05

El suave aroma a comida casera despertó a cierto cachorrito. Su naricita se movía mientras olfateaba e iba a donde provenía el delicioso olor. Cuando asomó su cabeza por la entrada de la cocina, vio a Jungkook con un mandil con estampado de fresas que le quedaba ridículamente pequeño.

Su lobito movió la colita con frenesí al ver al alfa en casa.

-¡Junkoo! -gritó, asustando al mayor y hacer que de un brinco.

Jungkook, con una mano en el pecho, volteó hacia Minji, quien con una adorable sonrisa en su rostro corrió hacia él para abrazarle las piernas. Al alfa le pareció tierno, le revolvió los cabellos.

-Hola, Minji. ¿Dormiste bien?

El cachorro asintió, aún sin soltarlo.

-Papi.

-¿Papi? Éstá descansando.

Minji se apartó de Jungkook y estiró sus brazos hacia arriba, esperando ser cargado.

-¿Quieres ver lo que estoy preparando?

-Yo ayudar a papi con la comida.

El alfa rió enternecido. No pudo negarse a tomar entre sus brazos al pequeño cachorro y sentarlo en el taburete.

-¿Me pasas la zanahoria?

-¡Zahorita conejito! -Minji tomó la verdura y se la dio-. Como tú.

Jungkook soltó una sonora carcajada ante la ocurrencia del niño. Era una de las cosas que le encantaba de trabajar con cachorros, la imaginación que tenían eran únicas e inocentes.

Entre risas y habladurías de cosas sin sentido, terminaron de preparar la comida. Jungkook se encargó de que todo estuviera limpio y ordenado para cuando el omega despertara. Minji no era la excepción, él también ayudó para que su papi vea que ya era un niño grande.

Ahora estaban en medio de la sala de estar, donde el cachorro había sacado sus cuadernos para colorear y sus crayones. Ambos estaban sentados en la alfombra, Jungkook se disponía a pintar una especia de perro con traje amarillo y cara blanca y Minji un un corazón con traje de lunares.

-Junkoo, ¿bonito? -preguntó, enseñándole su obra maestra.

-Muy bonito, Minji.

El niño sonrió y a Jungkook le fue imposible no recordar al omega. Su hijo tenía la misma sonrisa adorable y sus casi inexistentes pequitas que decoraban su rostro.

-Tú bueno con papi -dijo Minji, mientras seguía coloreando. El alfa lo miró confundido-. Tú no malo con papi.

Jungkook no supo qué responder, sin embargo, solo acarició los suaves cabellos del cachorro.

-Papi no llora con tú. -Fue lo último que dijo antes de tomar el cuaderno y enseñarle lo que había dibujado-. ¡Bonito! -chilló feliz.

《Papi no llora con tú》 La mente de Jungkook comenzó a divagar. ¿Qué había pasado en la vida de Jimin y de Minji?

Ignoró sus pensamientos para prestar su total atención al dibujo que estaba casi pegado a su cara. Minji había dibujo a Jungkook con su bata de hospital, a Jimin y a él sonriendo con muchas mariposas alrededor.

-Eres todo un artista.

Minji se levantó y comenzó a dar saltitos de felicidad, le gustaba recibir cumplidos. De pronto, sus ojitos se iluminaron cuando vio a cierta persona bajar las escaleras.

-¡Papiiii! -MinMin corrió hacia el omega.

Jimin tenía el rostro soñoliento, sus cabellos rubios levemente desordenados y sus mejillas sonrojadas. Recibió a su hijo con los brazos abiertos, dándole besos en todo su rostro.

-Junkoo comida, papi.

Jimin levantó la vista y vio a Jungkook sentado en la alfombra con cuadernos y crayones dispersos alrededor.

Sonrió.

-Hola.

El alfa se encargó de recoger todo antes de dirigirse a la cocina con la compañía del omega y el cachorro.

-¿Domiste bien? -preguntó mientras servía el delicioso Japchae en el plato-. Espero te guste.

