CONFESIÓN FALLIDA

CHAPTER 01

La noche anunciaba que el año estaba a punto de terminar, y la de flequillo castaño esta tan nerviosa y estresada a este punto que ni si quiera se había dado cuenta que estaba a solo unas horas de confesar lo que sentía por el peliblanco.

 Su nerviosismo combinado por su corazón palpitante cuando miraba a Jimin sonreírle emocionado por compartir otro año juntos. Se conocen de toda la vida, sus madres son muy amigas y cuando el padre de Jimin decidió por engañar a su madre, Garam fue un apoyo importante en Jimin lo que reforzo más su amistad, que se estaba formando desde la niñez.

 Ahora son adulto jóvenes, estudiando carreras para empezar su propio futuro y se alegran de tenerse el uno al otro.

─¿Qué miras tanto? Muévete o te perderás. ─Escucho al rubio de repente deteniéndose de su lado y pasando después de haberlo dicho.

Y ahí estaba Jungkook, el odioso hermanastro de Jimin. Que a pesar de no tener la culpa de que su madre fuese la amante del padre de Jimin y se dieran cuenta hasta que se descubrió a la mentira. La madre del peliblanco decidió tener una buena relación con la madre de Jungkook, pues ambas habían caído en los engaños de Park Heeseung, el padre de Jimin y Jungkook, por lo que la madre de Jungkook, Jeon Doyun decidió dejar su apellido en el nombre de su hijo, aferrándose a la idea de que Heeseung jamás fue su padre, aunque los lazos familiares sigan ahí.

Garam suspiró, pero solo se limito a seguir el camino, dándole la razón al rubio.
Caminaban por Nueva York, específicamente en el Time Square, dispuestos a ver la cuenta regresiva de este. Era la primera vez de la castaña así que perderse en un país así no estaba en sus planes. Busco a Jimin con la mirada, puesto que iba detrás del rubio, estaba tan pérdida en sus pensamientos de como decir que sentía que olvido por completo al peliblanco.

Este se encontraba charlando con Eunha quien estaba riendo alegremente con él. Agradeció que su hermana menor estuviera entreteniéndolo mientras ella busca las palabras indicadas para confesarse. Tenía tanto miedo y ¿Si su amistad se arruinaba? ¿Qué pasaría con ellos? Tenía tanta inseguridad, pero no podía retener más ese sentimiento, necesitaba que él lo supiera porque ya no podía seguir torturándose a sí misma.

─¡Jungkook cariño, ven a tomarte una foto con tu madre! ─Alzó las manos emocionadas, Jungkook negó con la cabeza y cerrando sus ojos, parecía apenado por el comportamiento de su madre, pero hizo caso sin reprochar una palabra.

Miro su teléfono, eran aproximadamente las 11:50 debía decirlo ya, antes de que todo el mundo le diera la bienvenida al año nuevo. Busco con la mirada a Jimin, ya que hace un momento se distrajo con el rubio y su madre. Le pareció raro no encontrarlo por donde lo había visto la última vez. Miro a su madre y a la madre del peliblanco, Park Dalmi, quienes se encontraban charlando.

─Disculpe, ¿Ha visto a su hijo? ─Preguntó tocando el hombro de la pelinegra.

─Garam, cariño. ─Dijo su madre feliz. ─Vi a tu hermana caminar junto a él hacia esa tienda, me dijo que verían un par de recuerdos para llevar a casa. ─Sonrió.

─Deberías decirles que vuelvan, el año nuevo esta apunto de empezar y debemos recibirlos todos juntos. ─Sugirió y la castaña asintió obedeciendo.

Camino con rapidez hacia la tienda que señalo su madre, Jo Boreum. Se acercó y diviso al peliblanco junto a Eunha, su hermana. El miedo se instaló en su pecho, su corazón comenzó a palpitar aceleradamente, sus manos se hicieron puños, ya era el momento. Dio pasos torpes intentando llegar a ellos, pero se detuvo en seco cuando vio al peliblanco besando los labios de su hermana, Eunha.

El viento desordeno su flequillo que se acomodaba muy bien en su frente, se quedó helada mirando tal escena, no sabía que hacer, que decir así que sus lágrimas salieron sin previo aviso, el miedo que se instalaba en su pecho desapareció por una inmensa tristeza. Sintió como todos sus deseos por querer decirle como se sentía desaparecieron.
La cuenta regresiva comenzó, Garam seguía sin moverse al ver como ambos se sonreían el uno al otro. Ni si quiera podía moverse, al ver que estaban regresando hacia donde se encontraban anteriormente, una figura conocida se puso al frente para cubrirla de ellos, alzo su mirada y se encontraba el rubio, mirándola sin ninguna expresión en su cara.

─Regresemos, tu madre esta preguntando por ti. ─Dijo sin más y tomo la mano de Garam sin preguntar si quería ir.

─¡Cuatro, tres...!

─Sonríe Garam, no dejes que noten como te sientes. ─Susurro a su oído, antes de irse.

─¡Dos, uno, Feliz año nuevo! ─Gritaron todos, mientras se abrazan, Boreum, su madre corrió abrazarla. Garam coloco su mentón en su hombro mirando al cielo.

─Feliz año nuevo, hija. ─Dijo tiernamente.

─Feliz año nuevo, mamá. ─Murmuro con pocos ánimos y un nudo en su garganta.

Su madre se separó preocupada. ─¿Estas bien, mi pequeña? ─Acarició su cabello y la miro dispuesta a escuchar a su hija.

─Lo estoy. ─Asintió. ─Es que me conmueve empezar otro año con las personas que amo. ─Dijo sin soportar más, sus lágrimas ya estaban en sus mejillas y su llanto comenzaba a apoderarse en su garganta.

─¡Oh mi niña, ven aquí! ─Volvió a abrazarla, tratando de calmarla.

─Te amo, mamá. ─Dijo escondiendo su cara en hombro.

─Y yo a ti, linda.

Pasaron unos breves minutos en esa misma posición cuando una voz que conocía completamente la ahogo en melancolía.

─¿Me permite también abrazar a mi mejor amiga? ─Las palabras del peliblanco solo dañaba a Garam indirectamente.

Su madre la alejó teniendo el permiso de Garam y esta solo miró aquellos ojos del peliblanco. Se quedaron solos puesto que su madre busco a Eunha.
Sus facciones cambiaron, al darse cuenta de las lágrimas de Garam.

─¿Por qué lloras? ¿Estas bien? ¿Paso algo? ─Él bombardeo de preguntas mientras se acercaba para ubicar su mano en su mejilla dispuesto a limpiar sus lágrimas que caían a causas de él sin saberlo.

Miro una vez más a Jimin y lo abrazó inmediatamente, sintiendo la calidez de su cuerpo. Escondió su cara con su pecho, sentía como si fuera una clase de despedida y todo sería diferente ahora.

─¿Qué ocurre? ─Volvió a preguntar susurrando debido a la cercanía.

La castaña no estando segura de decirle la verdad o mentirle decidió guardar silencio atesorando ese momento en donde se sentía feliz de estar por última vez en los brazos del peliblanco.

─Feliz año, Garam. ─Dijo eso depositando un beso en su cabeza, dejando que siguiera el abrazo que tanto se aferraba la castaña.

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