Cuando vives mucho tiempo llegas a adquirir muchas experiencias que se supone te ayudaran para ir dos pasos al frente en variadas situaciones; pero aun así habían ocasiones en las que ni superando los siglos podía entender ciertas cosas o personas.

Scott Summer formaba parte de esa corta lista, y Logan no había siquiera terminado de digerirlo.

¿La causa?

Un tímido gesto que adornaba una de sus manos, a su vez que encogía el corazón de su portador.

Jamás se imaginó nuevamente envuelto en aquella locura, mucho menos con un chico al que le robaba la motocicleta cada tanto.

¿De verdad estaba bien?

Era cierto que su trato había ido evolucionando entre el paso del tiempo y lo vivido nada era como antes, pero aun así todo esto seguía dándole vueltas en la cabeza.

¿En qué está pensando ese mocoso para hacer esto? Rodó los ojos, conteniendo un gruñido en su garganta y observando lo que brillaba entre los dedos de su mano izquierda.

Ni siquiera recordaba cómo le hizo su cerebro para dar una respuesta apropiada, aunque agradecía que Scott entendiera sus acciones como una buena afirmativa.

Es decir... Entre los besos y la noche salvaje que le siguió a su propuesta era obvio que dio un sí ¿O no?

Logan así lo creía, aunque muy en el fondo no podía dejar de pensarlo mientras aquel castaño que inició todo dormía a su lado.

Yo volviéndome y el dormido como un bebé. Genial.

Tuvo ganas de darle con la almohada solo porque sí, pero logró contenerse. Todo eso robaba su atención más de lo que desearía.

Tal vez comenzaba a pegársele esa mala costumbre suya de sobre pensarlo todo. O era cosa del anillo, el cual se sentía más ligero de lo que imaginó.

Sí, tal vez era algo como eso.