capítulo 7.

"NUESTROS CUERPOS HABLARON"

—Omega, ¿estás ahí?

TaeHyung tenía que pensar rápido, no podía ignorarlo porque JiMin reconocería su aroma y sabría que estaba ahí junto a un alfa desconocido, medio desnudo e inconsciente. Tal vez ni siquiera le daría la oportunidad de explicarle.

Respiró profundamente, optando por la opción más simple y comenzó a sollozar lentamente hundiendo su cuerpo en la esquina detrás de la puerta de entrada. Podría darle crédito a sus muy buenos métodos de actuación que logró a lo largo de los años, pero ver a un sujeto de su pasado que prácticamente lo había violado le estaba pasando la cuenta, dado que antes de conocer a JiMin, jamás alguien había tomado en cuenta su consentimiento. Los rostros de todos los alfas y también betas que lo dañaron se volvieron manchas borrosas a lo largo de los años.

Alfa —TaeHyung gimió lastimosamente y solo eso basto para que la puerta fuera abierta de un solo golpe, la estructura rebotó en el cuerpo del omega haciendo que este escondiera su cabeza entre las piernas.

JiMin respiraba pesadamente analizado el cuarto de baño, observó el cuerpo sangrante en el piso, pero no veía a TaeHyung. Dio vuelta sobre su cuerpo y logró encontrarlo.

—¿TaeHyung? Ven aquí, bonito, ¿Qué ha pasado? ¿No fuiste a tu habitación? ¿Estás bien? —Los brazos de JiMin rodearon a Tae, logrando levantarlo del suelo y dejarlo sobre la encimera del lavabo. Comenzó a olerlo rápidamente, buscando una respuesta a la situación. Lo entendió cuando débiles ráfagas de lujuria aún se extendían por el cuarto.

—Omega, dime que ha pasado.

—Yo… yo, él entró y cerró la puerta… trato de tocarme… no quería dañarlo, JiMin… de verdad, pero no quería que me tocara… sacó un arma y me amenazó… yo solo me defendí… Por favor —La vista de TaeHyung se perdió en el muro construido detrás de la espalda del alfa, sus recuerdos viajaron a través de su memoria y tras sus ojos un momento pasado volvió lúcido. El hombre en el piso del cuarto, era aquel monstruo que lo visitaba diario en la casa del Piacere, aquel que amaba fundirlo en súplicas de dolor, el mismo que lo había marcado físicamente cuando con su torpeza anterior trató de defenderse. Quería hacerlo pedazos, solo bastaría con tomar el arma de entre las ropas de JiMin y se habría vengado.

—¿Te hizo daño? ¿Te tocó? TaeHyung, mírame, por favor —El chico negó rápidamente estrujando la camisa del azabache, sus lágrimas seguían haciendo un camino sobre su rostro, pero esta vez era irá lo que llenaba su corazón. Un gruñido opacó la conversación entre ambos, el sujeto en el suelo levantó su cuerpo hasta lograr apoyarse en la muralla, una mano fue dirigida a la sangre proveniente de su cabeza.

—¡¿Pero qué demonios?! ¡Maldito omega, dónde estás eh! ¡Voy a matarte! —Exclamó.

—TaeHyung, sube a tu habitación. Iré en un momento, solo debo encargarme de esto —el omega volvió a negar, sabía lo que pasaría, pero si no era él quién apretaba el gatillo al menos tendría la dicha de verlo morir en manos de su alfa—. Omega, no te quiero aquí.

—Voy a quedarme, así que lo que vayas a hacer, solo hazlo, alfa —JiMin detalló sus ojos buscando comprender el estado de su chico, pero se asombró de ver solo oscuridad en ellos. TaeHyung apoyó su cabeza en el pecho del alfa mientras este sacaba su arma en un movimiento preciso, el sonido del seguro siendo quitado alertó al alfa contrario.

Underboss, ese maldito omega solo está jugando con todos —El alfa notó tardíamente la presencia del futuro jefe del clan, se preguntó cómo había dado con un omega como V.

—¡Silencio! ¿Te atreves a tocar a mi omega? ¿Piensas siquiera que podrás justificarte? —Para ese punto la voz de JiMin se fusionó con su lobo alfa interior, lo que eran palabras se escuchaban como aullidos graves y potentes provenientes de su garganta.

—¡Ni lo entiendes! ¡Ese maldito es un fraude! ¡Ha sido follado... —La voz del hombre se perdió en el aire cuando JiMin descargó su arma en el cuerpo de este, una tras otra las balas fueron penetrando el pecho y rostro del sujeto, aún cuando no habían balas, el alfa seguía presionando con insistencia el gatillo entre sus dedos. La cabeza de TaeHyung palpitaba dolorosamente, el alcohol, la fuerza para alejar a su antiguo cliente, la voz profunda de JiMin y los disparos terminaron por agotarlo tanto física como mentalmente.

