capítulo 15.

"TE RECUERDO AÚN CUANDO ESO ME HACE DAÑO"

—Quieto, omega —Las manos del alfa detuvieron los movimientos de TaeHyung sobre su regazo—. Estás ardiendo, vamos a tomar una ducha.

—Quiero besos —Una sonrisa cálida surcó los labios del azabache. El aroma y las feromonas que estaba soltando el alfa por la habitación lograron que el dolor feo del omega disminuyera, sin embargo necesitaba ser mimado y llenado por su alfa, deseaba ser penetrado.

—Y te los daré, pero primero debes tomar el supresor, bonito. Ayudará a que te sientas mejor —TaeHyung fue depositado suavemente sobre la cama del alfa, su boca soltó un lastimero gemido cuando perdió contacto con la cálida piel del azabache.

JiMin tenía miedo, estaba aterrado. Quería ayudar a TaeHyung, deseaba cuidar de él, sostenerlo entre sus brazos y hacerlo sentir mejor. Pero no estaba seguro de qué hacer. El celo de los omegas suele ser demasiado doloroso, incómodo y potente. Era bastante obvio que si no eran ayudados por los supresores para disminuir los síntomas, necesitaban de una pareja, un alfa, en este caso, que lo anudara. JiMin adora a Tae, JiMin desea a TaeHyung con todas sus fuerzas. Sin embargo esperaba que llegado el momento en que tuvieran sexo, no hubiera un celo de por medio. El mafioso quería tener a Kim, su consentimiento, porque estaba seguro que el omega no se negaría a ser tomado. Y le asustaba que cuando el celo de este terminara, TaeHyung lo odiara, que su precioso chico lo detestara.

—No te muevas, bonito. Solo tardaré un segundo —Salió de su habitación, colocando seguro a la cerradura—. YeonJun.

—Señor —El guardia apareció en la esquina del pasillo.

—¿Tienes lo que te pedí? —YeonJun asintió, moviendo su cuerpo nuevamente hasta que volvió con una caja negra entre sus manos—. Gracias amigo.

—Estás dudando —Confirmó el alfa—. ¿Por qué?

—Tu me conoces, YeonJun, llevas años viendo el desastre que soy. No quiero arrastrar a TaeHyung conmigo.

—Eres un excelente hombre, un buen alfa —El mafioso lo intentaba, cada día. Quería ser una mejor persona, quería merecer a TaeHyung a pesar del tipo de vida que llevaba.

—Te lo agradezco, YeonJun. Cuida de todo mientras no este —El guardia dio un reverencia para el futuro jefe y salió nuevamente por el pasillo del tercer piso.

Cuando el alfa atrevesó la puerta, el aroma dulce y embriagador de TaeHyung se coló por sus fosas nasales. Pero para lo que no estuvo preparado era para ver al omega desnudo sobre la cama, sus piernas estaban abiertas y presionadas sobre las sábanas, tenía una perfecta vista de su entrada, una de sus manos descansaba sobre su pecho que se movía rápidamente, la otra estaba sobre su boca, atrapada entre sus dientes. La morena piel del omega estaba iluminada por la lámpara que descansaba sobre la mesita de noche, TaeHyung parecía brillar.

JiMin se atragantó con su propia saliva, la caja negra quedó aplastada entre sus dedos. Una sensación abrasadora llegó hasta su entrepierna. Necesitaba calmarse, necesitaba hacer que TaeHyung volviera a la superficie, debía preguntarle qué era lo que deseaba, porque desde el instante en que entraron a la habitación el lobo interior de su omega hizo aparición y no siempre ambas entidades deseaban lo mismo. Tal como pasaba con él y su lobo.

Tomo el supresor de la caja y se acercó al chico. En el camino quito su chaqueta y corbata. Tomo una profunda respiración y hablo.

—TaeHyung —El impostor ni siquiera se movió—. Abre la boca, omega —Ordenó con voz grave. Los iris dorados del omega lo enfocaron, su boca se abrió con lentitud, JiMin olvidó como respirar, no era posible que TaeHyung se viera así de perfecto, así de sumiso. Acarició el oscuro cabello del omega y dejó la píldora dentro de su boca.

