capítulo 17.

"UNA PEQUEÑA PARTE DE TI Y DE MI"

—¿No lo recuerdas? ¿Nada de lo que pasó? —Cuestionó el muchacho.

—Todo es borroso, apenas si recuerdo algo de su aroma —Sollozó V despacio—. No entiendo que paso, Gyu.

—La señora Jiyu está extrañamente calmada, pensé que te haría daño.

—¿Lo viste? ¿A él? ¿Cómo era? —Necesitaba algo, aunque fuera una mínima pista.

—No, lo siento mucho. No pude volver aquí hasta que lo sacaron. Pero las chicas dijeron que alcanzaron a divisar un enorme lobo negro y gris, demasiado grande. Tuvieron que sedarlo para sacarlo del lugar,¿Estas realmente seguro que estás bien? ¿No te hizo daño?

—No, creo que su ausencia es lo que más me está lastimando, apenas si puedo recordar, ya te lo dije —El enorme nudo que sentía en su garganta lo estaba asfixiando. Su piel estaba tan helada que parecía palidecer a cada segundo un poco más.

—Quedaste inconsciente luego de que se lo llevaran, estabas demasiado descontrolado, tu omega tomo control de ti. Pero logré esconder esto antes de que te llevarán a revisar, no querías soltarlo —Kai se había escabullido hasta llegar al inconsciente cuerpo de V tratando de visualizar su estado, estaba completamente desnudo aferrado a  una cadena que parecía querer fundir en su cuerpo, su rostro mojado de lágrimas le confirmaron que nada estaría bien de aquí en adelante.

—¿El qué? —Las delgadas y pequeñas manos de Kai, guardaban entre ellas una delgada y larga cadena de plata, colgando de esta se encontraba un anillo, parecía como si fueran dos, dos delgados aros, uno más claro que el otro, de un material brillante y pulcro. Era realmente precioso.

La tomó con manos temblorosas, buscando consuelo en aquel objeto desconocido, pero cálido. Una sutil y desgastada nota de café regresó a su cuerpo. Intentó limpiar su rostro con la yema de sus dedos, por lo que el frío material del anillo dio en su mejilla.

Había encontrado a su pareja. A su alfa, todo aquello que solo eran cuentos baratos para algunos, para él era una realidad, una que desapareció tan pronto como la obtuvo, la vida no dejaba de ser irremediablemente cruel con él. Ya nada podía hacer, no recordaba su nombre, ni rostro, ni nada. Solo las sobras de un aroma familiar, una cadena ajena y el anhelo haciendo hincapié en su corazón.

Se volvió a introducir a la cama bajo la atenta mirada del omega menor. Le dolía todo el cuerpo, su imagen en el espejo le dio escalofríos, estaba cubierto de marcas de besos y grandes manos. Su vientre hinchado y la incomodidad en su parte trasera le confirmaron que había sido anudado en varias ocasiones. Su lobo sufría en su interior.

—¿Hay algo que necesites? —La pregunta dio vueltas en sus oídos.

Alfa.

—¿Cuándo es mi siguiente turno?

—V… —Kai tuvo la intención de pedirle al omega mayor que se quedara dentro de su cuarto por algunos días, se veía realmente mal, su mirada perdida y el temblor de su cuerpo no era una imagen que le favoreciera al chico, siempre presentó una fachada implacable, tal vez en esta ocasión se estaba mostrando tan destruido como se sentía.

—¿Mi siguiente turno? —La voz de V se sentía rasposa.

—Le diré a la señora Kim, solo dame unos minutos —La figura de Kai se perdió tras la puerta. La vista de V se fijó en el desgastado papel pintado del muro frente a él. Trató de hacer trabajar a su memoria, pero nada venía, los gemidos lastimosos de su lobo le estaban causando dolor de cabeza. El aire entraba cada vez menos a sus pulmones, tal vez estaba muriendo, quizás todo fue demasiado. Se levantó de la cama arrastrando un pie delante del otro, su mano temblorosa seguía aferrada a la cadena, la apretaba con tanta fuerza que estaba seguro que el frío metal se incrustaba en su palma.