—Shhhh, lo siento amor. Perdóname omega —El alfa lanzó el arma al suelo y tomó a TaeHyung en sus brazos tratando de calmar su descontrolada respiración, y es que Tae pensó que su pasado ya era un tema superado, pero ahí estaba, hundido en recuerdos crueles y dolorosos que no le dejaban respirar. Quería calmarse, necesitaba hacerlo, él era quién debía proteger al alfa, no al revés. Tal vez después de esto ChanYeol decida que no está capacitado para esto, tal vez lo mate para no dejar huellas, tal vez lo regrese a la casa del Piacere.

—TaeHyung, por favor, respira, tienes que respirar. ¿Mírame, si? Precioso, mírame, por favor —Tae levantó la mirada buscando los preciosos ojos de JiMin, quién parecía estar entrando en pánico porque su omega no respiraba bien—. Ya estas bien, no dejaré que nadie te lastime.

—Sácame... de aquí... JiMin, te lo suplico… —El alfa en un segundo tomó al chico entre sus brazos, ignorando al grupo de guardias que venían corriendo hacia él. YeonJun le dio una mirada de preocupación.

—Encárguense —El grupo dio una reverencia para perderse tras su espalda. Aferró aún más a TaeHyung a su pecho y emprendió camino hacía la habitación de este.

Al llegar cerró la puerta con la ayuda de su pie y recostó al omega en la cama, este se dejó hacer mientras sus zapatos eran quitados, JiMin pidió permiso para quitarle las prendas y cambiarlas por su camiseta larga. Se preocupó de arropar a TaeHyung con cuidado y se dispuso a salir del cuarto cuando sintió que este se encontraba más calmado con la cantidad de feromonas tranquilizadoras que se dispuso a soltar por todo el lugar.

—¿Vas a dejarme?

—¿Deseas que me quede? —TaeHyung asintió y se hizo a un lado para que JiMin se acostara a su lado. El alfa quitó sus zapatos y chaqueta junto con la segunda arma que quedaba en sus ropas. TaeHyung se levantó y caminó hasta él, logrando alcanzar su corbata.

JiMin no dijo nada mientras el omega quitaba el resto de sus prendas hasta solo dejarlo en ropa interior.

—Omega.

—Quiero dormir, alfa —TaeHyung no volvió a hablar. Tomó su lugar y el azabache lo acompañó también, mientras el alfa se acomodó de costado, Tae se acostó de manera que su espalda quedaba pegada al pecho del alfa y su cabeza se dirigía al espacio bajo su mentón.

—Abrázame, JiMin, solo abrázame —El azabache rodeó la cintura de su pareja trazando un mapa mental de su cuerpo, recordando cada lágrima derramada, buscando no salir a destrozar todo a su paso. Su pecho se contrajo de dolor al ver a TaeHyung soltando incontenibles lágrimas que bañaban sus mejillas. Se juró a sí mismo que esa imágen no se repetiría, no importa a qué costo, él mantendría una vida tranquila y feliz para su omega.

La mañana siguiente TaeHyung se despertó con el rostro de JiMin a centímetros del suyo. Sus cuerpos estaban unidos, enredados en una telaraña de miembros dormidos, sin tener sentido de que pierna o mano le pertenecía a cada uno. Tae se encontró detallando con sus orbes el rostro contrario. JiMin era realmente hermoso, cada parte de él parecía surreal, desde sus largas pestañas, tupidas cejas, mejillas tan suaves y sus encantadores y gruesos labios.

Besables.

Sería cuestión de acercarse un poco más y podría tomarlos. El alfa aún dormía así que TaeHyung podría darles un ligero toponcito antes que se despertara para calmar su agitado corazón. Desde que conoció a JiMin, el omega en su interior no dejaba de dar vueltas y vueltas tratando de llamar la atención de TaeHyung para que este notara su necesidad, la de ambos en realidad, de fundirse con ese hombre.

Entonces TaeHyung se atrevió, se acercó lo suficientemente y entrelazo sus labios con la boca contraría degustando el maravilloso sabor del café y chocolate fundido característico del alfa. Sus ojos cerrados y corazón latiendo a mil, hacían que un ligero toque se sintiera como volar. Justo al momento en que separó sus labios, la boca contraría hizo su camino para volver al encuentro, movimientos suaves y dulces llenaron el lugar, el alfa mordía ligeramente la boca del omega para saborear más, Tae recostó su cabeza contra la almohada y JiMin se alzó sobre él sin dejar caer completamente su cuerpo. Sus lenguas seguían colisionando en un baile sensual y profundo, TaeHyung intento profundizar el momento al tomar entre sus dedos el oscuro cabello de JiMin, el alfa bajo sus besos por el mentón, barbilla y el cuello de Tae marcando todo a su paso, terminando por dejar un leve mordisco a su clavícula derecha.