TaeHyung trató de llevar consigo a JiMin, pero este alzó su cuerpo de la cama para introducirlo a la bañera. Abrió la llave del agua fría y el omega chilló por la temperatura.

—Hey, no te alejes. Esto te hará sentir mejor. Omega, ven aquí —El cuerpo de Tae dejó de moverse cuando la tibia mano del azabache alcanzó su rostro. Suaves caricias fueron dejadas por su piel, TaeHyung comenzó a despertar del trance del celo.

—Minnie —La voz de TaeHyung se volvió grave. Sintió unas enormes ganas de llorar, odiaba sus celos, realmente lo hacía. Detestaba esta parte de él, de ser omega, como había dejado de tomar supresores e inhibidores con regularidad desde que se mudo a la mansión Park, sus hormonas y su lobo interior le estaban pasando la cuenta. Sentía pánico por llegar hasta un punto en la relación en donde no hubiera marcha atrás, sentía pánico por ser mordido.

Quería a JiMin, no tenía duda de aquello, no obstante enlazarse con el alfa no estaba en sus planes. Él era un impostor y JiMin no merecía algo como esto, estar unido a un despreciable omega que había sido usado tantas veces.

—Esto duele, JiMin.

—Lo sé, bonito. Créeme que lo sé —Tae se acurrucó cerca de la mano del alfa, su piel se sentía extremadamente caliente. Las piernas le temblaban y su entrada estaba demasiado sensible—. Dime lo que quieres y lo haré, dime lo que deseas y no me detendré hasta conseguirlo amor.

Las lágrimas salieron de sus hermosos ojos que habían vuelto a su azul normal. Había llegado a su límite, necesitaba atención, amor.

—Tócame, JiMin, haz que me olvide de todo —Los dedos del alfa recorrieron la mejilla del omega hasta alcanzar su pecho, su pulgar paso sobre los pequeños pezones de Tae. La boca de este se entreabrió por la sensación que recorrió su columna vertebral. JiMin tomó la oportunidad para unir sus labios a los contrarios, TaeHyung se volvía aún más dulce durante el celo, sus lenguas se enredaron con lentitud, la mente de Tae estaba quieta.

Se siguieron besando con parsimonia hasta que TaeHyung tomó el cuello del alfa profundizando la acción. Su cuerpo fue alzado por el azabache quién lo apretó contra su propia anatomía.

—Eres tan bonito —El alfa besó sus párpados—. Tan precioso que pareces irreal.

—Minnie… —TaeHyung se dejó hacer. Su cuerpo húmedo quedó sobre las sábanas negras de seda. La boca del alfa repartió besos por su torso frío producto del agua, succionado la bronceada piel contraria, dejando de poco marcas de color rojizo profundo. Tae tomó el cabello de JiMin entre sus dedos, alborotando sus rizos. Cuando la boca contraria llegó al hueso de su cadera, su cuerpo se curvó hacía arriba, las manos de JiMin lo inmovilizaron sobre la cama.

—No te muevas, omega, deseo probarte nuevamente —TaeHyung abrió sus piernas dándole un mejor acceso—. Perfecto...

Las piernas del omega quedaron sobre los hombros del alfa, su entrada fue penetrada por la caliente lengua del azabache quién uso una de sus manos para mantenerlo quieto mientras la otra envolvía la mojada punta de su pene entre sus dedos. TaeHyung gemía vergonzosamente con una mano entre sus dientes. Su aroma se intensificó mareando al alfa.

Mientras era masturbado con la lengua y mano de JiMin, TaeHyung obtuvo su primer orgasmo. Arrasadoramente delicioso, la presión en su vientre y espalda desapareció por unos minutos. Pero su corazón latía con frenesí.

—Mm... sabes tan dulce. Amo escucharte gemir, bonito —TaeHyung aceptaba los halagos, recuperándose del orgasmo. Pero deseaba más.

