capítulo 20.

Para este capítulo, reproducir "Close To You" -Seungmin OTS, hasta la parte donde termina el 2min.

"LOS SECRETOS A VOCES SON LOS PEORES"

Choi YeonJun era una persona de pocas palabras, bueno, no realmente. Sin embargo, el trabajo que desempeñaba era sin duda uno donde las palabras sobraban y las acciones movían. Y él debía moverse todo el tiempo, a cada segundo sin detenerse, tanto su mente como su cuerpo debían de dedicarse por completo a la protección de la familia Park. Era quién estaba al mando de la larga cadena de guardaespaldas, guardias y seguridad que se movían alrededor de los integrantes del clan.

De manera que para él todo pasaba demasiado rápido. Se acostumbró a aquella sensación de velocidad constante cada día, pero no esperaba realmente que su mundo se detuviera y aquel misterioso omega pusiera freno a todo a su alrededor.

Y estaba realmente mal que se sintiera de esa manera, porque aquel era un niño, no debía superar los 18 años y aún así su lobo deseaba reclamarlo. Se estaba volviendo realmente loco, es decir, no tenía sentido que fuera cada noche buscando pasar tiempo con él. Y le era difícil porque aquel precioso chico tenía clientes recurrentes que le hacían querer matarlos uno a uno. Se enfurecía cada vez que lograba visualizar oscuros hematomas pintando su piel.

—Buenas noches, señor Choi —El delicado saludo apareció en la habitación donde se encontraba, una enorme cama en el centro era lo único que decoraba la estancia.

—Buenas noches —Saludo cordialmente. El omega vestía únicamente una bata negra de seda que llegaba a sus tobillos.

—¿Esta noche si tomará lo que ha pagado? —La pregunta lo hizo sentir culpa.

—Aún no me has dicho tu nombre —Intentó cambiar el tema.

—¿Si lo hago, usted tomará por lo que pago? —insistió el omega.

Los ojos marrones miraban fijamente a YeonJun, éste no se inmutaba por la enorme presencia del alfa, sus orbes parecían atravesar la mirada de modo que YeonJun creía que verdaderamente no lo estaba mirando a él.

—Solo quiero hablar, deseo conocerte, omega —Ya había perdido la cuenta de todas las noches en que lo visitó buscando solo obtener lo reconfortante de su presencia. Pero el omega ni siquiera le había dado un nombre, cuando lo pidió la primera vez el omega le había dicho: "Seré quién usted desee que sea"

Y ahora el guardaespaldas pudo ver la duda en sus ojos, no obstante de manera controlada aquel nombre hizo intromisión a su corazón.

—Huening, mi nombre es Huening Kai —Una reverencia ligera fue realizada y la bata que cubría su cuerpo se abrió, revelando una tersa y pálida piel. El alfa se atraganto con su propia saliva—. Ahora, hágalo.

YeonJun no tenía palabras. La indiferencia y resignación del muchacho le asustó, en sus ojos no veía más que ausencia, como si hubiera abandonado su cuerpo como medida de defensa. Era un niño y tenía que comportarse como un adulto.

Como el alfa no se había movido de su lugar el omega tomó el control de la situación, era su último cliente y deseaba terminar con el encuentro rápidamente. Se sentía agotado y adolorido, las últimas noches apenas si pudo dormir, el insomnio era su fiel compañero cada noche.

Huening verdaderamente no se fijó mucho en el alfa hasta su tercer encuentro cuando, como había pasado anteriormente, no lo tocó de ninguna forma sexual, bueno específicamente no lo tocó de ninguna forma. Se extrañó de que así fuera, porque ¿Quién pagaría tanto dinero para solo observarlo y hablar? Para Huening, el alfa era una especie extraña y para nada razonable.

Por lo mismo caminó hasta este empujando el cuerpo de YeonJun sobre el borde de la cama. Se sentó a horcajadas sobre él intentando que las manos del alfa tomarán su cuerpo con prontitud. Pero, para su sorpresa la anatomía de este se puso rígida.

—¿Está bien, señor Choi? —La pregunta salió como un susurro.

—¿Puedo abrazarte? —La interrogante brotó de los labios de YeonJun sin que siquiera llegara antes a su cerebro.

—Puede hacer lo que quiera conmigo —YeonJun se sintió triste cuando noto la monotonía en sus palabras, como si el pequeño omega se hubiera aprendido un libreto y aferrado a el para cada vez que un alfa venía a su encuentro.

—No, no haré nada que tu no quieras, Kai —Declaró con fuerza.

