TENSIÓN

CHAPTER 02

La noche se presenta y el sonido a lo lejos de una habitación se escucha. Garam se encuentra en ella junto al sofá en posición fetal. La tristeza la había abrazado en cuanto llego al apartamento en donde vivía junto a Jimin.

Este se había quedado en Nueva York con la excusa de quedarse más tiempo, porque le encantaba el lugar. Aunque agradece un poco el hecho de que se haya quedado ahí, pues no puede seguir fingiendo de más.

El sonido del celular se hace notar, era su madre.

─Garam, hija. ─Dice del lado del teléfono. ─La madre de Jungkook está realizando una cena para agradecer el año nuevo. ─Comenta.

Garam suspira, no quería ir. Más bien no quería verlo, sabía que volvería.

─Mama, no creo tener ánimo para eso. ─Fingió toser, con tal de zafarse.

─¿Estas bien, hija? ─Preocupada, así se escuchaba su voz de un momento a otro.

─Si, solo es el cambio de clima que me está afectando. ─Respondió desganada.

─Aun así hija, haz el esfuerzo de ir. Dalmi ha sido muy linda conmigo después de haber perdido la casa por el idiota de tu padre. ─Garam cierra sus ojos con presión.

Park Dalmi, había sido tan servicial con nosotros, puesto que se había hecho una gran amiga de mi madre. Y ella sentía que le debía mucho y esperaba ayudarla, así como ella lo está haciendo.

─Está bien. ─Expresa con una perezosa voz. Tenía razón, debía ir. ─Dijo eso último para terminar de hablar con su madre un poco más y terminar la llamada.

Garam podía recordar muy bien con tan solo cerrar los ojos y ver aquella escena que aún sigue siendo dolorosa para ella. ¿Por qué tenía la mala suerte de verlo? Y precisamente el día que iba a confesarse. Ahora era un completa pérdida de tiempo decirle, si su corazón le pertenecía a su hermana. Pero ¿Por qué ella? Entre tantas mujeres en el mundo, tenía que ser ella...Eunha.

Aunque era un poco cruel en tan solo desear o si quiera pensar que ellos dos terminen para tener una oportunidad la deja en una terrible posición. Se sentía como una traición, pues no solo estaban sus sentimientos hacia él, si no que él nunca le contó que sentía por su hermana, incluso para este punto no sabía que habían estado saliendo. ¿Cómo lo llamarías? ¿Una traición? Claro que no, ninguna de las dos partes sabia de sus sentimientos, pero así se sentía. 





( ... )




La gran mansión Park brillaba con elegancia. Las luces cálidas resaltaban los detalles dorados de los muebles y las delicadas cortinas que caían hasta el suelo. En una esquina de la sala principal, Garam estaba junto a la ventana, observando el jardín nevado. Sus brazos cruzados frente a ella eran un escudo invisible contra la ansiedad que sentía.

Jimin aún no había llegado, pero su sola presencia en esa casa le resultaba asfixiante. Sabía que, tarde o temprano, tendría que enfrentarlo, pero no quería hacerlo ahora. Sus pensamientos se interrumpieron al escuchar unas pisadas detrás de ella. Un escalofrío le recorrió la espalda, y, sin pensarlo, contuvo la respiración.  

Las pisadas se detuvieron justo a su lado, y una voz familiar habló con un tono suave, casi burlón.

—¿Qué haces aquí, Garam? No es como si estuvieras escondiéndote, ¿o sí?

Ella giró lentamente, encontrándose con la mirada de Jungkook. Llevaba una sonrisa ladeada, ese gesto que siempre parecía decir que sabía más de lo que mostraba.

—No tengo que esconderme de nadie —Respondió con firmeza, aunque su tono se mantuvo sereno —Y tampoco necesito estar pegada a Jimin todo el tiempo. Cada uno tiene su espacio.