Alfa, por favor —Pidió.

—Dilo bonito, dime lo que quieres —Alentó el hombre.

—Tómame, JiMin, te quiero dentro de mí —El azabache dejó un último beso sobre el interior de su pierna y comenzó a desvestirse. TaeHyung no apartó la mirada cuando la ropa interior del alfa fue lanzada hacia un costado. La vista del hombre en plena desnudez era maravillosa, podía ver la perfecta V entre sus caderas, su miembro se levantaba con ímpetu, la punta gruesa y enrojecida. Era demasiado grande, tanto que TaeHyung quería saber cómo se sentiría dentro de él, empujando lentamente, en un tortuoso y profundo vaivén. Dios, la saliva corrió por uno de los laterales de su boca.

Tae se levantó de la cama, cuando estuvo frente al alfa lo empujó hacia las sábanas. Se lanzó sobre el regazo de JiMin haciéndolos gemir a ambos. Su cintura fue acariciada con amor, el metal frío de los anillos del azabache chocando con su piel le encantaba. La cadera del omega se movió en círculos sobre la erección palpitante del alfa. JiMin gruño cuando las pequeñas manos de TaeHyung tomaron su miembro alineándolo con su lubricada entrada.

—Bonito, espera… Necesitamos un cond- —No alcanzo a terminar la frase cuando se un movimiento Tae se penetró a sí mismo—. Mierda… mierda, TaeHyung.

—¡Aah, ah! —TaeHyung sollozo, era demasiado grande. Se sentía completamente invadido, su entrada ardía y ni siquiera había introducido completamente el pene del alfa.

—Shh, shh. Tranquilo, te has hecho daño —El alfa se sentó con cuidado llevando a TaeHyung con él. Empezó a besar su rostro con lentitud intentando calmar al omega—. Estás tan… apretado, amor.

Las manos de TaeHyung fueron a parar a los hombros del azabache. Se aferro a ellos mientras se acostumbraba al tamaño del alfa. Pasaron unos minutos cuando Tae levantó y volvió a bajar sus caderas introduciendo aún más el pene del alfa.

—No quiero que te lastimes —El omega lo ignoró retomando el movimiento, comenzó lento mientras JiMin acariciaba sus costados y besaba sus clavículas distrayéndolo del dolor. A medida que su ano se dilataba más y más, sus movimientos se volvieron más rápidos y precisos. Haciendo que JiMin fuera soltando gemidos graves y profundos. Sus dedos se enterraban en los suaves muslos del omega, alcanzando sus nalgas y apretándolas con descaro. Podía sentir la lubricación caliente de TaeHyung resbalando entre sus cuerpos.

Todo era rápido y caótico. Deliciosamente sofocante, tanto que TaeHyung se olvidaba de respirar por momentos, sus bocas se volvieron a alcanzar, el impostor comenzó a intercambiar lugares con su omega, sus ojos iban y venían en dorado y azul. Su consciencia se perdía cuando la punta del miembro del alfa presionaba ese punto dentro de él que lo hacía llorar, sollozar de placer.

—¡JiMin…! —Reclamó el omega cuando sus piernas comenzaron a temblar por el esfuerzo—. Más profundo...

—Sí, sí maldición —Con cuidado JiMin volteó a TaeHyung dejándolo sobre la cama, lo que provocó que su miembro saliera con un sonido obsceno de entre las piernas del omega—. Ssh, no me gruñas, omega. Ahí… ya está...

Su pene entró esta vez con más facilidad, apretó las manos de Tae sobre su cabeza y aumentó los movimientos, más profundo, más rápido. Sentía como su miembro era apretado por las paredes del ano contrario, ya casi lo encontraba, solo un poco más. Su nudo comenzó a crecer en la base, no podía introducirlo, le haría daño, TaeHyung cerró los ojos y se volvió dócil. Su cuello estaba expuesto.

—Hazlo… —Tae habló cerrando sus piernas sobre la cintura ajena. Sus feromonas no lo dejaban respirar—. Puedo… puedo hacerlo.