Y eran declaraciones como esas las que provocan un enorme desconcierto en Huening. No sabía qué buscaba el alfa en alguien como él además del sexo, pero fuera lo que fuera no iba a conseguirlo. Porque ya no había nada que Kim Huening Kai pudiera ofrecer. Pero aún así decidió darle lo que se le pedía, como siempre había hecho para cada persona en su vida.

—Un abrazo estaría bien, señor Choi —YeonJun dudó, pero terminó colocando una de sus manos en la espalda del omega mientras la otra reposaba sobre su cuello. Trato de no tocar demasiado, no obstante su corazón se derritió cuando Huening buscó escondite en la curvatura de su cuello, no pasó desapercibido la forma en que aspiro sonoramente sobre su fuente de aroma.

—¿Estás cansado, Kai? —Preguntó con cuidado al notar lo rápido que se empezó a dormir el chico. Ubicó ambas manos sobre la cintura ajena cuando la nariz del omega pasó de un lado a otro sobre su piel descubierta, casi como un mimo.

—Huele muy bien, señor YeonJun —Y trató de no saltar de la felicidad cuando aquellas palabras salieron de los labios del contrario. Siguió dejando caricias sobre la espalda del muchacho hasta que sintió la tranquila respiración de este. Se había dormido.

—No sabes cuánto daría yo por saber a qué hueles, omega —Susurró tristemente.

Le hubiera gustado seguir así. Continuar cuidando de aquella persona, es que solo era un niño y se encontraba en uno de los peores escenarios posibles, no obstante lo peor era que aquel lugar, le pertenecía a las personas que debía de proteger.

La primera vez que se topó con Huening fue durante la visita mensual que se realizaba allí, ChanYeol era quién lo hacía regularmente, pero en el último tiempo le dió el trabajo a HyunJin, el que se negó, dándole así la responsabilidad a YeonJun. Las visitas no duraban mucho, debía revisar los ingresos tanto económicos como de omegas y ver que todo funcionara correctamente para traspasar los papeles al Underboos.

Él se encontraba en la oficina de Kim Jiyu, revisando los últimos documentos cuando por la puerta el pequeño omega apareció en su vista. Apenas si llevaba algo de ropa, sus ojos pintados y cabellos color chocolate no podían ocultar que debajo de tanto maquillaje solo había un pequeño.

—Perdone mi atrevimiento —El chico se acomodó en el suelo en posición de reverencia y habló sin una pizca de emoción.

—Puedes levantarte, no ha pasado nada. La señora Kim volverá en unos minutos —Indicó con calma siguiendo con su trabajo.

El chico se levantó y pidiendo disculpas nuevamente salió del lugar. Y eso hubiera sido toda la historia si YeonJun no hubiera notado dulces notas de un aroma por primera vez en muchos años dando vueltas en sus fosas nasales. Creyó que estaba imaginando, pero aún seguían danzando a su alrededor. Y eso en especial fue lo que lo llevó a visitar al omega la primera ocasión. Esperaba cada noche para dejar la mansión por unas horas y ver al misterioso omega. Lo que lo hacía ver demasiado responsable, no obstante valía la pena.

Así que por esa noche dejó a Huening arropado sobre la cama, con la respiración lenta y el sueño tranquilo. Deseando que algún día sus encuentros fueran lejos de aquel ambiente consumidor.

Besó su frente con cuidado y se enfundó en su abrigo azul retirándose nuevamente como uno de los clientes habituales de Huening.

—¿Por qué no puedo verlo? —Exclamó molesto.

—Lo lamento mucho, pero no está disponible hoy, señor —Ya era la cuarta vez que se lo decía—. Tenemos muchos otros omegas, con más experiencia que Kai, si es lo que desea.

—Quiero hablar con él, ahora —La mujer abrió la boca nuevamente para protestar, pero ya se estaba irritando—. No lo volveré a repetir, quiero ver a mi omega.

—Pero no es posible....

Tráelo —El rugido salió de lo profundo de su garganta, la voz de mando produjo que la mujer quedara de rodillas sobre el suelo.

—¿Señor YeonJun? —La voz cantarina del omega hizo que sus colmillos picaran sobre su boca.

—No deberías estar aquí Seungmin, te quitaron del servicio esta semana —La mujer recuperó la compostura demasiado rápido para gusto de YeonJun.

YeonJun ignoró la impertinencia de la mujer y volteó a ver al omega detrás de su anatomía, pero casi se sintió desfallecer al observar la enorme marca negra que pintaba uno de sus ojos. Ni siquiera los mechones de aquel cabello marrón podían esconder el hematoma.