—Ah, ya veo, —contestó Jungkook, alzando una ceja con una sonrisa que parecía disfrutar del momento—. Entonces, ¿por qué pareces tan nerviosa? Aunque... no te culpo. Después de lo del Año Nuevo, cualquiera podría estar un poco tenso.

Garam frunció el ceño al escuchar sus palabras, tratando de no dejarse afectar. Pero antes de que pudiera replicar, Jungkook se inclinó apenas, bajando el tono de su voz como si estuviera compartiendo un secreto.

—Tranquila. No te preocupes. Soy bastante bueno guardando secretos... siempre que valgan la pena.

Ella rodó los ojos, cruzando los brazos con más fuerza para marcar distancia.—No necesito que guardes nada por mí, Jungkook.

Él soltó una carcajada ligera, claramente disfrutando de la incomodidad que había causado 

—Relájate, Garam. Solo estoy bromeando.

Las voces de las madres provenientes de la sala irrumpieron en la escena, interrumpiendo el momento. Jungkook se separó de la pared y comenzó a alejarse, pero no sin antes detenerse y dirigirle una última mirada, con ese brillo burlón en sus ojos.

—Por cierto, si realmente quieres que nadie note nada, quizá deberías intentar no parecer que estás huyendo de Jimin. No es que me importe, claro. Lo que tenga que ver con él... bueno, me es bastante irrelevante. Pero igual, piénsalo.

Sin esperar respuesta, se alejó tranquilamente, dejando a Garam mirando al jardín con un suspiro frustrado. Jungkook siempre sabía cómo jugar con los nervios de cualquiera, y lo peor era que lo disfrutaba.

La sala del comedor estaba iluminada cálidamente, con la mesa preparada con esmero para la cena para agradecer otro Año Nuevo más juntos.

Garam fue una de las primeras en sentarse, escogiendo el asiento más alejado de donde Jimin podría alcanzarla. Pero apenas se acomodó, escuchó su risa suave y familiar acercándose. Al levantar la vista, lo vio caminar hacia su dirección con una sonrisa en los labios.

Justo cuando Jimin estaba por sentarse a su lado, Jungkook apareció con su andar despreocupado y tomó el asiento junto a ella sin dudarlo.

—Disculpa, no te vi. —Dijo Jungkook con un tono despreocupado, aunque una chispa de diversión brillaba en sus ojos mientras dirigía la mirada a Jimin.

Jimin se detuvo en seco, mirándolo con algo de sorpresa, antes de soltar una pequeña maldición a lo bajo y moverse al asiento del otro lado de Garam.

Ella, sin embargo, no levantó la vista, enfocándose en el plato frente a ella y esperando que nadie notara su tensión. Pero entonces sintió la mano de Jimin tocar suavemente su brazo.

—Garam, ¿estás bien? —Preguntó con una mezcla de preocupación y calidez. Había notado precisamente que ella parecía evitarlo.

Garam se tensó, apartando el brazo sutilmente mientras fingía ajustar el borde de su servilleta.

—Sí, estoy bien. —Respondió con una voz medida, sin mirarlo directamente.

Antes de que Jimin pudiera decir algo más, Jungkook, que había estado observando todo con una sonrisa apenas perceptible, intervino.

—Vaya, Jimin, tan atento como siempre. No sabía que eras el encargado oficial de verificar el bienestar de todos.

Jimin giró hacia él con una sonrisa un tanto forzada.

—No tiene nada de malo preocuparse por tus amigos, ¿verdad?

Jungkook alzó una ceja y se recargó en su silla con una expresión de exagerada reflexión.

—Claro que no. Aunque, con tanto esfuerzo, cualquiera pensaría que estás buscando algo más que amistad.

Garam apretó los labios y cerró los ojos un momento, deseando estar en cualquier otro lugar. Las risitas de las madres en la sala cercana no ayudaban a aliviar la tensión que parecía crecer entre ellos.

Jimin ignoró el comentario, inclinándose un poco hacia Garam.

