Sinceramente, a veces aún no entendía del todo las ideas que Júbilo y Kurt tendían a organizar para "unir al equipo". Es decir, vivían bajo el mismo techo y se veían las caras todos los días ¿Qué más unidos debían ser? ¿Bañarse juntos o algo así?

Bueno... Eso no sonaba tan mal, tampoco lo que ellos planearon. La intención era buena aunque sosa a su parecer, pero combinaba con ellos.

Algo torpe pero inocente, así veía esa entrega de regalos. No lo culpen por opinar así, sigue siendo un hombre de más de 200 años, hay cosas que se le hacen de niños a veces pero igual las cumplía.

No por nada estaba allí junto a los demás, dudoso de abrir cierta caja de regalo que tenía sobre sus piernas.

Se suponía que la actividad era algo sobre " Santa secreto", o eso escuchó por parte de Kurt. Era simple, varios nombres fueron puestos en papelillos doblados dentro de una gorra y todos debían sacar uno. El nombre que le tocase era a quien debía de obsequiar algo, pero el chiste estaba en que nadie debía decir a quien sacó.

Eso lo descubrirían hoy cuando repartieran los obsequios tras la cena.

Bastante sencillo y sin drama ¿No?

Bueno, eso creyó a pesar de la molestia de ir a buscar un regalo días antes, hasta que llegó el momento y vio quien sacó su nombre.

Scott... No dejaba de darle vueltas a dicha sorpresa mientras observaba la sospechosa caja con papel brillante y moño incluido. Daba demasiada mala espina.

No es como si esperara una bomba o algo similar. Podría tener choques con el joven líder de equipo, pero no a ese punto.

Suspiró, ignorando las miradas que recibía y se decidió por abrirlo. Después de todo no podría ser tan malo ¿Cierto?

O eso creyó hasta que al abrir el obsequio reconoció el mismo aroma a lana que hacía picar su nariz casi tanto como cuando fue a la tienda y escogió un abrigo al azar para regalar el día de hoy.

Ese que a unos pocos menos Scott ya traía puesto con expresión molesta.

- ...Esta cosa cosa va a picar.

Ambos habían pensado la misma mierda.

Demonios.