—Está bien. Voy a recibirlo —Huening evitó la mirada del alfa, quién parecía querer tirársele encima.

—Ya sabes lo que dijo la señora Kim. ¿Vas a desobedecerla? —Cuestionó burlona la mujer del recibidor.

—Puede pagar por el servicio especial —Informó Huening, pasando por delante de su cuerpo—. Toma el teléfono y pregunta.

¿Servicio especial?

—¿Crees que solo te dejará salir así? —Comentó la mujer tomando el teléfono de una de las esquinas—. ¿Y él pagará?

Huening miró por primera vez a YeonJun.

—Lo haré —Declaró el alfa.

Le tomó unos minutos a la omega preguntar a, quién supuso YeonJun, era Jiyu tras el teléfono. Esta le dió una mirada molesta a Huening y habló.

—Bien. Puede hacerlo —YeonJun pagó la cuota en segundos, cuando estuvo listo la pequeña mano de Huening tiró de él.

25.000.000 millones de wones, pagó 25 millones por Huening Kai.

Hubiera dado cualquier cosa por él.

—¿Huening? ¿Qué es el servicio especial? —Habló cuando el pequeño omega no tuvo intenciones de hablar mucho al llevarlo entre varios pasillos y descender en un ascensor a un piso bajo tierra.

No hubo respuesta, pero no tuvo que preguntar mucho dado que al llegar al enorme conjunto de habitaciones que había allí abajo y entrar en una, noto lo que era el servicio especial.

La habitación tenía un gran tamaño, las luces rojas cubrían cada rincón del espacio, una cama en el centro cubierto de sábanas oscuras y las paredes repletas de rejas de metal, habían enormes repisas y muebles cubiertos de fustas, cadenas, juguetes sexuales, vibradores, consoladores y un millón de cosas que no conocía. Pero el concepto bailaba en su mente.

BDSM.

—¿Por qué volvió? Está gastando su tiempo y dinero por nada —El omega caminaba rápidamente por la habitación, iba de un lado para otro tirando de su cabello.

—Porque eres importante para mí —Confesó YeonJun—. Y por lo mismo quiero saber, ¿Quién te hizo eso?

Los movimientos del chico se detuvieron. Por primera vez lo miró con algo más que desinterés, había miedo y rabia en sus orbes.

—¿Le gusto? ¿Es por eso que viene a verme cada noche? ¿Soy una especie de fetiche? —El tema cambió rápidamente.

—Solo… quiero protegerte —Solo era eso, se sentía culpable, no iba a confesar la atracción que sentía, porque no era algo normal, quería creer que no lo era—. Dime quién te hizo daño, omega.

—Quiero algo a cambio, sé… que usted… pagó mucho… por mí… y es —Tartamudeó, nunca lo había hecho.

—Lo haré, haré lo que sea. Por favor, dime —Interrumpió el alfa acercándose lentamente al cuerpo ajeno.

—Tengo… problemas para dormir. Apenas… si duermo una... hora cada noche —YeonJun asintió animándolo a continuar—. A-además mi cuerpo… mi cuerpo no acepta a los alfas. Los últimos días no han sido buenos, trato de no resistirme… pero esta vez era demasiado, él quería...

—¿Qué quería, omega?

—Quería dañarme… comenzó a cortar mi piel… mientras estaba… dentro de mí —Su lobo gruñó cuando esos hermosos ojos comenzaron a lagrimear—. Me golpeó al tratar de alejarlo...

Iba a seguir preguntando, necesitaba un nombre, un rostro a quién sacarle los ojos, no obstante el omega frente a él empezó a hiperventilar, sus delgadas manos trataban de cubrir su rostro.

—Voy a tocarte, Kai, tranquilo —Avisó mientras tomaba el cuerpo de Huening en sus brazos. Lo acurrucó contra su cuerpo intentando disminuir sus temblores—. Respira conmigo, omega.

La pequeña boca del omega se abría intentando pasar aire, pero sentía como su garganta de a poco se cerraba. Su llanto chocó contra las paredes de la habitación y YeonJun entró en pánico. No podía marcar al omega con su aroma porque no tenía consciencia de cuando sería suficiente, no podía soltar feromonas tranquilizadoras dado que no media el efecto que estas tenían, podía soltar demasiadas, tantas que Huening se entregaría a él sin dudarlo.

Quería cuidar de Huening, pero no podía. Él era un alfa dañado.