Y en un instante todo dejó de tener sentido, no importaba que sus acciones terminarán con una familia que ya no recordaba, no importaba el dolor de Kai cuando supiera que lo había abandonado, ya no importaba nada. Cayó en un pozo tan hondo que no tenía seguridad de poder salir, ya que toda aquella felicidad que pudo obtener en todos sus años le fue arrebatada en un segundo.

Llegó hasta el baño, hurgó entre los cajones buscando la pequeña navaja que poseía, una que no debería tener, pero que le brindaba seguridad y decidió hurtar a uno de sus clientes hace algunos meses. Le pidió a la diosa luna una última razón, algo a lo que aferrarse, necesitaba con desesperación una razón, no obstante lo único que obtuvo fueron las súplicas de su omega, en busca de un hombre que no lo volvería a acariciar nunca más.

—No más. Ya no puedo más —Su boca temblaba dolorosamente.

Cerró la puerta del cuarto y se sentó apoyando la espalda contra está, la cadena cayó al suelo en un sonido desgarrador, el filo de la navaja probó su piel de manera experimental, casi como una caricia, una que dejó un rastro delgado de sangre, el dolor logró que V pudiera ingresar una bocanada de aire a su sistema. Detrás de sus párpados pudo divisar unos hermosos y profundos ojos que lo miraban con adoración, volvió a pasar el filo por su antebrazo, una línea vertical profunda hizo su camino, la sangre que antes era casi imperceptible ahora caía rápidamente por sus dedos, las gotas impactando contra el suelo sonaron tan fuerte en los oídos del omega que las voces detrás de la puerta quedaron opacadas. Volvió a cerrar los ojos, el suave toque de unas manos sobre sus mejillas lo hicieron doblarse sobre el suelo, los gritos salían de sus labios, pero ya no oía nada.

—Por favor, por favor, estoy muy cansado —Una última súplica abandonó su cuerpo.

Su otro brazo fue víctima esta vez, V corto ambos brazos en un intento de terminar con el dolor, nadie le había advertido qué la vida sería aún más dolorosa qué la muerte. Una última cosa que aprendió antes de la inconsciencia fue que el amor viene de la mano del dolor y él no tuvo la capacidad de soportar uno, para obtener el otro.

2 meses después

Gimió fuertemente cuando la cadena alrededor de su cuello fue tirada hacía atrás provocando que su cuerpo se doblará de forma incómoda. Estaba siendo follado por un alfa ya recurrente en su servicio. Lo tenía aplastado contra las almohadas hace ya dos horas, sus piernas ya no aguantaban la presión, sintió como la nariz del hombre se pegaba a su espalda oliendo su anatomía, cerró los ojos por un segundo, entonces el movimiento se detuvo.

—Pero qué mierda… —V giró su cabeza hacia un costado para ver qué sucedía, no logró enfocar nada cuando un golpe sobre su rostro lo dejó atontado. Intentó moverse o hablar, pero el alfa en un instante lo tenía sujetado del cuello.

—¡Por qué jodidos hueles así, eh!

—Alfa… —El cuerpo del omega fue lanzado hacía una de las paredes. El chico no entendía la pregunta, ¿A qué olor se refería?

V fue tomado del cabello, el alfa lo arrastró por los pasillos del lugar hasta llegar a la recepción donde Jiyu se encontraba saludando a los recién llegados. El aire frío golpeaba los costados del omega, su rostro seguía ardiendo por el golpe.

—¡Debes estar jugando conmigo, Jiyu, yo no te pedí un jodido omega preñado! —V terminó a los pies de la mujer que lo miraba furiosa, el grupo de personas que se encontraban cerca decidió alejarse lo más posible del problema. Kai apareció en una esquina con una bata para cubrir al omega mayor.

—Lamento decirle que debe haber un error. Mis omegas son los mejores del país, algo así no es posible —Tranquilizó la mujer.

