dijo ella.

—Hola, pequeña —Chaewon casi suspiro—. ¿Cómo estas?

—Bien, un poco preocupada por los exámenes ¿Y tú? —río un poco, acercando sus manos al lavabo. La coreana no entendía porque se las iba a lavar sin más si ella no había entrado al baño, pero tal vez Kazuha sólo era alguien muy limpia.

—Bien también, pero falta mucho para los exámenes, no te quemas la cabeza con eso tan pronto. —aún faltaban dos meses, pero ella también sabía que Kazuha era de los mejores promedios de su semestre, así que probablemente ya estuviese estudiando.

—Estoy tratando de tomármelo con calma. —respondió la chica. Llevaba un suéter azul que le quedaba unos talles grande, por lo que dobló las mangas para no mojarlas.

Entonces Chaewon lo vió.

Moretones en sus muñecas, como si alguien hubiese apretado con demasiada fuerza hasta marcarlas en su piel.

Kazuha no se había dado cuenta hasta que pilló los ojos de Chaewon en sus manos a través del espejo. Un sonrojo inundó su rostro mientras volvía a acomodar su ropa, ¿Cómo había sido tan tonta? El que los moretones fueran normales para ella no significaba que lo fueran para los demás.

—Kazuha, ¿Estás...?

—Estoy bien, unnie, el otro día me puse unas pulseras muy apretadas que me dejaron marca, no es nada. —la pequeña parecía muy tranquila, pero Kim no estaba segura. Esas marcas se veían demasiado mal como para haber sido causadas por pulseras, y Kazuha se veía tan frágil, no quería imaginar lo que su imbécil novia podría hacerle si estaba lo suficientemente molesta.

La más baja se estremeció.

—¿Estas segura de qué...?

—Si, y ya me tengo que ir, gracias por preocuparte, Chaewon. —la chica no la había dejado terminar ninguna de sus oraciones antes de irse.

Esto no la dejo para nada tranquila.

***

Tal vez están muy enamoradas, en serio. Pensó Chaewon.

Sabia que estaba mal fijarse en una chica comprometida, pero con Kazuha no lo pudo evitar, y lo peor, ella había resultado ser tan buena persona que ahora se sentía atada emocionalmente. Toda la clase la amaba, ¿Te enfermaste y no pudiste tomar notas? Kazuha te prestaría las suyas, ¿No tienes equipo para el trabajo? Kazuha te metería al suyo como fuera, no importaba si tuviera que convencer al profesor de dejarla tener más intrigantes, ¿Te fue mal en un examen? Kazuha sería tu tutora para el siguiente, y no te cobraría nada.

Todo lo contrario a su novia, excepto porque ambas sacaban buenas notas, Yunjin jamás te prestaría sus notas, ni te enseñaría aunque le pagarás.

Eran tan diferentes, pero había que admitir que los sueters de tela pastel de Kazuha se veían bien al lado de las chaquetas oscuras de Yunjin, cualquiera podría apreciarlo.

Sin embargo, Chaewon seguía suspirando por la extranjera, de forma muy literal. Ese día había llegado Kazuha sola, sin su novia, y se había sentado frente a la coreana, en su lugar habitual, aunque la clase no tuviese lugares asignados.

La más baja suspiro al ver lo hermosa que iba ese día con una polera rosada y unos jeans claros.

—¿Disfrutando la vista, Chaewon? —la chica en la silla casi pega un salto. La risa burlona de Huh Yunjin hizo a Chaewon sacar humo por las orejas.

—¿Que mierda quieres? —dijo de malhumor. La que consideraba su enemiga mortal estaba parada enfrente a ella, riéndose.

—Ay, Chae, nunca vas a aprender que Kazuha jamás va a mirarte, ¿Verdad? —el rostro de Chaewon se puso rojo de la rabia, mientras la nipona sintió sus orejas calentarse por las palabras de su novia.

—J-Jinnie, déjala, ¿Si? —la mencionada volteo a hacia su novia, tenía una sonrisa perversa en su rostro.

—¿La estas defendiendo, amor? —el apodo parecía haber salido en un tono sarcástico.

—N-No, amor, yo solo...

—Hablaremos luego, Kazuha —descaradamente interrumpió la oración de su novia y tomó asiento al lado de Chaewon—. No está ocupado, ¿Verdad? —dijo con un fingido interés. Kim solo rodó los ojos, no quería armar una escena porque sabía que eso era exactamente lo que Yunjin quería de ella, una reacción. Así que no se la dió.

Pero a Chaewon no le gustaba para nada la forma en la que Kazuha había tartamudeado y parecía demasiado nerviosa al responderle a su novia, no podía evitar sentirse preocupada por Kazuha.

Así que un plan llegó a su cabeza.

Trataría de encontrar a Zuha sola, en algún momento y trataría de hablar con ella. Sabía que probablemente no funcionaría, pero sentía que tenía que intentarlo.

Tenía casi memorizado el horario de Kazuha, porque se parecía mucho al suyo propio, ambas se iban a especializar en filosofía, mientras que la imbécil de Yunjin solo las acompañaba en una clase; historia, debido a su carrera elegida, leyes. Si, parece casi irónico.