—Calma, pequeño. Te tengo, no voy a soltarte —Susurro en su oído. Tomó asiento en el suelo y acomodó a Huening sobre su regazo, de inmediato y como reflejó este fue directo a la glándula de aroma en su cuello, aspiró con fuerza lo que parecía ayudar a que su respiración se calmara—. Shh, lo estas haciendo bien.

—Estoy… cansado —Vociferó apenas el omega que descansaba sobre su cuello, apretando con fuerza los bordes de su saco—. No… quiero… que me toque más...

—Voy a sacarte de aquí —YeonJun sintió una corriente eléctrica pasar por todo su cuerpo, su lobo estaba despierto y alerta—. Te lo prometo. Nadie te pondrá una mano encima.

—¿Estarán todos ahí?

—Las familias principales y algunos socios importantes. Habrá muchas cenas de este tipo cuando tome el mando por completo —Comentó JiMin terminando de abotonar su camisa—. No es necesario que vengas, bonito.

—¿Es necesario que tú si vayas? —Cuestionó.

—Sé lo que estás pensando. Pero no me pasará nada, ya te lo he dicho —El alfa intentó besar la frente del contrario, pero este se alejó.

—Ya van dos veces que intentan matarte, JiMin. Puede que la tercera sea la definitiva, no confío en nadie —Tae estaba tratando de no hacer un alboroto cada vez que el azabache debía salir de la mansión, a pesar de los planes para la boda y todos los preparativos, él lo seguía a todos lados. No importaba que fueran armas, dinero o drogas, estaba en cada una de las reuniones y transacciones que JiMin realizaba. La mayoría hablaba de lo impertinente que era el omega al tratar en asuntos que no le conciernen. Sin empleo no importaba con tal de mantenerse como un escudo para el alfa.

Había pasado una semana desde la llegada de Emma, TaeHyung cada día adoraba más a la omega.

Ella se estaba encargando de los preparativos, mientras el impostor se colgaba de la mano de JiMin en sus encuentros fuera de la casa principal. Y decir que había sido una semana tranquila sería la mayor de las mentiras, los secretos inundaban las paredes como una bomba a contra reloj, Tae odiaba ser tan observador, pero los años que llevaba como impostor le daban la facultad de ver cosas que nadie más podía dar cuenta.

Como por ejemplo el rechazo que tenía JeongIn hacia HyunJin luego de la cena el día en que Emma llego, o como ésta misma pasaba demasiado tiempo en el despacho de ChanYeol o el desconcierto y falta de atención que estaba teniendo el guardaespaldas de su alfa, YeonJun. El único que parecía feliz y tranquilo era el hombre que ahora hacía pucheros por el rechazo del beso, su alfa.

—¿Y tú te haces llamar Underboos? —Bromeó levantándose de la cama.

—No es así como quiero que me llames —Comentó JiMin.

—¿Entonces cómo? —TaeHyung ya había alcanzado su traje desde el colgador del closet.

—Tú sabes como, Omega —La respiración caliente del alfa golpeó el oído de TaeHyung.

—Mmm… —Tae murmuró perdido en la estimulante sensación, le costaba mantener sus manos lejos de JiMin y este tenía el mismo problema, cada segundo del día que les permitían algo de privacidad era la ocasión perfecta para comerse a besos.

Y era aún mejor recibir palabras amorosas del alfa cada que nadie les prestaba mucha atención, se estaban volviendo demasiado dependientes el uno del otro.

—Minnie...

—Eres el primero y el único que me llama así —La voz de JiMin se volvió más grave, Tae pensó seriamente si vestirse sería una buena idea.

—Para… —La mano que comenzó a descender por el vientre del omega se detuvo justo al inicio de sus bragas de encaje.

—No nos tomará mucho tiempo, bonito —Con esas palabras los dedos del alfa continuaron con su recorrido hasta tantear sobre la suave tela.

—¿El suficiente como para no ir? —Suspiro el impostor dejando su cabeza contra el hombro del azabache.

—El suficiente como para devorarte —Los ojos de TaeHyung se entreabrieron con la declaración—. Inclínate omega, voy a probarte.

Solo le tomó unos segundos a TaeHyung salir de su aturdimiento, por causa de las fuertes feromonas del alfa, para apoyar su pecho sobre uno de los muebles de la habitación del guardarropa. No podía negarse, jamás podría decirle que no a JiMin.

