01

En la tranquila penumbra de su hogar, un pequeño bebé de dos añitos, con sus cabellos dorados como el de su padre; jugueteaba con sus bloques de colores brillantes sobre la alfombra de la sala de estar. Sus manitos se movían con habilidad, construyendo torres y estructuras con una concentración infantil absoluta.

En medio de risas y sonidos alegres, Jimin observaba a su cachorro con cariño desde el sofá cercano. Minji -o MinMin como le decía él- tenía unos ojitos brillantes y curiosos, su sonrisa era contagiosa, era un niño vivaz y lleno de energía. Era una mini copia idéntica de su padre omega.

Jimin se maravillaba de la capacidad de su hijo para encontrar la alegría del mundo que los rodeaba, su amor por él era el motor que lo impulsaba cada uno de los días.

Aquella tarde, Minji había estado particularmente animado. Jimin lo llevó al parque más cercano que quedaba de casa, su cachorrito correteaba por la hierva mientras él lo intentaba alcanzarlo con una sonrisa juguetona.

-¡Te atrapé! -Jimin lo cargó a volandas bajo el cielo, mientras su hijo reía.

-¡Papi! -dijo entre risas.

El omega atrajo a su hijo consigo y le llenó la carita con suaves besos, recibiendo como respuesta risitas infantiles y contagiosas.

-¡Cosquillas, papi! -Minji no dejaba de reír hasta que su padre se detuvo. Tomó el rostro de Jimin con sus dos manitos y acercó su nariz, dándole un beso esquimal.

A su cachorro le gustaba su aroma a rosas y jazmines, se sentía cálido seguro alrededor de sus brazos. Jimin le dio un último beso antes de bajarlo y tomarle de la mano para volver a casa.

Minji corrió hacia la cocina -y como siempre- tomó los dibujos y garabatos que estaban pegados en el refrigerador y le enseñó a su padre sus últimos logros artísticos.

-Papi. -llamó su atención mirando hacia arriba y extendiéndole sus hojas.

Jimin tomó los dibujos de su cachorro y se acuclilló a la altura del pequeño para observar con asombro lo que le había dado.

-Wow, MinMin, está precioso. -Cada dibujo era un testigo silencioso del crecimiento y creatividad de su hijo-. Tienes muy mucho talento, bebé.

-¿Bonito, papi?

-Muy bonito, MinMin. -El omega le dio un beso en la frente antes de levantarse-. Ve a jugar mientras preparo la cena.

Mientras Minji se fue a jugar nuevamente con sus bloques, Jimin se dedicó a preparar la comida para él y su cachorro. El aroma de la comida casera llenaba la casa, creando una atmósfera acogedora y familiar.

El omega tarareaba suavemente una canción mientras cortaba las verduras, su corazón lleno de gratitud por la felicidad simple pero profunda que su hijo le brindaba.

Después de una cena animada y risas compartidas, Minji se preparó para la cama con la energía de un niño que ha disfrutado plenamente de su día. Jimin lo ayudó con su pijama y lo arropó con cuidado, susurrándole dulces palabras de amor y cariño mientras le daba las buenas noches.

-Te quiero de aquí hasta la luna y de vuelta. -murmuró, besando la frente de su cachorro con ternura.

-Te quiero, papi. -respondió MinMin con voz soñolienta, sus ojos comenzando a cerrarse lentamente mientras caía en el mundo de los sueños.

Jimin permaneció a su lado un momento más, observando la paz en el rostro de su hijo antes de apagar la luz y cerrar la puerta con suavidad. En la quietud de la noche, la casa estaba llena del amor compartido entre padre e hijo, una conexión indestructible que los unía incluso en los momentos más tranquilos y cotidianos.

El omega soltó un suspiro, mientras regresaba a la sala de estar para acomodar los juguetes de su cachorro y limpiar su hogar, aunque no estaba sucia, le gustaba que todo estuviera impecable para la salud de su hijo. Al tener un dos añitos, era muy curioso con cada cosa que encontraba, por eso procuraba que su casa se mantuviera en orden.

Luego de un largo día, asegurándose de no hacer ruido para no despertar a Minji, se preparó una taza de té caliente para relajarse. Miró a su alrededor y sonrió, podía estar cansado, pero tenía una razón para sacar fuerzas.

Sentado en el sofá, absorto en sus pensamientos, de repente escuchó un sonido alarmante que provenía de la habitación de su cachorro.

Un grito agudo del pequeño lo sacó de su ensimismamiento y, con el corazón latiéndole desbocado, corrió hacia la puerta del cuarto de Minji. Al abrir la puerta, se encontró con la imagen de su hijo llorando y temblando en su cama.

-Minji, cariño. -se acercó a él-. ¿Qué pasa? -preguntó alarmado, su voz estaba llena de preocupación mientras se arrodillaba junto a la cama.

El cachorro señaló hacia su pecho con una expresión de angustia en su rostro.

-Papi, duele. -Sus ojitos estaban rojizos al igual que sus mejillas debido al llanto-. Papi, duele mucho.

El corazón de Jimin se apretó de dolor al verlo en ese estado. Rápidamente, lo tomó entre sus brazos y lo llevó a la sala de estar, donde lo intentó calmar mientras pensaba en qué hacer. La preocupación se apoderó de él mientras Minji seguía llorando, su rostro estaba pálido y sus respiración entrecortada.

-Papi. -Dijo llorando. Jimin lo envolvió en su aroma para hacerlo sentir seguro-. Papi, duele.

En un acto de desesperación, el omega tomó su teléfono y marcó el número de emergencia. Mientras esperaba que alguien respondiera del otro lado de la línea, intento tranquilizar a Minji, acariciándole el cabello y diciéndole que todo estaría bien. Sin embargo, en el fondo de su mente, Jimin estaba lleno de miedo y ansiedad, sin saber qué le estaba pasando a su hijo.

Finalmente, una voz del otro lado del teléfono respondió, y el omega explicó la situación con voz temblorosa. Les dijeron que una ambulancia estaba en camino y que debían dirigirse al hospital lo antes posible.

Con cuidado, Jimin vistió a su cachorro y lo envolvió en una manta antes de salir corriendo de la casa, sosteniéndolo en brazos. La noche estaba fría y oscura, pero él solo tenía una cosa en mente: llegar al hospital lo más rápido posible para que Minji recibiera la ayuda que necesitaba.

En el camino, el cachorrito se aferraba a su padre, su pequeño cuerpo temblaba de fiebre y miedo. Jimin intentaba mantener la calma por su hijo, pero su mente estaba llena de preguntas sin respuesta y temores por lo que pudiera estar pasando.

Al llegar al hospital, fueron recibidos por el personal médico que rápidamente llevó a Minji a la sala de emergencias. Jimin se aferró a la mano de su hijo mientras los médicos y las enfermeras comenzaban a evaluar su condición, su rostro reflejando la impotencia y el miedo que sentía en ese momento. La incertidumbre llenaba el aire mientras esperaba ansiosamente noticias sobre la salud de su preciado cachorro.

──────•♥︎•──────

Gracias por leer ♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top