—Oh, por favor, no me digas que no puedes oler esa mierda en él. ¡No me follare a un maldito omega embarazado!

—Sarah, Jihyun —Llamó la mujer a los omegas que ocupaban la plataforma del escenario—. Obedezcan al señor Seo.

El hombre al ver el intercambio dejó la entrada para marcharse con ambos omegas a una de las habitaciones. V seguía en el suelo junto a Kai. Las palabras del alfa se seguían repitiendo en su cabeza, ¿Estaba embarazado?

—Mocoso, llama al doctor Kang. Yo me encargaré de V ahora —La fría voz de la mujer trajo de vuelta a la realidad al omega.

—No…

—¿Qué has dicho?

—No dejaré que lo haga —El omega se levantó del suelo en un impulso tratando de hacerle frente a la mujer—. No voy a abortar.

—Oh, no estás en condiciones de pedir nada. No después de que intentarás matarte —El omega aún recuerda la sensación de su piel abierta de lado a lado—. Voy a dejarte algo en claro, cariño, la única manera en que salgas de aquí es si yo te mato con mis propias manos, ¿entendido?

—Haré lo que me pida, pero, por favor, no me lo quite —No tenía a su alfa, no obstante aún podía tener una parte de ambos, un bebé.

—No es necesario. Vas a conservarlo —V entreabrió la boca en sorpresa y algo de miedo. ¿Por qué había sido tan fácil? Ni siquiera quiso preguntar por miedo a una negativa inesperada.

—Mu… muchas gracias —El omega realizó una reverencia en noventa grados y se aferró a la mano de Kai.

—A cambio, Kai cubrirá tu servicio —El omega negó efusivamente, no podía hacerle eso al pequeño, no lo merecía.

—Lo haré, si V puede quedarse con su cachorro, lo haré —El omega menor intervino

—Kai, no —La voz de V se  volvió dura—. Yo puedo seguir.

—V puede encargarse de la coordinación mientras yo atiendo a los alfas, ¿eso está bien, señora Kim?

—Bien, podré sacar mucho dinero al vender tu virginidad, cariño —Una sonrisa retorcida apareció en el rostro de Jiyu.

7 meses después

—No puedes seguir con esto, Huening —V se encontraba limpiando el cuerpo del omega menor dentro de la tina de baño—. Estás muy lastimado.

—Trato de que sea más fácil de manejar, pero no puedo soportar el toque de sus manos sobre mí —El omega de Huening no lograba someterse, su cuerpo no se relajaba y la intromisión de los alfas en su cuerpo era demasiado dolorosa, algo que a ninguno de los miserables clientes le importaba mucho.

—Perdóname, todo esto es por mí.

—Tu me has cuidado mucho, eres la única familia que tengo —Ambos se fundieron en un cómodo abrazo—. No importa lo que pase, ese bebé debe estar bien.

—Eres tan bueno, Kai, te quiero mucho, dulce omega —V comenzó a besar los párpados del omega menor buscando calmar su dolor.

—No sabes cuanto yo a ti, V —Era reconfortante la clase de relación que mantenían, los últimos años cada uno había sido el sustento del otro, tanto física como emocionalmente. Huening no tenía a nadie con él, su propia madre era la persona que dirigía el lugar donde se encontraban y no dudó ni un segundo en venderlo al mejor postor, situación que se retrasó debido a la intersección de V.

Ambos se apoyaban mutuamente y más ahora que el mayor se convertiría en madre de un pequeño cachorro. V estaba cerca de la fecha del parto, por lo que le era difícil moverse con total libertad, a pesar de esto cada mañana se dirigía en busca de Huening para cuidarlo y brindarle apoyo luego de sus encuentros sexuales con la clientela, V trataba de agendarlo con los alfas que a lo largo de los años le habían dado un buen trato a él, pero en ocasiones era Jiyu la que le enviaba alfas a quienes atender.

