PRÓLOGO

Lo odio, lo odio, él debería morir y yo lo mataré. - Pensó ella subiendo a su moto

Arrancó, pero por la rabia que tenía no vio venir al camión que terminó llevándose por delante.

Murmullos y más murmullos era lo único que escuchaba también sirenas aunque intentaba moverse, no podía sentir cómo movían su cuerpo, intentaba moverse pero le era imposible. Ella luchaba para abrir sus ojos  por tanto esfuerzo terminó cansada y se desmayó.

Cuatro meses después supuestamente

La veía salir de su edificio con su típica falda rosa y blusa  blanca casi transparente, su ropa dejaba que la imaginación de cualquier hombre volara. Cuando la vio cruzar la esquina, Hela se puso la máscara y se adentró en el edificio. Buscaba la puerta 134, donde había pasado tanto tiempo con su supuesta mejor amiga. Entró en el piso y cerró la puerta tras ella, abrió su maletín y sacó sus cuchillos, eran tres exactamente. Unas preciosidades pensaba ella mientras las limpiaba con lejía para que quemara cualquier rastro de sangre de otras víctimas. Cuando terminó, cogió el móvil de prepago y llamó a su siguiente víctima. 

*Hola – respondió su víctima al otro lado del teléfono

Encendió la grabadora

*Hola señorita Brooklyn soy yo su casero – salió de la grabadora

*Dígame, ¿Pasa algo con la casa? 

*Sí, hay una problema con la luz y necesitamos ver todos los pisos para ver de donde proviene el problema 

*Oh vale, estaré ahí en cinco minutos 

*Vale adiós – apagó la grabadora 

Tras 10 minutos, se escuchaba  como giraba la llave en la cerradura, solo se acomodó en su silla esperando que su víctima entrara en la casa. Cuando entró totalmente encendió la luz y cerró la puerta 

- ¿Quién eres tú? – preguntó Brooklyn al darse cuenta de la presencia de la muchacha 

Se levantó y se acercó a ella, Brooklyn solo la miraba sorprendida

-Como no te vayas gritaré - dijo Brooklyn con la voz entrecortada        

Sacó el cuchillo y se lo clavó  en la barriga haciendo que Brooklyn se arrodillara de dolor , cogió su segundo cuchillo y le abrió los senos sacándole  los implantes. Ella cayó al suelo desangrada

-¿Qué quieres de mí? – preguntó Brooklyn con las  pocas fuerzas que le quedaban

Encendió la grabadora

-Me da pena, no sabe el asco que le tengo – salió de la grabadora 

Brooklyn se sorprendió al darse cuenta de que era su voz

Sacó el último cuchillo y se lo clavó en la frente, matándola por completo. 

Guardó todos los cuchillos salvo el que tenía la chica clavada en la frente, le echó lo que quedaba del bote de lejía y se fue dejando el cuerpo sin vida de su amiga.

Se tapó bien la cara para que ninguna cámara la detectara.

dos días después

Faltaban todavía ocho días para sus vacaciones. El inspector Chack Werner, instalado en su espacioso y claro despacho, leía y releía el caso del asesino de los tres cuchillos. La mayoría de las pruebas eran absurdas.

El inspector Werner se reclinó en su asiento, vivamente estresado.

La inspectora Clara Foster, que en aquellos instantes entraba en el despacho, echó una mirada a su marido y dijo, preocupada:

-Supongo que no hay nuevas pruebas, salvo el cuchillo de la frente….

-¿Nuevas pruebas? – exclamó él, decepcionado – es muy extraño, tres cuchillos distintos y solo encontramos uno – suspira con pesadez – es el mismo modus operandi que los otros casos – cierra la carpeta con fuerza.

La inspectora se sentó, su tristeza y su preocupación no fueron menores que las del inspector

-Parece uno de los casos más difícil que nunca hemos tenido – dijo

Su marido asintió

-Sí, es sencillamente imposible. No lo comprendo…

-Yo… - pensó antes de seguir hablando – lo comprendo – su marido la miró sorprendido – las víctimas no tienen nada que ver una con la otra – se levanta y abre la carpeta – pero ahí algo que caracteriza a cada unos – rebusca en las páginas – Inés Pock, tiene todas las heridas habituales pero también tiene otras por ejemplo La puñalada en las piernas – pasa algunas páginas – Brooklyn Black tiene los dos pechos abiertos y le sacaron los implantes – cierra la carpeta y lo pone con fuerza sobre la mesa – mató a esas víctimas por alguna razón, estamos enfrente de una psicópata – cae en la silla agotada

-¿Una? – pregunta el inspector curioso por la teoría de su esposa

-Mató a la mayoría de sus víctimas por celos o resentimiento, y también encontraron una uña postiza en el cadáver que acaban de encontrar – aclaró orgullosa

Chack permaneció un momento en silencio.

