-Warm Mugs-
Café.
Bebida creada por dioses desde tiempos inmemorables; tal vez casi al mismo nivel que la cerveza. Aún no lo decidía.
Disfrutar de su aroma siempre hipnotizaba sus sentidos lo suficiente para creer que podría ser un buen día, incluso si ello implicaba ser de los primeros en levantarse para ello.
Mejor así.
No era por intolerante ni nada por el estilo, adoraba a los mocosos, pero si podía desayunar antes de que bajaran con sus gritos y perfume a leche con cereal sin duda podría ser más feliz.
Oh, pero ahora no estaba atento a ello, sino a la cafetera de Hank que estaba a nada por soltar aquel pitido tan ansiado, casi contacto los segundos mientras sacaba algo de azúcar y consideraba quizás robar las donas del desafortunado que dejó la caja sin marcar con nombre.
Quien lo encuentra se lo queda no ¿No? Aunque el dueño se podía considerar afortunado, y es que al viejo Wolverine no le llamaban tanto los dulces.
Sólo tomaría uno para no desayunar tan ligero. Ni siquiera incluía lácteos para acompañar, el café le gustaba más así.
Puro, humeante, con apenas un poco de azúcar y servida en su taza, justo como ahora se permitía en la paz de su solitario desayuno.
Sin embargo, justo en medio de su primer sorbo algo familiar cosquilleó en su nariz, rompiendo aquella ilusión. No, no estaba solo.
Y más importante aún, aquella compañía olía similar a las tardes de otoño.
– Flaco.
– ¿Uh? Oh, Logan. Buenos días. - El castaño andaba aun tan soñoliento que con suerte se percató que el mayor estaba allí, más solo por oírlo nada más.
Aun era muy temprano, pero siempre un hombre madrugador y responsable. El propio Wolverine lo sabía, aunque de igual modo a veces aún le sorprendía encontrárselo caminando cual zombie por las mañanas.
¿Cómo le hacía para no chocarse con nada? Puede que tuviera puesto aquellos extraños visores, pero estaba totalmente seguro de que no siempre tenía los ojos abiertos por esas horas.
– ...¿Eso es café? -El aludido asintió.- ¿Aun hay?
Ante la pregunta estuvo tentado a decir que no, más sin embargo en lugar de eso se hizo a un lado enseñándole la cafetera aún a la mitad.
– Toda tuya, flaco. -Cedió sin drama alguno, así como tampoco mencionó que él lo preparó.
El café siempre era exquisito, y al compartirlo a veces creía que era incluso mejor.
O quizás solo lo imaginaba.
– ...Gracias. Me urgía para iniciar bien el día. -Habló Scott, casi arrastrándose hacia su meta.
Logan sonrió tras su humeante taza.
Yo ya tuve un buen inicio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top