capítulo 13.
"EL DILEMA DE SER ALFA"
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Se sentía inquieto, ligeramente molesto y al mismo tiempo intranquilo. Habían pasado algunos años desde la última vez que lo vió, la última vez que pudo oler ese aroma tan profundo de canela con toques sutiles de madera. No podía negar que también estaba ansioso y emocionado, tal vez demasiado ansioso, quizás en esta oportunidad las cosas tomarían un camino diferente. Lo único en lo que estaba seguro era que no tenía seguridad de nada, ¿irónico no?
Tuvo mucho tiempo para pensarlo, para detenerse a observar la situación con mucha cautela, ser un alfa fue la mayor parte del tiempo una alegría, una estabilidad física como mental, eso hasta que conoció al pelirrubio y deseo con todas sus fuerzas no ser un alfa. Porque los alfas no se enamoran de otros alfas, no, eso era un tabú, una desgracia para cualquiera que siquiera lo pensara.
Al final del día siempre llegaba a la misma conclusión, quizás si se hubiera presentado como omega una relación entre ambos no sería tan mal vista, no obstante de no haber sido alfa, la mujer que lo engendró jamás lo hubiera dejado en la puerta de la mafia Park, a la primera oportunidad lo habría abandonado en una callejón o peor, fue una suerte que su aroma lo delatara desde pequeño como un alfa, si nada de eso hubiera pasado, jamás hubiera conocido al amor de su vida.
Se miró al espejo por última vez antes de salir de la habitación. El avión que venía desde Alemania llegaría en aproximadamente dos horas, por lo que debía de salir de inmediato de la mansión para custodiar el regreso de JiMin. Apresuró el paso para salir y adentrarse en la Range Rover negra. Se dedicó a mirar por la ventana de manera meticulosa, pero el paisaje se perdió cuando su mente comenzó nuevamente a hilar posibles escenarios sobre el reencuentro con el otro alfa.
Realmente se estaba volviendo algo infantil, al fin de cuenta las ilusiones no lo llevarían a ningún lado. Jamás tuvo una relación formal con el hombre, nunca hablaron de algo serio, por supuesto que no, maldición era uno de los guardias de su padre y era 10 años mayor, lo que no era una gran diferencia, pero ese era el menor de sus problemas. El mayor, era que se había enamorado de Hwang HyunJin, un alfa igual que él.
Dejó de pensar en cosas que podrían o no pasar y se concentró en las palabras del resto de personas que iban dentro de la camioneta. Agradecía el tomar inhibidores de aroma, porque estaba completamente seguro que estaba destilando terror detrás de la cara de poker que siempre colocaba. Les tomó 30 minutos más llegar a la plataforma designada de su familia. El avión ya había aterrizado, las puertas se estaban abriendo y todo el mundo empezó a moverse. Para este punto el alfa apenas sentía las piernas. Necesitaba tranquilizarse, recibir a los recién llegados, brindarles atención y protección. Luego de eso ya podría lidiar con sus problemas sentimentales.
Bajó de la Range Rover, dio algunas órdenes por aquí, otras por allá y finalmente salió al encuentro de JiMin. Venía caminando con determinación y sutileza, como siempre lo hacía, daba una impresión intimidante al igual que lo hacía ChanYeol, su padre. El nunca se vio a sí mismo de esa manera, nunca creyó parecerse a ninguno de los dos. Daba pasos largos y decididos, a medida que se acercaba pudo notar la ligera arruga en su frente, mandíbula apretada y manos hechas puños bajo esos guantes de cuero negro. YeonJun venía a su lado, nadie traía cara de buenos amigos. TaeHyung no estaba por ninguna parte. Algo había pasado.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca ambos hermanos se abrazaron, a pesar de todo el conflicto que había por el origen del segundo hijo, JiMin jamás trato a JeongIn de manera diferente o distante, ellos eran hermanos y pese a todo se amaban. Nadie podría negar eso.
—No sabes lo que me tranquiliza verte en una sola pieza —Comentó animadamente mientras se separaban, una mueca surcó los labios de JiMin—. Ya estaba empezando a planear mi sucesión al clan.
—Créeme, estoy a punto de dejártelo a ti —Respondió a medida que caminaban hacía los automóviles—. ¿Hay noticias del ataque?