Así que tenía el resto del día para inceptar a Nakamura, pero debía ser rápida, porque Yunjin prácticamente la iba a buscar después de cada clase.

Una vez sonó el timbre de su clase antropología, ella se apresuró como lo que era; una mujer con una misión.

—¡Kazuha! —llamó la atención de la chica, y esta paro de caminar para voltear y sonreírle cálidamente—. ¿Tienes un minuto? —pregunto ya enfrente a la chica.

—Si, claro, Chae —ella removió un mechón de cabello de su rostro tímidamente, haciendo a Chaewon perderse en su precioso rostro por un segundo—. De hecho quería hablar contigo sobre lo de antes con Yunjin, se que ella puede parecer un poco...

—Zuha, ni lo menciones, no estoy molesta —Kazuha asintió—. Pero si quería hablarte sobre algo, yo... —Chaewon no sabía como decirlo—. Es solo que ustedes dos parecen muy diferentes. —la más alta pareció sorprendida por el comentario.

¿Ah?, ¿Yunjin y yo? —ladeó la cabeza—. Creo que si, somos diferentes.

—Kazuha, lo que quiero decir es que... —suspiro—. A veces pareces un poco ¿Cohibida? Cuando ella está cerca y... No se, solo, sabes que puedes hablar conmigo si ella está...

—Chaewon—interrumpió—. Creo que se a donde va esto, lo he oído antes, pero créeme, no hay nada de que preocuparse —la más baja quedó desconcertada por el repentino cambio de actitud—. Ahora, si me disculpas, tengo que ir a buscar a mi novia.

***

Chaewon repasaba en su mente su conversación con Kazuha.

¿La había ofendido de alguna forma? ¿Se había pasado? Ella solo quería asegurarse de que estuviera bien.

Su teléfono no dejaba de sonar, Sakura, una de sus mejores amigas había insistido en que fueran a una fiesta que estaba pasando en la casa de algún tipo popular de la universidad, pero ella no tenía ganas; sin embargo, no contó con que su amiga aparecería en su casa y prácticamente la arrastraría a su auto.

Y mágicamente se encontraba entrando a la fiesta. Lo primero que notó, fue que quien será que era el dueño de casa estaba forrado. La casa era gigante y tenía tantas cosas de valor que tenía miedo de moverse por ahí, pero para su pesar, también estaba repleto ahí adentro.

La multitud la hacía sentir incómoda, ella nunca había sido especialmente extrovertida, a diferencia de Sakura, quien ya se encontraba hablando con todo el mundo. Simplemente había querido sentarse a beber su soda sin hablar con nadie, pero eso tampoco funcionó después de que una chica preciosa prácticamente se había desmayado en su regazo, luego de caer hacia ella y vomitarle encima.

Definitivamente no era su día de suerte.

Fue corriendo al baño a limpiarse, por suerte era un día medio fresco, así que llevaba un abrigo por encima, pero empezó a morirse de frío una vez que quedó en una simple blusa blanca. Salió del baño dispuesta a irse, con o sin Sakura.

—¿Chaewon? —una voz llamó suavemente su nombre y ella volteó. Kazuha estaba allí, con uno de sus adorables sueters, estaba vez de color amarillo, pero no tenía esa linda sonrisa que siempre se le veía, sus ojitos estaban rojos y se estaba abrazando a sí misma como si tuviera frío.

—¿Zuha? ¿Qué pasó?.—preguntó preocupada.

—Yo... —la voz de la chica parecía a punto de quebrarse—. N-No quiero hablar de eso, Yunjin... —no tuvo que decir más antes de que Chaewon tuviera sus brazos rodeándola. Su corazón latió con fuerza al sentir a la más pequeña derretirse en su abrazo.

—Vamos a un lugar más privado y puedes intentar decirme lo qué pasó, ¿Si? —ella solo asintió, con su cabeza todavía pegada al pecho de la más bajita.

***

Encontraron una habitación vacía en la parte de arriba de la casa, le pareció extraño que Kazuha supiera exactamente donde estaba, pero no se le ocurrió preguntar, tal vez conocía al dueño.

—Tenias razón, unnie, ella es mala. —dijo con un rostro triste.

—¿Qué te hizo, Kazuha? Puedes confiar en mi. —La japonesa se había sentado en la cama de la habitación. Esta era completamente blanca, con muebles en color negro, al igual que las sábanas, Chaewon se sentó a su lado.

—No quiero hablar, solo quiero que me abraces. —un pequeño puchero se formo en sus labios y Chae no se pudo contener. Volvió a abrazar a la menor.

Ella olía a vainilla y la tela de su suéter era tan suave, se estaba volviendo loca sintiendo que Kazuha encajaba perfectamente con su cuerpo.

La menor se aferraba a ella con desesperación, cómo sedienta de su cariño. Al separarse, sus rostros quedaron tan cerca que Chaewon sintió que se le cortaba la respiración.

—Kazuha... —y antes de darse cuenta, la otra había unido sus labios.

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