—Omega… —Un gruñido profundo escapó de los labios del alfa y eso bastó para que introdujera por completo su nudo moviéndose para llegar a su liberación, Tae se encorvó cuando JiMin beso su cuello, gimió altamente corriéndose entre sus cuerpos, apretando tanto el pene de JiMin que este lo siguió tocando su propio orgasmo, el nudo se terminó de hinchar y TaeHyung pudo sentir el semen caliente llenarlo por completo. Su mente daba vueltas. Estaba demasiado lleno, creía que se partiría en dos.

La cabeza de JiMin fue a parar a un lado de la TaeHyung, pequeñas manchas de sangre cayeron de su boca. La docilidad de Tae lo había vuelto loco, tanto que sus colmillos salieron sin control, tuvo que morder su propia boca para no marcar al bonito omega.

Y aunque él moría por hacerlo no se lo permitió, ni esa, ni las siguientes, aún cuando TaeHyung inclinaba la cabeza, aún cuando sollozaba y lo apretaba junto a su cuerpo. A pesar de tener a Tae aplastado contra la cama con ambas manos tras su espalda, no lo haría, no dañaría a TaeHyung.

—¡Debes hacerlo bien! ¿Me oyes? —Su pequeño rostro fue volteado por esas esqueléticas manos—. No tolerare otra queja, V. Si no fueras tan hermoso ya te habría lanzado a la basura. ¡¿Entendido?!

—Sí, señora, no abriré la boca a menos que sea para complacer a un alfa.

—Buen niño. Ahora ve a cambiarte, tu agenda está llena. No olvides tomar las pastillas —El omega estaba a punto de abandonar la oficina de la mujer cuando la puerta fue tocada suavemente. Un pequeño niño ingreso, cabello negro y preciosos ojos oscuros, su rosada boca tembló al hablar, el omega pudo devisar que el pequeño tenía la expresión de un cachorro tras ser regañado.

—Señora Kim, el líder Park está aquí —V apenas si pudo escuchar lo que decía.

—¡Pero qué estás esperando! ¡Hazlo pasar, niño idiota! —La mujer Jiyu, comenzó a ordenar un poco el lugar mientras el omega seguía parado en una esquina. No podía moverse si no se le ordenaba. No tenía capacidad de decisión—. De rodillas, V, no hagas nada, que apenas se note que respiras.

El omega asintió, la mujer tomo asiento sobre el enorme sofá de cuero rojo, mientras el chico se arrodillaba a su lado. Al instante la puerta fue abierta nuevamente, la oficina se impregnó con el poderoso olor a alfa. ChanYeol encabezaba el grupo, dos hombres a cada lado, guardias supuso V. Pero lo que le llamó la atención fue una cabellera oscura sobresalir detrás, no pudo mirar demasiado porque Jiyu giró su cabeza en dirección al suelo.

—No te atrevas a levantar la mirada —Susurró—. ¡Mi señor! Es un honor verlo nuevamente por aquí.

—Jiyu —Saludo el hombre. El fuerte olor a eucalipto bailo por todo el lugar, pero la nariz del omega se movió en busca de unas suaves notas de chocolate y café. Se sentía cálido—. Veo que el lugar funciona excelente.

—Por supuesto, Boss, todo está de maravilla. Si quiere puede echar un vistazo, podría tener a los mejores omegas para usted si lo desea.

—Deberías cerrar la boca mujer —Otra voz grave habló, esta era nueva, joven y melodiosa, a pesar de que una amenaza fuera pronunciada—. No desprecies a nuestra luna de esa manera.

—No era esa mi intención, disculpe mi atrevimiento, Underboos —La disculpa de la mujer era lo menos sincera posible, V lo sabía. Jiyu odiaba que la gente más joven que ella tuviera poder, poder sobre ella.