Las copas de cristal chocaban cada ciertos minutos indicando un nuevo brindis, por el dinero, por el clan, o tal vez por el nuevo líder, aunque TaeHyung dudaba de la credibilidad de las palabras de los muchos que se dispusieron a halagar a JiMin.

Por dios, ya iban dos atentados en su contra y no veía a nadie mencionar el tema, como si estuvieran esperando que alguien más hiciera el trabajo por ellos. TaeHyung realmente no entendía porqué el alfa estaba siendo atacado, ChanYeol por lo que había investigado, nunca fue tratado así, la gran mayoría apoyaba su liderazgo, ¿Entonces que ocurría con JiMin?

TaeHyung lo supo esa noche. Mientras el resto fingía apoyo a su alfa, él se detuvo en cada conversación que salía de la boca de los invitados. Caminó por el lugar siendo observado por cada persona que ocupaba la estancia.

En términos generales, el clan mafioso estaba conformado por 3 familias principales a la cabeza, sin embargo la familia Park lideraba sobre el resto. Pero en un principio solo existían 2 familias, la Park y la Volkok, estos últimos en su mayoría de Rusia, el madre de ChanYeol tuvo la capacidad de extender redes alrededor del mundo buscando gobernar sobre más territorio, por lo que cuando ChanYeol se interesó en una omega italiana proveniente de una familia adinerada y con influencias en su país decidió que era óptimo para su negocio. Así las dos casas principales se convirtieron en tres.

La complicación que surgió de esto, fue el desacuerdo de la familia Volkok, ya que pasaron a tercer lugar cuando los Rossi se integraron al clan producto de la unión de Emma con ChanYeol.

Y eso hubiera sido todo, pero el abuelo de JiMin prometió a ambas familias que el liderazgo ya no sería heredable, cualquier hijo de las casas principales podía acceder al título de Boss, mediante una votación por parte de todo el clan.

Una promesa bastante buena para cada casa, la complicación aquí fue que luego de unos años la promesa no fue cumplida y comenzaron las disputas. ChanYeol fue capaz de tranquilizar a las familias durante algunos años, pero ahora que JiMin había sido proclamado como heredero las cosas volvieron a entrar en conflicto.

Así que había una guerra interna en el clan mafioso que todos trataban de ignorar, en especial JiMin que no tenía mucho interés en resolver las cosas. Y es que existía un lado del alfa que TaeHyung no conocía, uno que hacía temblar a todo el mundo, provocando que sus cuerpos sucumbieran de rodillas a su alrededor.

—¿Estás bien? —HyunJin habló a sus espaldas. TaeHyung se encontraba a un lado de la mesa de aperitivos, el mejor lugar para escuchar las cosas.

—No veo porqué debería estar mal —Y si bien le gustaría haberlo dicho con más confianza, no podía. Llevaba varios días sintiéndose extraño—. ¿Tú estás bien? JeongIn a penas si te mira, ¿Qué le hiciste?

—Te ves pálido, TaeHyung —HyunJin prefirió ignorarlo, el omega se veía demasiado enfermo.

—Solo estoy algo cansado. Sigo tratando de averiguar quién en específico está tratando de matar a JiMin —Y eso era parte de la verdad, no dormía mucho y cuando podía salía por algunas horas en la noche buscando respuesta.

Y esconderse de su alfa le hacía todo más difícil. El hecho de que JiMin lo follara cada noche le permitía cansarlo lo suficiente para que despertara hasta el día siguiente, la cuestión aquí es que él también quedaba agotado.

—La organización de Baldrich salió de Alemania, le hemos perdido el rastro —Comentó con rabia el guardaespaldas.

—Me he enterado. Hay… hay que impedir… que JiMin salga a este tipo de reuniones —El omega no entendía qué le pasaba, su cuerpo se sentía pesado, apenas si podía mover un pie delante del otro.

—TaeHyung, necesitas sentarte. No te ves nada bien —Las manos de HyunJin intentaron sujetar a Tae, pero este negó. Se impulso lentamente buscando a su alfa—. ¿Quieres que busque a JiMin?

—Tranquilo, yo puedo —No le tomó mucho encontrarlo, se encontraba rodeado de hombres enfundados en armas, y altas mujeres que intentaban tocarlo.

Cuando los ojos de JiMin impactaron en los azules de TaeHyung este espero ver anhelo en ellos, en cambio una expresión preocupada lo recibió. Quiso preguntar qué ocurría, pero lo único que sintió fue su cuerpo impactar sobre el duro suelo.

—¡TaeHyung! —Lo último que oyó fue un potente rugido proveniente de JiMin.

Se había desmayado.

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