En eso las voces animadas de las madres entraron al comedor con los platos principales. Mientras todos empezaban a servirse, la tensión entre Garam y Jimin seguía siendo palpable, y Jungkook, con su actitud juguetona, no hacía más que avivar el fuego con cada palabra y mirada. Pero cuando todos arecían muy centrados en sus conversaciones, Jimin se acercó a Garam.

—Garam, estás actuando raro. ¿Me estás evitando? —Hablo en un tono bajo, pero claramente preocupado.

Garam dejó el tenedor en su plato y finalmente levantó la mirada hacia él, aunque sin sostenerla por mucho tiempo.

—No te estoy evitando, Jimin. Solo estoy cansada... del viaje, de todo. No es nada contigo.

Jimin la observó con una mezcla de duda y preocupación, pero antes de que pudiera replicar, Jungkook decidió intervenir, inclinándose ligeramente hacia ellos desde su asiento.

—¿De todo? Vaya, eso suena serio. Jimin, parece que le estás dando más trabajo del que puede manejar.

Garam frunció el ceño y lo fulminó con la mirada.

—Jungkook, ¿puedes dejar de meterte donde no te llaman?

—¿Yo? Solo estoy haciendo un comentario inocente. —Respondió Jungkook con una sonrisa burlona, llevando un trozo de comida a su boca —Además, ¿No es eso lo que hacen los amigos? Compartir cargas... o evitarse mutuamente, dependiendo de cómo lo veas.

Jimin suspiró, pasando una mano por su cabello, claramente irritado.

—Jungkook, en serio, no es el momento.

Jungkook levantó las manos en un gesto de aparente rendición.

—Tranquilos, solo trato de aliviar la tensión. Aunque diría que la estás manejando de maravilla, Jimin.

Garam apretó los labios, sosteniendo el cuchillo con más fuerza de la necesaria mientras Jimin desviaba la mirada hacia su plato, visiblemente incómodo.

El ambiente en la mesa seguía tenso, y aunque las risas y conversaciones de las madres llenaban el espacio, entre los tres jóvenes, la incomodidad era palpable.

Cuando la cena terminó, las madres empezaron a recoger los platos, charlando entre risas sobre los planes del nuevo año. Jimin aprovechó el momento para dirigirse a Garam con una mirada determinada.

—¿Lista para irnos? Debemos hablar.

Garam asintió brevemente, pero antes de levantarse, se giró hacia Jungkook, quien seguía sentado, jugando con su tenedor y claramente disfrutando del espectáculo.

—¿Te parece gracioso? —Le espetó en voz baja, asegurándose de que las madres no pudieran escuchar.

Jungkook alzó la mirada con fingida sorpresa.

—¿Yo? ¿Gracioso? No sé de qué hablas.

—Deja de meterte en cosas que no son asunto tuyo, Jungkook, —Le dijo, apretando los dientes.Él se inclinó ligeramente hacia ella, apoyando el codo en la mesa y sonriendo de manera provocadora.

—Oh, pero es difícil no notar lo que está justo frente a mis ojos. Además, admitámoslo, Garam, esta situación es bastante... entretenida.

Ella lo fulminó con la mirada, pero él continuó, bajando la voz lo suficiente para que solo ella pudiera escucharlo.

—Y hablando de situaciones... ¿cómo planeas manejarlo? Porque tengo la sensación de que Jimin querrá hablar contigo esta noche. Ya sabes, cosas de mejores amigos.

Garam se cruzó de brazos, intentando mantener la compostura.

—Eso no es asunto tuyo. —Soltó arisca.

Jungkook se recargó en su silla con una sonrisa satisfecha.

—Por supuesto que no. Pero, si necesitas consejos, ya sabes dónde encontrarme.

Ella negó con la cabeza, frustrada, y se levantó rápidamente de la mesa. Jimin la siguió, visiblemente confundido por la breve interacción entre ellos. Mientras caminaban hacia la puerta, Jungkook los observó con un destello de diversión en sus ojos, murmurando para sí mismo.

—Quién diría que tú también serías tan complicada, Garam.

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