-Blankets-

El invierno había llegado, y con ello aquellas lentas caminatas nocturnas de regreso a la mansión, puesto que sus pies siempre terminaban hundiéndose en la nieve, y de intentar correr, seguramente solo terminaría desgraciándose algún pie... De nuevo.

Suspiró, hundiéndose entre la calidez de la bufanda que envolvía su cuello y la gorra que ocultaba casi totalmente su castaña cabellera. No odiaba el frío, aunque reconocía que tener que salir no era su plan ideal en esa época del año.

No cuando no contaba con su móvil usual gracias a que cierto cavernícola se lo llevó sin permiso... De nuevo.

Maldito Logan...

¿Le costaba tanto pedir permiso o mínimamente avisar cuando se llevaba su motocicleta?

Bueno, no debería sorprenderle viniendo de Logan, pero igualmente le frustraba. Por culpa suya estaba regresando caminando a casa, aunque a este punto ni quejarse lo valía, ya solo terminaba de arrastrar sus pies unos metros más y llegaría.

Apenas llegue prepararé un poco de café para entrar en calor. Era su día libre, podría hasta incluso vaguear si quisiera.

Sí, pudo haber pedido algún abentón a algún compañero, pero no le gustaba el molestar a otros fuera de misiones. Total, fue más una salida de compras personales que otra cosa.

Y ya estaba volviendo, ni había caso. Así que ahorrándose disgustos, dejó su deseos violentos contra la cabezota de aquel neandertal y adelantó sus pasos hacia la cochera.

Prefería entrar por ahí ahora que estaba cubierto de nieve y barro hasta las rodillas. Allí podría mínimamente quitarse las botas para así no hacer tanto lío en la alfombra ni molestar a nadie.

Sin embargo, una vez ingresó se percató que el lugar no estaba tan solo como lo esperó.

– ¿Uh? Logan...

Allí estaba, aquel hombre que a veces lo volvía loco y ponía de nervios. Acurrucado levemente junto a la motocicleta, con alguna que otra mancha de aceite en las manos y expresión relajada junto a su respiración.

Mirando alrededor, notó la caja de herramientas cerca suyo, con algunos de sus utensilios fuera de ésta y cerca de Logan. Con todo eso en cuenta, pudo deducir fácilmente que la motocicleta debió sufrir algún desperfecto, y por ende el viejo inmortal la estuvo reparando hasta quedar dormido.

Igual a un oso o un perro tras un largo día de perseguir la vara.

No tienes remedio.

Negó con la cabeza, conteniendo una suave risilla.

No podría culparlo, el calor de la estufa llegaba muy bien hasta allí y tentaba caer rendido también, pero no lo haría.

Sin embargo, tras observarlo cierto rato sí hubo algo que quiso hacer.

++++++

Bien.

No tenía la más remota idea de cuanto llevaba dormido. Tenía el cuerpo entumecido y el aroma a aceite de motor nublaba su nariz fastidiosamente.

¿De quién fue la idea de caer rendido en el garaje? Ah, sí. Él mismo, pero no quería aceptarlo.

Logan soltó un bufido, tratando de incorporarse mientras tronaba sus huesos y notando algo deslizarse por su cuerpo.

– ¿Ah? ¿Y esto qué?

Una manta, suave y cálida.

¿Cómo rayos llegó hasta ahí?

No tenía una gran idea sobre ello, excepto un ligero olor familiar.

Hojas...

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