El hombre, ChanYeol siguió hablando mientras la mujer escuchaba atentamente. El omega se dedicó a mirar sus manos sobre sus piernas que ya se sentían dormidas, estuvo en calma hasta que sintió una mirada sobre su cuerpo. No pudo evitar soltar su dulce aroma, se puso demasiado nervioso y no podía moverse de ahí. Su cabeza comenzó a doler y su cuerpo ardió.

—Será mejor que el muchacho salga, debemos hablar de asuntos privados, Jiyu.

—Entendido —La fría mano de la mujer se posó sobre su hombro, las largas uñas de esta se enterraron en su piel—. Ve a tu habitación. Tienes trabajo por hacer.

Asintió y caminó hasta la puerta inhalando por última vez ese acogedor aroma a café. Camino por los pasillos hasta llegar a la habitación que le correspondía para atender a los clientes. Cambio el suave buzo por ropa de encaje y medias transparentes.

Se colocó una loción que le daba pequeños toques de brillo sobre la piel, mientras el niño que había interrumpido en la oficina aparecía tras la puerta.

—Sí quieres puedo alterar tu agenda.

—Estaré bien. No trates de protegerme, Kai —La cara del omega menor se deformó en una mueca, mientras el omega mayor colocaba un antifaz sobre su rostro, le ayudaba a esconder sus lágrimas cuando no aguantaba la presión de un alfa dentro de él—. Solo preocúpate por ti, si vuelves a hacer algo para ayudarme solo harás que Jiyu te ponga en el menú.

—¡Pero tú me has ayudado mucho! —Claro que lo hizo, no iba a dejar que vendieran la virginidad del pobre chico a un trío de alfas. Se llevó una enorme golpiza por parte de la señora Jiyu y tuvo que entregar su cuerpo a cambio, pero estaba bien mientras Kai no tuviera que pasar por lo mismo que él.

Ahora el chico de 15 años estaba encargado de los mandados y las agendas del resto de omegas que servían allí. Tenía un apego especial por V, así que trataba de ayudarlo con lo que podía, aún cuando desafiara a la señora de la casa, su propia madre.

—V, hueles extraño.

—¿De qué hablas? ¿Será la loción? Pero es la misma de siempre —El omega trató de olerse a sí mismo, pero no sentía nada raro, a excepción de que su temperatura estaba elevada.

—Mm, es como si picara —Kai trató de recordar en qué lugar había presenciado ese aroma, casi picoso—. Es como cuando… los alfas

V se atragantó cuando una punzada le recorrió el vientre. Su aroma a fresas se volvió demasiado dulce, Kai lo miró con miedo. Al otro lado de la puerta se escucharon gritos.

—Kai, sal de aquí. Ve a ayudar al resto, estaré bien.

—¡Es tu celo! No puedes trabajar así, ¡te harán daño! —El chico comenzó a moverse a su alrededor histérico—. Voy a cancelar todo, tu no salgas de aquí.

Kai corrió hacía la salida cerrando con fuerza la puerta. V cayó sentado sobre la cama cuando los temblores recorrieron su cuerpo. Las sábanas se mojaron cuando comenzó a lubricar en demasía.

—Por favor, no ahora —suplicó—. Esto no está bien, no debería ser ahora.

El omega no entendía, no era su fecha. Era la persona más regular si de celos se trataba, ¡¿entonces por qué estaba entrando a uno?!

La puerta se volvió a abrir y cerrar, sintió el seguro siendo colocado, colocó una mano sobre su vientre esperando a que Kai se acercara, pero no era él.

Cuando levantó la vista sus ojos pudieron observar al hombre más hermoso que haya visto jamás.

Demasiado imponente, cubierto de un traje negro y abrigo largo, cabello azabache y corto, ojos oscuros y labios gruesos. Podía sentir como las notas de chocolate y café amargo le hacían perder el control. Había entrado en celo porque el alfa frente a él lo estaba, y eso solo pasaba cuando encontrabas a tu destinado.

—¡JiMin! ¡Abre la puerta ahora! —Una voz gruñó desde el exterior, su cabeza palpitaba dolorosamente, quería grabarse el nombre de aquel alfa en sus labios.

—JiMin —Susurró.

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