—Buenos días, JiMin —TaeHyung tomó una profunda respiración.

—Buenos días, bonito —Sus ojos se encontraron, Tae juró ver destellos en los profundos ojos marrones de su alfa—. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes hambre?

Sí, la tengo. Pero no de la que piensas.

—¿No tienes que trabajar? No era mi intención demorarte. Vamos a levantarnos —Tae hizo el amago de levantarse y quitarse a JiMin de encima cuando un gemido lo detuvo.

—Mierda, no te muevas, espera un poco, bonito —El omega enrojeció, había un enorme bulto en el bóxer del alfa y el lo había rosado sin intención con su pierna. Debería estar asqueado, aterrado y entrando en pánico, con deseos de aniquilar a la persona que se atreviera a tocarlo de nuevo.

Pero JiMin era un tema diferente.

—Piensa en algo feo, en lo más horrible que hayas visto en tu vida —Una cautivadora risa escapó de la boca del alfa quién había permanecido con los ojos cerrados.

—Cuando estoy contigo no hay pensamientos feos, omega. Lo lamento, pero tu idea no es muy buena.

—Entonces nos iremos por la segunda opción.

—¿Si? ¿Y cuál sería esa? —TaeHyung dejo de pensar por una vez en su vida y dejó que su lado omega lo guiará en esta situación. Sus labios se encontraron otra vez, descontrolados, calientes y ansiosos. Tae abrió su boca dejando que la lengua de JiMin lo inundara, sus dientes chocaban y el aire escaseaba, pero eso los alentaba a seguir y seguir.

TaeHyung acumuló fuerza y de un solo movimiento dejó a JiMin sobre las sábanas, se encaramó sobre su regazo y de manera lenta comenzó a moverse sobre su entrepierna.

—¡Espera! —El alfa colocó ambas manos sobre las caderas de TaeHyung y lo detuvo.

—Sé lo que dirás, pero está bien, JiMin. Solo relájate —El omega comenzó a dejar besos sobre el cuello del alfa mientras reiniciaba sus movimientos sobre el miembro erecto del azabache. Movimientos circulares, profundos y obscenos se dieron sobre la ropa, TaeHyung comenzaba a mojar de lubricante las pequeñas braguitas.

JiMin no sabía qué hacer, se sentía tan caliente e inundado de sensaciones. Estaba perdiendo la cabeza con las acciones del pequeño omega sobre su erección. Lo tomó de la parte interior de sus muslos y empezó a guiar los movimientos. Más fuertes, rápidos y precisos. JiMin se sentó llevando a Tae con él, se permitió dejar de besarse para retirar la camiseta del omega y observarlo mejor. Pero solo se permitiría cruzar esa línea.

TaeHyung se dejó hacer, la situación se sentía tan bien y correcta. Estaba disfrutando de eso que jamás se le había entregado. Amor, pasión. Gimió cuando sus sensibles pezones fueron a parar a la boca del azabache, quién mordía, succionaba y besaba la piel.

—JiMin... —Se permitió sollozar de placer cuando los movimientos y la estimulación que estaba recibiendo en su propia erección lo estaban llevando a ese lugar tan anhelado, a esa liberación tan arrasadora—.  Más... solo… solo un poco más.

—Maldición, bonito... ya casi... casi lo tienes, vamos déjate ir —JiMin rozó sus cuerpos y terminó de besar el pecho y cuello de Tae cuando este encontró su ansiado orgasmo, la mano del omega fue mordida para acallar sus gemidos, pero aún así JiMin se deleitó al escucharlo y solo eso basto para correrse. Respiraciones erráticas, ojos llorosos, labios enrojecidos y ropa mojada, empapada en fluidos. Todo era un caos.

JiMin cayó sobre la cama y llevó a TaeHyung consigo. El omega escondió su cara en el cuello contrario, su lugar favorito en el mundo que había descubierto hace poco, y el alfa seguía acariciando la espalda desnuda de su omega. Se enfocaron en calmar sus agitados corazones y respiraciones.

—Dime que fue tan bueno para ti, como lo fue para mí.

—Yo diría que fue más que bueno, alfa.

—Deberíamos tomar un baño, bonito, y necesitas desayunar —TaeHyung se estaba durmiendo nuevamente entre sus brazos—. Tengo un viaje que realizar hoy, quería saber si vendrías conmigo.

—Mmm, no estoy en posición de negarme —Susurró—. Literalmente.

—A mí me parece una muy buena posición —Un hermosa sonrisa se dibujó en el rostro del azabache—. ¿Puedo tomarme eso como un sí? Son tres días fuera de casa.

—Puedes tomarlo como un sí, cariño —Y TaeHyung se permitió disfrutar unos minutos más de la tarde.

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