—Al parecer fue una organización alemana formada hace unos pocos años, lo interesante es que fue el hermano mayor de la Alfa Schneider quién lideraba.
—¿Hablas del que murió?
—Así es —JiMin suspiró pesadamente. Subió a la camioneta en que había llegado JeongIn—. ¿A dónde vamos ahora?
—A trabajar, el contrato no se pudo firmar. Necesito recuperar ese dinero de alguna forma —El alfa mayor se terminó de acomodar en su asiento mientras el menor lo seguía—. Andando, In.
—¿Y TaeHyung? A estas alturas pensé que estarían pegados como conejos —Bromeó el alfa. La mandíbula del lobo puro se tensó.
—TaeHyung está bien, no te preocupes —En ese instante JeongIn supo que definitivamente algo malo había pasado.
Se acomodó a un lado de JiMin mientras YeonJun ocupaba el asiento del piloto. Todo había sido demasiado rápido, ni siquiera pudo vislumbrar la sombra de HyunJin. La tensión en su cuerpo desapareció mientras la decepción se apoderó de su rostro.
—¿Sabes que Hwang volvió? —Asintió, claro que lo sabía, se estaba comiendo la cabeza desde que su padre le había dicho. Pero mantuvo una expresión serena mientras su hermano hablaba—. Es el guardaespaldas de TaeHyung.
Okay, eso no lo sabía. Definitivamente a su padre le faltó mencionar ese pequeñísimo detalle. Uno importante, porque todas las posibilidades de que ese alfa volviera a cuidarlo a él, se habían esfumado.
Si bien HyunJin había sido el guardaespaldas de su padre, cuando JeongIn cumplió los 16 años, el alfa se dedicó a cuidarlo a él, así fue como se enamoró perdidamente de HyunJin, durante un año estuvieron lo suficientemente cerca como para tener sentimientos mutuos, eso era lo que JeongIn deseaba creer, porque, ¿quién besaba a su protegido? Nadie, pero HyunJin lo besó a él y justo después de eso se marchó y no volvió a saber de su persona hasta hace unos pocos días. Su ego trató de hacerle creer que había regresado por él, pero habían pasado ya 3 años desde eso. Tal vez si lo hubiera querido realmente jamás se habría marchado.
—¿Cómo fue que la organización de un muerto logró atacarnos? —La pregunta del alfa mayor lo trajo de vuelta a la realidad. Había cambiado el tema de conversación.
—Al parecer el ataque iba directamente hacia su hermana. Baldrich jamás estuvo de acuerdo con que ella llevara el mando de las cosas.
—Suena coherente, sin embargo me hirieron a mí. Con balas de plata, sabían que soy un lobo puro, tenían conocimiento de cómo sacarme del juego, de no ser por TaeHyung… —Terminó susurrando lo último.
—Creo que buscaban eliminar el contrato, tal vez eso desestabilizaría por completo el mandato de la alfa Schneider y la sacarían del puesto, pero Baldrich murió antes.
—Hay algo extraño en todo esto.
—¿Piensas que hay alguien más involucrado? —Cuestionó con curiosidad, mientras la camioneta pasaba las grandes rejas de una de las propiedades pertenecientes a uno de sus aliados.
—Podría apostar por ello.
Las siguientes horas se dedicaron a modificar tratos, eliminar amenazas e incrementar sus ganancias. JeongIn podía palmar la tensión y el enojo de su hermano, tanto así que siendo alfa hasta a él le parecía incómodo. Al llegar la noche JiMin se veía realmente agotado y pálido, había rechazado beber y comer algo en cada ocasión en la que se lo sugería. Le estaba empezando a preocupar.
—Es hora de volver a casa, JiMin. Debes comer algo y descansar, no te olvides que te dispararon.
—Créeme que no lo hago, ¿Tienes noticias sobre padre? —ChanYeol había vuelto a Italia para visitar a la madre de JiMin. Se podría decir que su relación era bastante extraña, luego de la infidelidad del alfa líder se distanciaron al punto en que su lazo rozaba la amistad, más no el amor. JeongIn le tenía demasiado cariño a aquella mujer, lo había acogido pese a que él era la prueba de la infidelidad latente de ChanYeol, jamás lo rechazó o lo hizo a un lado, en cambio lo protegió y le dio amor, a pesar de esto, JeongIn no lograba acostumbrarse, le dolía saber que su existencia había acabado con la relación de los padres de su medio hermano.
