02
Su rostro reflejaba la concentración y determinación que caracterizaba su labor como médico pediatra. Estaba revisando unos papeles del último cachorro que atendió durante el día.
—Doctor, lo necesitamos en emergencias. —El intercomunicador con la voz de una de las enfermeras se encendió.
Sin dudarlo, se apresuró en ir a la sala de emergencias, preparado para enfrentar el desafío y proporcionar el mejor cuidado posible al pequeño paciente.
Jungkook, con su bata blanca y su estetoscopio en el cuello, caminaba apresuradamente. Estaba acostumbrado a las emergencias inesperadas, pero algo en esa noche lo hizo sentir que este día era diferente.
Al llegar a la sala de urgencias, se encontró con una escena conmovedora: Un pequeño omega sostenía a su cachorro en brazos mientras los médicos y enfermeras trabajaban frenéticamente a su alrededor. La mirada angustiada en los ojos de Jimin lo decía todo.
Jungkook se acercó al omega con calma. De inmediato, sintió el aroma a rosas y jazmines marchitos en vez de uno dulce y acogedor.
—Hola, soy el Dr. Jeon. —su voz salió suave como un bálsamo para el alma preocupada del omega—. ¿Puedo saber lo que sucede con Minji?
Jimin lo miró con los ojos llenos de lágrimas mientras explicaba cómo su cachorro había empezado a sentirse mal. Se sintió como un mal padre por no darse cuenta que su hijo estaba enfermo, su corazón dolía como si le estuvieran arrancando pedazo a pedazo.
Jungkook asintió comprensivamente cuando terminó de escucharlo y rápidamente llevó a Minji a una sala de examen cercana, donde comenzó a evaluar su condición con cuidado y protección.
—Papi. —El pequeño MinMin seguía sollozando, buscando con la mirada a su padre—. Quiero a papi. —Comenzó a llorar.
A Jungkook se le encogió el corazón al ver lo frágil que se encontraba el cachorrito buscando su padre omega. Lo sentó sobre la camilla y le pidió a los demás médicos y enfermeras que salieran para que Minji dejara de asustarse.
El niño comenzó a agitarse, perdiendo la calma. Jungkook soltó su aroma sándalo y vainilla, reconfortándolo y brindándole confianza.
—Hola, Minji. —dijo con calma.
Los labios del cachorro comenzaron a temblar y sus ojitos se aguaron de nuevo.
—Duele. —Señaló su pecho—. Quiero a papi.
La frente de Minji, al igual que su cuerpo, estaba demasiado caliente. Una leve capa de sudor lo cubría, su rostro estaba rojo no solo por el llanto sino por la fiebre que seguía aumentando cada vez más.
Jungkook lo sostuvo a tiempo cuando el pequeño cuerpo del cachorrito se vino hacia su pecho. Se había descompuesto, estaba muy débil.
Finalmente, luego de haber acomodado a Minji en una de las camillas, terminó su evaluación y se volvió hacia Jimin con una expresión seria pero determinada en su rostro.
—Minji está muy enfermo, pero estamos haciendo lo posible para ayudarlo. Necesitaremos realizar más pruebas para entender completamente lo que está sucediendo y estar seguros de ello. Por favor, trata de calmarte. Estamos aquí para ayudarte.
Agradecido por la compasión del médico, Jimin asintió con la cabeza y se secó las lágrimas con el dorso de la mano.
—Muchas gracias. —Sonrió un poquito, sorbiendo la nariz. Jungkook podía jurar que era como ver a un pequeño llorar—. Por favor, haga lo que sea necesario para que mi cachorro se recupere.
El médico sonrió gentilmente, transmitiendo una sensación de confianza.
—Estoy aquí para él y para tí. Ahora permíteme cuidar de Minji.
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La mañana siguiente, el sol se filtraba por las cortinas del hospital, pintando de dorado el rostro de MinMin mientras dormía. En la silla, junto a la camilla, Jimin descansaba, su expresión estaba marcada por la fatiga y preocupación. Había pasado la noche junto a su hijo, observando cada respiración, cada latido del corazón, como si su presencia pudiera proporcionarle fuerzas a su cachorro.
Al otro lado del pasillo, Jungkook estaba revisando algunos expedientes médicos, pero su mente seguía regresando a la imagen del pequeño Minji y la valentía que había demostrado. Se acercó a la habitación donde se encontraba, su mirada encontrando la del omega a través de la puerta entreabierta. Sin decir una palabra, entró y se unió a Jimin en la vigilancia silenciosa.
