Las frutas no era necesariamente su debilidad, aunque desde cierto día eso comenzó a cambiar...

Flaco...

Había regresado de una misión muy temprano en aquel entonces. Se tomó su tiempo para tomarse un baño fugaz y así luego darse un paseo rápido rumbo a la cocina. Al parecer parte del alumnado estaba en medio de una excursión de entrenamiento y el resto muy ocupados rondando la biblioteca por los exámenes finales o algo así, le daba igual, en punto es que tenía camino libre para ir a empinarse algo de beber a la cocina y nada ni nadie lo interrumpiría.

Para un agotado inmortal no existía nada mejor que eso, un momento a solas con una merecida cerveza, but...

Al parecer no tendría eso.

– ¡...!

Ya desde el pasillo percibió con su nariz a alguien, y aunque ello desinfló un poco su burbuja, no detuvo sus pasos.

Se trataba solo de Scott, quien mientras releía por enésima vez sus apuntes de física, daba lentos y relajados mordiscos a una manzana. Era un tanto tarde para desayunar y muy temprano para almorzar, así que dicha fruta seguramente serviría para aplacar sus nervios y apetito hasta mucho luego.

O al menos eso dedujo Logan al verlo de reojo justo antes de buscar lo suyo en la nevera. Con suerte compartieron un gesto con la cabeza a modo de saludo, pero de allí a nada más.

Ninguno molestaba al otro cuando no estaban para eso; aunque ello no evitó que el mayor estuviera un tanto pendiente del castaño.

Mordida, mordida... Traga.

Ese fue el fugaz patrón que pudo captar junto a un aroma dulce mezclado con el perfume otoñal, y por algún motivo eso le hizo antojar algo de esa fruta.

Extraño ¿No?

Porque usualmente sí que quería dar un mordisco a algo, pero por primera vez fue la manzana quien obtuvo al final su atención.