—Todo va bien, dice que tú madre tiene pensado venir en algunas semanas, tal vez vuelvan juntos —JiMin asintió aflojando su corbata y subiendo al vehículo.
—Sé que no te agrada, pero varias veces te ha dicho que la puedes llamar mamá, también es tu madre, JeongIn, y te ama, no dejes que los errores de padre no te permitan amarla.
—No es eso, yo… es complicado, pero sabes que la aprecio —La mano de JiMin le dió un leve apretón en su hombro y la camioneta terminó de salir del estacionamiento.
La siguiente hora que les tomó en llegar a la mansión, el alfa mayor se dedicó a dormir con la cabeza apoyada en el hombro de JeongIn, éste por su lado no tuvo más opción que sumergirse en la enorme cantidad de problemas que tenía. Tal vez ver a HyunJin de nuevo no sea una buena idea, quizás ni siquiera recuerde el beso de un adolescente hormonal. Y de esa forma ni siquiera se dio cuenta cuando se estacionaron a las puertas de la mansión. Las luces estaban encendidas y TaeHyung se encontraba a un lado de las grandes puertas con el mismísimo Hwang HyunJin a sus espaldas.
—JiMin, vamos despierta, TaeHyung espera por ti —Solo falto mencionar ese nombre para que los párpados del alfa se abrieran con rapidez. Acomodo su rizado cabello hacia atrás y salió de la Ranger Rover seguido de YeonJun. JeongIn se quedó debatiendo si debería o no bajar, a penas si se veía algo de su cuerpo de Hwang, pero aún así sabía que se había vuelto increíblemente corpulento, en cambio el seguía igual de delgado, era un alfa, no obstante le costaba bastante adquirir masa corporal. Decidió que permanecer en el vehículo era una sabía decisión, la mejor que tomaría en sus últimos años.
Por otro lado JiMin intentó ignorar la presencia del omega, lo estaba haciendo hasta que observó su pálido rostro por el frío y como su cuerpo emitía débiles temblores a causa del helado viento que corría a esas horas. No podía dejar a su omega de esa forma.
—Vamos, Tae. Es hora de ir a la cama —Pudo notar como la tensión desaparecía del cuerpo del pequeño omega. Lo guió con una mano apenas tocando su cintura. Subieron los escalones directo a la habitación de TaeHyung. El olor a fresas y brisa fresca del chico se sentía ligeramente amargo producto de la tristeza que lo estaba embargando. Cuando la afirmación de haberlo visto matar al sujeto llegó a sus oídos, TaeHyung se quedó estático, no le dio ninguna respuesta o explicación al alfa, por lo que este se sintió decepcionado y furioso. JiMin solo deseaba saber qué fue eso, si realmente había pasado o solo lo imagino. TaeHyung no emitió palabra.
—¿Podemos hablar? —La voz cálida del omega le llegó. Ya habían hecho entrada al cuarto.
—Hoy no, TaeHyung.
—Necesito explicarte lo que pasó.
—Deberías haberlo hecho cuando te lo pedí. Ahora estoy agotado, necesito dormir.
—Está bien, podemos hablar mañana, pero ¿podrías dormir conmigo? —Iba a negarse, definitivamente iba a hacerlo. Sin embargo no podía, descansar con TaeHyung en sus brazos era la mejor sensación del mundo. Sentir su delicada respiración, la suavidad de su piel, los movimientos involuntarios de sus piernas a mitad de la noche, ver a Tae dormir lo tranquilizaba.
Asintió con lentitud, era verdad que estaba agotado. Su sangre había sido envenenada, le tomaría algunos días volver a la normalidad. TaeHyung se acercó acariciando su cuello.
—TaeHyung...
—¿Quieres tomar un baño? —Era una buena idea, su cuerpo seguía manteniendo olor a alcohol y antiséptico. Afirmó con la cabeza.
—Bien, prepararé la bañera para ti. Desvístete —Ordenó suavemente.
Mientras TaeHyung se adentró al cuarto de baño, JiMin sacó su ropa quedando totalmente desnudo, tomó una toalla del armario y se encaminó detrás del omega.
Al llegar pudo observar como la delgada mano del chico paseaba por encima del agua chequeando la temperatura. TaeHyung era demasiado hermoso, demasiado inteligente, demasiado único. Y le estaba mintiendo, más bien omitiendo la verdad, trataba de no pensar en ello, pero le era imposible.