El embarazo de V avanzaba con tranquilidad, su bebé estaba en perfectas condiciones. Una enorme, pero adorable pancita adornaba el cuerpo del omega, su piel se volvió aún más suave y tersa, sin embargo sus ojos estaban adornados constantemente por oscuras ojeras. No lograba dormir bien, las pesadillas lo visitaban cada noche, de modo que Huening se escabullía de su habitación para hacerle compañía a quién ahora consideraba un hermano.

Por lo general los días transcurrían calmados, rara vez sentía molestias o incomodidades por parte de su cachorro, no obstante sus brazos eran los que le daban algunos problemas. La piel seguía enrojecida producto del proceso de cicatrización, pero iba avanzando de a poco, le dijeron que luego de algún tiempo casi ni se notarían los cortes. Jiyu se encargó de que lo atendieran de la mejor manera, no podía tener un omega con marcas. Ya habían pasado 9 meses desde que intentó quitarse la vida. Ni siquiera pudo hablar de ello con Huening, quién tuvo problemas para dormir por semanas luego de descubrir a V en un pozo de su propia sangre.

Sin embargo, este había tenido la suficiente fuerza como para limpiar la cadena con el anillo perteneciente al desconocido alfa de V. El que ahora colgaba de su cuello, era el único consuelo que tenía, a pesar de que el casi inexistente olor que tenía al principio ya había desaparecido. Tal vez algún día podría estar a su lado nuevamente.

—¿Por qué? ¿Por qué no llora? —Un cansado V se removía incómodo sobre la cama. Esa misma noche se levantó por el dolor de las contracciones que intento ignorar durante todo el día.

—Lo lamento, no respira —La mujer que atendió su parto habló en voz baja, Jiyu se encontraba a un lado de la puerta, mientras Huening sostenía su temblorosa mano. Quería moverse para poder sostener a su cachorro, pero apenas si sentía sus piernas, creyó morir por el dolor.

—¿De qué… está hablando? ¿Kai? —V soltó un sollozo desgarrador mientras el omega menor intentaba tranquilizarlo, pero él mismo no entendía por qué estaba pasando eso.

—Está muerto, V. De eso está hablando —Jiyu se acercó a la mujer que sostenía al bebé, lo tomó entre sus brazos e intentó alejarse del lugar.

—Deme... a mi bebé. ¡Por favor, démelo! —No otra vez, no le podía estar pasando de nuevo. ¿Por qué todo lo que le traía felicidad desaparecía entre sus manos?

—Es mejor para ti que no lo veas. Yo me encargaré de su cuerpo —El omega negó efusivamente.

—¡Kai, por favor! —Solo necesitaba sostenerlo aunque sea una vez. Su lobo lloraba en silencio en una esquina.

—Madre, te lo suplico —Esta vez Huening trató de interceder, sus ojos estaban nublados de tantas lágrimas que caían de sus orbes.

—¡No te atrevas a llamarme así, mocoso! —La mujer dio una última advertencia antes de dejar el lugar, V sintió como los últimos pedazos de su corazón se destrozaban.

La mujer que lo ayudó en el parto salió de la habitación luego de cerciorarse de que el omega no sufriera ningún tipo de hemorragia. Las súplicas de este seguían retumbando en su cabeza. Camino por los pasillos de la casa del Piacere hasta llegar a la oficina de Kim Jiyu, toco la puerta unos segundos antes de entrar.

—Espero que tenga en cuenta que ese omega tiene pocas posibilidades de vivir, el vínculo roto con su cachorro hará que se desgaste emocionalmente.

—Eso no es algo que te incumba. Tu dinero está sobre la mesa, tómalo y vete —Jiyu sostenía al pequeño entre sus brazos, mientras este olfateaba con su diminuta nariz el aire en busca del aroma de su madre.

—Lo mismo va para el bebé, no sobrevivirá sin el omega —Las últimas palabras de la mujer fueron dichas antes de retirarse del lugar. La situación le produjo un gusto amargo.

—Oh, claro que vivirá. Este bonito mocoso vale millones —Las manos de la mujer pasearon de manera experimental sobre el infante que comenzó a llorar—. Park JiMin pagará lo que sea cuando sepa que tengo a su hijo.

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