Pensaba en el inspector Svend, el padre de Evans, tras su muerte, su hijo y heredero un hombre muy culto, inteligente y ha resuelto todos los casos que le han dado puesto. El ya estaba viejo y sigue con el caso terminaría teniendo un infarto, al contrario que Evans. Él era muy joven y podría ser el policía más joven que ha llegado a inspector.

Miró a su esposa, que estaba sentada delante de él mirándolo con exactitud

La inspectora Foster sonrió:

-No sé por qué pero presiento que debo llamar al inspector Evans Svend para que vigile a la mejor amiga de Brooklyn y hijastra de Lucky Johnson

El inspector el que una cabeza pensativo

Cogió el  micrófono y dijo

-Inspector Evans Svend, por favor, venga a mi despacho tengo que hablar con usted urgentemente

Evans no tardó mucho en venir.

Llevaba una camisa azul claro, con unos botones abiertos y unos vaqueros negros que lo hacían lucir sexy y serio.

-¿Me llamaba? – dijo Evans rompiendo el silencio

- Sí, porque como sabrás dentro de poco me jubilaré y en todos mis casos he conseguido averiguar quién es el asesino, pero no el de mi caso más difíciles el asesino de 3 cuchillos que ahora he averiguado que es asesina – tomó aire – quiero que te hagas pasar por una adolescente para vigilar a la mejor amiga de Brooklyn Black y a la hijastra del Lucky Johnson ¿aceptas? – preguntó el inspector serio.

-¿Por qué debería aceptar? – preguntó Evans metiéndose las manos en los bolsillos delanteros haciéndolo lucir más tranquilo pero igual de serio y frío

-Sé que quieres llegar a capitán y sin mi ayuda no podrás hacer mucho – afirmó el inspector

-Vale, acepto – dijo a regañadientes intentado mantener su seriedad a pesar de estar muy molesto

-Bien, ahora sal de mi despacho dentro de unos minutos vendrán unos agentes que te darán tu nueva identidad y un cambio de aspecto totalmente para parecer más joven y más ingenuo

Al día siguiente

WARGINSTOWN, 7: 00 am

Este es el caso que me enviará al estrellato - pensó Evans abriendo el papel se su nueva identidad

Liam McGarett, 16 años

Se fija en que también hay una foto de ella, era una muchacha hermosa, de pelo negro rizado, sus ojos negros tanto que se podían ver la maldad en ellos, su piel era pálida y sus labios eran finos y rosados.

Liam se colocó en la puerta esperando a que ella apareciera. Cuando la ve, la examina de arriba abajo, lleva puestos unos vaqueros negros, una sudadera negra ocultando su cabello con la capucha y unas zapatillas negras. Iba a pasar por su lado pero  la detiene.

-Hola, disculpa ¿Me podrías decir dónde está el despacho del director? – lo mira de arriba abajo con repugnancia

-Hola – dijo ella, mejor dicho susurró – ven, te acompaño – empezó a caminar y él la siguió unos poco metros atrás dejándole ver el hermoso trasero de la chica o eso pensaba él.

Mientras pasaban la gente miraba con terror hasta que algunos salieron corriendo. El muchacho miraba todo con rareza y no se había dado cuenta de que la chica se detuvo hasta chocar con la espalda de la muchacha.

-Es aquí – dijo señalando una puerta donde ponía dirección.

-Gracias – dijo Liam viendo como la chica se iba yendo – posdata soy Liam – sonríe llamando la atención de la muchacha.

-Hela – respondió por cortesía y se fue

Que chica más linda pero a la vez extraño - Pensó Liam antes de entrar en dirección









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Así comenzó algo que nunca podrá tener un “vivieron felices y comieron perdices”

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