—Ya está, ¿te ayudo a entrar? —El alfa negó. El agua estaba deliciosa, ardía en la zona de la herida, pero no era nada que no pudiera soportar. Pasaron alrededor de 20 minutos donde Tae se dedicó a limpiar su cuerpo y lavar su cabello con delicadeza.
—¿Tus heridas como están? —Se atrevió a preguntar al omega.
—Estoy bien, no te preocupes —Le tendió una toalla para el cabello—. Ya está, es hora de salir.
Ambos trataban de no hablar demasiado, querían seguir en armonía, sin embargo los pensamientos de los dos eran un caos. El alfa se vistió con ropa interior y se metió a la cama, TaeHyung lo siguió.
—¿Puedo abrazarte? —JiMin se acercó lo necesario para que sus pieles chocaran, se inclinó para colocar su cabeza sobre el pecho del omega, este abrazó su cuello con suavidad y mientras daba caricias en su cabello, JiMin logró dormirse. Tae tendría que mentir, la verdad no era una opción.
Luego de la incómoda llegada, JeongIn se adentró en el despacho de su padre, necesitaba revisar alguna de las cuentas que se destinaban al mes y como el alfa líder no se encontraba, decidió que sería buena idea utilizarlo. La mano sobre la hoja de papel se detuvo cuando sintió unos toques en la puerta.
—Adelante —Pero no se esperaba que fuera HyunJin el que entraría. Y tenía razón, su cuerpo había crecido, su rostro seguía igual, pero la perforación de la ceja era nueva. Era jodidamente sexy. Tanto como para besarle, pero no lo haría, no, sería listo y calmaría el infundado enamoramiento que tenía por el guardia.
—Ha pasado tiempo, Innie —Bien, ahora quería besarle, su voz profunda y suave pronunciando el apodo que le había dado hace años, había terminado con su inteligencia.
—3 años, Hwang —Habló ordenando los papeles sobre el escritorio. No quería que su voz delatara despecho, ni ilusión. De a poco la habitación fue llenándose de las notas fuertes de canela y madera características del alfa.
—Si, has crecido. Te has vuelto más alto —Dios, cuánto odiaba que lo tratara como un pequeño niño. Ya no lo era, era un adulto, era un alfa—. Tu aroma se ha vuelto más fuerte.
—¿De qué hablas?
—Menta con toques de limón. Se ha intensificado, serás un alfa muy fuerte.
—No puedes olerme, Hwang, estoy usando inhibidores.
—Aún así puedo olerte, Innie, siempre lo he hecho —Afirmó acercándose al alfa menor que seguía escondido tras el escritorio. ¿Y eso qué significaba?
¿Acaso cambiaba algo que pudiera olerlo a pesar de los inhibidores? Necesitaba leer entre líneas para descubrir qué significaba.
—Oí que te encargaras de TaeHyung, felicitaciones —Cambió el giro de la conversación.
—No nos desviemos.
—No lo hago. Ya saludaste, así que puedes largarte —Cuando terminó, el alfa estaba lo suficientemente cerca del otro como para tocarse, JeongIn se había puesto de pie, en alerta aunque no lo quisiera, se enfrentaba a un alfa más grande y mayor por lo que su propio lobo interior se removió con insistencia.
—Realmente has crecido —Susurró el contrario—. Y te equivocas, no he terminado de saludar —Justo en ese instante JeongIn no tuvo tiempo de replicar, la boca de HyunJin se estampó contra sus labios, el alfa de JeongIn gruñó, pero sus bocas no se separaron, en cambio comenzaron una danza dolorosamente satisfactoria. Choque de labios, dientes y lenguas tratando de tomar el control del beso. Los alfas eran realmente caóticos, ninguno deseaba ceder el control. El menor estampó el cuerpo del contrario contra uno de los muros, alzando sus pies para terminar de mordisquear los belfos contrarios. Era endemoniadamente bueno. Sus manos tiraban del cabello de la nuca de Hwang, mientras este apretaba su cintura.
JeongIn estuvo seguro de dos cosas en ese momento, número 1: no era su imaginación, Hwang HyunJin si sentía algo por él. Y número 2: tendría muchos problemas después de esto, porque no pensaba soltar al alfa mayor. No lo haría nunca.
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