Los dos hombres compartían un vínculo peculiar; uno, un padre preocupado; el otro, un médico dedicado. En ese pequeño espacio de la habitación del hospital, sus mundos se encontraron de una manera inesperada y, sin embargo, significativa.
—¿Cómo está Minji esta mañana? —preguntó Jungkook con voz suave, su mirada fija en el niño dormido.
Jimin suspiró, sus ojos estaban llenos de cansancio.
—Me dijeron que está mostrando mejoría, pero todavía están preocupados por su fiebre. Siguen haciendo pruebas para entender mejor lo que está pasando.
El alfa asintió con comprensión. Había visto muchos casos, pero cada paciente era especial para él. Se acercó a la cama del cachorro y comenzó a revisar el expediente médico, su entrenada mirada captando los detalles cruciales.
A medida que revisaba los gráficos y las notas de los médicos, Jimin observaba a Jungkook con creciente admiración. La dedicación y el profesionalismo del médico resonaban profundamente con él.
—Deberías descansar un poco, Jimin. —Sugirió, sin apartar la vista de su expediente—. Minji está en buenas manos.
El omega asintió, aunque le costaba dejar a su hijo. Se levantó con cuidado, sus músculos estaban tensos por la falta de sueño. Salió con Jungkook de la habitación.
Mientras caminaban por los pasillos del hospital, Jimin encontró en el médico una fuente de consuelo. Hablar con alguien que entendía la situación le daba un poco de alivio.
—Al parecer. —Habló Junkook—. Minji presenta una infección respiratoria grave por la fiebre alta. Tendrá dificultades para respirar, debe estar unos días en observación mientras controlamos su mejoría.
—¿Va a empeorar? —la angustia podía reflejarse en la voz del omega.
—Estará débil, pero nada mejor que un buen tratamiento. Se mejorará, confía en mí.
Con el pasar de las horas, los médicos ajustaban el tratamiento del cachorro, mientras monitoreaban su progreso y permanecían atentos a cualquier señal que pudiera indicar una mejoría o un empeoramiento. Jimin y Jungkook se turnaban para estar junto al niño, compartiendo palabras de aliento.
—Hola, Minji. —Jungkook le sonrió.
El niño miró a su padre omega y se acurrucó hacia él, observando al médico que había visto la noche anterior.
—Hola… —respondió tímido.
—¿Te sientes mejor?
Minji asintió, ronroneando en los brazos de su padre. Extrañaba el aroma del omega.
—Lo siento, MinMin es muy apegado a mí. —Se disculpó Jimin. Besó la frente de su hijo.
—Eres su padre y se siente seguro contigo. Eso es bueno.
En medio de la incertidumbre, surgió una extraña camaradería entre Jimin y Jungkook. Compartieron historias sobre sus vidas, sus sueños y sus luchas. Jungkook habló sobre su pasión por la medicina y cómo había decidido convertirse en pediatra para ayudar a los niños y sus familias. Jimin compartió su amor por el baile y la dedicación que tenía para criar a Minji como padre soltero.
Finalmente, después de horas que parecían eternas, llegaron noticias esperanzadoras. La fiebre del cachorro comenzó a ceder gradualmente, y su respiración se estabilizó. Los médicos, aunque cautelosos, expresaron optimismo sobre su recuperación.
El omega y el alfa se miraron el uno al otro con una mezcla de alivio y gratitud. Habían atravesado juntos una prueba intensa y, de alguna manera, habían encontrado consuelo y fortaleza en la presencia del otro.
Mientras Minji dormía pacíficamente en su cama de hospital, se retiraron a un rincón tranquilo del hospital. Se sentaron en silencio durante un momento, dejando que la realidad de la situación se asentara.
—Gracias. —dijo el omega con gratitud—. No sé que habría hecho sin tu apoyo y el de los demás médicos.
El alfa sonrió cálidamente.
—Estamos aquí para ayudar. Los pacientes y sus familias son nuestra prioridad. Estoy contento de que Minji esté mostrando mejoría.
Así, en el tranquilo rincón de un hospital donde la vida y la esperanza se encontraban en medio de la adversidad, nació una amistad que cambiaría para siempre sus vidas.
Juntos, habían superado una prueba desgarradora y habían emergido más fuertes, unidos por la experiencia compartida de la lucha, el amor y la esperanza en medio de la oscuridad.
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Muchas gracias por leer ♡
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