Minji absorbió el aroma de la comida.

-Mmm ¡Rico!

Ambos adultos rieron. Jimin dejó a su cachorro en taburete mientras ayudaba a Jungkook a poner la mesa. Era la primera vez, después de mucho tiempo, que había una tercera persona en su mesa.

Todos los días, sus desayunos, almuerzos y cenas, solo eran entre él y MinMin. No se sentía extraño, el alfa tenía algo que lo hacía sentirse cálido y cómodo. Y no solo él, sino que Minji podía desenvolverse fácilmente con él.

Habían terminado de ver la película caricaturesca de superhéroes. Luego de una exquisita cena, decidieron sentarse en el sofá a pedido de Minji, quien se encontraba en medio de los dos.

Jungkook miraba de vez en cuando al omega cuando sonreía, pero se sonrojaba cuando Jimin lo descubría. Sus lobos rasgaban en su interior, pidiendo el mínimo tacto entre ellos.

-Sueño, papi -dijo MinMin luego de un bostezo-. ¿Junkoo dormir con papi?

Jimin se atoró al escuchar la pregunta de su hijo. Jungkook quería reírse de su reacción.

-No, bebé. Jungkook tiene que irse a su casa.

Los ojitos de Minji se apagaron, un pequeño puchero apareció en su labios. Su lobito le decía que si el alfa se iba ya no lo vería, sus papás se separarían de nuevo.

-MinMin...

El pequeño sorbió la nariz cuando lágrimas salían por la comisura de sus ojos. Si Jimin supiera lo que el lobito de su hijo le decía, le hubiera agarrado de las greñas por hacerle llorar.

Jungkook miró al omega pidiéndole permiso para poder hablar con el cachorro. Recibió una respuesta afirmativa. Tomó a Minji y lo sentó en su regazo, limpió las lágrimas que humedecían sus mejillas.

-Vamos a calmarnos, ¿bien? -su voz salía suave y cálida.

El cachorro asintió, pasando sus manitos por sus ojos.

-¿Qué sucede?

-Papi y tú lejos no quiero -dijo hipando. Sus ojitos volvieron a cristalizarse-. Papis separados, papi llora -sollozó antes de abrazar a Jungkook y esconder su rostro en su glándula de olor.

Jimin observó la escena con preocupación. Sabía a los su hijo se refería y se odiaba a sí mismo por no poder hacerle olvidar esos horribles recuerdos. Su lobo aulló de tristeza al recordar el pasado, una lágrima traicionera desbaló por su rostro.

Se la limpió rápidamente.

-Lo siento -Se disculpó antes de tomar a su hijo entre sus brazos y levantarse para irse a su habitación. Sin embargo, no pudo continuar.

-Jimin, espera.

El llanto de Minji hacia que su corazón se estrujara de una manera dolorosa. El aroma a tristeza del omega lo ponía en alerta, no podía dejarlo solo.

-Solo hasta que duerma. Déjame cuidarlos esta noche.

Jimin lo miró dubitativo, pensando si sería buena idea o no. Su lobo le decía a gritos que el alfa los protegería, que no les haría daño.

Por primera vez, luego de mucho tiempo, decidió dejarse llevar por su lado animal.

Fue un simple asentimiento para acabar los tres en la habitación de Minji. Su cama no era ni tan grande ni tan pequeña, pero suficiente para tener muchos peluches sobre ella.

Jimin se acostó con su cachorro y Jungkook al otro lado, soltó su aroma y el omega también lo hizo. La combinación a tierra mojada y vainilla envolvían a MinMin como si fuera la manta más calentita del mundo.

El alfa se aseguró de que queden plenamente dormidos. Observó a Jimin, su rostro estaba levemente iluminado por la lámpara en forma de astronauta que estaba en la mesita de noche.

El omega era precioso y Jungkook estaba agradecido con la diosa luna por haberlo cruzado en su camino.

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